sábado, 31 de julio de 2010

TRAFUGARIO


----------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

LOS MACHOS PA’GOBERNAR

Todo el mundo sabe qué es una sinergia, que es lo mismo que una simbiosis, y si no, busquen en un diccionario porque eso alimenta el espíritu y hace crecer la masa encefálica de los Sapiens. Hacía mucho tiempo, desde mis épocas de estudiante de ingeniería, que no presenciaba una exposición magistral que por sobradas razones, vale la pena elogiar. El martes a las nueve de la noche el alcalde Fernando Vargas en algo así como de noventa minutos, demostró con pelos y señales que sabe más de la cuenta de planeación de ciudades modernas y de urbanismo.

Y lo hizo ante un séquito selecto de ex -alcaldes de Bucaramanga, ex-gobernadores, ingenieros y arquitectos de reconocida trayectoria profesional. Lo que yo pude colegir es que el doctor Fernando Vargas tiene en la cabeza una ciudad pragmáticamente moderna y eso se debe a que es un hombre más recorrido que llanta de nave espacial. Y cuando hablo de simbiosis, es porque con el doctor Horacio Serpa, han constituido una de esas sinergias que pocas veces se da en el campo de la realidad dialéctica de la política. Es un tandem político-administrativo que va a dejar historia y ejemplo en la ciudad, en el Departamento de Santander, y por qué no, en todo el país. El doctor Fernando Vargas le dijo, por ejemplo, hay que construir un coliseo cubierto para realizar el mundial de fútbol sala el año entrante, y el doctor Horacio ipsofacto le dijo: va pa’esa; cuánto tiene qué poner el Departamento. Y ya se iniciaron las obras. Y así ha sido en todas las propuestas que se hacen mutuamente en el ámbito administrativo. Eso se llama una sinergia administrativa.

El jueves último a las once de la mañana se puso la primera piedra en la carrera novena con cuarenta y cinco, como un acto simbólico del inicio de la obra del viaducto Bicentenario, su nombre, y que va a pegar el centro de la ciudad con la Ciudadela Real, no sólo desembotellando el tráfico vehicular urbano, sino dando al servicio una obra de ingeniería y arquitectura capaz de competir en belleza y majestuosidad con las más cotizadas del mundo. Vale la bicoca de ciento cuarenta y cincomil millones de pesos y ya está la plata en las arcas de los bancos y ya está el proyecto adjudicado a una empresa que de una inicia su construcción. Pero como si eso fuera poco, también está el billullo para los cuatro intercambiadores vehiculares que tanta falta hacen para dar agilidad al flujo de autos en toda la ciudad.

Vale cada uno cuarenta mil millones de pesos, y de igual manera la platica se pondrá ya a disposición de los constructores para que inicien trabajos. El embalse para ampliar el servicio del acueducto metropolitano de la ciudad capital, ya es otra realidad en planos y dinero, y no una imaginería garciamarquiana como para dar chance de que joda la oposición ahora que se vienen las campañas electorales. Cuesta 240 mil millones de pesos y ahí está el billete. Pero como el doctor Horacio no es pingo, pues tampoco se queda atrás. Cuatro galardones nacionales se ha adjudicado en los últimos tiempos y fíjense que no se las da.

 La cartera de educación departamental se vio impelida hacia los cielos con el galardón de la más eficaz en la aplicación de programas para la educación, al punto de reducir la tasa de analfabetismo a la más pequeña en el país. El mejor Plan de Desarrollo departamental a nivel nacional, fue exactamente el de este Departamento. Su programa JUNTOS, para la erradicación de la pobreza, también le mereció galardón nacional. Y como si esto no fuera suficiente, El Plan de Aguas para Santander, de igual manera le mereció distinción nacional. Total, sólo me queda por decir que, ¿qué habrá para darle al doctor Horacio si ya lo ha tenido casi todo, y… será que el doctor Fernando, a no muy largo plazo, quiere Presidencia? Todo es cuestión de métodos y tiempos.

domingo, 25 de julio de 2010

La sed de venganza de Uribe

¡Triste final de la administración URIBE!

