jueves, 23 de abril de 2020

Firmamos o no. Para bajarle sueldo a congresistas

Por: Bernardo Socha Acosta.
Por estos días ha circulado con mucha fuerza e insistencia, por las redes sociales, la versión de que la Registraduría Nacional del estado civil autorizó la recolección de firmas con destino a buscar la forma de rebajarle el JUGOSO sueldo a los Congresistas colombianos, que se discriminan así: 108 senadores y 171 representantes a la cámara.


Hagamos cuentas. Estos 279 congresistas tienen, cada uno, un ingreso mes de $ 32'741.000, (equivalente a 39.5 salarios mínimos de los colombianos)


Bueno, pero cuánto le cuesta al estado o a los colombianos cada mes. Pues, lo que muchos ignoramos, y es algo más de 24 mil millones de pesos distribuidos así:

Salario de los congresistas: $ 32.741.752

Unidad de Trabajo Legislativo: $ 43.269.061

Alquiler camioneta blindada: $ 10.000.000 (si solo tiene una)
Ocho tiquetes aéreos: $ 4.000.000 aproximadamente (según la región del viaje)
Total mensual por congresista: $90.010.813 sumándole todas esas gabelas, que quien las puede tener en Colombia. Solo ellos.

Y cuánto suma esta cifra por los doce meses, pues algo más de UN BILLÓN de pesos. Esa es la triste historia de Colombia y por donde se viene desangrando el país. Por donde se mal-invierten tantos recursos que la mitad bien pudieran tapar esos inmensos huecos fiscales de que tanto habla el Ministro de hacienda.

Pero investigando también, el año pasado, 2019, los congresistas se reajustaron los sueldos, para este año, 2020, en UN MILLÓN cuatrocientos mil pesos mes, ($1.400.000) Y a los colombianos les reajustaron el salario para el 2020 en cuarenta y nueve mil pesos mes ($49.000) Dónde está la equidad con estas desproporciones tan marcadas, que son las que hacen que centenares de colombianos protesten y con sobrada razón. (Y ahora que no digan que suena a comunismo, porque esa es la frase de quienes pelechan del estado y de las costillas de los colombianos, para vivir como reyezuelos)

Pero no es solo estas desproporciones, el gobierno a través del Ministerio de hacienda, donde está un funcionario, a quien muchos califican de mandadero del capitalismo mundial, sale en plena Pandemia del Coronavirus a decir que se hace necesario aprobar otra reforma tributaria, porque los billones y billones que recaudan de la pasada reforma, no les alcanza. Dónde está el sentido humanitario y de sentido social, con estos anuncios que se convierten en medio de la tribulación de los colombianos, en una cruel y feroz amenaza.

Y todo esto digo, para hacer una motivación, en el sentido, de que sí es necesario que firmemos el manifiesto para pedir la reducción de los sueldos de los Congresistas, así no se consiga nada, pero –decía también – que es una forma de mostrar que el pueblo también ve cómo hay otra forma de despilfarrar los recursos que pagamos los trabajadores. 

Es que apoyar esta idea no es en vano, así no se cumpla, pero se deja un precedente de la inconformidad de los colombianos. En algún momento, cuando se forme la hecatombe, los CONGRESISTAS hallarán la razón y ahí sí ni poco ni mucho. La hecatombe que hablaba jocosamente un expresidente para burlarse de los colombianos, como siempre, no demora mucho en llegarnos, (así como sin pensar, nos llegó el Coronavirus,) porque el pueblo está cansado de trabajar solo para el estado, así como cuando la heroína Manuela Beltrán se sublevó contra los abusos de quienes representaban la Corona española.

De tal manera que es el momento de que se luche por rebajar los sueldos de los congresistas, o reducir el número de ellos, para que de todas formas se ahorre al menos la mitad de ese algo más del BILLON de pesos que se está gastando anualmente.

