viernes, 16 de mayo de 2014

Por qué Santos

                                                         Trafugario
Por: Jose Oscar Fajardo  
Para mí esta pregunta es muy fácil de contestar. El presidente Santos debe continuar en la presidencia de la República por las siguientes razones. Uno.  Porque es un profesional de la Economía que conoce perfectamente la dinámica de los mercados en todo el país. Dos. Porque en los cuatro años que completa en la presidencia, ya conoce perfectamente dónde se puntualiza cada uno de los problemas que tiene el país y que no le han  permitido un desarrollo democrático para todos los colombianos. Uno de ellos, la situación de los campesinos y sus condiciones de vida en la actualidad. Sabe que este es uno de los factores de atraso y desigualdad del pueblo colombiano y que en manos de él está resolverlo. Tres. Porque desde un principio entendió que Venezuela era un país hermano, independiente del sistema de gobierno que llevara, que no era enemigo y que por lo tanto debíamos tener excelentes relaciones políticas y económicas. Lo mismo ocurrió con la República del Ecuador. El presidente Santos no le quiso comer cuento a los gringos de que estos dos países hacían peligrar el gobierno nacional y la estabilidad del sistema económico. Cuatro. Porque el presidente Santos ha sabido capotear la despiadada arremetida de los sectores políticos de ultraderecha que en la lucha por el poder, de una manera soterrada quieren llevar al país a un caos total que podría tener alcances impredecibles.
Cinco. Porque el presidente Santos arremetió contra el vandalismo con una ley sin precedentes en Colombia, incluso en América Latina, como es la de la Reparación de Víctimas que no ha dado los resultados calculados, pero que los dará dado que este tipo de procesos nunca se dan a corto plazo. Eso tiene que entenderlo el pueblo colombiano. Seis. Porque el presidente Santos le dio protección irrestricta y total al sector de los caficultores puesto que reconoce que este es uno de los renglones más importantes de la economía nacional. Siete. Porque el presidente Santos se echó el país al hombro como lo hace Lionel Messi con el Barcelona o Radamel Falcao con la selección, y  contra viento y huracanes, arrancó a conseguir la Paz a cualquier precio. Este es quizá el resultado insignia de su gobierno y el que lo ha hecho famoso incluso en el viejo continente, y reconocido y respetado en los Estados Unidos, donde está el jurado calificador. Y los mismos gringos y los ingleses y los franceses y todo ese conglomerado de poderosas naciones económica y políticamente, han tenido que reconocer que el doctor Santos está a las puertas de conseguir lo que más anhelamos los colombianos demócratas. Porque la guerra solo le gusta al que le sirve para sus negocios. Y le sirve a aquellos sectores que a nombre de la libertad de acción y de pensamiento, han envenenado a los ingenuos para que Colombia siga siendo por siempre un campo de batalla anegado de sangre, de lodo y de excremento.
El presidente Santos debe seguir siendo el primer mandatario de los colombianos con el fin de que sus anhelos de paz no vayan a quedar en al aire, y por el contrario se afiancen y se extiendan a lo largo de todo el territorio nacional. Porque con eso, y si la selección Colombia de Pékerman pasa a la segunda ronda, seremos los seres más felices del sistema solar. Y finalmente, porque yo sé que el doctor Santos va a invertir la plata de la guerra, que son sumas gigantescas, la danza de los billones, en Salud, Educación, Vivienda, Ciencia, Bellas Artes, Deportes. Y estos indudablemente conducirán, a que la próxima generación de colombianos no sea de delincuentes, ni de prostitutas, ni desarrapados. Por estas razones, el doctor Santos debe seguir siendo presidente. 

