miércoles, 26 de agosto de 2015

La suerte de los colombianos en Venezuela

Por: Bernardo Socha Acosta
Jamás nuestros connacionales se imaginaron la crisis por la que iban a pasar en algún momento de sus vidas, por habitar en un país al que llegaron hace largos años cautivados por algunos beneficios que a largo plazo se convirtieron en su peor enemigo.
Lo que hoy estamos viendo que sin duda se traduce en violación de los derechos humanos, es el fruto de muchos factores de los que, tanto autoridades colombianas  como venezolanas  son responsables y hoy cuando esa bomba que se construyó de hace décadas, explota, entonces nos rasgamos las vestiduras, unos, y otros pretenden sacar provecho haciendo politiquería con el dolor de los demás y se atreven casi a insinuar tácitamente que los dos gobiernos solucionen el problema con el sonar de los fusiles. Pero,  qué se puede esperar.
Y es coincidencia,  que el detonante para esta crisis, fueran las bandas criminales que han ingresado a ese país, a las que las autoridades han llamado “paramilitares”. Ellos fueron los que atizaron y prendieron la mecha que propició la explosión de deportaciones inhumanas que se ha visto en los últimos días.
Si bien es cierto que las autoridades venezolanas han sido despiadadas  y que por unos pagan todos, como dice el adagio, cualquier ciudadano con tres dedos de frente y sensato, vería que la realidad que se le avecinaba a ese país, es otra, porque comienza a escasear de todo lo que podía adquirir con la bonanza del petróleo. Hoy la realidad es otra y quien no lo entienda así está desactualizado y no espera sino que los colombianos nos enfrentemos con otro país. Nos pasamos la vida criticando aprovechando los medios de comunicación, pero no hacemos  ninguna acción creativa, por lo menos la de no instigar.  
Es lamentable la suerte que les ha tocado a esos colombianos que alguna vez avizoraron erróneamente y vieron con displicencia a su patria; viajaron ilusionados de que jamás volverían a un país donde para sobrevivir hay que tener suerte, frente a la cascada de impuestos y muchas injusticias más que se cometen contra   cualquiera que medio trate de sobrevivir y ganarse el sustento honradamente.  
Y la suerte de los colombianos en otro país (distinto a Venezuela) no parece ser diferente. Ya conocimos por las noticias lo que ocurrió en Estados Unidos con un candidato presidencial que ordenó sacar a un periodista de una conferencia de prensa, porque insistió en preguntarle cuál irá a ser el tratamiento para los extranjeros ilegales en ese país.  Esto nos indica lo peor. 