Es que, si no firmamos ese proyecto, los congresistas pensarán que estamos muy contentos con ellos.

viernes, 5 de julio de 2019

Temor por escogencia de fiscal de bolsillo del presidente


                         Por: Bernardo Socha Acosta
Una información publicada por todos los medios nacionales que dice: ´´Duque tumba decreto de convocatoria pública para elegir fiscal´´ (eltiempo.com) desilusiona una vez más a los colombianos. A medida que pasa el tiempo de este gobierno se van viendo cosas que definitivamente el país, va hacia la hecatombe jamás vivida en la historia, porque el presidente va en contravía de las promesas que hizo en la campaña  para combatir la corrupción.
Y es que según esa noticia,  el ejecutivo colombiano estaría dándole un espaldarazo a la corrupción  porque pretende que se elija a un FISCAL de bolsillo para que tape todas los actos CORRUPTOS habidos y por haber, y de pronto buscar que se destruyan evidencias del pasado…
Los críticos  dicen que con esta derogatoria de decreto para escoger Fiscal, algo se trae entre manos…o algo se pretende tapar.
Que  lamentable que el presidente Duque haya derogado el decreto que fijaba una serie de reglas orientadas a elegir a un FISCAL que le ofrezca garantías a todos los colombianos. Antes por el contrario el jefe del estado debiera haber reforzado los requisitos, si realmente quiere transparencia.
Para que la opinión juzgue, de, qué fue lo que hizo el presidente Duque al derogar el decreto 450 del 2016, es que con esa disposición se ordenaba entre otros pasos la convocatoria abierta para los candidatos a ese cargo. Pero a más de esa convocatoria el decreto derogado ordenaba  procedimientos que en su momento fueron exigidos por ONG y centros jurídicos, que estimaban que de esta forma se garantizaba una manera más transparente en la elección del Fiscal general de la nación, considerado uno de los entes de control más importante del país.
Pero, según la decisión del señor Iván Duque o, de sus consejeros mayores… más bien, ahora no habrá reglas para esa escogencia. De esta forma la terna que elabore el ejecutivo para escoger fiscal, será integrada por candidatos de bolsillo, para que el que sea elegido pase a ser un subalterno del presidente y de todos quienes hacen y deshacen en el movimiento al que pertenece el mandatario. De esta forma quedaríamos a merced de la voluntad de los corruptos, porque prácticamente no habría fiscalía, al no ser que la C0RTE SUPREMA   donde deben revisarse esas listas de candidatos a ese importante cargo, haya un alto en el camino y el país pueda respirar nuevos aires, como debería ser.

jueves, 27 de junio de 2019

Las autoridades deben replantear el día sin carro

Por Bernardo Socha Acosta
Quedó demostrado que un día sin carro particular y sin moto, no es la salvación para descontaminar el aire en una ciudad, con la fracasada jornada del día 26 de junio en Bucaramanga. Fue el día que los bumangueses, deportistas que utilizaron la bicicleta y visitantes más injirieron tóxicos por el aire contaminado que dejó el transporte público.
Es que las autoridades, hasta cuándo se van a convencer, que  los mayores contaminantes son los vehículos de servicio público. Los automóviles particulares son los que mayor cuidado reciben de sus dueños y no contaminan. Estamos seguros que 50 automóviles particulares contaminan lo que hace un solo destartalado bus de transporte de pasajeros.
Entonces, hasta cuándo las autoridades van dejar la triste  TERQUEDAD  de parar los vehículos particulares con el falso argumento de que van a propender por un medio ambiente sano y hacen todo lo contrario, al poner a la comunidad a aspirar el peor de los tóxicos. A más de este aspecto negativo, el día sin carro se paraliza el comercio con un incontable daño económico. El día sin carro ocasiona hambre para muchas personas, comenzando con los limpian vidrios en los semáforos y así sucesivamente.
El día sin carro parece que trae más resultados nefastos que beneficios y sino miremos que las estaciones de gasolina quedan parcialmente fuera de servicio.  En los almacenes los vendedores no hacen ventas y como resultado, no reciben sus comisiones  pactadas. Los repartidores de alimentos que lo hacen en carros particulares quedan cesantes, los mensajeros no tienen nada que hacer,  y así con otras actividades en las que se mueve la economía de una ciudad, donde la subsistencia se logra del rebusque.
Y no es que estemos en contra de ver una ciudad limpia y organizada. Ojalá que pudiéramos lograr muchas cosas buenas, pero en las condiciones que estamos, con un transporte público  viejo, no se pueden dar esos lujos.
Con estos detalles y argumentos del día sin carro, las autoridades deben tener una mejor e inteligente forma de buscarle progreso a la ciudad, no retroceso.  Porque si incomodan a la ciudad y a sus habitantes y a, parte le generan un ambiente peor contaminado, entonces qué están haciendo. Cuál es la ganancia.
Desde que se ha venido aplicando este embeleco del día sin carro, los expertos han asegurado  que  un solo bus de servicio público contamina incalculables veces más que x determinado número de autos particulares. Entonces, cuál es la ganancia que estamos consiguiendo; y entonces porque ese capricho. Si tuviéramos en un país desarrollado, pues se sabía que el transporte público gozaría de excelente calidad de carburación y no habría exceso de contaminación, pero en nuestro medio… donde los gobiernos de turno no han sido capaces de proyectar el futuro buscando energías alternativas y limpias, sino que siguen empecinados en depender de las energías fósiles.
Ojalá que el día sin carro que fue el día de la mayor contaminación en Bucaramanga, sirva de escarmiento para buscar otras alternativas para que tengamos un mejor aire para respirar.   