miércoles, 7 de mayo de 2014

Pérdida inconmensurable

                                   Por Gerardo Delgado Silva
A pesar de mis limitaciones, procedo a pergeñar estas líneas sobre la figura más brillante de las letras universales de la generación de “los nuevos”: Gabriel García Márquez. El rostro afligido de la patria es el grito de dolor de todos los colombianos, que no somos indiferentes a la dignidad humana.
Sus palabras y sus letras preclaras transidas de patriotismo, ardientes de fe y esperanza por nuestros mejores destinos resuenan continuamente en sus obras, desde “La hojarasca”;”El coronel no tiene quien le escriba”; “Los funerales de la mama grande”; “Un día después del sábado”; “Crónica de una muerte anunciada”, y otras como convocatoria a la solidaridad colectiva para la defensa de los grandes principios que han enriquecido la historia espiritual de Colombia y el mundo.  Orientadas a hacer de la dignidad humana el centro de la vida individual y las relaciones sociales.
En la prosa de Gabo se admira la perfección de la forma: esa limpidez, esa ternura, esa maestría, esa gracia, ese sello de inconfundible encanto, tierra famosa por sus insignes modeladores del idioma, lo colocan entre los primerísimos escritores de todos los tiempos, nada menos que EL NOBEL DE LITERATURA. Pero en Gabo hay algo más que el dominio del arte de la palabra.  El es el pensador de pensamiento fuerte, propio y beligerante, que expresa sus ideas, pésele a quien le pese, con valor civil; era dueño de una de las más sólidas y extensas culturas humanísticas que hayan aparecido en las letras americanas, y su vocación sobre todo asunto de la actualidad intelectual es completa.  Hizo su camino solo, con grandes ideales y en su vida nadie ha encontrado escoria sino condiciones excepcionales de fuerza espiritual revestido de una inmensa autoridad moral y de simpatía humana.  Con la impavidez de su transparente existencia, supo engrandecer nuestra esperanza y darle un empujón heroico a nuestro destino. 
Sepamos ser sus fieles herederos espirituales, dando un estremecido testimonio de amor a su memoria esplendorosa para Colombia.  Fue un faro de dignidad, de entereza que alumbró al país en medio de tantos apagones.  En otras palabras en medio de la aridez del desierto de ideas y pensamiento, le surgen a Colombia algunos oasis que pueden contribuir, y obviamente como Gabo, contribuyen, a darnos una visión distinta de lo que en realidad es nuestra patria, sus perspectivas humanas y sus sentimientos.  No se trata de evasiones, o de puntos de escape, sino de un comportamiento que hunde sus raíces en los valores del espíritu como habíamos anotado y enlaza a las generaciones actuales con una tradición intelectual que nos honra y enaltece. 
Se trata con las obras de Gabo, que han contribuido al rescate del país, del trascender de la cultura al alcance de todos y de un acto de conocimiento y reconocimiento, a nuestros grandes valores con el consiguiente beneficio para millones de lectores, nacionales y extranjeros. 
Porque, para nadie es un misterio, que desde el gobierno anterior, vive Colombia una de las épocas más difíciles de su historia.  El orden público anarquizado por la prepotencia del terrorismo en una cualquiera de sus formas de intimidación, ya se trate de guerrilla, de paramilitares o de narcotraficantes.  Corrompido el orden moral por el mal ejemplo que vino de arriba por mandatarios anteriores (los falsos positivos, agroingreso seguro, interferencias ilegales a diversos personajes de la patria, etc.) y que se extendió como una mancha de oprobio por la nación, contaminada por una siniestra mafia de la que hacen parte políticos locales, flor de la sociedad, funcionarios corruptos y grupos parapolíticos.
Los partidos políticos aniquilados, convertidos en tiendas de campañas electorales, y no más.  Es inevitable aludir al partido nuevo, llamado “Centro Democrático”.  ¿Cuál será el concepto de pureza, que inicialmente se denominó: “Puro Centro Democrático”?.  Donde el Señor, Álvaro Uribe impone el dominio de su persona individual sustituyendo las ideas.  Aquí sólo hay motivos particulares, en vez de aspirar al bien común, anhelando subsumir al país en las repugnantes manos del nazismo.  Enmascaran viejas codicias ligadas a los parapolíticos,  cuyas desastrosas consecuencias están a la vista.  Es indubitablemente el desfallecimiento moral. Es decir, quieren  llevar a Colombia lentamente con los ojos abiertos hacia el precipicio.  
Es elocuente, por el contrario, el remanso espiritual de las magistrales obras de Gabo, dedicado a hacer la luz en el desorden que nos rodea y a entonar un canto de esperanza a la vida.  Pero esa vida que debe tener una razón, un objetivo, un incentivo, una meta escondida como en nuestro Premio Nobel que le permitió perseguir y amar la excelsitud.  Para nosotros representa una satisfacción profundísima leerlo y nos inunda como ya lo hemos señalado, un halo de bienestar indescriptible.  En estos momentos de dolor por el fallecimiento de Gabo, resulta más repugnante, como señal del acelerado deterioro del país, recordar los hechos punibles cometidos por una pandilla de personas en esta ciudad, persuadidos de ser expresión de la decencia, años atrás, que sustrajeron de la biblioteca Gabriel Turbay, las obras del eximio Gabo, junto a la de autores como Marx y otros, para incinerarlos luego, en el Parque de los Niños. Horrendo y ominoso comportamiento, que avala el superyo criminal de sus autores y el mas negro y triste espectáculo de rechazo a la bondad, tolerancia y justicia, de la cual Dante dijo que era “una virtud al servicio de otros”.
El mundo entero tiene la certeza de que toda la genial obra de Gabo, es un acto vigoroso de solidaridad y de fortaleza moral, en torno a los motivos más valiosos y enaltecedores de la especie.

