miércoles, 29 de diciembre de 2010

En 2011: reconstrucción, transparencia y paz

Miércoles, 29 de diciembre de 2010

-----------------------------Por: Horacio Serpa

2010 termina como uno de los años más movidos de las últimas décadas. Son tantos los acontecimientos que es imposible enumerarlos todos en una sola página. Basta decir que en la lista de cosas positivas esta la liberación de varios secuestrados en poder de la guerrilla, la muerte en combate de los más sanguinarios jefes militares de las Farc, la enérgica defensa de la Constitución realizada por la Corte Constitucional, la elección del Presidente Santos, el renacimiento del Partido Liberal, el restablecimiento de las relaciones con los países vecinos, el destape de las chuzadas, el castigo a los parapolíticos, la grandeza de la Corte Suprema de Justicia, la elección de la nueva Fiscal General y la aprobación de una nueva ley de víctimas.

Nuestra democracia termina fortalecida y se consolida como una de las más maduras y sólidas del continente. Aquí nunca habrá espacio para aventuras populistas ni mandatos eternos. Aquí la tiranía no tiene cabida. La Corte Constitucional y la Corte Suprema de Justicia defendieron la institucionalidad y salvaron la democracia.

A pesar de esos logros, al mismo tiempo, se vivieron los más oscuros capítulos que una democracia puede vivir: las chuzadas del Das, las acciones ilegales contra políticos, líderes de la oposición, periodistas y magistrados de las Altas Cortes son una vergüenza nacional. A pesar de que ya se conoce gran parte de los hechos, aún el país espera que se castiguen a los verdaderos culpables, no a las señoras de los tintos de la Corte Suprema de Justicia, ni a los escoltas de bajo rango del Das.

El caso de las chuzadas es mil veces más grave que el Watergate, que significó la renuncia del Presidente Nixón en Estados Unidos. Las averiguaciones ya llegaron a los entonces asesores y el secretario General de la Casa de Nariño. Los falsos positivos nos avergüenzan como sociedad y como Estado. El país pide que no haya impunidad

2011 será un año lleno de noticias. En el campo judicial se esperan fallos decisivos en el caso de las chuzadas, AIS, Fondelibertad, la Dirección Nacional de Estupefacientes, Incoder, las contrataciones corrompidas, y tantos otros escándalos de corrupción que han revelado la conspiración de altos funcionarios y empresarios para saquear el erario, entregar el Estado a los paramilitares y lastimar la democracia. En campo político habrá elecciones y tendremos que elegir a los mejores. Habrá un nuevo mapa político.
2011 tiene que ser el año de la lucha contra la corrupción, la reconstrucción de Colombia y la búsqueda de la paz.

A esa labor tenemos que entregarnos todos. Por mi parte, seguiré luchando porque Santander siga contribuyendo al mejoramiento de Colombia, con pulcritud y criterio social y para que entre todos reconstruyamos las vías, los pueblos y la infraestructura arrasada por el invierno. Ese es mi propósito como Gobernador y ciudadano. Feliz año nuevo para todos.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Las ironías de un columnista

Citicos Tomás y Jerónimo
--------------------------------Por Daniel Samper Ospina
Tomado de la Revista SEMANA.COM

OPINIÓN Crearé en Facebook el grupo 'Alegremos a Tomás y Jerónimo' y meteré preso a quien no lo siga.

Sábado 25 Diciembre 2010Me gusta la Navidad, pese a que es muy desgastante. Este 24, por ejemplo, era de noche y yo seguía repartiendo las últimas anchetas: una para Lucho con botellas de sabajón; una para 'el Sodomita' Rivera, con productos de belleza y bonos de depilación. A José Galat no le regalé nada, pero lo invité para la cena del 31, en la cual mis hijas y yo lo quemaremos, como ya es tradición cada año, y tal y como él lo hacía con Galileo, por allá en su juventud.

Ya tengo puesta la mesa para la cena de Año Nuevo: una empanada en bandeja de plata con su respectiva botella despicada por si cae el hijo de Javier Ayala; un plato vacío (con comida escondida debajo de la mesa) por si viene Róbinson Devia. Compré una torta para que se la repartan entre Iván y Samuel. Espero la presencia de Lecompte, con el brazo del tatuaje de Íngrid amputado, y la del presidente Santos, con el pequeño Edward parado en el hombro, como si fuera un loro. Instalé un acuario gigante por si aparece el Registrador. Le dije a Laura Acuña que mi familia la acogía en su seno. Corrijo: con su seno. Y le advertí al celador del edificio que se escondiera, por si pasa Rodrigo Lara.

En diciembre siempre hago una obra de caridad.

