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martes, 8 de mayo de 2012

Análisis de las elecciones de francia

DE NUEVO EL SOCIALISMO EN FRANCIA
Columna de elnuevosiglo
               Horacio Serpa
Después de cinco años de ejercer un gobierno controvertido y arrogante, cayó Nicolás Sarkozy “el niño malcriado de la política francesa”. Ganó Francois Hollande, quien desde la Secretaría General orientó la mecánica del Partido Socialista durante una década y con paciencia y audacia ganó la candidatura de su Colectividad. El domingo se impuso en las elecciones presidenciales, demostrando que en política todo es posible si se trabaja con seriedad, dedicación y persistencia.
El Partido Socialista venía pasando por una mala racha. El Presidente Miterrand gobernó durante 14 años, hasta 1995, cuando el señor Chirac derrotó a Leonel Jospin, el carismático líder izquierdista que pregonó la compatibilidad entre el intervencionismo y el mercado. Fueron 17 años durante los cuales la cuna de la democracia fue gobernada con criterio conservador. Un duro peregrinar de los socialistas que vuelven al poder con el mandato de resolverle al país sus dificultades sociales y la esperanza de que ayuden a encontrar soluciones a los graves problemas económicos de Europa.
El nuevo Presidente, tranquilo, sencillo, cerebral, con un estilo muy diferente al de su histriónico antecesor, como le corresponde según sus convicciones políticas,   luchará por la igualdad y la justicia social. Ha prometido mejorar la educación, lo que indica que irá por el camino acertado. Y en su condición de Socialdemócrata defenderá los logros del Estado de Bienestar. No será fácil, pero tiene capacidad y compromiso.
Europa, en su peor momento, espera mucho de Hollande. La austeridad, dijo refiriéndose a los convenios que venían liderando Alemania y Francia, “no puede ser una condena”. Para el nuevo Presidente el crecimiento económico debe generar satisfacciones sociales y empleo. Una actitud de esta naturaleza, asumida desde la segunda economía de Europa, cae “como pedrada en ojo de tuerto” en millones de europeos que sufren ya las dificultades de la crisis y se sienten explicablemente asustados frente a las medidas que se vienen aplicando para tratar de superarlas. Ahora tienen la esperanza de que el elegido mandatario francés no deje que la señora Merkel imponga sus criterios fiscalistas ni permita que la ajustada de cinturón termine estrangulándolos.
El mensaje progresista de los Franceses se escuchó en la eurozona. El triunfo de Hollande acabó con el cuento de que solo las derechas podían gobernar en esta época de neoliberalismo a ultranza y constituye un toque de corneta para que los Partidos Socialdemócratas, Socialista y Laboristas de la región se rearmen ideológicamente, recuperen la confianza perdida y con orientación humanista impongan la consigna de que el Estado y la economía deben estar al servicio de la comunidad.
Entre nosotros también se escuchó la Marsellesa cantada con emocionado compromiso desde la Plaza de La Bastilla. Los Colombianos sabemos y sentimos que somos el quinto país más desigual del mundo. Para superar tamaña vergüenza requerimos aplicar políticas económicas y sociales progresivas, incluyentes, equitativas, que busquen lo que con júbilo esperan de Hollande los franceses: crecimiento sí, prosperidad sí, pero con educación, vivienda,  justicia rural y empleo.   
Madrid (E ), 9 de Mayo, 2012

 

miércoles, 9 de febrero de 2011

Veinte años después

Miércoles, 9 de febrero o de 2011

Por: Horacio Serpa Uribe

El 5 de Febrero de 1991 se iniciaron las deliberaciones de la Asamblea Nacional Constituyente, el más importante acontecimiento político del Siglo XX. ¿Por qué? Por su cometido. Nada menos que el de darle a Colombia una nueva Constitución.

La anterior Constituyente deliberó en Bogotá en el año de 1.886, durante el mandato de Rafael Núñez. El Siglo XIX fue el de las Constituciones. Se expidieron en 1.821, 1.830, 1.843, 1.853, 1.858 y en 1863 la famosa de Rionegro, durante uno de los gobiernos del General Mosquera. Del 86 al 91 del siguiente Siglo pasaron 105 años. Imagínense la expectativa que existía.

Los menores de 35 años, que son la mitad de los Colombianos de hoy, no vivieron ese histórico momento. Tal vez muchos no se hayan percatado de su importancia. Por eso resulta trascendente aprovechar el aniversario de la actual Constitución para recordarle al país como surgió el proceso, cuales las razones que lo motivaron y de que manera transcurrieron los debates constitucionales que se dieron durante 5 intensos meses de discusión. El 4 de Junio de 1.991 se sancionó la actual Carta Fundamental.

Debe recordarse que al comenzar la última década de la anterior centuria vivíamos una época de violencia enorme. Había guerrilla, paramilitarismo, narcotráfico, delincuencia, pobreza extrema, corrupción. Durante la campaña presidencial que se adelantó para elegir al sucesor del doctor Virgilio Barco, fueron asesinados 4 candidatos: Pardo Leal y Jaramillo de la Unión Patriótica, Galán del Partido Liberal y Pizarro del M-19.

La elección de los Constituyentes se hizo por circunscripción nacional, fórmula inédita hasta ese momento. Fuimos elegidos 70 asambleístas, de distintos partidos, de diversas regiones, de las más disímiles características, orígenes e intereses. Nadie creía que de ese “sancocho” de pareceres pudiera salir un solo convenio. Pero lo que se produjo fue casi un milagro, que comenzó con la elección de una presidencia colegiada, sin antecedente en la historia de las corporaciones públicas. Tres personas ejercieron al mismo tiempo tan difícil labor.

Las discusiones a lo largo de los 150 días de sesiones fueron agudas, intensas, interesantes, pero respetuosas y tranquilas. Con el discurrir de los análisis y las propuestas se fue creando un ambiente de cordialidad, de buen ánimo, de entendimiento, que produjo consensos a granel bajo el único compromiso de servir bien los superiores intereses del País.

Al final se logró la aprobación de una obra que permite alcanzar la estabilidad institucional y la convivencia que reclamaban a gritos los colombianos. Facilitar el logro de la paz fue la consigna unánime de los constituyentes. No la hemos alcanzado, por mala fortuna, pero seguimos avanzando hacia situaciones de entendimiento en mejores climas de democracia, respeto a los derechos humanos, participación y bienestar.

En tan grato aniversario debemos ratificar el compromiso social del 91. Hay que aprovechar este año para deliberar con ánimo constructivo sobre la Colombia que deseamos, convivente, pacífica, justa, incluyente, productiva, respetable y libre, como lo señalan las jóvenes normas de nuestra Constitución Nacional.

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