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martes, 9 de octubre de 2012

Comportamiento humano

Por Pedro Gerardo Tabares C.
En el desarrollo de las actividades ordinarias, es fácil encontrar cómo se comporta el ser humano. Pero habrá de clasificarse para ello, en un sin número de posibilidades que corresponden a las actitudes  de las personas en la sociedad, y de ahí que pueden encontrarse orientados por el altruismo, el servicio a los demás guidados por  su concepción de la bondad, el alcance de su propia convicción de ser excepcionales en el entorno, considerándose  transformadores por excelencia hasta convencerse que su concurso es indispensable e insustituible  y llegan a  reclamar e imponer la  sumisión de los demás con la convicción que no habrá quien pueda orientar el bienestar general sin su concurso.
Pueden dividirse  entre los que buscan obediencia, y  aquellos que consideran necesario imponer la sumisión, todo dentro de  orientación de criterios que seguramente sean los que les permite su existencia dentro de la egolatría, afirmando que gracias a su presencia se llega al perfeccionamiento de la sociedad.
Los que mandan y le obedecen pierden la noción del tiempo en la vida, en cuanto a su existencia y alcanzan la convicción de  su mesianismo para convencerse dentro de la perfección, que deben  cumplir la misión que el destino les encarga, porque están llamados a otorgar a otros la anhelada felicidad, con la convicción de que nadie los superará frente a las metas del altruismo a que consideran estar llamados a satisfacer las necesidades ajenas, todo ello con la convicción que nadie pueda  sustituirlos porque el Estado los llama a proponer los grandes derroteros.
En la otra faceta se orientan los que consideran la obtención del bienestar sin acudir a sacrificios  para  obtener satisfacciones económicas que redundan en consecuencias de lo que considera bienestar, sin examinar cuales los mecanismos para obtenerlo.
 Y finalmente aparecen los que no consideran necesario tener claro el ancestral valor del  trabajo, unido al  altruismo y la visión de mejorar, pues se convencen que no necesitan bienes, sino que debe permitírseles  holgura en un mundo en que todo lo que los rodea está dirigido para distinguirse de los demás.
Pero al margen están los que padecen de abulia en el curso de su vida, generalmente acuden a ingerir o usar sustancias alucinógenas con diversas consecuencias, pues no solamente los que llegan a la decrepitud las usan, así quienes se lucran con exceso. no lleguen a utilizarlas.
Todos inmersos en tratar de dilucidar  diferencia entre la luz y las tinieblas que cotidianamente debemos soportar.
Sin embargo unos y otros buscan atesorar sin medida  sin comprender para que sirve cualquier exceso o definir que constituye la felicidad.

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