Hace un año, si lo recuerdan, adopté a un gamín: el autoproclamado gamín Álvaro Uribe Vélez. No me fue bien, lo reconozco. Era grosero, metía gente por el garaje, amenazaba a las visitas con darles en la cara. Habituado a su vida callejera, no se cubría con cobijas sino que se tapaba con periódicos, casi siempre con El Colombiano. Sin embargo, lo eduqué con cariño. Le enseñé a escribir; le abrí una cuenta en Twitter para que practicara. Al comienzo se saltaba las vocales, todas menos la U. Después mandaba mensajes día y noche sobre un tal periodista mafioso, a tal punto que intervine: no permitiré que nadie ataque a José Obdulio, mi maestro. Al final huyó de la casa en un rapto de locura. Todavía lo busco. Mide 1,60. Anda en alpargatas, lleva un poncho y carga una gallina. Si se lo encuentra, no trate de agarrarlo: puede ser agresivo. Mejor llame al manicomio más cercano.

Pese a la mala experiencia, sigo con la idea de hacer una obra de caridad. Y más después de haber visto la Teletón, que fue un desastre: ¿no es una infamia hacer una colecta para los damnificados del invierno e invitar a tocar a Palo de Agua? Con tanta gente hambrienta, ¿cómo ponen de presentador a Jorge Alfredo, cuya papada crece más que la inflación venezolana? Aunque, claro, hay que advertir que la televisión engorda. Vale la pena decirle a Jorge Alfredo que no coma más televisores.

Pensé en recoger ropa para Petro; en adoptar una mascota abandonada, como 'el Pincher' Arias. Pensé en ayudar a Pachito, que este año llenó la ciudad con unas vallas gigantes en las que salía con cara de niño perdido, todo muerto del susto. Pachito busca su hogar, pensé. Voy a ayudarlo: voy a contratarle un fonoaudiólogo para que pronuncie los fonemas sin escupir; a pagarle un peluquero que no sea tan facilista de cortarle el pelo poniéndole una totuma encima para recortar los sobrantes. Voy a volverlo adulto.

Pero no me sentía pleno. Me gusta ayudar, pero no de cualquier manera. Este año, por ejemplo, publiqué un libro para construir la Escuela para Lagartos Armandito Benedetti. Roy Barreras intrigó para que la obra llevara su nombre, pero habría sido injusto: Armandito ha hecho una gran labor. La decana será Lucero Cortés. Las inscripciones están abiertas.

Cavilé hasta último momento y finalmente di con la obra que quiero hacer de Navidad: una Teletón para recoger fondos para Tomás y Jerónimo Uribe. Pobres. Últimamente los han perseguido mucho. No sé si oyeron a Tomás en La W: era conmovedor. Contaba que su papá los ponía a limpiar pesebreras a los cinco años, tal y como lo hacía el ex presidente Turbay con Junior en las de Usaquén; y decía, humilde, que ahora se la pasa estudiando en el exterior 14 horas al día. Citico: o sea que duerme apenas diez. Pobre.

Pobres hermanos Uribe. En este país de parásitos los asedian por nimiedades, los acusan de plagio en las universidades, sus declaraciones de renta despiertan sospechas, les preguntan por sus reuniones en Panamá con los Nule. ¿No se dan cuenta, acaso, de que son solo dos muchachos tan francos como la zona donde -de pura casualidad- tienen sus lotes? Para quien no lo sepa, ambos han hecho su humilde capital reciclando basura, sobre todo en los medios, como quedó claro esta semana.

Bien: me harté. No permitiré que sufran más. Lo primero que voy a hacer es colgarle a cada uno una escarapela con su respectivo nombre para poderlos distinguir. En mi Teletón el presentador no será Jorge Alfredo, sino Pachito. El capitán Lagos y otros detectives del DAS contestarán el call center. Fernando Londoño manejará financieramente los recaudos. Crearé el grupo en Facebook 'Alegremos a Tomás y Jerónimo' y meteré preso a quien no lo siga. Y con lo que recoja, construiré en Stanford un pueblito paisa y les consignaré viáticos para que, si viajan a Panamá, se compren una pizza en el hotel y no terminen -de pura casualidad- en almuerzos con contratistas estatales.

Apoye esta obra social. Ayude a dos niños desprotegidos. Marque ya el número uno. Y feliz año.

sábado, 25 de diciembre de 2010

“LA MALDICIÓN CHINA”

Por: Pedro Gerardo Tabares C

Los Santandereanos especialmente, estamos signados por creer o no creer en la existencia del ilusionismo, la magia negra y otras menciones exotéricas que entran dentro otro de los comunes refranes “que no hay brujas, pero que las hay las hay” y por eso debemos referirnos a la “maldición china”.