lunes, 24 de junio de 2019

Columna de opinión sobre, La falsa Libertad


                          Por: Horacio Nieves Mateus
El reciente fallo de la Corte Constitucional que tumbó la norma que prohibía el consumo de drogas- marihuana, coca, Etc- y de alcohol en los parques, dizque porque impedía el libre desarrollo de la personalidad, nos ha causado estupor. ¡No nos digamos mentiras! Las cortes, con sus fallos, nos están imponiendo las ideas de una extrema izquierda liberal, que se ha ido enraizando en algunos países de Occidente. Es la idea de una falsa libertad. Esto no es nuevo.
En la segunda mitad del siglo pasado Richard Rorty, filósofo norteamericano, predicaba como el ideal de una nueva izquierda, una sociedad liberal en la que no hubiera valores, ni criterios absolutos, pues dudaba aun de la existencia de la verdad. Lo único que debía buscarse era el bienestar, sin otro límite. En verdad si esto se aplicara llegaríamos a la "náusea", de que hablaba Sartre, a la nada.
Con esas ideas, la Corte nos ha llevado a tener que aceptar que, lo que antes era un delito, como el aborto, la sodomía, el consumo de drogas, hoy sea un derecho. ¡Hasta qué abismo hemos descendido, Dios de nuestros padres! Siguiendo este camino, pronto al ladrón no podremos prohibirle que robe porque no podría desarrollar su personalidad cleptómana, ni al asesino en serie, que mate, porque obstaculizaríamos su personalidad psicopática, ni al violador sus abusos sexuales reiterativos porque no dejaríamos desarrollar su "libre" satiriasis. ¡No! la libertad no puede ser egoísta, no puede desenvolverse pensando sólo en sí mismo.
Una libertad cuyo único argumento es la posibilidad de satisfacer sus necesidades, es una libertad de los instintos, propia de animales, no de seres humanos. La libertad exige renuncias y tiene que ser solidaria con la libertad y los derechos de los demás. Como nos decía el entonces cardenal Ratzinger en su discurso al ser admitido como miembro en la Academia Francesa, "el concepto de libertad reclama, por su misma esencia, un complemento que le proporcionan estos dos conceptos: lo justo y lo bueno". La satisfacción de la necesidad del consumidor de drogas no puede estar por encima del derecho de los niños y de las demás personas no adictas, a disfrutar de los espacios destinados al uso público, a la recreación y el deporte.
Seguir permitiendo todo para no atentar contra la libertad del desarrollo de una personalidad anómala, es atentar contra los derechos del resto de la sociedad. "¡Libertad, libertad! Cuántos crímenes se cometen en tu nombre", dijo Madame Roland instantes antes de que su cabeza, ornada de dorada cabellera, rodara, cercenada por la fría y muda y afilada cuchilla de la guillotina. Actuemos antes de que sea tarde.

