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domingo, 31 de agosto de 2014

Dónde habrá plata para…

                                                       Trafugario
                                                  Por: José Oscar Fajardo                             
Para la mayoría de gentes del país, no caídas del zarzo, de ninguna manera es un secreto que la empresa Isagen estaba en venta. Que el citado negocio debió aplazarse y que ello generó versiones encontradas en las más altas esferas del gobierno sobre la necesidad de acudir al plan B, cual era el de vender el 10%  de Ecopetrol para conseguir raudamente recursos con destino al programa de carreteras del país. Por otra parte, estimaciones de comisionistas de bolsa señalan que, tomando como referencia el precio actual de la acción de Ecopetrol de $3.135.oo, a martes 19 de agosto del corriente, la venta de ese 10% de la empresa  le representaría a la nación, ingresos por unos 13 billones de pesos, valor muy arriba de los 5 billones que es el mínimo esperado por la venta del 57.6% de Isagen. Pero según indicaciones de la agencia comisionista Colcorp, la rentabilidad que ofrece Ecopetrol es tan atractiva como la presidencia de Crazy Port, dado que por cada 10% de participación que tiene el Estado en la petrolera, recibe 800 mil millones de pesos según cálculos, para el 2015. No obstante, por la participación de Isagen para este mismo año, se proyectan recibir 125 mil millones de pesos. Y no crean que son chifladuras de algún brujo de Crazy Port. No. Son datos de EL TIEMPO sección económica, del 14 de agosto del corriente.
Ahora bien. Según una entrevista periodística del último 24 de agosto, el ministro de Minas Tomás González Estrada, dijo que al país le entran al año 10 billones de pesos por concepto de regalías, 8 de petróleo y gas y dos de minería. Hace unos dos años la revista Semana dijo, y yo lo repliqué en mi columna, que en el 2012 Ecopetrol había facturado $15.4 billones de beneficio, y que la producción había ascendido a algo así como a un millón 76 mil barriles diarios. Esos datos tan fantásticos no son extraídos de la lámpara de Aladino. Pero señor santo de los cielos ¿Qué se hace la plata? Qué razón tiene vender Isagen y el 10% de Ecopetrol. Además, cómo es posible que la educación secundaria del país sea una de las peores del planeta, que la salud sea una tragedia como en La casa de los muertos, de Dostoievski. Que, según el PNUD, más de la mitad de colombianos vivan en la miseria. Cómo es posible que en Barrancabermeja, donde tiene asiento la refinería más grande del país y donde está el motor del desarrollo nacional por la producción de combustibles, exista tanta desigualdad y haya tanta miseria que a la vez es el combustible de todo tipo de violencias, de prostitución en todas las edades, de drogadicción. Y lo peor de todo es que no haya carretera a Bucaramanga, o la que hay, parezca esos vestigios de vía que quedan después de los terremotos.  Si con esa empresa allí en sus entrañas, Barranca debía ser el paraíso terrenal de Colombia. Y Santander, el Departamento más progresista y con el menor índice de desempleo, sin problemas graves de violencia y con los claustros universitarios mejor dotados del país. Con muchos millones de pesos para la investigación científica en la UIS y un presupuesto enorme para el deporte en general y el cultivo de las Bellas Artes que generen una verdadera paz. Alguien me decía en alguna ocasión, y me gustaría que alguno de los lectores me ayudara a despejar esta terrible duda, que la Concesión Barco recibía diariamente 25 millones de pesos de Ecopetrol. ¿Es esa una mentira pavorosa? O una verdad igualmente pavorosa. ¿Será cierto que existe tal concesión, y de golpe otras que como ésta, desangran siniestramente el tesoro de los colombianos? O será invento de un orate de Crazy Port.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Y dónde está el estado

TRAFUGARIO
Por: JOSE OSCAR FAJARDO                                          
                Hace unos días atrás un periódico de la localidad entregó un informe sobre el descalabro social de la prostitución infantil en la ciudad capital del Departamento. Un vocero de la Policía Nacional de Bucaramanga manifestó que no se han detectado los sitios exactos donde se pueda ubicar el problema de una manera determinante.
Otros representantes del estado dijeron que se ejerce vigilancia en los sectores donde aparentemente se presentan los casos de prostitución infantil. Yo sostengo que el caso sí se da en la realidad pero no es fácil detectarlo porque hay que aprehender los autores en flagrancia o en condiciones que no permitan dudas. La lamentable y triste historia es que ¿Dónde está el Estado? Y yo no pregunto por el Estado policivo o el Estado represor-papá para que castigue al usuario de prostitutas infantiles por el delito cometido, porque debe hacerlo sin miramientos y sin dubitaciones, sino que dónde está el Estado que le garantice la supervivencia a esta criaturas, que generalmente son las hijas legítimas de un proletariado pauperizado en el mínimo de los casos, y en una abrumadora mayoría provenientes de núcleos  familiares de los barrios de las peleas de los perros donde la gente vive por debajo de la línea de la miseria económica que es de menos de un dólar al día, hoy algo así como 1700 pesos diarios, según datos del Programa  de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD. Esos núcleos sociales están formados por familias en lo general demasiado numerosas, de madres solteras, de padres desempleados, analfabetos o semianalfabetos tanto escolares como laborales, en muchos casos drogadictos o hijos de drogadictos o alcohólicos, desplazados, violados, es decir de los estratos menos uno, menos dos, hasta menos infinito. ¿En ese estado de cosas y en esas condiciones, cuál niña no se prostituye y cual niño no roba o también se prostituye? Es que la función del Estado no es castigar, que debe hacerlo como una acción persuasiva, sino prevenir este pandemonio social que cada día crece en progresión geométrica a medida que aumenta la pobreza dado que cada día que pasa el país crece más demográficamente. Como siempre hago en mis análisis, de no culpar al primero que se me ponga de frente, el problema no es de fácil solución. Me chocan sobremanera las actitudes mendicantes y las políticas paternalistas porque eso retrasa el verdadero desarrollo de las sociedades.
Pero si una niña es prostituta a los diez o doce años y madre a los doce a trece y fuera de eso ladrona, drogadicta, marihuanera, bazuquera o pegantera, y va para los niños también, es porque su núcleo familiar esta hecho albóndigas de Cuprus, y además, esas familias conforman las comunidades que superviven bajo un manto letal de miseria. Que se pega se pega. Pues, “el niño nace bueno y la sociedad lo corrompe”, decía don Juan Jacobo Rosseau. Para la muestra un botón y observen estas perlas. El Estado colombiano invierte un 1% del PIB en Educación, mientras que el 5.1% del mismo PIB es para la guerra. Y el problema no es de este gobernador ni del anterior. Ni de este alcalde ni del anterior. Este es un problema epidémico-endémico que tiene un origen económico-político-administrativo-cultural que no lo sanea ni el metafísico (brujo) de Barbosa que rezó el burro de la Sagrada Familia para que no volviera a tumbar la virgen. Me contó un policía de los que prestan guardia en la Gobernación, que en Boyacá, en una población donde hay minas de carbón, él le dijo a un niño de 12 años que no podía trabajar en la carbonera porque estaba prohibida la explotación laboral de los niños, y que el niño-adulto le respondió. ”Entonces dele usted de comer a mis seis hermanitos porque mi papá se murió y mi mamá no arrisca con todos los gastos”. Yo estoy seguro que ninguna niña quiere ser prostituta ni ningún niño quiere ser ladrón. Lo que pasa es que tienen necesidades básicas no satisfechas y esa tiene que ser política del Estado. ¿A quién le gustará dormir en un colchón de concreto y comer basura de una bolsa hedienta?

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