Conocido que La Organización Mundial de Comercio, bajo condiciones recibió a la China entre sus miembros y por ello como señala Alberto Sellaro, Presidente de la Cámara de la Industria del Calzado de Argentina, la OMC “debería empezar a mirar a los países en desarrollo. Las ventajas las llevan siempre los más fuertes”.

Nos referimos a la Industria del Calzado, sin entrar a señalar como lo hace el Artículo del Espectador que los zapatos chinos son los enemigos de la región que se reunieron en Bogotá, en la Feria Internacional del Cuero, representantes del sector del calzado de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, Venezuela y Perú.

Coincidieron en que los zapatos chinos son los grandes enemigos del sector. Los impulsores del contrabando. Y lo más grave, aseguraron, que las medidas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) no protegen a los países de América Latina de este flagelo.

Pero nosotros debemos decir que el Departamento de Santander en Colombia, se vio afectado gravemente con la llegada de productos chinos, que sin entrar a debatir calidad, por el valor deja en deficiencia a nuestros trabajadores del calzado, que ni aún con incentivos oficiales pueden competir con el mercado que llega del extranjero, no siempre mediante importaciones con los requisitos legales, porque pareciera ser que algunas veces los mismos que entran ilegalmente las mercancías después las recuperan en remates.

Sinembargo eso no se debe al acaso sino a los trabajadores de la fábrica DINGFU en la ciudad de Houjie, que se levantaron en 2008 y que se tradujo en el milagro económico chino con miras a consumidores orientales.

Allá pueden producir en tales condiciones porque las jornadas son de 24 horas, tienen niños trabajadores y sueldos y su ambición es producir para Occidente con precios ínfimos.

Se afirma en el artículo –muy documentado- que según la DIAN, en 2004 ingresaron a Colombia 51 millones de pares de zapatos ilegales —la mayoría chinos—, 20 millones de ellos ingresaron a 20 centavos de dólar el par. El representante de Brasil, Heitor Klein —director de la Cámara de Calzado de ese país—, denunció que entre 2008 y 2009 recibieron 50 millones de pares de zapatos a precios por debajo de un dólar el par. Y así, las cifras se replican en casi toda la región.

Será que la OMC tiene en cuenta a Latinoamérica, incluyendo al Departamento de Santander en Colombia para controlar las importaciones de calzado de China, Vietnam y Malasia, enemigos acérrimos del sector, de nuestra economía?

viernes, 24 de diciembre de 2010

TRAFUGARIO

..................................................Por: JOSE OSCAR FAJARDO

SENSIBILIDAD Y PRAGMATISMO

Hoy ya hemos celebrado la navidad. Es muy probable que para la mayoría de colombianos haya sido una noche de mucha felicidad porque es a lo mínimo que aspiramos todos los animales dotados de racionalidad. Pero, no debiera recordarlo porque duele tanto, para otro sector de colombianos la noche tuvo que ser de horror porque la navidad no sólo se hizo para festejar el natalicio del niño dios ha muchos años según las creencias católicas, sino para hurgar lo más profundo de nuestro inconsciente y así exasperar todas las penas que nos han acribillado en los últimos tiempos. Claro que eso lo sabemos sólo los que tenemos una herida reciente en el alma. Cierto sí es que no podemos esperar que toda Colombia, sobre todo la que está feliz, rompa sus vestiduras y se dedique al llanto. Eso sería ilógico y hasta ridículo el sólo pensarlo. Lo que sí se debe esperar y dar es una enorme solidaridad que es exactamente en lo que la mayoría de las veces fallamos los colombianos.

Colombia en estos momentos aciagos está atravesando una situación que según parece, es la peor que ha tenido en su historia y la verdad es que parece que no ha habido otra como esta. Pero repito, no por eso tenemos todos que sentarnos a llorar sobre la leche derramada. Hago dichas consideraciones porque, sin querer, escuhé una entrevista que le hicieron a un alcalde y en la que, con sus respuestas desparramadas, estuve totalmente de acuerdo. ¿Usted va a hacer sus ferias y fiestas común y corriente, a pesar de la tragedia que está viviendo el país? le dijo el periodista. Claro hombre, le respondió el alcalde; si es que en mi pueblo no hay tragedias. Allá sí ha llovido pero el clima está demasiado bien. De allá lo que yo le puedo decir es que la gente está entusiasmada y espera impaciente que empiecen las fiestas porque es que nosotros vivimos de eso. En mi pueblo se mueve todo el comercio, la venta de servicios, la hotelería, el transporte intermunicipal y urbano y hasta “el camello de las chinas bacanas” porque es que ellas también viven de eso y además le repito que nosotros no tenemos tragedias, hermano. Pero es que en varias partes del país se están viviendo tragedias, le disparó de nuevo el periodista.

