domingo, 16 de octubre de 2011

ESGUINCE A LA DEMOCRACIA


GERARDO DELGADO SILVA


El Dios de los Israelitas  probó una vez a Salomón con la pregunta más ´penetrante que Dios puede hacerle a un mortal. “Y apareció el Señor a Salomón en sueños de noche y díjole: Pídeme lo que quieres que te dé. Y dijo Salomón: Da a tu Siervo un Corazón prudente para juzgar a tu pueblo y poder discernir entre lo bueno y lo malo;… Agradó pues al Señor que Salomón le hiciera esta petición; y Dios le dijo:  por haberme pedido… entendimiento para hacer justicia, yo te concedo lo que me has pedido, y te doy un corazón  sabio e inteligente, tal como antes de ti no ha habido otro ni lo habrá en adelante después de ti…”

Esto nos lo cuenta una fábula siriaca, y nos lo relata una parábola de la Biblia.
Platón en su obra más importante, “La República” plantea un Estado ideal, en el cual prevalezca la justicia. Platón refuta en primer lugar, la tesis de los sofistas de que el derecho nace de la fuerza y opina que el hombre injusto no podrá ser feliz jamás.

Lo que constituye el hecho nuevo, fundamental y sensacional de la época  contemporánea, no es la democracia que asoma constantemente a lo largo de la historia, es el  constitucionalismo. Sin su garantía, jamás  podrá asegurarse la existencia de la dignidad y de la libertad humanas, como así mismo las posibilidades de una justicia progresiva.
 Y bien. Se advierte el peligro  del sistema democrático, ante ciertas afirmaciones que cambian el espíritu de la  Constitución,  expresadas por  el Ministro de Defensa y el comandante de las Fuerzas Militares, con cierto talante de militarismo.  Apoyados en la sensación  de inseguridad, de temor,  en la opinión pública,  diabólicamente tejida por el  uribismo para que se prefiera insensatamente  el reforzamiento de una justicia penal militar y el retorno del “fuero” con nostalgia totalitaria.  Una verdadera utopía en este gobierno de Santos, abanderado del Estado de Derecho. 

Claro que hablan de su irrevocable vocación democrática, pero hablan a la luz de su propia Constitución, la de uso privativo de las Fuerzas Armadas. La legalidad constitucional es el mecanismo eficaz para asegurar el respeto de los derechos humanos y el predominio del Estado de Derecho. Es decir del poder público que descansa sobre la soberanía nacional.
Las Fuerzas Armadas respetables son de la Nación, y deben estar a su servicio, apartadas de la deliberación pública y menos atribuyéndose  la misión  de guía omnisciente de la administración  de Justicia, entregándose deliberadamente a  excursionar por fuera del orden constitucional.

El actual Ministro de Defensa, en tan corto  tiempo incurre a menudo en manifestaciones  de simple descarrilamiento constitucional. Es preocupante  para la democracia, su pronunciamiento acerca del “fuero penal militar”, que pretende impulsar, porque se entrelaza irremediablemente la  impunidad y se volvería al tétrico pasado, cuando se extendió  la competencia de los Tribunales  militares al juzgamiento de civiles,  una refulgente cola del Estado de Sitio y del Estatuto de Seguridad. Significa anclar el pensamiento turbulento del señor Uribe, que pasa por alto los derechos fundamentales, por el camino de espacios sin Derecho como los recorridos por los parapolíticos.  Articulo completo aquí

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