                                                                                                              Escrito para Bersoahoy.com

sábado, 26 de abril de 2014

A propósito de la vivienda social en Colombia

Promesas incumplidas y tapen-tapen en vivienda
Jorge Enrique Robledo, Bogotá, abril 25 de 2014
En todos los países se construyen viviendas subsidiadas por el Estado. En Colombia ello ocurre desde el BCH (1932) y el ICT (1939). Dichos subsidios obedecen a que muchos no tienen con qué comprar casas o apartamentos que carezcan de aportes oficiales gratuitos, recursos que también sirven para promover los negocios de la construcción –tierras, materiales, capital financiero, constructores. Y son políticamente muy eficaces porque aparentemente prueban lo mucho que quieren a los pobres los mismos responsables de su pobreza: “Ustedes no saben que promovemos los TLC –por ejemplo–, pero sí saben el nombre del partido y el número que hay que marcar a cambio de darles o prometerles una casita”. El truco clientelista del anzuelo y la carnada. Luego es una viveza presentar como si fueran una gran cosa las viviendas con subsidios, cuando ello es apenas tan obvio como que el Estado, con los impuestos de las clases bajas y medias que son las que los pagan casi todos, gaste en salud, educación y vías. Son los detalles, entonces, lo que hay que evaluarle al plan de las cien mil viviendas gratis de la reelección.
Lo primero es señalar que la política de vivienda aprobada en el Plan Nacional de Desarrollo no es la de las cien mil gratuitas, proyecto que Santos solo le presenta al país en abril de 2012, ¡veinte meses después de empezada su administración! ¡Improvisaron con un gasto de cuatro billones de pesos! Y lo hicieron cuando las cifras demostraban que Santos no cumpliría su primera promesa. Leer más