Y yo y mi pueblo que culpa tenemos de eso. ¿Acaso fue que yo ordené que lloviera como para un campeonato mundial, que se desbordaran los ríos, que se ahogaran los animales y la gente? Pero es que hay muchos muertos de por medio, le repitió el periodista. Pues que cada cual llore sus muertos, le respondió jocosamente el alcalde, e ipsofacto lo ametralló con una frase sentenciosa: “o es que usted es de esos que llora por cualquier muerto; porque, si no deje el periodismo que ya le tengo trabajo de plañidera”. Para la muestra un botón.

El miércoles en la noche se puso a la vista del público en el parque San Pío de la ciudad capital un precioso volumen simétrico, como se debe decir, representado en el cuerpo de una mujer, o una “gorda” de Fernando Botero como dice el común de las gentes. Lo sui generis del hecho es que ese gustico de tener una escultura de tan refinado calibre mundial, no se lo dan sino los Campos Elíseos, de París, La Gran Avenida, de Nueva York, El Paseo de Recoletos, en Madrid, La Plaza del Comercio, de Lisboa, y La Plaza de la Señoría, en Florencia, entre otras.

De esto se puede colegir que Bucaramanga ha dado un paso enorme, aunque usted no lo crea, hacia el renombre mundial, porque esas esculturas de un icono universal del Arte como es Fernando Botero, el artista de origen latinoamericano más prestigioso del mundo en este momento, no están expuestas en la plaza de mercado de Guavatá, ni de Matemora ni de Somondoco. Además, es supremamente saludable recordar que sólo el Arte y las Ciencias dan la dimensión real de la grandeza de los hombres.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

A reconstruir el país

Miércoles, 22 de diciembre de 2010

--------------------------------------Por Horacio Serpa 

La lluvia se ha llevado la esperanza de bienestar de más de dos millones de colombianos anegados en la incertidumbre. Solo dolor y desasosiego hay en el corazón de quienes lo han perdido todo por culpa de la naturaleza, que ha sido implacable, pero también de la corrupción, de la improvisación, de la pobreza y de la indiferencia.

Esa monumental cifra de damnificados resume la catástrofe nacional. Una tragedia que nos ha cambiado el presente y el futuro. Pueblos que ya no existen, otros que van a desaparecer, aquellos que deben refundarse. El patrimonio colectivo está hecho trizas. Las carreteras destrozadas por la lluvia, los campos enterrados, los pueblos bajo tierra, la memoria cultural al borde del olvido.

La agenda nacional ha cambiado drásticamente. El Presidente Santos fue elegido para gobernar el país y tendrá que reconstruirlo. Casi que palmo a palmo en muchos departamentos. Es la oportunidad de pensar en grande y sembrar una nueva cultura política y administrativa, de manejo del medio ambiente, de protección de los recursos, de respeto a la gente, de prevención de desastres.

El Plan de Desarrollo Nacional tiene que ser repensado, porque ahora lo prioritario es la reconstrucción: de la malla vial, acueductos, hospitales, escuelas, distritos de riego, industrias agropecuarias. La generación de empleos y subsidios para revivir el campo y las pequeñas empresas.

El país entero tiene que volcarse hacia la reconstrucción, que debe ser un propósito nacional. Todos debemos jugar un papel allí. Los gobernadores y alcaldes no podemos ser inferiores al reto que nos plantean los nuevos tiempos. Tenemos que hacer un balance de la desgracia, encontrar los lugares vulnerables, reubicar a los damnificados y asegurarnos de que el bienestar permita que resurja la vida en todas partes.

Pero es al gobierno nacional al que le toca la parte más importante del proceso. Rediseñando la agenda política, redistribuyendo los recursos del Estado, generando nuevas fuentes de financiación y atrayendo la cooperación internacional. Estoy seguro que el Congreso de la República legislará para salvar a las regiones de la crisis humanitaria que hoy las habita. Y que los empresarios y la comunidad internacional sabrán socorrer a Colombia.

El presidente Santos es un hombre de retos. Un empresario y un estadista. Y ha asumido esta crisis con responsabilidad y sensibilidad social. Sé que su mayor preocupación ahora es llevarle bienestar a cada uno de los damnificados, dotando a las autoridades locales y departamentales de nuevas herramientas para adelantar la tarea de la reconstrucción.

En Santander no dormimos. Listos “en paz o emergencia”, como dice la Defensa Civil, con las botas puestas para salir en ayuda de las víctimas de la lluvia, que se suman a las víctimas de la violencia fratricida. Nuestra agenda regional también se ha trastocado. Barrancabermeja y Bucaramanga están aisladas. Nuestras montañas se están desmoronando. Los ríos se llevan nuestro esfuerzo. Pero seguimos haciendo país, demostrando que somos una raza siempre luchando para ganarnos el derecho a vivir tranquilos en nuestra tierra. Así llueve, truene o relampaguee.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Sancocho de ácido, carbón y mercurio...

