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viernes, 1 de enero de 2016

Ningún compromiso con la paz y ni con Colombia

El salario mínimo Vs trabajadores 2016
                              Por: Bernardo Socha Acosta
Los empresarios colombianos demostraron una vez más al país y al mundo, el poco compromiso por la paz y con Colombia. A ellos solo les interesa, ellos y nadie más.  Y lo demostraron en la mesa de negociaciones donde se buscaba concertar el salario mínimo para esos compatriotas que son unos héroes para sobrevivir junto con su familia con un irrisorio salario mínimo. Por algo Colombia ha sido calificada como uno de los países más estresantes para vivir, por los irrisorios salarios (bloomberg) y aún más, si analizamos por qué la OIT ha calificado a Colombia como el territorio con peores sueldos (kienyke.com) 
Es que la oferta que hicieron los gremios en la mesa de concertación, fue una vergüenza frente a quienes trabajan y hacen posible la riqueza de las empresas. Se nota que los encopetados ejecutivos de las Empresas, no se detienen a pensar, que si no fuera por la mano laboriosa de sus trabajadores, no sería posible que ellos devenguen  los más elevados y jugosos sueldos de un país como el nuestro y que sus empresas año tras año atesoren las más increíbles ganancias que no cumplen una función social por lo menos.  Pero a los empresarios nada les concierne, a pesar del momento que vive Colombia a la espera de  la firma de un proceso de paz, entre quienes  se cansaron de vivir la formalidad e informalidad y una comisión de representantes del gobierno.  Esos rebeldes que hoy negocian la pacificación del país, prefirieron en su momento provocar la violencia contra el estado y los grupos de poder, en busca de una liberación de las tremendas desigualdades e injusticias que se vieven, entre ellas el salario mínimo.
En esa franja de la población que devenga un salario mínimo en Colombia, está la más palpable demostración de diferencias sociales y de injusticia, y donde comienzan en buena parte los problemas del país. Esa franja de la población colombiana donde las diferencias sociales y económicas son tan marcadas, es donde se germinan, la violencia, la prostitución, el micro-tráfico, el terrorismo  y una serie más de los males que tiene Colombia, porque es que un salario mínimo no alcanza para sobrevivir.  Y a esta franja de la población, se suma la  que ni siquiera recibe un salario mínimo y debe a través de la informalidad e incluso con el delito conseguirse la supervivencia. Es así como se mantiene un espacio poblacional en alto riesgo, en el que el estado y los sectores privados debieran poner más atención para impedir la germinación de amenazas de distinta índole.
Pero de nada le sirve al estado tratar de rebajar los riesgos de esa gran franja poblacional representada en 12.5 millones de colombianos, entre quienes reciben el salario mínimo y quienes están por debajo de esa línea, si los que tienen el poder económico   no hacen nada, ni lo intentan, para bajar esos altos índices de   riesgo que son cada día peores.
Todos estos factores demuestran el negativo compromiso que tiene el poder económico en Colombia por que haya paz. Pues si no quieren que haya justicia social, (con sus acciones) cómo es posible que haya paz.
El salario mínimo para este año 2016, es de $689.455,  hubo un reajuste de 45.105 pesos, mes (1.503 pesos diarios), pero ya comenzaron a regir alzas en todos los factores de vida diaria, entre ellos los servicios públicos, los impuestos, el pago de salud, educación, la canasta familiar, etc, etc y en consecuencia dónde queda el reajuste de salario mínimo. Pues en nada absoluto. ¿Esa es la justicia social? Qué ironía. Colombia es el país donde los ricos son cada vez más poderosos con el sudor de los trabajadores y los pobres cada día más desarrapados por la acción del poder económico y la complacencia del estado.