domingo, 13 de abril de 2014

Buenos parceros

                                   Trafugario
                                    Por: José Óscar Fajardo
El viernes como a eso de las ocho de la mañana que  yo me dirigía hacia el centro de Barbosa por la carrera novena, frente a la Clínica Barbosa, vi un caso curioso. Una pareja de esposos, se supone, bastante jóvenes, era evidente, estaban esperando a que su mascota, un perrito bien cuidado con peluqueada de moda y chupa de boda como dijera don Rafa Pombo, hiciera popó de una manera sosegada y tranquila. Una vez terminado el biológico e inaplazable evento, la muchacha, muy pulcra ella, con un trozo de papel higiénico tomó los dos cilindritos de caca y los depositó en una bolsa plástica que estaba sosteniendo el muchacho. Yo los miré y ellos me sonrieron fraternalmente. No pude hacer otra cosa que felicitarlos. Esa es una actitud de personas respetables y decentes, les dije. Ustedes dirán, y este porque hace tanta alharaca por una corriente defecada de un can sin ningún embutido de perro norteamericano. Pues es que ahí es donde está precisamente el misterio del asunto. Que Barbosa, El Manicomio más grande del mundo, según mis apreciaciones sociológicas, es uno de los municipios de Santander que más tiene perros callejeros. Y eso qué tiene qué ver, me preguntarán. Cómo que qué tiene qué ver, les respondo ipsofacto. Pues que Barbosa es, de pronto, el pueblo que más atesora en sus hermosas calles excrementos de perro de todas las razas y de todas las clases sociales.
Claro porque hay perros burgueses, de refinada procedencia, y perros proletarios o callejeros, sin esperanza ninguna. Como ustedes pueden ver y lo saben con exactitud, es que de todas maneras, sea cualquiera la clase social de la que provenga el perro, los excrementos son igualmente repugnantes, lo mismo que la de los seres humanos. Pero lo verraco es que las señoras semi-pequeño-burguesas de la sociedad manicomiana, sacan sus perros a hacer popó en las calles y demás lugares públicos o sociolugares, como si el municipio fuera la vulgar cueva de Rolando, razón por la cual los transeúntes tienen que transitar las vías prácticamente bailando tango o mapalé para no untarse los zapatos de tan odiosa basura animal. Por eso  ve usted frente a los bancos, las cafeterías, heladerías, panaderías, sitios de diversión y hasta las clínicas y el hospital, restos de excrementos que, así sean en menor cantidad, producen la peor imagen de una ciudad y a la vez generan hedores nauseabundos. Pero de qué sirve  matarse la cabeza si para este tipo de problemas no hay ley. Mejor dicho, no se puede meter a la cárcel al propietario de un perro cagón. La única alternativa que queda es castigarlo socialmente haciéndolo ver como un ignorante de la cultura ciudadana. Como un vulgar pelafustán.

Hacerle ver, sin que se dé cuenta porque se corre el riesgo que saque el cuchillo y lo despedace a puñaladas, que eso está pésimamente mal hecho porque todos los ciudadanos merecen respeto, y que los excrementos de todo animal, incluido el humano,  es lo más repudiado por cualquier persona sana y decente. Existen normas con carácter de obligatoriedad para estos casos. Pero qué sacamos si nadie las hace cumplir. Sólo nos queda por esperar a que, de lo más profundo del ser humano que se llama racionalidad, aflore la lógica y con ella el milagro que la gente se vuelva sociable. Porque uno no entiende cómo, una persona con dos dedos de frente, medianamente educada, es decir que sabe leer y escribir, saque su perro no a pasear sino exactamente a hacer sus necesidades fisiológicas a las calles que constituyen los sociolugares más importantes de todas las ciudades del mundo. ¿Será que seguimos siendo cavernícolas y no nos damos cuenta? 