Foto: smpmanizales.blogspot.com
Por: JUAN GOSSAÍN / CARTAGENA DE INDIAS
Fuente:  El Tiempo-06 de Diciembre del 2010/
Reenviado por Gilberto Álvarez Rodríguez

El alcatraz que vuela entre mis sueños lleva en su enorme pico una quimera... (Walt Whitman, Hojas de hierba).

Una mañana de mayo pasado, los viejos madrugadores del pueblo de Marytown, perdido en las costas que bordean el sudeste de los Estados Unidos, se levantaron como todos los días a echarles unas migajas de pan a los pájaros marinos que merodean con mansedumbre por los patios y que se han ido convirtiendo en sus amigos.

Lo que vieron los dejó espantados: las gaviotas de cabeza negra, que son tan bellas, también tenían negro el plumaje. Del pico les goteaba una mancha babosa. No podían levantar el vuelo de la arena, con las patas hundidas en una masa de chapapote pastoso, como el asfalto cuando se derrite. Una de las gaviotas miró a la gente pidiendo ayuda.

Según cuentan los testigos, más allá de la playa, cerca del río, tres garzas morenas habían muerto con los ojos despepitados. El guiso espantoso que navegaba corriente abajo, matando todo lo que se le atravesara, era la mezcolanza de petróleo crudo de la empresa British, que cayó pocos días antes a las aguas del Golfo de México.

A esa misma hora los alcatraces de la bahía de Santa Marta, al norte de Colombia, desayunaban su ración cotidiana de buñuelos de carbón. El periodista Antonio José Caballero, grabadora en mano, esperaba en la playa el regreso de los pescadores que habían salido a trabajar temprano. Mientras aguardaba, la cámara de su teléfono celular retrató la pala enorme de un barco carbonero que arrojaba al mar el polvo negro que sobró en las bodegas.

A esa misma hora, en las playas legendarias de Juanchaco y Ladrilleros, cerca de Buenaventura, los lancheros de cabotaje que llevan carga y pasajeros por los pueblos que se arraciman en las orillas del Pacífico limpiaban sus motores preparándose para un nuevo día de trabajo. Como si fuera la cosa más natural del mundo, arrojaban al mar el contenido de unos tanques repletos de residuos de gasolina, queroseno y diésel. Un langostino magnífico, que medía un jeme, iniciaba el día tomándose su primera taza de combustible. Cuando vi la fotografía en El País de Cali me dieron ganas de echarme a llorar.

A esa misma hora, en la zona industrial de Cartagena de Indias, abierta sobre la bahía del Caribe resplandeciente, los trabajadores de una compañía empacadora se sentaron a desayunar en los comedores de su empresa. En ese momento volvieron a ver, como venía sucediendo en las mañanas más recientes, que una nata de tizne cubría la superficie del café con leche, y que una mermelada negra, tan semejante al betún de limpiar zapatos, se había pegado al pan y al queso blanco.

Entonces, no aguantaron más. Se levantaron todos, sin que nadie los hubiera convocado, y comenzaron a golpear los platos contra los mesones. La algarabía se oyó en media ciudad. Las autoridades ambientales ordenaron el cierre de un muelle vecino, que se dedica a cargar carbón a cielo raso, sin mayores precauciones ni cuidados, sin tubos cerrados ni conductores protegidos. Seis días después el muelle fue reabierto.

A esa misma hora, en la región acuática de La Mojana, que cubre un gigantesco territorio húmedo de los departamentos de Bolívar, Sucre y Antioquia, bajaban resoplando los ríos Cauca y san Jorge, que se desbordan en caños y ciénagas. El apóstol Ordóñez Sampayo, que se ha gastado la vida defendiendo de la contaminación a campesinos, cosechas y animales, apareció en la plaza de Guaranda con el dictamen médico en la mano: los doctores certificaban que los tres niños que nacieron deformes tenían mercurio en el sistema sanguíneo.

El terrible mal de Minata, como lo saben los japoneses, porque las empresas en cualquier parte del mundo, en Tokio o en Majagual, arrojan porquerías químicas a las corrientes, y primero se pudren las aguas, y después nacen degenerados los peces y los camarones, y después nacen sin ojos los niños cuyas madres, en aquellos caseríos extraviados de la mano de Dios, consumen esa agua y esos pescados.

En las cabeceras de ambos ríos, las compañías mineras, que buscan oro entre la tierra, hacen sus excavaciones con un sancocho de mercurio y ácidos. Arroyos y acequias se llevan el mazacote. Los bocachicos mueren con la boca abierta en los playones. Las espigas de arroz no volvieron a crecer.

