Se trata de una nota enviada por nuestro columnista Dr. Gerardo Delgado Silva, a su nieta Paula Andrea Gutiérrez Delgado, quien será intervenida quirúrgicamente en Bogotá
Bucaramanga, octubre 31 de 2007
Queridísima Pau:
Aún cuando he recorrido la mayor parte del camino vital, y por tanto el futuro se torna exiguo, el presente cobra un valor superlativo y tú, Carito y Juangui, con la persuasiva ternura de la infancia, nos han hecho conocer a tu Tita Paulina y a mí, la emoción de no vivir en vano, al través de la grandeza de sus almas puras, que le dan un sentido eterno a la propia existencia. Se hace explícito el amor, que siendo ley del universo, nos vincula firmemente con la divinidad, cual infalible fortaleza de la moral cristiana.
En estos días, es imperioso resaltarlo, has hecho una clara y prodigiosa demostración de enaltecedor coraje que fructifica en nuestras almas, ante la intervención quirúrgica que habrá de practicársete, con la certidumbre del éxito total.
Pau, eres símbolo de fuerza humana desbordante, del valor de las conductas ejemplares, que no son producto de una larga maduración, sino un regalo maravilloso de Dios. Exaltación en tus escasos doce años, de las proezas supremas del espíritu. Nunca has pronunciado una queja, jamás una imprecación. Nos estás prodigando cálidamente esa lección viva de entereza y dignidad, que representa para nosotros, los tuyos, un halo de bienestar innegable; porque estás cultivando el heroísmo que te permitirá la conquista de tus ideales y tus sueños espléndidos, como una madrugada. Serás una excelencia en el orden de los hechos, en el orden del corazón, en el orden de la inteligencia.
Gracias Pau, por entonar este canto de esperanza a la vida, que es la fe del creyente, y que te augura dichas sin nubes, sin fronteras, en el porvenir.
Tu Tito que te ama y te bendice.
GERARDO
Bucaramanga, octubre 31 de 2007
Queridísima Pau:
Aún cuando he recorrido la mayor parte del camino vital, y por tanto el futuro se torna exiguo, el presente cobra un valor superlativo y tú, Carito y Juangui, con la persuasiva ternura de la infancia, nos han hecho conocer a tu Tita Paulina y a mí, la emoción de no vivir en vano, al través de la grandeza de sus almas puras, que le dan un sentido eterno a la propia existencia. Se hace explícito el amor, que siendo ley del universo, nos vincula firmemente con la divinidad, cual infalible fortaleza de la moral cristiana.
En estos días, es imperioso resaltarlo, has hecho una clara y prodigiosa demostración de enaltecedor coraje que fructifica en nuestras almas, ante la intervención quirúrgica que habrá de practicársete, con la certidumbre del éxito total.
Pau, eres símbolo de fuerza humana desbordante, del valor de las conductas ejemplares, que no son producto de una larga maduración, sino un regalo maravilloso de Dios. Exaltación en tus escasos doce años, de las proezas supremas del espíritu. Nunca has pronunciado una queja, jamás una imprecación. Nos estás prodigando cálidamente esa lección viva de entereza y dignidad, que representa para nosotros, los tuyos, un halo de bienestar innegable; porque estás cultivando el heroísmo que te permitirá la conquista de tus ideales y tus sueños espléndidos, como una madrugada. Serás una excelencia en el orden de los hechos, en el orden del corazón, en el orden de la inteligencia.
Gracias Pau, por entonar este canto de esperanza a la vida, que es la fe del creyente, y que te augura dichas sin nubes, sin fronteras, en el porvenir.
Tu Tito que te ama y te bendice.
GERARDO
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