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sábado, 29 de enero de 2011

TRAFUGARIO

-------------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

CANAL TRO O ALCALDIA

Tuve la oportunidad de trabajar en el canal TRO y allí conocí a Jairo Ortiz Rico, a la sazón gerente de la institución en aquella época. El doctor Jairo, como le decíamos todos con confianza de buenos colegas, es un joven Comunicador Social-Periodista egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, de Bogotá, y además, un aventajado profesional. Eso me gusta porque es el elemento, según mis conceptos, que más debe primar en los gobernantes que han de manejar el futuro del país. Lo afirmé en mi columna anterior y sobre ello seguiré trabajando para que se presenten excelentes candidatos a las diferentes instituciones. Lo repetiré hasta el día de las elecciones y lo seguiré haciendo Per Secula porque la democracia debe ser eterna. Pero todo esto vienen es porque el ex-director del canal quiere ser el próximo alcalde de Pamplona, su ciudad natal, y para tales efectos, parece que ya tiene de ambas alas el apoyo de un buen sector político de la ciudad y de una considerable fracción de la comunidad. En su trayectoria periodística y laboral y como director del canal, Jairo Ortiz Rico desempeñó sus funciones con efectividad, contratando personal idóneo, por ejemplo, consiguiendo máquinas óptimas para el funcionamiento y dando capacitación profesional a la nómina existente.

Una de ellas fue enviar por grupos y por especialidades, a casi el total de los funcionarios y personal técnico y periodístico, a talleres de capacitación en el canal de Teleantioquia en Medellín, con el apoyo económico de la Comisión Nacional de Televisión. También es bueno comentar que el ex-gerente Jairo Ortiz, modernizó y amplió la parrilla de la programación lo cual multiplicó su sintonía a nivel departamental y nacional. De igual manera, logró construir nuevas instalaciones y ampliar y reconstruir la antigua y un tanto obsoleta planta física donde comenzó su vida el canal. Y no está de más recordar que en los tiempos del ex director Jairo Ortiz, se conocía y se hablaba del sur del Departamento de Santander, de poblaciones como Barbosa, Vélez, Puente Nacional y Cimitarra, entre otras, y se tenían muy en cuenta los profesionales y los técnicos de Santander. Pues para el gerente de hoy, doctor Luis Alirio Cañas, parece que no existiera Santander desde el municipio de El Socorro hacia allá. No se volvió a nombrar a Barbosa desde que yo salí del canal, y no se le hizo siquiera una nota de pocos segundos al Festival del Río, evento al que asistieron unas 80 mil personas en los tres días de festividades y que ya constituye todo un hito a nivel nacional.

Y para completar, casi toda la planta de personal que labora en el canal, es en gran proporción del Norte de Santander. Y eso que dizque el canal es del Gran Santander. Por eso sería bacano que el doctor Jairo Ortiz regresara a la institución. Para que volviera a existir Santander de El Socorro hacia allá, como dije con anterioridad.

Pero desafortunadamente para todos los que queremos el TRO porque de él disfrutamos y allí aprendimos muchas cosas, el doctor Jairo quiere es ser alcalde de su amada patria chica Pamplona. Pues según consideró, también allí tiene mucha tarea por hacer. “Pamplona hace parte del patrimonio cultural de Colombia así no lo hayan declarado oficialmente, y yo quiero trabajar por ese puesto honorífico porque yo soy un hijo legítimo de esta villa colonial”, comentó con su poderosa labia de excelente periodista. Por ahora está dedicado a hacer todas las transacciones sociales y políticas con el fin de acceder a la primera autoridad del municipio dado que, según comentó, “Yo sí tengo un concepto amplio y exacto de lo que es y de lo que debe ser, en teoría y en práctica, El Gran Santander. Un solo Santander para todos los santandereanos sin importar que sea de Cúcuta en la frontera con Venezuela, de Barranca en los límites con Antioquia, o de la Barbosa que colinda fraternalmente con Boyacá”. Eso me dijo Jairo Ortiz Rico, en hora buena candidato a la alcaldía de Pamplona, en la charla que me concedió.

miércoles, 26 de mayo de 2010

A votar con esperanza

Colombia, miércoles 26 de mayo de 2010

-----------------------------------HORACIO SERPA

Cuando los ciudadanos voten a conciencia el próximo domingo para escoger al nuevo presidente de los colombianos, habrá terminado la primera parte de una de las campañas más emocionantes y atípicas que el país recuerde, no solo por las candidaturas, sino por el entorno en que se han desarrollado en solo dos meses.

Todo comenzó cuando la Corte Constitucional cerró las puertas a una segunda reelección y abrió las compuertas de la política, que estaba represada a la espera de ese fallo histórico que revitalizó la democracia y permitió que el país expresara sus deseos de renovación.

El fervor de los jóvenes, los medios y las encuestas han sido los grandes protagonistas. Nunca antes se vio que en un solo día se conocieran varios sondeos de opinión, cada uno con resultados diferentes, ni tampoco que el liderazgo en los mismos cambiara en cuestión de horas.

Ante la imposibilidad de que los candidatos recorran la geografía en tan pocos días, los debates televisivos han permitido a la opinión pública formarse una idea y llenarse de razones para votar por uno u otro aspirante. Todos los formatos se han ensayado, unos más acertados que otros, pero en general beneficiosos para el proceso.

La campaña, sin embargo, no ha estado exenta de lunares. Los formatos televisivos han impedido que se conozcan a fondo los programas de los aspirantes y solo queda el espacio para los eslóganes, las frases cortas y el aprovechamiento de los errores de los contrincantes.

La guerra sucia ha sido un espectáculo mediocre, presente en pasadas elecciones presidenciales, cuando se asustó a los colombianos con el tema de las Farc y los paramilitares alzaron los fusiles para obligar a votar según sus preferencias, como frecuentemente se cuestiona.

Lo importante es votar a conciencia. Sin presión alguna. En libertad, sin pedir ni recibir nada a cambio. Reflexionar con sinceridad sobre el futuro que queremos para Colombia. Pensar en el liderazgo capaz de gobernar y combatir con éxito los males que nos aquejan: corrupción, pobreza, desempleo, guerra, crisis humanitaria, aislamiento internacional.

Observar a quiénes acompañan a los candidatos. Porque de lo que se trata es de renovar las costumbres políticas, trazar un nuevo sendero de justicia y legalidad; crear condiciones para terminar el conflicto armado sin llevarnos por delante la institucionalidad ni la ley; generar empleo sin menoscabar aún más las condiciones de los trabajadores; superar la crisis humanitaria y respetar a las ONG de derechos humanos y a la oposición.

Colombia necesita un nuevo aire. Nuestra democracia reclama cambios profundos, pero sobre todo dejar de gastar la plata de la educación y la salud en una guerra interminable que solo beneficia a los vendedores de armas y a los turiferarios de la solución militar a ultranza. Necesitamos más libros, menos balas; más médicos, menos guerreros; más obreros de la paz, menos maestros de la intolerancia. Votemos con esperanza, por un país con justicia social y en paz. Nos lo merecemos.

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