domingo, 14 de enero de 2018

Colombianos ponen en duda bondades del Censo 2018

Por: Bernardo Socha Acosta
No es totalmente cierto que el  gobierno nacional esté preocupado por el bienestar de los colombianos y que se haya ideado un nuevo censo para conocer en qué forma viven sus gobernados.
Luego de escuchar la opinión de algunos amigos respecto del Censo, me detuve a pensar que… realmente al gobierno le faltaba un complemento para acabar de ajustar y asegurar el dominio e intervención fiscal  de lo poco que tienen los ciudadanos. Pues bien; el gobierno, dentro de los mismos afanes que lo llevaron a hacer la reforma TRIBUTARIA  que tiene ahogados a los colombianos especialmente con el IVA que terminará dejando como saldo, no se sabe cuántos compatriotas con hambre y una aguda desnutrición, se ha ideado el famoso Censo, que sin dejar de  pensar en la Reforma tributaria  que no ha  tenido otro objetivo que poner a los gobernados a tapar los huecos fiscales que ha dejado el CÁNCER  de la corrupción.  
Es que basta recorrer la triste historia de Colombia, sobre el mal  manejo de innumerables bienes del país en los últimos 20 años,  que,  para decir algo,  citemos los escándalos en: Agro-ingreso seguro en el Ministerio de Agricultura, (hace unos 10 años) con $12.700 millones; Empresa de Energía de Pereira (Enerpereira) con $64.700 millones; Coomeva EPS, con $146.900 millones; Transmilenio calle 26, (Contratación con los Nule en IDU) con $156.000 millones; Vía Bogotá-Girardot, con $170.800 millones; el desvío de Recursos parafiscales de la salud, por $224.000 millones; el caso Caprecom, con $559.500 millones; pagos a IPS que no se encontraban registradas por $943.900 millones; caso SaludCoop EPS, con $1,7 billones;   entre otros casos, relacionados por el diario capitalino El espectador:
(https://www.elespectador.com/noticias/investigacion/el-top-10-de-los-casos-de-corrupcion-ad-portas-de-fallo-articulo-447582)
Y aún quedan otros millonarios casos entre ellos Reficar.  Entonces, habrá razón que el pueblo esté cansado del despilfarro o desvío de recursos  a los que se suman las altas erogaciones de las pensiones millonarias  y de los emolumentos  exagerados que   reciben algunos sectores entre ellos el Congreso de la república.
Pero para un pobre trabajador que devengue algunos pesos que le permiten sobrevivir, ahí si lo atropellan los entes de control fiscal. Cuál es entonces esa justicia social de la que se ufanan  quienes ocupan altísimos cargos en el estado como para conformar a las clases necesitadas. Y el argumento anterior, es para desvirtuar los supuestos beneficios que se le atribuyen al famoso Censo, porque creemos que es solo un mecanismo para fiscalizar más, la vida de los colombianos, para ver qué le pueden cobrar más de impuestos. Y es que no se conforman con haber puesto a reducir la canasta familiar a los más pobres, con el gravamen más alto del IVA.
Si los colombianos  no vieran el lamentable descalabro que cometen los corruptos con el dinero que ellos pagan, seguramente nadie diría nada cuando se trata de pagar tributos, pero hacerlo para que los  delincuentes se los roben? pues no hay razón y por eso surge la rebeldía del pueblo, que sí quiere la paz, pero en otras condiciones más equitativas. 

martes, 2 de enero de 2018

Opiniones sobre los incrementos de precios

El salario mínimo y los debates estériles
Editorial
1 Ene 2018 - 9:00 PM - El Espectador
Ya estamos acostumbrados a que uno de los anuncios más esperados, y más discutidos, en esta época del año sea el aumento del salario mínimo. Tras cerca de un mes de negociaciones, el presidente Juan Manuel Santos anunció que el Gobierno y los sindicatos lograron —sorpresivamente y en el último momento— llegar a un acuerdo para fijar el salario que devengan casi dos millones de trabajadores en Colombia.
El valor acordado para el próximo año será de $781.242, un aumento del 5,9 %, equivalente a $43.525. El subsidio de transporte tuvo un alza de 6,1 % y quedó en $88.211. Pero, más allá de las cifras y del inevitable descontento que suele sucederlas, debemos superar los debates trillados que se repiten invariablemente cada año y empezar a centrarnos en los problemas de fondo que enfrenta el país en materia de empleo.
La negociación que se da alrededor del salario mínimo reúne al Gobierno Nacional, las centrales obreras y los gremios de los empresarios, teniendo en cuenta la inflación del año causado y su proyección para el siguiente, el PIB del presente año y su proyección, y el aporte de la productividad al crecimiento de la economía. El sector empresarial y las organizaciones sindicales suelen presentar sus ofertas de aumento separadas por distancias aparentemente insalvables y que en esta ocasión se ubicaron entre el 4,5 % y el 12 %, respectivamente. Después de que ambas partes cedieran en sus aspiraciones, celebramos que se haya llegado a un acuerdo evitando el sinsabor de otros años en los que el Gobierno debía, casi que a las malas, establecer una cifra por decreto.  Leer más

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