Por: Maria Teresa Prada Serrano
Periodista Independiente.



Si señores la sed de vengaza, la falta de perdón y el resentimiento por dejar el poder estan llevando al presidente URIBE a cometer errores garrafales en la politica externa de Colombia.

Lo ocurrido con venezuela es el resultado de 6 años de tira y jala, de noticias mentirosas, de esconder pruebas y demas, que ahora intentan mostrarse al mundo , cuanado eso que los señores de la FARC y EPL viven allá lo sabe todo el mundo.

A URIBE no le importo el pueblo de las fronteras, miremos las condiciones que estan viviendo los guajiros y los nortesantandereanos y nosotros igual. El Comercio, la industria han caido.

Y algo que no podemos negar es la falta de eficiencia de los llamados Ministros de Relaciones Exteriores que más parecen serlo de los costureros de los clubes, que de las verdaderas situaciones que est´´an ocurriendo con nuestro vecinos. Porque esto no solo ha sido con Venezuela, ya veremos a largo plazo que pasa con Ecuador.

Es hora de limar asperezas, de buscar el diálogo (sin patrañas) y evolucionar en la universisalidad sin fronteras que debe reinar en el planeta. ¡Triste final de la administración URIBE!

sábado, 24 de julio de 2010

TRAFUGARIO


-----------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

AUNQUE USTED NO LO CREA

Pero los tragos de hiel que ha tenido que tomarse el doctor Juan Manuel Santos, presidente electo de los colombianos, en los últimos días, van a servirle para mantenerlo purgado y sin parasitosis por lo menos en los próximos cinco mil años mientras se achica la eternidad. Es cosa de volverse loco.

En tanto que el doctor Santos, de una manera inteligente y apelando a sus conocimientos y experiencias en política internacional, se bandea de país en país tratando de cuadrar el chico y la imagen de Colombia en el exterior para que su Administración sea fructífera, el señor Presidente hasta el 7 de agosto, menos mal, se devana el cerebro buscando la manera de ensuciarle la cara internacionalmente al doctor Santos. Y como si esto fuera poco, a Colombia también, que es lo que resulta aún más doloroso.

Esto qué es, diría Cuy en Barbosa. ¿Luego cuando uno quiere a una persona o a una entidad, ya sea objetiva o subjetiva, no trata de hacerle el bien? A mí más de un Uribista se me va a enverracar, y de golpe un poco de Santistas también. Pero, como ciudadano colombiano y como periodista, no puedo desperdiciar la oportunidad que me brinda mi profesión para decir a los cuatro vientos, incluidos los “alisios y los contralisios”, lo que veo por la lente de mi racionalidad. ¿Será verdad que 20 mil ó 30 mil guerrilleros maltrechos, son una amenaza para un país tan enorme físicamente como es Colombia, y con uno de los ejércitos más numerosos de toda América Latina? Yo no creo. Por qué, si esa información se tenía desde hace más de cinco o seis años, faltando sólo quince o veinte días para terminar el mandato, brinca la liebre inopinadamente.

A cambio de eso, miren el enorme perjuicio que le causan a la gente del montón que son todos los habitantes empotrados social, económica y culturalmente a los largo de la frontera y que ya va por más allá de los 200 años. Que viven de un intercambio comercial del cual se derivan muchos bienes de consumo para las dos hermanas naciones. Ahora, por esta posición sincera y desinteresada que asumo en esta columna, lo que me falta es que me digan que soy Chavista para tener el gusto de decirles que sí. Que sí soy chavista pero del Chavo del Ocho para que no vayan a caerme encima por intento de sospecha.