martes, 11 de agosto de 2015

RÁBULAS DE LA POLITICA

                                    Por Gerardo Delgado Silva
No había habido en la historia de Colombia fenómeno igual o siquiera parecido, al que estamos presenciando.  Evidentemente,  el mundo entero supo del fenómeno vergonzoso de la parapolítica, que tiene varios parlamentarios sentenciados.
Nunca, jamás, ningún partido había depuesto uno a uno los principios jurídicos que tutelan la existencia del Estado.
El signo de descomposición moral, está constituido por los avales a tantos candidatos que tienen su alma dentro del código penal.  Es un señuelo para comprometer el presente y el futuro de Colombia, corromper la conciencia colectiva de la Nación y torcer el rumbo histórico de un pueblo que siempre ha dado ejemplos enaltecedores de dignidad y de grandeza.
Es el momento en que el país debe reaccionar, asumir la personería de su destino histórico y rescatar junto con el derecho los valores éticos que están siendo pisoteados, en una monstruosa perversión de valores, similar a la que señalamos de los parapolíticos.
Una extraña complicidad de una parte de nuestros dirigentes con los paramilitares, que están entregando a Colombia, maniatada a sus peores enemigos.
Se requiere un frente unido de la Nación, de los colombianos de bien, contra la dictadura de la delincuencia.  Y estamos en el instante preciso de iniciar esa gran cruzada patriótica.
El ideal político aristotélico coincide enteramente con el de Platón en lo que se refiere a señalar como finalidad principal del Estado un propósito ético.
Se da el nombre de Política, al saber humano que se ocupa de los problemas de la organización de la sociedad, del Estado, de los órganos, de las relaciones del individuo con el Estado y todos los aspectos doctrinarios y técnicos relativos al Gobierno y a su funcionamiento.  A todo eso se le ha llamado también Ciencia Política, o Derecho Político.  Desde que se empezó a examinar el problema de las Constituciones escritas, y desde que aparecieron éstas, se habló también de Derecho Constitucional, de suerte que todas las denominaciones se refieren a la Política como disciplina científica,  jurídica y filosófica al mismo tiempo, vinculada siempre con la sociología.
En su acepción corriente se llama Política  a toda actividad de grupos humanos organizados, o de individuos aislados como finalidad es el ejercicio del Derecho y el cumplimiento de deberes relativos al Gobierno, a su formación , a su orientación, y a sus diversas manifestaciones,, y cuando se dice de alguien que es un “político”  o que se dedica a la política, se quiere decir que se trata de una persona que interviene directamente en la acción desarrollada por los partidos políticos, unas veces, para obtener el Gobierno, otras para conservarlo y otras para vigilar su funcionamiento desde el ejercicio de un cargo público representativo.
Los individuos que están o estuvieron inmersos en hechos punibles y han sido avalados para cargos públicos, en vez de aspirar al bien común, buscan su beneficio particular, enormemente perjudicial para la Patria.
Muchos de los individuos que han recibido el aval de los partidos, repetimos, no tienen la conducta irreprochable del ciudadano que sobre pone patrióticamente los intereses generales a los intereses particulares.  Aún dentro de un mismo partido y en la línea de un mismo programa  ideológico,  puede estar toda la gradación que va desde la austeridad hasta la falta de escrúpulos o la inmoralidad, y los hechos punibles.
Estos avales los definen a dedo las directivas de los partidos.  Unos partidos políticos aniquilados, convertidos en tiendas de campaña electorales y nada más.  Agencias del poder individual, por corrupción del orden político.
Queremos ver a la inteligencia colombiana contribuyendo al rescate del País, como ha sido el propósito del Presidente.  País que está perdido por esa ineptitud de los partidos políticos, la corrupción moral, los nuevos gajes del poder económico contaminado, la inseguridad, el crimen, los desequilibrios económicos y la pauperización creciente de la inmensa mayoría de nuestros compatriotas.
Que la inteligencia colombiana alumbre al País, en medio de tantos apagones de ideas, como en el llamado eufemísticamente Centro Democrático.
Nadie puede negar de buena fe, que este grupo político contradice el ideal de cualquier sociedad política.  Son enemigos de la Paz, al igual que algunos cavernícolas funcionarios públicos.  Y clamamos a la inteligencia colombiana, porque bien sabemos que no está contaminada ni por el dolo, ni por la corrupción, ni por la ineptitud que desangra al País.
No fueron ciertamente las armas las que impusieron la resistencia en Francia y en los países ocupados por el Nazismo – el corazón del Centro Democrático -, sino el rigor patriótico de sus intelectuales.
Lo que hace falta hoy a Colombia es una política de la inteligencia, como lo están evidenciando los diálogos de la Habana.
La Nación toda, está en la obligación de tener conciencia de que sin Dios, Ley y Moral, no puede tener progreso.

domingo, 9 de agosto de 2015

Por qué Julián “El pelao” Becaria

                                          Trafugario
                                             Por: José Óscar Fajardo
Yo le digo “El Pelao” porque es que Julián Becaria es un muchacho que todavía parece universitario y ahora no tiene sino el compromiso de ir a representar a la Provincia de Vélez como diputado a la Asamblea Departamental. Casi nada. Y voy a explicarles por qué es tan importante que ”El Pelao” gane la butaca. Uno. Porque durante su curso de concejal de Barbosa, El manicomio más grande del mundo, uno de los municipios más “arrechos” para hacer política, lo hizo muy bien, dio debates y logró ganar batallas que nadie esperaba que él, El Pelao”, las ganara. A mí personalmente eso me parece verraco. Dos. Porque Julián, “El Pelao” Becaria, viene de una distinguida familia que en gran medida ha influido en el desarrollo del municipio con una poderosa empresa urbanizadora. Tres. Porque “El Pelao” tiene el carisma envidiable de caerle bien a la gente y esto ocurre puesto que es un muchacho sano y decente que hasta el momento no ha tenido tropeles de ninguna índole, y la conducta excelente es básica para el ejercicio de la política decente. Cuatro. Porque “El Pelao” Becaría tiene una fila de seguidores jóvenes como él, tan grande, que estoy seguro, va a ser uno de los políticos más prometedores no solo de la Provincia de Vélez, sino del Departamento de Santander y por qué no, de todo el país. Sabe hacer política y sabe respetar a los demás.
Cinco. Julián, “El Pelao” Becaría, debe ser diputado de Santander por la provincia de Vélez porque es el único candidato de esta región del Departamento. Oído veleños: Unico candidato de la Provincia y en estos precisos momentos, la de Vélez no tiene representación alguna en la duma departamental. Seis. Para reforzar el anterior argumento, porque la Provincia de Vélez hace ya muchos años no tiene quién la represente en la Asamblea Departamental y por eso esta región ha perdido fuerza y presencia política. Entonces para cualquier favor político la gente de la provincia le toca  pedirle “limosna” a políticos de otras regiones quedando en deuda con ellos.  Siete. Para que la gente de la Provincia de Vélez no tenga que pagar esos “favores” políticos regalándole la votación y eligiendo a individuos que no le van a servir para un carajo a la Provincia. Ocho. Para que no ocurra que, una vez elegidos esos individuos, se lleven obras y dineros a sus respectivas provincias creándole a nuestra región caos administrativo y legándole solo herencia de atraso. Nueve. Para que el gobierno de Santander llegue efectivamente a municipios como Barbosa, Puente Nacional, Vélez, Bolívar, Sucre, Santa Helena del Opón, Albania, El Peñón, Cimitarra, Puerto Parra, entre otros, a donde sólo llegan los sobrados de lo que queda del presupuesto departamental, si es que llegan.   
Nueve. Es necesario que “El Pelao” Becaría sea diputado para que la Provincia de Vélez vuelva a existir, ya que, por ejemplo para la televisión regional, Canal TRO, Santander no abarca sino hasta San Gil. Porque de ahí en adelante, al Canal TRO, el medio televisivo más importante del Departamento, le importa un carajo la Provincia de Vélez. Diez. Por todas las razones anteriores y por muchas que me es imposible nombrar, es determinante que “El Pelao” Becaría sea elegido a la duma departamental. Para que la gente de la Provincia de Vélez y de muchos sectores olvidados, no tenga que arrodillarse ante un “caudillo de vereda” por obtener gratis un pinche favor. Once. Y finalmente, porque Julián “El Pelao” Becaría, afirmo sanamente, tiene pinta de Chayán, lo que va  a provocar que voten por él todas las mujeres de Santander.   