jueves, 20 de junio de 2019

Y... quiénes son los que defienden la corrupción en Colombia

Por Bernardo Socha Acosta
El Congreso de la república –Cámara y Senado- envió un nuevo mensaje  de arrogancia, insolencia  y poder de burla contra sus electores, con el entierro del proyecto que buscaba ahondar los castigos contra los corruptos.
Ahí está demostrado que -aun cuando no son todos sus integrantes los responsables,- en el Congreso de la república está una parte de los PADRES tenebrosos  que le hacen el juego a la corrupción  en nuestro querido país.  Padres de la corrupción que debieran ser erradicados de esa alta corporación hasta con la quinta generación de cada uno de ellos.
Ahí si hay que seguir insistiéndole a los electores: Dejen de quejarse por la suerte de Colombia y desechen a los candidatos a reelección al Congreso que hayan tenido cercanía directa o indirectamente con el hundimiento del proyecto de Estatuto Anticorrupción.  Hay que echar al cuarto del olvido a esos politiqueros promeseros que solo piensan en el bien propio, de su familia y de sus amigotes con los que hacen el puente para esquilmar el erario de los colombianos a través de los grandes contratos con el estado.
Bien lo dijo la Congresista Angélica Lozano, del Partido verde, en declaraciones a El Tiempo: En el Congreso odian las medidas contra la corrupción. Y eso quedó demostrado una vez más. Pero no hay que echarle el agua sucia a todos los congresistas. Hay dirigentes valiosos que quieren trabajar por Colombia, pero que son opacados por los PADRINOS  del cáncer de la corrupción, de la que se han venido lucrando por años, sin que muchos electores hayan abierto los   ojos para desenmascararlos y sepultarlos en lo más profundo del pensamiento ciudadano.
Esos congresistas que defienden la corrupción son  la  peor PESTE de un país. Son prepotentes y orgullosos de sus hazañas para defender sus intereses y los de su cadena de corrupción.
Según los antecedentes, da vergüenza que el Congreso de la república, entre 2015 y 2017  hayan fracasado unos 8 proyectos que le apuntaban a combatir la corrupción. Entonces, por algo los colombianos deben reaccionar y no quedarse en lamentos de su suerte. Hay que salir a votar, pero no por esos corruptos que los compran con un almuerzo o hasta con una empanada. Votar bien es la fórmula para sacar del Congreso de la república tanto falsos políticos.
Hay que renovar el Congreso de la república y cambiar a sus integrantes a medida que se conozcan las fallas y la traición popular como pasó con el proyecto anticorrupción que se acaba de hundir.
Es que hay congresistas que se burlan de frente a sus electores, porque los consideran incapaces de interpretar las acciones irrespetuosas. Hoy debe avanzar en los cambios que reclama realmente Colombia.


martes, 19 de febrero de 2019

La Celebración del Bicentenario


La Asociación organizará y apoyará conferencias y talleres en el Banco de la República
Por: Brenda Escobar Guzmán
Profesora de Historia, Universidad Industrial de Santander
“¡Es el año del Bicentenario!”, se escucha como lema de gobierno y como excusa para organizar celebraciones rimbombantes. Sabemos que hace 200 años, un 7 de agosto, tuvo lugar una batalla crucial en la campaña independentista. En la Universidad me enseñaron que era un sinsentido exaltar tal evento porque el puente donde ocurrió el célebre encuentro de armas era tan insignificante que no cabían ni dos novios abrazados. ¿Merece la pena concederle al asunto la trascendencia que quiere dársele? O ¿acaso fue ese evento solo una batalla más, engrandecida por la Historia Patria? Una nueva generación de historiadores viene pugnando por concederle un sentido más profundo, no tanto a la batalla misma, sino al trascendental proceso histórico del que hizo parte. Pues estos historiadores ven en los acontecimientos de la independencia nada menos que una revolución, nuestra revolución, en la medida en que los territorios antes pertenecientes a la Corona española y que por tanto compartían sus instituciones políticas, pasaron a buscar administrarse de manera autónoma, por medio de regímenes republicanos, una forma de gobierno que apenas comenzaba a experimentarse en algunos rincones del mundo. La tarea, pues, no era nada fácil: implicaba, primero, inventar a los antiguos compatriotas españoles como enemigos y organizar contra ellos campañas militares contando con escasos recursos económicos; y luego, tras vencer en lo militar, instaurar un sistema político basado en principios de soberanía popular, ciudadanía, igualdad, cuya puesta en práctica no se había experimentado antes ni se contaba con muchos referentes a nivel mundial. Que en ese camino hubiera habido más tropiezos que éxitos, que las herencias del antiguo régimen como las marcadas jerarquías sociales, la desigualdad ante la ley o la esclavitud hubieran subsistido por varias décadas, que muchos nuevos gobiernos hubieran sido más despóticos que los antiguos, que no todo hubiera cambiado de un tajo como lo prometían los impulsores de la independencia, no impide reconocer que el proceso por el cual nacieron repúblicas de las antiguas colonias españolas en América significó un esfuerzo colectivo de gran valía, que debe celebrarse, incluso, por qué no, con sentimientos de orgullo, como solían hacerlo nuestros padres o abuelos.
El punto es que la celebración del Bicentenario no aportará nada si se sigue conmemorando como ellos lo hacían: como una mera exaltación de personajes de bronce. Los 200 años nos deben incitar a pensar de manera crítica en las contradicciones e ires y venires del proceso de construcción del Estado y la nación colombianos, nos deben llevar a preguntarnos cuáles han sido las dificultades para lograr una sociedad más igualitaria y menos injusta, y especialmente nos deben llamar a reflexionar sobre las permanencias de los desafíos a los que se enfrentaron los primeros gobiernos republicanos: el sostenimiento económico del país independiente, la integración del vasto territorio que delimitan sus fronteras, la acentuada jerarquización social, la heterogeneidad cultural de sus pobladores, la existencia de órdenes locales que desafían las pretensiones de un orden único dirigido desde el nivel central.
El Bicentenario resulta pues crucial para ir más allá del recuerdo del acontecimiento del triunfo militar en Boyacá y detenerse a mirar cómo colectivamente se han intentado salvar esos obstáculos en el trascurso de la historia. La Asociación Colombiana de Historiadores - Capítulo Santander se quiere unir este año a los esfuerzos conjuntos por conceder trascendencia a la celebración del Bicentenario y por fomentar una discusión renovada sobre los acontecimientos que propiciaron la fundación de lo que llamamos, aún hoy, República de Colombia, pues se tiene la convicción de que entender el presente como una construcción colectiva de larga duración, nos puede permitir sentirnos también parte de esa construcción. La Asociación organizará y apoyará conferencias y talleres en el Banco de la República, charlas en la Casa del Libro Total, conferencias en la Universidad Industrial de Santander y actividades en otros espacios a los que podamos acceder para que la ciudad de Bucaramanga y el departamento de Santander se sumen a esta conmemoración y adquieran una conciencia crítica de su pasado y de los desafíos a futuro del país que queremos seguir construyendo colectivamente.