No obstante vean la inteligencia y la prudencia del doctor Santos expresada con preocupación en esta frase lapidaria. “El doctor Uribe es Presidente hasta el 7 de agosto”. Yo lo entiendo así: “Esperen con paciencia a que yo llegue a Palacio para poner orden en la casa”. Creo que con esto el doctor Santos quiso decir, y eso pertenece a mi imaginación, lo siguiente: “Hombre Alvarito; yo te quiero y te estimo mucho hermanito, y además te estaré eternamente agradecido por el empujoncito. Pero cómo se te ocurre armar semejante moimo hermanito, cuando tú ya te vas, dejándome a mí un muerto oliendo a Lázaro”. Claro que yo creo que el doctor Alvarito le va a contestar, con la piedra afuera lógicamente, y eso también pertenece a mi imaginación, lo siguiente: “Y vos por qué te me saliste pues del libreto y fuiste a nombrar, Ministro de Agricultura al guache ese del Juan Camilo que no paró de hacerme la guerra durante todo el mandato. ¿Vos es que no te das cuenta pues, que es que uno también es humano y le da rabia? (raro).

 Y eso que no te saco a la cara otras cositas en público para que ese mundanal de electores no se nos vayan a marear. Pero no creás que no estoy muerto de la ira, ¿oís? Sólo haría falta que el doctor Horacio Serpa y el doctor Fernando Vargas fueran adonde el doctor Santos y le dijeran: •”Usted cuente con nosotros pa’las que sean, señor Presidente, porque es que a los Santanderes no los podemos dejar acabar por meros caprichos guerreristas”. Y que lo mismo hicieran todos los congresistas no sólo de los Santanderes, sino los de la Guajira y mejor dicho los de todo el oriente del país y los de todo el país también. Porque a Colombia no se puede dejar acabar por meros caprichos guerreristas.

miércoles, 21 de julio de 2010

Los varapalos de Samper

Colombia, miércoles 21 de julio de 2010

HORACIO SERPA

Horacio Serpa, Gobernador de Santander
Habló el ex presidente Samper, fuerte y claro. “A mi me gusta hacer la política con nombres y apellidos”, dijo. Lo hizo el domingo en El Tiempo, con Yamid Amad.
Al presidente Uribe le reconoció éxitos en seguridad, reservándole a la historia el deber de juzgarlo por los costos pagados “en materia de derechos humanos, desinstitucionalización de la justicia o aislamiento regional”. Le cobró su cercanía con los Republicanos: ”¡Que tal el apoyo solitario que dio Colombia a la invasión a Iraq!” Y le achacó el fortalecimiento de una línea política derechista con “empresarios, obispos retardatarios, terratenientes y hasta parapolíticos”.

Del ex presidente Gaviria dijo que debe cerrarse “el capítulo del gavirismo” para “mirar hacia el futuro”.

De Mokus manifestó que “su elección como Presidente hubiera sido como dar un salto mortal de triple vuelta, sin red, al vacio”.

Peor le fue al Vicepresidente Santos: “Antes era un loquito divertido, pero ahora, anda de loco furioso, con una actitud paranoica, que no le conocíamos”.

A propósito de la agenda internacional recordó que andamos mal con Nicaragua, con Cuba, con Venezuela, Bolivia, Argentina y Brazil, porque “esta ha sido una de las épocas más siniestras de las relaciones exteriores”. Agregando que le parece “irresponsable la actitud del gobierno de mantener hasta el 7 de Agosto un enfrentamiento con Venezuela que nos está costando sudor, sangre y lágrimas”.

Sobre Monseñor Rubiano no pudo ser más cáustico: “Le confieso que en estos años de reinado de Monseñor Rubiano, siempre pensé como católico que si ese era el pastor del rebaño, mejor me quedaba con el lobo”.

No se escapó Ingrid: “Su actitud fue una bofetada al pueblo colombiano, que le expresó durante 8 años su solidaridad y que se la renovó cuando salió y se fue a declarar en Francia que esa era su patria. Fue mezquina”.

El doctor Samper está en el centro del ring, dispuesto a fajarse con todos los pesos pesados. Extrañamente faltó una de sus acostumbradas “caricias” al ex presidente Pastrana. Toca estar pendientes de las respuestas, sin duda fuertes, picantes, de interés. Intenso será el debate, que ojalá se vuelva una contradicción política positiva para el País, ahora que estrenaremos Congreso y Gobierno.