jueves, 27 de noviembre de 2014

El capitalismo parece no tener compromiso con la paz

Por: Bernardo Socha Acosta
Los colombianos vemos con  perplejidad que  mientras el gobierno hace esfuerzos de una u otra forma, en relación con la búsqueda de la paz para el país, hay sectores decisivos  en los cambios que reclama la sociedad, que no parece comprometerse con algo en este largo camino.
Cuando los colombianos escuchamos  pronunciamientos en contra del proyecto de ley que grabaría el exceso de riqueza de algunos sectores capitalistas, entendemos por qué los teóricos y críticos  hablan tan mal   del llamado capitalismo salvaje.  Y, sí, es salvaje, porque muchos empresarios  solo piensan en atesorar   mucha riqueza, y no precisamente riqueza social, sino una riqueza que lastima la dignidad humana, como es la que han venido atesorando  los bien llamados CARTELES  de los pañales y del papel  higiénico.  Y quién sabe cuántos más carteles estén  comercializando con las necesidades del pueblo colombiano, sin un poquito de vergüenza y respeto. Esos son los que en los tantos años de violencia colombiana  han atizado cada día más la guerra y solo quieren más guerra para lucrarse, porque  saben que habiendo violencia, esta se convierte en cortinas de humo para que no se destapen las fechorías que se cometen contra los sectores populares, que  unos años atrás (2002 – 2009) avanzaban aceleradamente a la extrema pobreza y la mendicidad.
Ahora cuando el gobierno intenta buscar parte de los recursos para financiar el posconflicto, la mayoría de los empresarios se atraviesa para impedir  que con ese gravamen  a la excesiva riqueza se cumpla una labor social  y puedan esos hombres y mujeres que están en el conflicto (muchos obligados por la necesidad y el hambre) puedan reincorporarse a la vida civil y productiva de Colombia.  Entonces, cuál es el compromiso  de quienes lo tienen todo, de ayudar a que haya un poquito de justicia social. Es que  nadie puede ignorar que esa brecha que llaman los estudiosos, que dividen a los ricos y a los pobres, que son la mayoría,  se reduzca   para  destruir buena parte de los factores que han generado las guerrillas.
Si en una sociedad como la nuestra donde las desigualdades  son abismales, por los privilegios que han tenido quienes amasan el capital, mientras que en algunos gobiernos se han acentuado  las medidas tributarias contra  quienes  medio ganan para sobrevivir, entonces que le queda por hacer  a ese pueblo que observa esperanzado que haya paz para volver a sus parcelas.
Si en Colombia no se logra la pacificación que estamos esperando en esta ocasión, en buena parte por la falta de compromiso de quienes pueden hacerlo aportando algo de su inmensa riqueza, el panorama será muy sombrío y entonces la suerte oscura la tendremos que padecer todos sin   excepción. Ojalá que quienes tienen  en sus manos la riqueza nacional (e internacional) reflexionen, si es que les queda tiempo, para que si llega la paz, podamos disfrutarla todos. 

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Presidente Chávez venga a Santander

Colombia, miércoles 4 de noviembre de 2009



--------------------------------------HORACIO SERPA

Señor Presidente y amigo:

Acepte este medio para enviarle un cordial saludo y mis mejores deseos por su bienestar y la prosperidad del querido pueblo venezolano.

Aunque sé que no es el medio más apropiado para tratar estos temas, me obliga la gravedad de los acontecimientos. En la frontera acaban de asesinar a dos miembros de la Guardia Nacional venezolana y deseo expresar de manera pública mi repudio a tan execrables crímenes y hacerle llegar a usted y su nación las más expresivas manifestaciones de solidaridad y condolencia. Sé que el pueblo santandereano me acompaña en este sentimiento.

También los colombianos fuimos estremecidos por la masacre de una decena de compatriotas ocurrida en el estado del Táchira. En Santander enterramos a algunos de ellos. Estoy seguro que las autoridades de su país sabrán identificar, capturar y castigar a los responsables.

Los colombianos queremos a Venezuela. Históricamente hemos sufrido dramáticos aconteceres, gozado jornadas gloriosas, trabajado propósitos comunes. Siempre en el marco de mutuas y generosas solidaridades, con respeto y amistad. Las dificultades que en ocasiones nos han embargado, han sido resueltas con el empeño de los dos países y la sentida gestión de sus gobernantes. Sin excepción, esa ha sido la pauta que nos ha permitido ser buenos amigos, gratos vecinos, hijos del genio de Bolívar.