domingo, 6 de abril de 2014

Trafugario

Por: José Óscar  Fajardo
                                               Mucho brutos 
Aclaro que este titular es de carácter mamagallístico. Pero pueda que de algo sirva, sobre todo si es leído por algún padre de la patria o alguien más que tenga qué ver con esta desgracia nacional. Que los colombianos seamos por el momento los más felices del mundo de acuerdo a las estadísticas, no tiene discusión. Pero que nuestros muchachos bachilleres sean los menos favorecidos académica e intelectualmente, tampoco tiene discusión. Pues también eso dicen las estadísticas. Por lo menos eso dijo el módulo de la prueba Pisa sobre solución de situaciones cotidianas, que deja a nuestros muchachos de últimos entre 44 países. Vea pues. La conclusión se obtiene del desempeño mostrado por 85.000 jóvenes que participaron en la competencia sobre resolución creativa de problemas de la vida cotidiana, en el marco de las pruebas del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes, PISA. Confiesan las cifras de los resultados que en dichas pruebas, Colombia, con 9073 estudiantes de 15 años, ocupó el último lugar con 399 puntos. El primero del mundo fue Singapur con 562 puntos y el primer latinoamericano, Chile, con 448 puntos. De todo ello se dedujo que el problema de los colombianos está en la baja capacidad de abstraer mentalmente, de imaginar, de actuar a través de racionamientos lógicos con el fin de obtener respuestas lógicas a los problemas de la vida cotidiana.
En términos más claros, debo decirles que el problema nace en el pésimo sistema de la educación en el país, aunado éste a N problemas aledaños que, como en las novelas río, cada afluente pequeño o cada chorrito de agua o quebrada, van aumentando el caudal inicial hasta convertirse en un caudaloso torrente de magnitudes fantásticas como el río Amazonas o como el Nilo. Primero que todo se debe tener en cuenta que al pobre país no le alcanza el presupuesto para mejorar la educación porque si no, con qué se sostiene la guerra que es mucho más rentable a corto y a largo plazo. Aclaro: mientras un profesor o maestro no gane una remuneración justa y adecuada, no se le va a poder exigir calidad en su preparación y en efecto en la enseñanza. Se ha deducido por ejemplo, que el estudiante presenta muy bajo rendimiento en las áreas de ciencias, matemáticas y lectura. Y qué pasa con eso. Que un muchacho que no sepa distinguir entre un modelo matemático o una ley física, de unas ferias y fiestas, aguardiente y marihuana a la lata, jamás va a entender la dialéctica de la vida y la solución lógica de los problemas cotidianos, a partir de la aplicación de los conocimientos adquiridos en sus respectivos estudios.
De la misma manera, un muchacho que no entiende lo que está leyendo, mucho menos va a poder comprender o a hacer el planteamiento de un problema y muchísimo menos a plantear soluciones. Y quiéranlo o no, esta es una forma de analfabetismo, según la manera como lo quieran interpretar. La comprensión de lectura, ojo padres de familia y maestros,  es quizá el más agudo problema del estudiante colombiano, incluso a niveles universitarios. Pero resulta que al estudiante no le gusta leer; en cambio a sus profesores de colegio o de universidad, sí que menos. De los padres de familia ni hablar, y aquí hay bastante tela para cortar. Pues hay hogares en los que no se ve un libro a varios kilómetros a la redonda, y los padres son los primeros maestros de los niños.  Y como para ponerse a llorar, la pobreza en que vive la mayoría de los niños colombianos, la irresponsabilidad total del Estado y la mediocridad y obsolescencia de la educación, se refleja en el pésimo rendimiento académico de los muchachos.   

martes, 1 de abril de 2014

La mortífera amenaza del planeta

                Por: Bernardo Socha Acosta 
La peor amenaza del Planeta que en muchas ocasiones veíamos solo en documentales de la TV, hoy ya se ha hecho una realidad en el territorio colombiano.
La mortandad de especies silvestres y la física escases de agua dulce que todos hemos visto y escuchado en los medios de comunicación  en zonas de los Llanos Orientales y las costas colombianas, donde ya se aprecia que la guerra es por el agua, tanto para humanos como para animales y la vegetación,  debe ser para gobernantes y gobernados una voz urgente de alerta.
La emergencia en los Llanos. Foto: Pacific Rubiales Energy
Seguí  con atención un documental de televisión que relata todo sobre el permanente aumento del calor por efectos del sol y al mismo tiempo la evaporación de la poca agua que contienen los acuíferos en el planeta.
En las zonas que han vivido el drama por la falta de agua, no hablemos en el mundo, sino en Colombia para ser más prácticos y concretos, como en Paz de Ariporo en los llanos orientales y en la Costa Atlántica; las tomas de televisión en esas regiones demuestran que la acción irracional en la tala de árboles ha sido frecuente y han dejado grandes extensiones, incluso por donde quedan huellas de cuencas por donde pasó un caño o quebrada, no queda un solo arbolito porque ha sido cortado y destruido con la acción del fuego a raíz de las inveteradas prácticas de quemar. 
Pero no nos limitemos a comentar sobre el despoblamiento de la vegetación de esas zonas.
Es necesario revisar lo que ocurre en los Páramos.  Todos sabemos que buena parte de los ríos y quebradas nacen en los Páramos, en los se han formado unos ricos ecosistemas donde hay diversidad de especies.
Responsabilidad del estado
La responsabilidad del estado en la conservación del agua, se hace cada vez más evidente. El Ministerio del Medio ambiente y las Corporaciones Autónomas Regionales  deben desprenderse en un alto grado de tanta burocracia y fijar programas concretos para frenar las prácticas que destruyen los acuíferos.
Estas campañas no son solamente reprimir al campesino,  sino educarlo y de paso ofrecer incentivos para quien mejor establezca campañas protectoras de las cuencas, cañadas y quebradas. 
Igualmente el estado debe adquirir algunos predios que son reconocidos como nacederos de agua, haciendo al mismo tiempo convenios con los propietarios de predios adyacentes para que se protejan las franjas de caños y quebradas que se hallan muy cerca a los yacimientos  del preciado líquido.
Y de la misma manera el estado tendrá que fijarle parámetros a las empresas que exploran y explotan el petróleo para que no se conviertan en factores de miseria y muerte de esas zonas, donde el agua desaparece por las grandes y profundas perforaciones y excavaciones que se hacen.  La labor exploratoria tendrá que seguirse realizando, pero urge la búsqueda de alternativas que ayuden a conservar el agua, porque cuando ésta se agote por completo, el pueblo no podrá sustituirla con petróleo o sus derivados. Creo que en esas zonas de exploración habrá que construir grandes reservorios o estanques para almacenar el agua lluvia y devolverle a la tierra parte de la que se le quita a través de las perforaciones profundas.
En la actualidad es de conocimiento público, que hay numerosas zonas potenciales en producción de agua en toda Colombia, pero ni el estado ni los campesinos hacen nada para protegerlos.