A propósito del doctor Santos, conociéndose que han tenido agudas discrepancias, el ex presidente fue cauto y atento: “Comenzó con pié derecho: cada ministro le dice algo a su sector y algo al país. Uribe lo debería dejar comenzar tranquilamente su gobierno sin ponerle más palos en la rueda”.

Vendrán diversas opiniones sobre las polémicas declaraciones. Unos las aplaudirán elogiando al ex mandatario; saldrán de nuevo a la palestra los antisamperistas rabiosos que conocemos. Pero digan lo que digan, lo cierto es que Samper sigue siendo un político activo, inteligente como pocos, beligerante e ingenioso, y uno de los pocos que mencionan las cosas por su nombre y con apellidos. Lo que es un gran mérito en este país de hipocresías y eufemismos.

sábado, 17 de julio de 2010

TRAFUGARIO

----------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

TIENE GÜEVO LA SEÑORA INGRID

Aunque se haya echado pa’tras, vade retro Satanás. Aunque hayan ocurrido sucesos de gran importancia para Santander, como las sucesivas reuniones cumbres de los doctores Horacio Serpa y Fernando Vargas, gobernador de Santander y alcalde de Bucaramanga respectivamente, con toda la plana de congresistas del Departamento con el fin de unificar criterios, trazar caminos y buscar metas en el próximo periodo presidencial bajo el timón del doctor Juan Manuel Santos, hubo un hito borrascoso que me dejó fuera de base: la fantasmagórica desfachatez de Ingrid Betancourt. Claro que de antemano quiero decirles, al doctor Horacio y al doctor Fernando, que es toda una jugada de “Gran Maestro”, de ajedrez, el que se haya logrado esta unificación política porque ha de ser la ciudad capital y el Departamento quienes se beneficien de tamaño proyecto político y social. Muchos arribas para este combo de mundialistas.

 Debería dedicarles una columna a cada mandatario y para cada congresista que es lo que Dios manda cuando se hacen bien las cosas. Pero las fantásticas agallas de dinosaurio sideral de misiá Ingrid me dejaron fuera de combate. Sería capaz de comprobar físico-matemáticamente, que la dama en mención tiene una pegada más demoledora que la de Mike Tyson. Que se gasta la frescura de cien mil millones de toneladas de lechugas. Aclaro a mis también súpitos lectores que no estoy mamando gallo, cosa que no acostumbro a hacer. Salvo una vez cada domingo. Lo que pasa es que esta dama se me parece, no he podido establecer muy bien si es a Cleopatra, a Doña Clota, la suegra de Condorito, o a Remedios La Bella en Cien años de Soledad. De todas maneras es una mujer de leyenda. Y de una leyenda mitológica como la Epopeya de los Nibelungos de la literatura alemana.

Y lo que lo deja a uno perplejo es que Ella ha sido y fue el personaje que más logró solidaridad no solamente en Colombia, sino en otras naciones y en muchos rincones del mundo. Plegarias se elevaron por miríadas y muchas oraciones en todos los idiomas se dijeron para que la vida de Ella no fuera almuerzo de pirañas. Cuántos colombianos, sobre todo del sexo femenino, anegaron sus pañuelos con lágrimas furtivas por la salud de Ella y Ella resultó más campeona mundial que la gloriosa España. Ella resultó más “goleadora” que Forlán, Higuaín, Villa y Sneider que entre todos metieron 19 pelotas.

 Dentro de la red y jugando fútbol, sobra decirlo. Y fue que en varias ocasiones, durante su cautiverio del que de todas maneras es una cosa lamentable, mostraba una cara de madre superiora en las mazmorras romanas, de tal tamaño “conmovedoras”, que a uno le daban ganas de ponerse el uniforme godo de Superman para volar a salvarla. Y miren con la cocadita de piña con que nos salió la mucahachita. Un periodista muy serio escribió un artículo comentando sobre su personalidad agresiva, taciturna y déspota con un psicoanálisis bastante acertado y yo se lo creí ipsofacto. Claro porque ya había leído las declaraciones de su ex esposo sobre el trato recibido desde el primer momento posterior a su liberación. “Su saludo fue simple, frío y lejano, como si no hubiera estado secuestrada durante cinco años”, dijo. La codicia de esta mujer no tiene límites. Lo puso a “parir borugos”, como decía mi tía Citoplasma, por 30 mil dólares que al hombre ya le eran imposible conseguir, y por lo que se ve, no le quiso dar ni siquiera un beso de gula. Si no me creen, pregunten cuánto se ha ganado hasta el momento solamente por cuenta del libro narrando su odisea y lo de la película y otros entuertos de televisión refiriéndose a los mismos aspectos.