Hoy, por desgracia, los criminales pretenden imponer el rumbo de las relaciones bilaterales.

No obstante, todo nos identifica, todo nos junta. Así algunos no lo quisieran, estamos destinados a permanecer unidos, por la geografía, la historia, la gente y los intereses comunes.

No ha sido esta una buena época para los entendimientos. Pero los aconteceres por graves que sean, las decisiones gubernamentales por opuestas, las posiciones políticas por contradictorias, no pueden imponernos un futuro de confrontación y de enemistad. No se desea allá, ni aquí. No le conviene a nadie.

Emocionado le escuché decir que ama a Colombia. Estoy seguro que el Presidente Uribe también ama a Venezuela. Muchos deseamos que ese sentimiento mutuo se imponga sobre las contradicciones, y aún en las diferencias prevalezcan la hermandad y el interés general.

Es imperioso que nuestros dos mandatarios restablezcan el diálogo y retomen las relaciones con franqueza y transparencia.

Señor Presidente, visite a Santander. Hónrenos con su presencia. El pueblo santandereano lo acogerá con respeto. Invitaremos también al Presidente Uribe. Ustedes dos en su liderazgo, sin protocolos, sin barreras, sin necesidad de previas y artificiosas discusiones, espontáneamente, en un ambiente cordial, reencontrarán el camino de la amistad y llegarán los acuerdos.

Usted, señor Presidente, es un luchador con profundas ideas sociales y un compromiso grande con Latinoamérica. No abandone el propósito de lograr que Venezuela y Colombia definan su futuro en la integración, la paz, el respeto mutuo a su soberanía y la colaboración. Nunca me cansaré de decir que las dos naciones son hermanas siamesas, unidas para siempre. Es la hora de mirar el futuro con fe y esperanza y de recomponer las relaciones en un acto de grandeza que llene de orgullo al Libertador.

HORACIO SERPA U.
Gobernador de Santander --------------------------------------------- Volver a Inicio >

viernes, 17 de abril de 2009

EL ATARDECER DE LA VIDA

Por:Martha Clemencia González;
especial desde España para bersoa.com >


"Ya no sé en qué fecha estamos. En casa no hay calendarios y en mi memoria los hechos son una maraña. Me acuerdo de aquellos calendarios grandes, unos primores, ilustrados con imágenes de los Santos que colgábamos al lado del tocador. Ya no hay nada de eso. Todas las cosas antiguas han ido desapareciendo. Y yo también me fuí borrando sin que nadie lo notara".

"La otra tarde caí en cuenta que mi voz también ha desaparecido. Cuando les hablo a mis nietos o a mis hijos, no me contestan. Todos hablan sin mirarme, como si yo no estuviera con ellos, escuchando atenta lo que dicen. A veces intervengo en la conversación, segura de que lo que voy a decirles no se le ha ocurrido a ninguno y de que les van a servir mucho mis consejos. Pero no me oyen, ni me miran, no me responden".

"El otro día me alegré mucho ante la posibilidad de un paseo familiar. Estuve lista muy temprano. Me paré en el zaguán a esperarlos a todos. Cuando arrancaron y el auto desapareció envuelto en el bullicio, comprendí que yo no estaba invitada, tal vez porque no cabía o porque mis pasos lentos impedirían que todos los demás corretearan a su gusto por el bosque. Sentí clarito cómo mi corazón se encogía y la barbilla me temblaba como cuando uno se aguanta las ganas de llorar".

"Yo los bendigo a todos y los perdono, porque ¿qué culpa tienen los pobres de que yo me haya vuelto invisible?".