¿Será que se sigue esperanzo que ocurran hechos tan desastrosos, desagradables, lamentables y de emergencia  para tomar las medidas preventivas?

sábado, 22 de marzo de 2014

Eso ya se sabía

                                                     Trafugario
Por: Por: José Óscar Fajardo                                                    
Que el hoy exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro iba a ser destituido, eso ya se sabía. Y los que no somos tan distraídos sabíamos que iba  a ser destituido por encima de cualquier fuerza extraordianaria de la naturaleza, e incluso del cosmos. Eso era una realidad axiomática como saber que hay uvas. “A cuál ingenuo se le ocurre que los verdaderos dueños de la democracia en Colombia como son los Ardila Lulle, Los Santodomingo, los Sarmiento Angulo, los Pacheco Debía, los Gillinski, le iban a entregar la capital de su feudo a un exguerrillero para que gobernara a su acomodo”, me dijo un abogado pseudo amigo mío, más pobre que una gallina flaca pero más reaccionario y ultraderechista que el mismo generalísimo Francisco Franco. Y me tocó convencerme que el tipejo ese tenía toda la razón. Y que la tiene. Desgraciadamente para el pueblo colombiano, el tipejo ese tiene toda la razón. Pero de la misma manera desgraciadamente para la oligarquía neoliberal también, por aquello que los japoneses llaman Hara Kiri, y que los nacionales decimos, darse con una piedra en los dientes. Pues claro porque entre más verraca sea la enfermedad, más rápido se muere el paciente. Cuánto más terrible se haga el hambre, con mayor saña se hará la búsqueda de la comida. Los periodistas que hemos estado en campañas políticas sabemos muy bien, y los que no lo han estado también, y no sólo los periodistas sino cualquier ciudadano común lo sabe, que a la clase política ya muy pocos le creen. ¿Culpa de quién?
No se puede ser tan ingenuo de no darse cuenta que en Bogotá, para las elecciones de congreso que acaban de pasar, votó cerca de un 33%, es decir una minoría. No se puede ser tan ingenuo de no darse cuenta que en Colombia cada día aumenta, en función exponencial, el abstencionismo electoral. La clase política y los dirigentes de este país no se pueden tapar los ojos para no ver y ponerse tacos de madera en los oídos pata no oír, que al pueblo lo distraen con remedios anodinos suministrado en pequeñas dosis que con el tiempo lo que hacen es agravar la enfermedad. Yo estoy totalmente seguro que una gran parte de ustedes, amigos lectores, vieron las escenas apocalípticas presentadas por la televisión nacional de Colombia en el noticiero Caracol, también de Colombia,  viernes anterior a las siete y diez AM, en que se ven mundanales de animales muriéndose unos, o ya muertos otros, por la sed a raíz de un verano espantoso en la localidad de Paz de Ariporo, Departamento de Casanare, también en la República de Colombia. Como ustedes lo vieron, entonces queda demostrado que eso no es invento mío. Que esas no son falacias de la oposición. Y eso ocurre en uno de los Departamentos más ricos del país. ¿Se hubiera podido evitar esa catástrofe y se podrán evitar las que vienen? Claro que sí. Con el solo hecho de haber construido a tiempo reservorios de agua suficientes, se habría podido. No hay plata para ese tipo de obras, dirán los aludidos. ¿Y entonces dónde están las regalías petrolíferas?
Lo que yo no he podido entender es ¿Por qué los colombianos mutuamente nos odiamos tanto? Porque la verdad es que siento este problema como un simple y preocupante odio y desprecio de los que les sobran los millones de dólares, con los que no tienen un puñado de monedas para vivir. Simple odio y desprecio, repito. Y lo de Buenaventura, qué. ¿Será que se trata de otra Colombia? Si militarizar a Buenaventura y/o “eliminar” políticamente a Petro es la solución, bienvenida sea. Les aclaro que jamás he votado por Gustavo Petro. Es sólo la nostalgia.

