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viernes, 6 de enero de 2012

"Problemática cada día más compleja"


SEGURIDAD CIUDADANA, ES MÁS DE LO QUE HICIERON
Cortesía del abogado: Alejandro Árias
En diciembre de 1998 el General en retiro Víctor Alberto Delgado Mallarino dio una conferencia sobre Seguridad Ciudadana en la Universidad de los Andes, publicada por la Revista de Estudios Sociales de esa alma mater.
En esa conferencia advirtió el General Delgado, a propósito de las medidas adoptadas por las autoridades en reacción a los hechos sucedidos en Santa Marta por cuenta de Los Urabeños, que “parece que lo importante es producir ´sensación de seguridad´, para lo cual se adoptan medidas efectistas pero incapaces de dar verdadera solución a una problemática cada día más compleja”.
Precisó el alto oficial, en su conferencia, que la seguridad ciudadana es mucho más que aumentar el pie de fuerza y sacar soldados a las calle. Por la importancia del tema y su actualidad publico extractos de dicha conferencia:
Cuando las personas, naturales o jurídicas, pueden adelantar sus actividades, cuando sin temor a sufrir menoscabo o daño físico, psíquico, social, político, cultural, moral o patrimonial pueden ejercer responsable y libremente sus derechos y libertad, podemos afirmar que tenemos segundad ciudadana.
Lamentablemente, por las circunstancias que vivimos, existe la tendencia a reducir la categoría de seguridad ciudadana a su dimensión de integridad física. Como anotamos anteriormente, esta categoría de ninguna manera es la única y el ver la angustia con la que hoy se demanda su vigencia, nos indica la precariedad de nuestra condición ciudadana y el estado de descomposición de la sociedad. Sin duda alguna, esta situación está impidiendo el desarrollo del proceso de construcción de una verdadera convivencia social.
Más allá de una dimensión limitada a la "integridad física", la seguridad ciudadana incluye la seguridad jurídica, la seguridad social, la defensa del principio de legalidad, la defensa del medio ambiente, la lucha contra la pobreza, el respeto a los derecho civiles y políticos y el derecho a tener condiciones económicas y sociales que permitan el desarrollo de todas las potencialidades. En síntesis, la seguridad debe entenderse en su más amplio sentido y no restringirla al simple aspecto físico.
Parece que lo importante es producir "sensación de seguridad", para lo cual se adoptan medidas efectistas pero incapaces de dar verdadera solución a una problemática cada día más compleja.
En la lucha contra el delito y la violencia no es suficiente pensar en la utilización de los organismos de seguridad. En forma simplista, en ocasiones se plantea que el sólo fortalecimiento de la Policía, en medios humanos o materiales y con la expedición de medidas represivas de carácter penal o policivo, puede conseguirse controlar y disminuir la criminalidad.
Tal forma de pensar no conduce a remediar los problemas que generan inseguridad.
En el prólogo de Colombia al filo de la oportunidad comenta Gabriel García Márquez: "Somos conscientes de nuestros males, pero nos hemos desgastado luchando contra los síntomas mientras las causas se eternizan" Esta afirmación tiene plena validez en el tema que nos ocupa.
Si queremos asumir en forma seria y responsable el problema de la inseguridad y la violencia, debe buscarse, a través de la investigación, el estudio y análisis permanentes y continuos de los fenómenos sociales, elementos de juicio suficientes para trazar una política de seguridad integral, que permita diseñar estrategias, tácticas y medios sociales adecuados para conseguir control óptimo de la criminalidad y violencia.
Una Política de seguridad integral debe considerar medidas de prevención, continuas y permanentes, para combatir todas las condiciones (factores criminógenos) que ponen en peligro a la comunidad y alteran la convivencia pacífica. Lo anterior debe comprender políticas económicas y sociales, educativas y culturales, de salud, vivienda y urbanismo, de comunicación y participación social, de recreación, de servicios básicos, de justicia, de seguridad (en todos los órdenes), capaces de crear y fortalecer el espíritu comunitario, el sentido de pertenencia al país y la solidaridad social. Como puede deducirse, una Política de seguridad integral no puede confundirse con una política simplemente anti delictual. Como he venido insistiendo, es mucho más que esto.
LINK EN EL QUE SE PUEDE LEER LA CONFERENCIA COMPLETA:

miércoles, 11 de agosto de 2010

El nuevo amanecer democrático

Colombia, miércoles 11 de agosto de 2010

HORACIO SERPA
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Colombia respira esperanza. La democracia esta robustecida y corren nuevos vientos de reconciliación interna e integración regional. El discurso de posesión del presidente Santos y los acontecimientos que se han desencadenado en sus primeros días de mandato, lo muestran como un líder capaz de cumplir sus propósitos de prosperidad democrática, fin de la polarización, consolidación de los partidos, solución del conflicto armado, seguridad urbana, desarrollo con equidad y respeto a las Cortes.
La primera tarea que se ha propuesto el Presidente Santos es el diálogo directo con su similar venezolano, Hugo Chávez, para superar la larga cadena de desencuentros de las dos naciones, que han afectado las relaciones hasta llegar a su rompimiento. La presencia del Canciller Nicolás Maduro en la posesión de Santos fue el anuncio de un cambio positivo en el rumbo de nuestra diplomacia.

Lo que parecía imposible hasta hace unos días, se convirtió de la noche a la mañana en realidad: un encuentro Santos-Chávez en Santa Marta. Los dos mandatarios tendrán sobre sus hombros la responsabilidad de doblar la página de los últimos ocho años, marcada por ataques personales y amenazas, y volver a empezar. Tendrán que construir una relación basada en la confianza, el respeto mutuo y el compromiso de la solución pacífica de las diferencias. El restablecimiento de las relaciones bilaterales, rotas de manera abrupta hace apenas unos días, será el primer paso hacia una nueva era de integración regional.

Colombia y Venezuela tienen enemigos comunes, que deben afrontar de manera conjunta: guerrilla, narcotráfico, pobreza, inseguridad. Y una frontera común viva y dinámica que reclama acuerdos para el libre tránsito de bienes, personas y capitales. Acuerdos que garanticen la seguridad en la frontera, pero también la certeza de que nunca se volverá a tiempos pasados de cierre de mercados y amenazas de guerra.

En las relaciones con Venezuela y con Ecuador, especialmente, el Presidente Santos nos ofrece nuevas posibilidades. Los hechos demuestran que es mejor el diálogo directo que las vociferaciones mediáticas. El país reclamaba ese cambio de rumbo. Y celebra que, bajo la directriz del Presidente y la ejecutoria de la Canciller Holguín, la frontera deje de ser un territorio caliente y se convierta en un lugar pacífico en donde hierva la hermandad bolivariana. Un proceso que apenas comienza y necesita mucha colaboración de parte y parte.

Colombia tiene hoy una nueva agenda internacional, propia de un presidente formado en la academia y con una amplia experiencia diplomática. Seguramente, en pocos días veremos encuentros similares que rompan paradigmas y construyan nuevas percepciones globales sobre nuestro país y nuestros intereses.

Es bueno recordar el mensaje del nuevo mandatario: la palabra guerra no está en su diccionario, ni la puerta de la paz está cerrada con llave. Lo que significa más trabajo en busca de la reconciliación y menos desgaste en la confrontación innecesaria y estéril. Un mensaje de esperanza en un país hastiado de la guerra. Ese es el nuevo amanecer que nos merecemos.

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