sábado, 1 de agosto de 2015

Psicoanálisis del Chismoso

                   Trafugario
Por: José Oscar Fajardo
Por estas épocas preelectorales no está de más hacerles las siguientes advertencias. El chismoso, de ambos sexos, es un resentido social que por culpa de sus frustraciones la emprende contra todos los seres de su misma especie. Como es profundamente hipócrita y adulador, pues se le facilita metérsele a todo el mundo por cualquier hueco con el fin de conocerlo en sus intimidades para luego proceder a destrozarlo porque se muere de la envidia que el otro es mejor en todos los sentidos. Los chismosos de por sí, son mediocres y su nivel cultural por lo general se acerca al cero absoluto de las matemáticas. En psicoanálisis, un complejo se padece pero no se siente, es de la esfera del inconsciente y por eso se llama complejo. Pues el chismoso sufre de graves complejos de inferioridad y eso es lo que hace que su comportamiento sea tan ruin, mostrando en todas sus actuaciones las más rastreras perversiones de su corazón.
Los chismosos son verdaderos magos de la mentira y siempre la disfrazan con benévolas apariencias. Si se tiene en cuenta que el chisme es chisme, independiente que sea falso o verdadero su contenido, el depravado chismoso sólo busca dañar a los que él ve como sus enemigos, reales o potenciales, sin un ápice de piedad, sin ningún asomo de remordimiento, sin un solo gramo de compasión. Pues la envidia lo calcina por dentro. Como siempre tiene en la mira telescópica de su mediocridad a los más inteligentes, a los más capaces, a los más preparados profesional e intelectualmente, entonces como compañero de trabajo es una peste blenorrágica y como trabajador retrasa, malogra, daña, o contamina cualquier proceso laboral o cualquier metodología útil para el desarrollo. Y de una manera misteriosa y soterrada establece conexiones con todo género de informantes que van desde las vendedoras callejeras de chicles, hasta los más científicos parasicólogos y mentalistas, pasando de antemano por Lenguadeperra, Bocadediablo, Donfalsario, Barriguesapo, Coñoñoca y  Chirimbolo. En síntesis, maneja unas fuentes de información que no las maneja ni siquiera la CIA en el mundo ni Satanás en los infiernos.
Para mayor precaución, se debe tener en cuenta que dicha peste social frecuenta fiestas de bautizos y matrimonios, despedidas de solteros, cumpleaños, y otros sitios de aglomeración social porque los citados especímenes son eminentemente comadreros. Esto es válido para ambos sexos. ¿Qué hacer para combatir semejante costra social? Como para los chismosos no existen los amigos del alma sino sus cómplices y sus alcahuetas, entonces la primera norma de prevención está en aislarlos. No los trate y por el contrario, ignórelos con sevicia. No les haga ni el más ínfimo comentario así sea de los últimos vuelos espaciales porque de eso se agarran para desmigajarlo. Si de pronto se le ocurre tener una deferencia con alguno de ellos, invítelo a un mute bien sabroso pero échele una cucharadita de cianuro de hidrógeno, o en su defecto, bríndele unas empanadas pero repletas de  dinamita. Por más daño que le hayan hecho, nunca hable mal de un chismoso y mucho menos vaya a hacerle reclamo dado que automáticamente se pone a la misma altura social, mental y sicológica de él, y eso es exactamente lo que busca el esperpento ese desde el fondo de su inconsciente. No le vaya a causar daños físicos a un bicho de esos porque ipsofacto se mete en problemas, no con la ley sino con la junta defensora de “coscorrias”. Trate por todos los medios de enseñarle esta frase panegírica: "Señor, córteme la yugular antes de meterme en lo que no me importa". Recorte este escrito y póngalo en un lugar donde, aunque sea un solo desgraciado avechucho de esos lo vea. Con eso Colombia sale adelante. 

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