En medio del desastre causado por las inundaciones, y como si fuera poco, las yucas harinosas de antes florecen ahora con un hongo químico a manera de cresta. El hambre campea entre los pocos ranchos que no se ha llevado el invierno. Las emanaciones de las lagunas huelen a lo mismo que huele un laboratorio de detergentes.

Hay que decir, también, que los empresarios mineros se defienden diciendo que Ordóñez Sampayo está loco. Claro que está loco: ningún hombre cuerdo expone su pellejo ni dedica su vida entera a defender a un ruiseñor, una mojarra, un plátano pintón, una mazorca de maíz o a una mujer embarazada que carga un fenómeno en el vientre.
Epílogo
Aquella mañana, cuando los pescadores de Santa Marta regresaron a la playa, el periodista Caballero los acompañó en su tarea de descamar y abrirles el buche a los escasos pescados que traían.

-¿Qué es eso? -preguntó, intrigado, al ver unas bolas negras en el estómago de un bagre.
-Carbón, amigo -le contestó uno de ellos, levantando el animal-. Pelotas de carbón. Eso es lo que comen ahora.
Caballero tomó más fotografías y se las llevó a algunos funcionarios de la industria carbonera.
-No se preocupe -le contestó el gerente-. Vamos a construir un nuevo muelle de última generación.
-No lo dudo -dijo el reportero, con una mueca de dolor que parecía sonrisa-. No lo dudo: será la última generación.

El día que Caballero me contó esa historia, y me enseñó sus fotografías, ya no sentí ganas de echarme a llorar, como la vez aquella del langostino bañado en combustible. Lo que sentí ahora fue rabia. Cuando ya no quede una sola hoja de acacia, cuando el último pulpo haya muerto atragantado con ácido sulfúrico y cuando nuestros nietos nazcan con un tumor de carbón endurecido en la barriga, entonces será demasiado tarde. Dispondremos de computadores infrarrojos de última generación, pero ya no habrá agua para beber; los celulares de rayos láser se podrán comprar en las boticas, pero el sol no volverá a salir; los niños encontrarán el algoritmo de 28 a la quinta potencia con solo cerrar los ojos, pero dentro de 20 años no sabrán de qué color era una golondrina.

Los invito a todos a ponerse de pie antes de que se marchite el último pétalo. Usen el arma prodigiosa del Internet para protestar. Hagan oír su voz. Que el correo electrónico de los colombianos sirva para algo más que mandar chistes y felicitaciones de cumpleaños. Porque, si seguimos así, el día menos pensado no quedará nadie que cumpla años. Ni quién envíe felicitaciones.

JUAN GOSSAÍN

sábado, 11 de diciembre de 2010

COMPORTAMIENTOS REGLADOS

Por Pedro Gerardo Tabares C.

Dos circunstancias o situaciones que no tienen reglamentación concreta en la ley se orientan para que la sociedad conserve una conducta de recuperación de valores, pues así se exige que ellos no cambien en el tiempo pero la sociedad los impone.

Se trata de la decisión de la H. Corte Constitucional respecto de las posiciones jurisprudenciales en cuanto al Aborto, por excepción despenalizado y la necesidad de imponer en la ética médica una regulación al respecto que adicione los códigos existentes y cuya decisión no está propiamente en leyes sino en el concepto social de los cultores de la medicina.

Otra situación deviene en un proyecto de ley que es probable que no se alcance a tramitar porque habrá cosas importantes por resolver, pero sí debe cuestionarse tal regulación en lo que tiene que ver con la protección a la infancia, frente a lo que deba ser o no en un niño que se empieza a formar. La idea es loable pero se debe pensar en nuestra formación cultural que no es igual a la de un país árabe, por ejemplo, y entonces no ya pensar en la prohibición sino en aspectos simples que el legislador debe poner en juego: la técnica jurídica al elaborar la ley que por lo menos debe ser clara y general.

El proyecto divulgado a través de los medios de comunicación en forma fragmentaria, se refiere a condiciones de presentación del cuerpo humano, en imágenes para que los niños no los observen pero queda la inquietud, que esa ley debe llegar hasta el seno de los hogares porque en ellos es muy difícil que los padres desde el inicio de la vida del infante pueda tomar una envoltura a todo momento para separar la vista de su cuerpo, frente a sus retoños. Otra circunstancia se relaciona con nuestra influencia en cuanto a publicidad y aún costumbres norteamericanas que han recibido el apoyo de los jóvenes especialmente, pues hasta ahora no se ha podido eliminar el cine y la televisión de esa nación, sin hacer referencia al Internet que da un marcado determinante hasta en la influencia del lenguaje para referirse a realidades que de otra manera se considerarían vocablos pornográficos. Una Ley de esta naturaleza debe partir de un estudio sociológico medio para establecer qué libertades estructuradas en la constitución pueden afectar para compararla por ejemplo con el articulado en cuanto a derechos fundamentales, que partiría de tener en cuenta el seno de los hogares, saber como están estructurados estos, cómo la responsabilidad de los padres frente a sus hijos, como la libertad ha permitido que inclusive aunque no legalizado, los niños convivan con personas que son del mismo sexo o también la libertad que se toman algunas mujeres para satisfacer la procreación bajo la afirmación que no se someten al yugo masculino para conformar un hogar.