 Y al demandar a la Nación pidiendo la bicoca de 15 mil 400 millones y un pico de pesos “por haber cometido el delito de rescatarla” sana y refulgente como sor Teresa de Calcuta y muerta de la risa como la Señorita Somondoco, lo inducen a uno a gritarle con todo el fuelle de los dos pulmones: “Usted lo que tiene es mucho güevo, madame Ingrid”, y bien durito para que entiendan todos los galos porque ella es ciudadana francesa.

miércoles, 14 de julio de 2010

Entre el cielo y el infierno

Colombia, miércoles 14 de julio de 2010

------------------------------HORACIO SERPA

El actual Arzobispo de Barranquilla, Monseñor Rubén Salazar, acaba de ser designado por el Papa Benedicto XVI nuevo Arzobispo de Bogotá. Pronto será Cardenal.

Tendrá que lidiar el problema mayúsculo que afronta la Iglesia Católica sobre las acusaciones de pederastia que se vienen haciendo contra sacerdotes en diferentes países. Comenzaron en Colombia, situación difícil agravada por el caso del cura asesino. La grandeza de la Iglesia y la importancia de sus prelados prevalecerán sobre estos lamentables episodios.

Monseñor Salazar es persona prudente, sabia y diligente, a más de moderno y progresista. En la entrevista que concedió el pasado domingo a El Tiempo reconoce que la Iglesia es una Institución “pesada para moverse” y señala que “tiene que cambiar en metodología, en acción pastoral para responder a los desafíos de una realidad cambiante”.

Monseñor Salazar habló claro y bueno. Sin eufemismos. Con precisión, para que se le escuche, entienda y atienda. Sabiendo que su labor pastoral no puede radicarse exclusivamente en lo espiritual, reclama por el bienestar de sus ovejas en la tierra y sin artificios se refiere a principales asuntos temporales, a los de la política, a los del diario vivir, a los que tiene que afrontar el ciudadano de a pié, que conoce como nadie.

Por eso dice que tanto Chávez como Correa deben venir a la posesión del Presidente Santos, pues las relaciones con esos países “son absolutamente indispensables” y reclama “una verdadera cercanía y diálogo con el resto de América Latina”. Y explica: “Creo que llegó la hora de incorporar al país de nuevo al continente”.

También expresó: “En Colombia hay mucho que cambiar en este campo del respeto a los derechos humanos, al sindicalismo, a la clase obrera. Se han hecho esfuerzos grandes, pero no bastan. Es que el respeto a los derechos humanos no es solo respetarle la vida a una persona. Es también el acceso a la alimentación, a la salud, a la educación, a la vivienda, a tantas cosas que hacen digna la vida”.

Monseñor reconoce éxitos al Presidente Uribe en el crecimiento macroeconómico del país. “Pero cuando uno baja hacia la gente común y silvestre, se encuentra con que el país no solamente no ha avanzado sino que retrocedió. Uno ve que hay hambre, que hay más pobres, mas desplazados, que la pobreza ha adquirido nuevas y grandes dimensiones, que hay una indigencia muy grande en el país, que hay una marginación muy fuerte”.

Sobre el enfrentamiento del Presidente Uribe y las Cortes, manifestó: “Esas son situaciones totalmente anormales y absurdas”. Y agregó: “son situaciones extremas que no debieron presentarse”.

“Al que le caiga el guante, que se lo plante”, parece decir Monseñor Salazar, confiando en el Presidente Santos que “tiene un sentido de mayor crecimiento económico pero con desarrollo social”.