lunes, 17 de marzo de 2014

Apagando fuego con gasolina

                                               Trafugario
                                             Por: José Óscar Fajardo 
Uno a veces mama gallo diciendo que Colombia es el país del mundo donde mejor se practica la social-bacanería por lo que dicen las estadísticas. En los dos últimos años nuestro país se ha clasificado como el número uno más feliz del mundo, no obstante con unos índices de pobreza, de pobreza extrema, de inequidad en la tenencia de tierra, de ingreso per cápita, lamentables. Con una educación secundaria que nos tiene en el puesto 63 de 65 países encuestados. Con uno de los sistemas de salud más denigrantes de la tierra. Y si sigo la letanía de desgracias mis lectores, a quienes respeto mucho me van a decir, qué verraco tan cansón si eso lo dice frecuentemente. Tienen toda la razón. Metámosles guarapo y bazuco a estos piojosos con eso los mantenemos bacanizados, parece ser la frase de cliché de los verdaderos dueños del país. Para la muestra un botón. Miren la perla a que hace alusión el escritor Gustavo Alvarez Gardeazábal en el periódico ADN del jueves anterior. Se refiere a la propaganda de la cerveza Póker con motivo de la supuesta fiesta de los amigos que Fenalco está tratando de implantar para estos días de marzo, en la que los fabricantes de la misma le embuten por todos los orificios al televidente y en especial al consumidor muchacho colombiano, que es más “afectuoso” regalar una cerveza que un libro.
Durante el comercial dicen en off: “Llega el día de los amigos, un día en que a un amigo no se le da cualquier regalo… Se le da el mejor regalo del mundo”. Eso está ambientado con planos de amigos enfiestados regalándose cervezas. Después meten unos planos cuando un amigo regala un libro, y en ese momento la música triunfal para en seco y quien lo recibe, visiblemente decepcionado, pregunta: ¿Un libro? El jolgorio y la música de fondo vuelven cuando encuentra que dentro del supuesto libro, que es hueco, hay una cerveza (Póker) oculta. A mí me aterra es que a un publicista, que se supone tiene una carrera universitaria y sabe algo de sicología y entiende perfectamente el significado de las palabras “persuasión”, “alienación”, no doy más sinónimos para que no se vaya a suicidar, se le ocurra “envenenar” de esa manera tan vergonzante y tan humillante a la juventud de este país. Yo creo que a ese fundamentalista de la beodez no se le ocurrió pensar que, uno de los grandes problemas de las sociedades modernas, es precisamente el alcoholismo y la drogadicción. Y que sólo con programas educativos, sociales y culturales a través de las instituciones de educación, hay una posibilidad, si no de derrotar esos caballos del apocalipsis, por lo menos sí de contrarrestarlos.
Si de acuerdo a las pruebas PISA para la educación en los países que se sometieron a ellas, las cuales nos dejaron en una posición demasiado raquítica, se comprobó y demostró que uno de los graves problemas de nuestra juventud estudiantil es que no le gusta leer, que la comprensión de lectura de los pocos que leen es rigurosamente pésima y, que si esta es la base fundamental del aprendizaje, entonces ¿Quo Vadis educación? ¿Quo Vadis investigación científica? Ahora, para apagar el fuego con gasolina lo que falta es que estos “publicistas” metan una Miniuzi o una granada de fragmentación dentro de un supuesto libro para así promover la paz. La paz de los sepulcros. Y qué tal los otros científicos de la publicidad promoviendo el “fanatismo” al fútbol cuando el fanatismo es una condición sicopatológica, es decir, un paranoia, que induce a los individuos a cometer los peores delitos con el fin de defender sus creencias deportivas, políticas o religiosas. Los hooligans son una muestra. De los otros no hablo porque me aplanan las gónadas.