Así pues esa protección no puede ser tapar o no un cuadro de famosos pintores, de una diva que en concepto artístico exhibe su cuerpo y otras características propias del arte. Habría que impedir que se divulgue la historia de este, con miguel ángeles u otros. La ley se transformaría no en una imposición general, sino simplificada la lista en una ley. Los responsables de legislar dentro de su sabiduría deben considera no incurrir en ambiciones publicitarias sino en normas que le hagan bien al país, que puede ser orientar el alcance de las instituciones que protegen de la mendicidad y las drogas a la infancia desamparada, adentrándose en la investigación en la causa por la cual se llega a estas dificultades sociales y empezar a erradicarlas.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Llora Colombia inundada de dolor

Miércoles, 8 de diciembre de 2010

---------------------------Por Horacio Serpa
Nunca en mi vida había visto tanto dolor producido por la lluvia. Ríos, quebradas y represas se han desbordado y han inundado campos, pueblos, caseríos; han desbaratado la red vial y han incomunicado la nación. Casi dos millones de personas damnificadas, miles muertas. En Bello, Antioquia, un barranco se vino encima de un barrio de gente humilde y se llevó por delante la vida de más de cien personas.
Colombia llora esta tragedia climática. El país está inundado de dolor. Y las lágrimas no cesan. Las imágenes de los noticieros muestran una nación anegada, en la que todos los días crece el número de víctimas.

Más de 180 mil hectáreas están bajo el agua. Se han perdido las cosechas, se han ahogado los hatos. Se han esfumado los sueños. La pobreza se está multiplicando. El desempleo aumenta por el cierre de fincas, agroindustrias, famiempresas. Esta Navidad será de angustia y desesperación para quienes han sido golpeados por la naturaleza.

Muchos nos preguntamos por qué el invierno ha generado tantos caos y destrucción. Es como si todas nuestras carreteras estuvieran hechas con greda, o nadie hubiera prevenido los posibles efectos de la lluvia en los pueblos cercanos a los ríos o los barrios subnormales.

En Santander las vías están deshechas. Somos un departamento incomunicado por el hundimiento de la tierra. Esta situación es grave en una región ubicada en el corazón de Colombia, paso obligado de mercancías y personas hacia la Costa Atlántica o la región Andina.

Una catástrofe climática de estas magnitudes no estaba en las cuentas de nadie y significará un grave atraso al desarrollo nacional. Llevar solidaridad, bienestar y esperanza a más de medio país afectado por este fenómeno, será la más dura prueba para el Presidente Santos, quien deberá demostrar que tiene el coraje para derrotar a las Farc y, al mismo tiempo, para doblegar la insolidaridad del Estado y los particulares.

No hay cálculos de cuánto costará la recuperación de los daños causados por las lluvias. Algunos expertos la calculan en un punto del PIB. El Presidente, junto con los gobernadores y alcaldes, tenemos ante nosotros el reto más grande.

Pero los departamentos y municipios no contamos con recursos para enfrentar este tipo de desgracias. El Gobierno Nacional tendrá que sacar plata de donde no tiene para superar la crisis. Se necesita más que buena voluntad para salir adelante.

La ayuda internacional no llega aún, a pesar de que el BID anunció un crédito de 350 millones de dólares. Los colombianos tampoco han hecho gala de la generosidad que se esperaba con la campaña Colombia Humanitaria.

En estas épocas de fin de año no hay nada que celebrar; sí mucho por trabajar para sacar de la miseria a quienes lo perdieron todo. Para planificar la asistencia y la recuperación de la malla vial, las economías regionales y locales y prevenir brotes de epidemias o desmadre de la delincuencia.

Los colombianos tenemos que romper el muro de la insolidaridad y ser generosos en la adversidad. Tenemos que abrir nuestros corazones y ayudar a sacar este país adelante.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Volando voy..Volando vengo...y sin volar me quedo

Por: Martha Clemencia González Mantilla

España. Diciembre 8- 4.600 vuelos cancelados y pérdidas que rondan los 500 millones de euros, deja el incidente protagonizado en los últimos dias por los controladores aéreos en España.