Tendrá la Iglesia Católica buenos años de vida, superadas las dificultades, para bien de los colombianos, de la paz, de la equidad. Llegarán bajo el liderazgo de Monseñor Salazar. Así sea.

sábado, 10 de julio de 2010

TRAFUGARIO


-----------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

¿POR QUÉ ODIAR A LOS ARGENTINOS?

Siempre he tenido claro el concepto de que cuando una persona odia a otra y habla mal de ella cada vez que tiene la menor oportunidad, sin haberla tratado nunca, es porque padece de un terrible complejo de inferioridad. Y si esa persona le lleva algunas ventajas de orden personal, físico, laboral o profesional, no me queda la menor duda. La mayoría de colombianos ha hecho carrera profesional en el odio hacia los argentinos.

El día que eliminaron su selección de fútbol del mundial, hubo gente que llegó al colmo de su sentimiento de inferioridad y lo demostraron poniéndose a echar pólvora de la felicidad. ¿Las razones “filosóficas”? Que son unos achepés, creídos, prepotentes y un mundanal de epítetos más que lo inducen a uno a creer, o más bien a colegir, que esos colombianos sufren de un preocupante sentimiento de inferioridad. Yo le preguntaría, con todo el respeto humano, a uno de esos señores que estaban echando pólvora en medio del jolgorio, si le llega si quiera a los tobillos a Tévez o a Lionel Messi, o mejor dicho al que quiera escoger. No, porque que se trata de “odiar sin ninguna razón”. Si nos ponemos a analizar la herencia futbolística de los colombianos, llegamos fácilmente a la conclusión que es casi en su mayoría de orígenes argentinos. Adolfo Pedernera, Walter Perasso, Janiot, Alfedo Diestéfano, Américo Montanini. Bueno. Y de los cuatro mejores goleadores colombianos de todos los tiempos, tres son argentinos y sólo uno es colombiano y está en el segundo lugar; se llama Iván René Valenciano y logró 217 goles en su carrera.

Los mejores equipos de fútbol colombianos tienen jugadores argentinos y no están lejos de ser de alto rendimiento y con cierto grado de espectacularidad. Que es que han ayudado a eliminar a los seleccionados colombianos para los mundiales. Eso le pasa al los equipos colombianos por llegar sin fútbol y pidiendo limosna en goles para poder pasar. Tal como le ocurre al estudiante mediocre e irresponsable que siempre anda pidiéndole notas regaladas al profesor, que incluso por eso es que los humillan y los irrespetan. ¿Acaso me equivoco, señores odiadores?

La razón “filosófica” más sólida y contundente es que los argentinos son “creídos y prepotentes”. ¿No será que esa es la cultura de ellos? ¿Será que en Colombia no hay de esos creídos y prepotentes? ¿Será que “Pedro el escamoso”, prototipo del colombiano arrancado, con ocho pesos y con pecueca, características de una abrumadora mayoría, no es colombiano? No me hagan reír que tengo un labio lo más de tieso. Por el contrario, y no me digan que no, cuánto diéramos por tener un Messi en la selección, o un Milito o Higuaín, un D’maría o un Walter Samuel. Cómo sería de dichoso sentarse uno a mirar una eliminatoria mundial de nuestra selección, pero que no la “tamboree” todo el que se le dé la hijuemadre gana.

Las razones lógicas para odiar a los argentinos, y hagan un diálogo con el espejo para no decirse mentiras, es que son superiores, quiérase o no, enverraquénse o no, a nosotros en fútbol y no nos lo dejan oler, salvo el 5 a 0 que hoy ya sólo es un recuerdo. Y todo porque en el fondo nosotros, también por herencia cultural, no somos capaces de admirar al bueno, al verraco, al duro, al que puede, al capaz. La miserable envidia nos obnubila el cerebro, y al contrario, nos hiere, nos amordaza, nos inferioriza, nos embrutece y nos brutaliza.