sábado, 9 de febrero de 2019

Reflexión. “Nos falta una enorme sensibilidad por el otro”


Por: Mabel Rocío Castillo Pineda
Como periodista creo que he sido privilegiada, conozco el país tan de cerca, conozco las comunidades, el sufrimiento de las regiones, sus esfuerzos, su residencia y su carencia invisible para muchos, y doy gracias todos los días por eso.
Lo que he recorrido no hay un lugar , una esquina en costa Caribe, Pacífica , eje cafetero, centro , llanos orientales , que no encuentre denuncias por corrupción , por intereses superiores que pasan  por encima de las comunidades, y la mayoría de las veces he recogido denuncias de esas invisibles , pero que han sostenido por décadas todas las regiones, el raizal  impotente de poder elevar sus quejas, el campesino que solo tiene amor por su tierra y es su herramienta para pelear, el indígena que tiene todos sus saberes ancestrales y no comprende como nadie ve lo que para él es evidente, el emprendedor que encuentra todas las trabas posibles , eso sin contar las regiones donde se le pide a Dios por qué no hay mayor presencia del estado y donde los lideres usan todo de si mismos, por qué no tienen más que su convicción y su fuerza interior .
Y creo, viendo todo lo que ha pasado este año, lo que está pasando con Hidro Ituango, la desafortunada situación ayer de una mamita y su hijo, Líderes sociales, hidrototare, campesinos agricultores de todo el país, las situaciones del pacifico, y puedo continuar interminablemente... hay un factor común, es nuestra inmensa falta de solidaridad, de “SENSIBILIDAD POR EL SUFRIMIENTO DE OTROS”.
No logramos identificarnos y entender a otros, por qué nuestra inmensa ceguera y desconocimiento de la situación real del país, no nos lo permite, y no asumimos responsabilidades porque siempre la culpa y las acciones dependen de otros.
Cuando necesito mostrar, visibilizar situaciones, me encuentro con esa pared que solo la presión de las comunidades y su deseo de mostrar lo que les pasa logra romper, y me hace insistir, es doloroso porque yo misma aun conociendo las situaciones, a veces tampoco sé cómo más insistir, que más hacer y cómo lograrlo, y creo que ese es el sentimiento generalizado del país en las regiones.
Nosotros estamos cómodos y vemos y nos parece terrible, a lo mejor vemos un escenario polémico y entonces comentamos, pero no estamos en el territorio viviendo y sufriendo día a día, entendiendo que es una realidad que con un trino o un like no va a desaparecer,  de una mañana a otra, yo voy al territorio, lo veo y regreso, continuo,  pero es nuestra falta de sensibilidad, de reconocimiento por el dolor y sufrimiento de otros lo que nos tiene así.
No logramos entender que cada uno de nosotros tienes un mundo completamente diferente, complejo y de dolor, pero cada uno de nosotros también tiene las herramientas que otro necesita y pueden ayudarle a seguir, auxiliarle, para que pueda continuar en su lucha interna o por otros.
Nuestro papel como actores de una sociedad debería ser sumar desde cada uno, sin importar si el otro suma o no, y de quien es la culpa, sumar desde acciones individuales para ayudar al otro, donde mi acción puede cambiar completamente el mundo de un ser, un grupo de personas o comunidades enteras.
Nos hemos dedicado más a buscar culpables y menos a generar soluciones, más a encontrar las razones por que no ayudar y no visibilizar, que, a encontrar las razones para hacerlo, y como la mayoría de nosotros no conoce la realidad es más fácil sólo opinar, ponerse de un lado del bando y juzgar o señalar, que actuar.
Piensen por un minuto si cada uno de nosotros generará acciones reales y tangibles desde su escritorio, puesto de trabajo o cotidianidad por el otro. No le aportaría tanto al otro como a nosotros mismo y es lo que nos haría cambiar como ciudadanía, como sociedad.
La responsabilidad no es de gobernantes, o de actores públicos, por que la inmensa mayoría de la población no lo somos… ¿Hace cuánto perdimos nuestra capacidad de asombro por el dolor de otros?... ¿Hace cuánto perdimos nuestra iniciativa y solidaridad para ayudar a otros?...¿Hace cuánto no ponemos un granito de arena por una cadena de  apoyo en una gran causa contra la que luchan unos pocos?
Para hacer algo no necesitamos publicar, compartir o comentar, nuestras acciones pueden ser invisibles solo las debemos conocer nosotros mismos, lo que más satisfacción nos da es aquello que nadie ve, nadie conoce y nadie escucha, pero que sabemos que es importante y cambia la vida de otros.
(Ajuste de contenido y diagramación: Bersoahoy.co)

