miércoles, 25 de marzo de 2009

POLITICA: GUSANILLO O SERPIENTE VENENOSA?


Por: Martha Clemencia González M

Cuando pasamos por el colegio, recibimos algunas clases de filosofía en las que nos hablan sobre las diferentes teorías y formas de ver la vida, por parte de aquellos que aunque nacidos hace varios siglos, dejaron un legado importante de meditaciones y escritos con los que pretendían explicar, de alguna manera, el papel del ser humano en el mundo.

Quizás una de las que más fácilmente se aprendían, por lo menos en mis tiempos de colegio, era aquella que decía "el hombre es un lobo para el hombre", escrita por el filósofo THOMAS HOBBES (1588 - 1679).

Este pensador decía: "el hombre vive una guerra de todos contra todos. Pero al mismo tiempo este mismo hombre sigue siendo un ser racional y tiende a superar el desorden y la inseguirdad. Con el fin de lograr su seguridad y superar el peligro, los individuos ceden sus derechos en favor de un tercero".

Haciendo de nuevo el ejercicio escolar de llevar esta meditación a la actualidad, veo que HOBBES logró, en un acto, absolutamente visionario y muy certero, que su frase permaneciera vigente siglo tras siglo. Y para la muestra: "un botón"..la política.

Frases de descalificación, de desaliento, de desaprobación, de queja, de lamento..de ataque, todas disfrazadas de pretendido entendimiento del querer general y de la necesidad del pueblo...esa es la actitud que asumen muchos políticos..obviamente y de manera especial los que no están gozando de "las mieles del poder". Estas vanas reacciones convertidas en aseveraciones difundidas como pólvora a través de los medios de comunicación, parecieran ser el eje fundamental de las formas de hacer política en muchos países.

El ser contrario a lo que diga, haga o proponga el partido político de turno en el gobierno, es lo primordial para hacerse notar y permanecer en el recuerdo de la gente. Y algunos dirán: "pero si ahí es donde está la verdadera democracia...en el derecho a estar en desacuerdo..en el derecho a opinar". Esto es verdad. Pero ojalá realmente ésta fuera la intención de muchos políticos cuando hacen oposición. Con toda seguridad, de ese sano ejercicio de la democracia, saldría la solución para tantos y tantos problemas de la sociedad actual...digamos que si así fuera, realmente no tendríamos tantos "deberes" pendientes en el mundo y tantos problemas acumulados de años y años de democracia mal entendida y aplicada.

Infortunadamente a cambio de lo anterior, muchos políticos hacen gala de su capacidad oratoria para manipular a las masas al acomodo de sus conveniencias políticas y hasta personales y siempre, obviamente, orientan sus discursos hacia el desprestigio de quienes les son contrarios en estos devenires públicos. Algunos son sorprendentemente expertos en el manejo de la sentimentalidad popular y con ello logran sembrar y cultivar rencores cuya "cosecha" pretenden y esperan recoger luego en las urnas.

Una de las definiciones más sencillas de "política" puede ser la siguiente: "es la actividad humana a través de la cual se gobierna o se dirige la acción del estado en beneficio de la sociedad".

La pregunta es: es una buena política la que se hace cuando quien se dedica a esta actividad se caracteriza sólo por criticar (no siempre constructivamente..de hecho, casi nunca), juzgar, opinar siempre y a toda costa en contra e intentar permanecer en la palestra pública a través de la ironía y el sarcasmo? Qué beneficio recibe la sociedad de este tipo de "política"? Se soluciona algo con este tipo de actitudes?

Sinceramente creo que no hay beneficio ni solución a nada y comparto a plenitud la opinión de quienes afirman que a los políticos hoy por hoy no se les admira...sólo se les aguanta y muy a disgusto, por cierto; ya que lamentablemente algunos medios de comunicación deciden entrar en este círculo vicioso y prefieren dar cada vez más cabida a discursos plagados de verborrea, como es el de una inmensa mayoría de políticos.

Está claro que la política, en muchas partes del mundo carece, de manera alarmante, de verdaderos intelectuales que sean capaces de olvidarse del egocentrismo y de la vanidad del poder. Faltan políticos que sepan trabajar y promover dicho trabajo con argumentos inteligentes, respetuosos no sólo con sus contrarios, sino principalmente con el pueblo, concienzudos, responsables, serios y de proyección en favor de la sociedad.

Para finalizar y tal como lo hice en uno de mis anteriores artículos, debo señalar que los políticos que no se sientan identificados con este escrito, no deben tampoco sentirse atacados. Por otra parte, quienes en el fondo de su corazón acepten que algo de lo que aquí se ha dicho es verdad, recuerden que siempre se está a tiempo de cambiar y que es de sabios rectificar
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