Los cuatro párrafos anteriores, correponden a fragmentos de un hermoso mensaje reenviado a mi correo electrónico y cuyo autor desconozco. No puedo negar que la lectura completa de este texto en el silencio del hogar únicamente roto por una melodía bastante dulce y suave como parte del mensaje, logrò conmoverme profundamente y por unos minutos me hizo reflexionar sobre la vida y lo que para muchos representa el hecho de hacerse mayores..el hecho de ser los más viejos de la casa.

En España y según cifras del Instituto Nacional de Estadística, INE, 1 millón 359 mil personas mayores de 65 años de edad, viven solos durante todo el año.

Muchos viven en esta condición de soledad por decisión propia, pero otros no tienen opción diferente. Es por ello que el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), ha impulsado el programa "Cerca de Tí", dirigido especialmente a personas mayores de 80 años que vivan solas o con su pareja de edad similar.

El IMSERSO, es un organismo dependiente del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte y contará con la colaboración de la Cruz Roja española y de Cáritas para el desarrollo del plan "Cerca de Tí", cuyo objetivo fundamental no es solamente acompañar a estas personas por parte de voluntarios, sino ir más allá para ayudarlas a adquirir ó recuperar hábitos de relación con otras personas y hacer que se sientan motivadas para salir de casa y romper su aislamiento.

"Cerca a Tí", también es la forma de prevenir que surjan otras circunstancias como la inactividad, la mala nutrición y la depresión como consecuencia de la soledad, según han explicado voceros del IMSERSO en España; un país en el que el 17 por ciento de la población es mayor de 65 años y en donde además se calcula que dentro de dos décadas, uno de cada cuatro ciudadanos será anciano.

Con estas cifras, es obvio que la solicitud de plazas para residencias de mayores hayan aumentado considerablemente. Sin embargo, cabe anotar que en promedio, vivir en una residencia concertada o pública puede costar 1.000 euros que no logra cubrir un jubilado cuyos ingresos alcanzan los 820 euros mensuales. Ya nos podemos imaginar las dificultades que tienen muchos para acceder a dicho servicio. Y mejor no hablar de los costos en una residencia privada, donde al mes, se pueden llegar a pagar entre 3 mil y 4 mil euros. Paradójicamente y de manera contraria a lo que podría imaginarse con estos valores, según estudios realizados por la revista "Consumer Eroski", las residencias concertadas o públicas resultan mejor acondicionadas y capacitadas para atender a los mayores; ya que las privadas obtienen "suspensos" por factores importantes como: baños sin timbres de emergencias en dos de cada cinco instituciones. Además, el 20 por ciento de ellas no tienen servicios de fisioterapia y rehabilitación y el 35 por ciento sólo cuentan con un médico de cabecera como único especialista.

A pesar de los esfuerzos que puedan hacer los gobiernos y organizaciones no gubernamentales en diferentes partes del mundo por proveer a los ciudadanos de mecanismos para enfrentar diversas circunstancias de la vida, en este caso, la vejez y en especial, la soledad de la gente mayor; es innegable que los primeros que deben tener la obligación de velar por sus ancianos, son los propios familiares. Y no deberían valer excusas, motivos o pretextos como "la dura carga física y emocional" que indudablemente esto implica, porque aunque suene a tópico y a obviedad, cuando ellos eran jóvenes con toda seguridad no dudaron en dejarse la piel en el cuidado y atención de sus hijos y en muchos casos de sus nietos.

La actitud, antes que el compromiso de todos los seres humanos, debería implicar acciones como la de aprovechar el ahora..el hoy, para escuchar a nuestros abuelos..al viejito de la casa del lado que se asoma de vez en cuando a la puerta en espera de cruzar un simple saludo para recordar que aún existe..al anciano que se sienta solo en el parque...brindar una sonrisa amable a esa mujercita que va sola por la calle agachada y apoyada en su bastón...reir con ellos..hacer que el momento dorado de sus vidas sea pleno y feliz...al fin y al cabo eso es lo que queremos para nosotros mismos. En definitiva, regalar "una rosa" ahora y no esperar para llevarla a una tumba. Ir a página de España >

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