La sorpresa fue para un país que, como cada año, se disponía a disfrutar del puente decembrino más esperado: el de la constitución (el 6 de diciembre); algunos porque salían de vacaciones a destinos nacionales e internacionales y otros porque preparaban sus comercios y negocios para la llegada de turistas.

Nada hacía preveer que las esperanzas de viaje y de movilización por vía aérea de más de 700 mil personas, se vieran frustradas por un colectivo que a sabiendas de estas circunstancias, decidieron a última hora y sin aviso de ningún tipo, paralizar el tráfico aéreo español sin medir y sin considerar las consecuencias de su irresponsabilidad.
“Ha sido verdaderamente vergonzoso para el país y para su credibilidad como destino turístico lo que ha ocurrido y lo único que esperamos es que esto no vuelva a suceder”, señalan algunos portavoces de los gremios económicos.

Los viajeros, por su parte, lamentan profundamente la retención de la que fueron víctimas durante más de 9 horas en las zonas de embarque, sin que se les informara nada cierto y sin que se les permitiera salir de los terminales aéreos. “Nos vemos ahora con la frustración de unas vacaciones que no llegaron a feliz término, por la inconciencia de unos y encima nos encontramos con que las agencias de viajes y las aerolíneas nos dicen que no nos devuelven ni un céntimo de lo que habíamos pagado, porque la no realización del viaje tampoco es culpa de ellos…”, afirman muchos de los indignados pasajeron que se quedaron en tierra por el paro de los controladores.

Lo que ha sido evidente con este problema, es que, una vez más, las reivindicaciones sindicales, se quedaron en el papel para dar paso al abuso y al chantaje en prejuicio directo de quienes nada tienen que ver con el asunto: los ciudadanos.

Es una lástimas que los espacios de expresión establecidos por los trabajadores, se vean expuestos de esta manera, tan irresponsable, a la posibilidad de desaparecer, con el argumento (esta vez absolutamente necesario) por parte del gobierno, de anteponer los intereses generales sobre los particulares.

Resulta sinceramente difícil de entender que un trabajador, como los controladores aéreos, con salarios que rondan los 350 mil euros al año (es decir unos 29 mil euros mensuales), decida suspender sus actividades sin considerar el esfuerzo que miles y miles de personas con salarios infinitamente inferiores a los suyos tuvieron que hacer para programar sus viajes.

Los ciudadanos no acaban de entender qué piden exactamente los controladores. Queda el “consuelo” para los “mileuristas”, (personas que ganan entre mil y 1.500 euros al mes) de no haber escuchado en ninguna entrevista ni en ningún medio de comunicación que la molestia de los controladores se debe a su situación salarial. Se quejan de sus horarios, pero especialmente de que de sus jornadas laborales se hagan los descuentos por actividades sindicales o gestiones personales.

El gobierno del presidente José Luis Rodriguez Zapatero, admite que los controladores hagan peticiones, pero ha propuesto que a cambio se de paso a la contratación de nuevo personal con el fin suplir las bajas. Obviamente esto conlleva a la necesidad de bajar en algún porcentaje (aún no fijado) lo salarios de los controladores que actualmente están en activo. “No es de buen recibo que debamos invertir aún más en personal por cuenta del gobierno, cuando estamos expuestos a una crisis económica que hace que los índices de pobreza en España ronden el 24 por ciento y que a cambio destinemos más dinero para un colectivo claramente beneficiado en su parte salarial”, afirman portavoces del gobierno español.

Al parecer, el hecho de afectar aunque sea en mínimo porcentaje sus salarios para poder contratar más personal con el cual rebajar la carga horaria, no ha gustado en el seno del sindicato de controladores aéreos; desde donde se ha actuado tal como el mundo ya ha conocido a través de los medios de comunicación.

Por encima de los cuestionamientos que ahora hacen diferentes grupos políticos al presidente Rodriguez Zapatero y a su determinación de decretar el estado de alarma para asumir el control militar de las torres de control en los aeropuertos españoles (aún vigente), queda la frustración, la irresponsabilidad y sobre todo crece el disgusto y el desaliento por todo cuanto suene a sindicato. De esta fastuosa faena de los controladores aéreos españoles, queda la impotencia, la tristeza y hasta la soberbia de miles y miles de personas, entre ellos cientos de colombianos, que ven, como un hecho, la imposibilidad de recuperar, aunque sea en mínima parte, lo que invirtieron para pasar vacaciones o para movilizarse por motivos de negocio, estudio o de salud.

Seguramente, los más responsables, lo que quieran actuar con más mística y con verdadera filosofía de apoyo y de unión para beneficios ciertos y prudentes, serán los que deban alzar sus voces dentro de los sindicatos a fin de evitar que la imagen de los mismos termine por resquebrajarse y por convertir a los gremios sindicales en parte de la historia laboral de la humanidad.

Saludos para todos.

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