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sábado, 15 de febrero de 2014

Los fondos de pensiones, el negocio más lucrativo

Cartas del lector
Amigo Bernardo:
En el comienzo de este año electoral por excelencia y ante la avasalladora cascada de alzas en los servicios públicos, los impuestos crecientes, el predial desbordado, la valorización confiscatoria, la corrupción galopante y la violencia política y la criminalidad que clavan sus garras en los más débiles. Como ciudadano del común, me atrevo a hacer la siguiente reflexión:
Recibir una pensión para paliar nuestras necesidades en la etapa final de nuestra existencia es una justa aspiración de quienes hemos trabajado con tesón y honradez durante este ya largo gran tramo de nuestra vida.
A manera de un simple ejercicio de comparación, vale la pena analizar cuanto han desmejorado en Colombia los derechos de los trabajadores con la implantación del modelo neoliberal.
En efecto, si tomamos como base la Ley Sexta de 1945 que estableció el derecho a pensionarse a la edad de CINCUENTA AÑOS y, hoy, con los avances de la ciencia y la tecnología que hacen más eficientes los procesos de producción, con base en la Ley 100, esa edad se ha elevado a SESENTA Y DOS AÑOS a partir de Enero de 2014, sin ninguna justificación valedera.
Es elemental que de 1945 a 2014, en cuanto se refiere al derecho a recibir una pensión de vejez, los trabajadores hemos perdido DOCE AÑOS de nuestra vida y, por lo mismo, estamos regalando DOCE AÑOS de trabajo que van a enriquecer hasta el infinito esos fondos privados de pensiones que, hoy por hoy, son el negocio más lucrativo de los bancos.
Lo más lamentable y triste de esta injusticia es el silencio, la aceptación indolente de los millones de personas que, solamente en Colombia, hemos sido expropiados de DOCE AÑOS de nuestra vida sin que se haya oído una queja y menos una protesta de los afectados y menos de quienes, desde las tribunas electorales y el Congreso, se declaran sus defensores para reclamar el voto de los ciudadanos.
Atento saludo,
Reinaldo Ramírez

lunes, 1 de febrero de 2010

Las Pensiones a congresistas

Nota del Editor: Aun cuando es un artículo publicado a finales de 2009, cobra hoy vigencia cuando se aproximan las elecciones para Congresistas.

Candilejas. Por: Alberto José Holguín
(Fuente: EL PAIS CALI)
Octubre 28 de 2009

Al escribir estas líneas no pretendo frenar la iniciativa que ya cursó los dos debates en el Senado, porque no tiene objeto, ya que será aprobada me guste o no y le guste o no al resto de los colombianos. Simplemente quiero sentar mi voz de protesta y dejar constancia del absurdo abuso que los mal llamados ‘padres de la Patria’ van a cometer.

Nuestro Congreso está totalmente desprestigiado, casi que repudiado por la ciudadanía, entre otras cosas por la triste verdad de que más de 70 de sus 268 miembros han sido o están siendo juzgados por la Corte Suprema de Justicia o se encuentran detenidos. Sin embargo, a los ‘honorables’ parlamentarios Aurelio Iragorri, Eduardo Enríquez, Carlos Cárdenas y Carlos Ferro no les tembló la mano para proponer la modificación de la Ley Cuarta de 1992, con el objeto de aumentarse el valor de sus pensiones de jubilación, iniciativa que probablemente recibió el aplauso de sus colegas. Esta inaudita actitud puede calificarse como una afrenta oprobiosa, monstruosa y vituperable contra el pueblo colombiano en un momento tan difícil como el que se está viviendo, cuando hay necesidades apremiantes de toda índole que no se pueden financiar y cuando el desempleo llega al 11%, sin contar el subempleo, que hace la situación laboral aterradora.

Actualmente, nuestros senadores y representantes devengan al mes $5.088.646 como sueldo básico, $9.046.485 de gastos de representación, $5.496.999 de prima de vivienda y $1.413.508 de prima de salud. Las partidas anteriores suman $21.045.638 cada 30 días. Mientras tanto, el salario mínimo legal, que en el 2008 era de $461.500, pasó a partir del 1 de enero del 2009 a $497.000, un incremento de sólo $35.500, pues se consideró “inflacionario y peligroso para la economía nacional” aumentarlo algo más o redondearlo siquiera a los $500.000 mensuales. No hay derecho. Pero no contentos con los millones que devengan, los parlamentarios pretenden ahora reformar la legislación pensional para ellos, sólo para ellos, de tal forma que su mesada futura por jubilación pase de $11 millones a $16 millones mensuales, lo que equivale a un incremento del 45%. Sabrosa vida.

Así es muy difícil alcanzar la paz. Mientras sigan presentándose estas desigualdades es utópico pretender que no haya violencia social. Y lo más triste es que los respetados congresistas siguen haciéndole el juego al ausentismo, a las cosas torcidas, a lo malévolo, sin pensar en lo que de verdad le puede convenir al país y a los 42 millones de colombianos que dicen representar.
Y sin más lamentaciones, porque se las lleva el viento, tocará esperar ahora a que la iniciativa termine su trámite y los ‘sufridos’ parlamentarios agreguen otra conquista a su ya larga lista de prebendas.
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