 Y entonces, al brillante hay que echarle zancadilla, tumbarlo, desprestigiarlo, perseguirlo, hacerlo quedar mal, porque si no… estén seguros que nos gana. Y eso que no he hablado de la Rayuela, de Cortázar. De El Túnel, y de Sobre Héroes y Tumbas, de Ernesto Sábato. De Jorge Luis Borges, de Mercedes Sosa y de Facundo Cabral. Piero. ¿Luego es que en Colombia no hay superchicos petulantes y Príncipes de Gales con Renault 4 destartalado y Sisben de tercer nivel? Si es que en Colombia el “arribismo” es la enfermedad social de los estratos más desboquetados de la sociedad. Y estén seguros que con la “nueva vieja dirección técnica”, jamás volveremos a un mundial, salvo que Dios me ayude a equivocarme.

miércoles, 7 de julio de 2010

Un Bicentenario para la reconciliación

Colombia, miércoles 7 de julio de 2010

HORACIO SERPA

En este mes Colombia celebra los 200 años del Grito de Independencia. Así ocurre también en muchos países de América Latina. La fiesta de la libertad se ha sentido con fuerza desde la Patagonia hasta el río Bravo. Todos los pueblos han expresado su regocijo con una fecha llena de simbología y esperanza.

La historia está de moda. En todas partes del país se recuerda a los grandes héroes locales y nacionales. Hablamos con júbilo de los hombres y mujeres que aportaron su inteligencia, su esfuerzo y su vida por la Patria. Desde los pueblos más cercanos como Charalá, Socorro, San Gil, donde nuestros líderes tuvieron el valor de levantar su voz contra la tiranía, hasta los lugares más recónditos de nuestra geografía en donde los llaneros descalzados y desabrigados cruzaron la cordillera para dejar su huella en la historia.

En escuelas, colegios, universidades, en todos los municipios y departamentos se está haciendo la pedagogía del bicentenario. Una mirada al pasado para pensar en el futuro. Son muchas las preguntas que deberíamos hacernos en esta época de celebraciones: ¿Qué país hemos construido y cuál es el que nos merecemos? ¿Qué estamos haciendo por la paz y la reconciliación? ¿Por qué no hemos podido alcanzar en 200 años la anhelada reconciliación nacional? ¿Por qué más del 50 por ciento de la población aún se mantiene en la miseria y la pobreza?

¿Por qué seguimos, como hace 200 años, sumidos en una polarización que parece incurable, que amenaza la democracia? ¿Por qué todos no encajamos en el vecindario y hemos sido incapaces de levantar el muro que se ha construido alrededor de nosotros?

Pero nuestro mayor reto en este bicentenario es hacer cierta la Constitución de 1991. Desarrollarla, defenderla, volverla verdad para quienes reclaman sus derechos a la paz, la vida, la justicia.

La Carta Política debería ser el símbolo de las celebraciones. Porque es la guía a nuestro futuro y un gran avance democrático. Y tenemos que hacer cumplir al pie de la letra el mandato de la integración latinoamericana. No podemos estar celebrando el bicentenario en medio de un vecindario que nos mira con recelo, con sospecha, que nos considera no hermanos generosos, sino primos peligrosos.

Tenemos que volver la mirada al sueño integracionista de Bolívar, a su pensamiento iluminador. A pensar en grande en nuestra América mestiza. En sanar las heridas y caminar nuevamente juntos por el camino del entendimiento, del libre comercio, del libre tránsito de bienes y personas. Del desarme de los espíritus y de los ejércitos. Nadie quiere más guerras verbales, nadie desea más desgaste ni más provocaciones. El presidente electo, Juan Manuel Santos, tiene ante sí el reto mayúsculo de integrar a Colombia con sus hermanos. Y estoy seguro que lo va a cumplir, con tacto, perseverancia y talento diplomático.

A 200 años del grito de Independencia es hora de la reconciliación. El reloj de la historia nos lo exige. Bolívar nos lo reclama.

sábado, 3 de julio de 2010

TRAFUGARIO

----------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

QUE CAIGA LA JUSTICIA

El once de agosto próximo habrán trascurrido 11 años del asesinato de un hombre que fue capaz de hacer reír a todos los colombianos de todas las edades, de todas las clases sociales y de todas las vertientes políticas e ideológicas.