sábado, 8 de marzo de 2014

Pa’ que se acabe la vaina

                                                           Trafugario
Por: José Óscar Fajardo
Por lo que veo se vinieron encima las elecciones y en este momento lo que fue, fue. Alea jacta est. Yo a través de mi periscopio político opiné, democráticamente y con el debido respeto político e ideológico de la gente, cuáles eran los candidatos que en mi criterio personal, debían estar en el Congreso de la República poniendo la cara por el Departamento de Santander. Son siete cámaras por reglamento y todos los senadores que se puedan, dado que dicho reglamento lo permite. Lo que no lo permite es el caudal de votación ya que la gente está renuente a votar, tal vez agobiada por sus propios desengaños. Eso es lo que voy a tratar de escudriñar en la visión periscópica de hoy. Téngase en cuenta que este domingo hace exactamente ocho días el índice de voto en blanco se hallaba en la preocupante cifra del 41%. Aclaro. Sólo la cifra del voto en blanco. Del índice de abstención tendremos noticias sin recovecos esta misma noche y ahí sabremos cómo está el ambiente electoral en Macondo. No es que sea aguafiestas. Es que veo mal la cosa y ojalá esta tarde se demuestre con números que estoy totalmente equivocado. Supongate marco Tulio que el índice de abstención electoral en este tiro sea sólo del 20%. Entonces estaremos hablando de un 61% aproximadamente de votos que no le llegarán a ningún candidato. Grave la cosa.
Pero ¿por qué la gente no quiere votar, o está dispuesta a votar en blanco un 41%? Yo hago una deducción altamente científica y la traduzco en esta frase: Cuando un burro se echa al suelo y por nada del mundo quiere andar, es porque el burro está mama’o. Hace poco menos de un mes el columnista de EL TIEMPO Moisés Naim, periodista de los tesos de América Latina, dijo al iniciar una de sus peroratas dominicales que leo con fruición, una frase lamentablemente lapidaria: “Los políticos nos acostumbraron a creer que ellos son mentirosos”. Yo no es que esté totalmente de acuerdo con el contenido de la frase, pero sí invitaría a los practicantes de esa disciplina, a que hicieran un análisis filosófico, sociológico y político para tratar de establecer si es cierto lo que dice, o al señor Naim se le está averiando el opinador cibernético. Porque si de diecisiete o dieciocho millones de electores, hablando en cifras redondas, sólo “sufragan universalmente”, cinco o seis, también en cifras redondas, no creo si no estoy seguro, hemos perdido el semestre inexorablemente. Porque pueda que haya legalidad total en los comicios electorales a la luz de la ley. Pero ¿dónde está la legitimidad de los electos? ¿Un Congreso Nacional elegido por una minoría? Cosa de volverse loco, pues no pudo coger tampoco el maldito jabalí, dice la poesía.
Nos queda entonces una tabla de salvación, por ahora, y consiste en lo siguiente. Como no han transcurrido las elecciones y no se sabe nada de cifras, pues ojalá yo esté totalmente equivocado, orinando fuera del pote, y que todo resulte al contrario de lo que estoy vaticinando para el bien de la patria. Pues cada vez que miro en la televisión, o leo en los periódicos sobre lo que está sucediendo en Venezuela, y más grave todavía lo que puede llegar a pasar en el mundo si en Ucrania no se calman los ánimos, vade retro Satanás. De qué le sirve a Venezuela tener las reservas petrolíferas más grandes del mundo, produciendo más de 2.5 millones de barriles diarios, si se están matando a garrotazos. Y para allá va Colombia que se las pela si los políticos no revalúan sus tesis. “Si los índices de corrupción no se bajan a sus debidas proporciones”: Turbay Ayala.

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