Van a ser 11 años que alguien mandó matar a Jaime Garzón, el mismo Heriberto de la Calle, el mismo Godofredo Cínico Caspa, y a ene personajes más que desde la televisión pasaron al consciente o al inconsciente de los colombianos que hoy tienen algo más de veinte años. El día de su aniversario próximo voy a contarles algunas cosas más detalladas porque tuve la suerte y el honor de haber tratado a Jaime y de haberle escuchado su perorata. Recuerdo como si fuera ayer, que almorzaba en el restaurante El Patio, ubicado detrás de la plaza de toros La Santamaría, y vivía en el cuarto piso del edificio Manizales frente al Colegio Mayor de Cundinamarca, por la carrera quinta en la ciudad capital de Colombia. Su novia era La Tati, como le decía Jaime y todos los amigos de él, y a ella le entregué una plegaria escrita por mí, que en su parte inicial dice así:

“Desde un viernes al amanecer todas las flores están tristes. /Pues madrugaba a cantar un ruiseñor/ pero su canto fue acallado con el canto de un fusil. /Frente a donde tal vez pasó los años de su niñez /y de su juventud, /un muro enorme y blanco como la nieve está /convertido hoy por su culpa /en un jardín colgante de claveles rojos con sus tallos largos /y sus pétalos susurrantes. /Tal vez es el ruido de sus lágrimas”.

Después de treinta y dos versos más, el poema o la plegaria o como ustedes quieran decirle al escrito, este termina así: /“Pues a la hora de la verdad ni ellos mismos saben (los asesinos) lo que hicieron: /Matar un ruiseñor”.

Todo esto lo estoy rememorando es porque en la prensa de cualquier día de la semana anterior, decía que habían dictado medida de aseguramiento del determinador de la muerte del inolvidable Jaime Garzón. Es un vulgar tipejo de cuyo nombre no quiero acordarme, o prefiero no acordarme, porque es mucho mejor para mí. Más me vale. Pero de lo que sí estoy seguro, es que en verdad ni los mismos asesinos a esta hora todavía saben lo que hicieron porque aún no han comprendido el daño tan grande que le infringieron a la democracia colombiana. Porque por Jorge Eliecer Gaitán lloraron los liberales y algunos otros sectores que lo idolatraban. Lo mismo ocurrió con Luis Carlos Galán, con Jaime Pardo Leal, con Alvaro Gómez Hurtado, con Bernardo Jaramillo y con muchos otros líderes más que se habían ganado el amor de los colombianos. Pero a Jaime Garzón lo lloraron todos los colombianos de todas las raigambres, como lo dije al iniciar este escrito.

 Recuerdo que en una entrevista que le hacía yo cuando era presentador del Canal TRO al actor de televisión Robinson Díaz, en una de tantas y ya no recuerdo por qué, le pregunté qué opinaba de la muerte de Jaime Garzón, y lean la perla que me contestó con visibles muestras de dolor: “Pues calcule usted qué puedo yo pensar del único circo del mundo que asesina a su payaso. A Aquel que los divierte y los hace reír de sus propias desgracias”. Y desde ese entonces yo he pensado lo mismo. ¿En dónde ubicar el asesinato de un humorista? De un mamador de gallo superior en humor a García Márquez y eso teniendo en cuenta que Gabo fue el creador del “mamagallismo” en la literatura colombiana. Por eso cuando leí la prensa de ese día no pude contener la emoción y el sentimiento de agrado cuando con mis propios ojos estaba leyendo tan fantástica noticia porque en Colombia eso es fantástico. Que por fin se haya “iniciado el principio de la introducción del prólogo de la justicia”. Porque esta parrafada de idioteces que acabo de escribir no es otra cosa que la realidad novelesca y a la vez satánica por la cual atraviesa dicho sustantivo en este país del Sagrado Corazón.

Lea: El mentiroso más elegante de este país. 311 209 81 46

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