lunes, 19 de noviembre de 2018

Las encuestas presagian que el gobierno va por mal camino

Por: Bernardo Socha Acosta
Con gran sorpresa y para muchos con notorio asombro,  los medios de comunicación registraron la lamentable caída de popularidad del presidente de los colombianos, Iván Duque, a tan solo 100 días de gobierno.
Según la encuesta de Invamer para Semana,  Caracol, y Blu Radio, el presidente Duque bajó su popularidad de 53,8% a 27,2%, en un hecho inusual para los jefes de estado en Colombia comenzando su mandato.  Esos resultados se han visto  pero tras cuatro años de gestión, pero repito, no para los primeros 100 días de gestión, cuando el pueblo todavía disfruta de las mieles del triunfo.  Pero en esta ocasión no fue así. Los tragos amargos de lo que podría ser el futuro, desalentó hasta sus más fieles seguidores y simpatizantes.
Es realmente lamentable porque ya muchos colombianos que miraban la elección del señor Duque desde la otra orilla, se habían ajustado con optimismo a las propuestas iniciales, antes del anuncio de la Reforma tributaria  en la que se castiga severamente a las clases populares y se exonera de cargas impositivas a los empresarios.
Si solamente el 27.2% de los encuestados aprueba el desempeño del gobierno, significa que ni quienes lo eligieron están satisfechos en los primeros 100 días, a pesar de las expectativas que habían.
No se equivocan, al parecer, que el lunar de la inconformidad nacional, radica en un Ministro de hacienda que por congraciarse con los grandes organismos financieros internacionales, y asegurar plata para la fronda burocrática, preparó un proyecto de Ley de Reforma ignorando todos los parámetros de la justicia social y de equidad;  es decir cargando de más impuestos a la clase trabajadora y exonerando a los más ricos. Claro congraciándose con su jefe, el presidente Duque y toda la franja de su clase y burlándose descaradamente del pueblo trabajador que no alcanza a sacrificar las 24 horas del día para devengar un mínimo sustento para sí y su familia, pero ahora también a destinar más cargas impositivas para alimentar las arcas oficiales  que año tras año  se han convertido en un estado alcabalero sin contemplación, asemejándose a la era colonial del dominio de la corona.
Ilustración de la Revista Semana
Es que pretender gravar el 80% de los productos de la canasta familiar, incluir ese IVA  para la compra de vivienda usada, para la compra de un simple ladrillo, etc, ect. es por demás abusivo,  atrevido e irrespetuoso  del derecho ajeno. Esa es la razón por la cual los encuestados, en un 73,8% afirmó, que siente que las cosas van “por mal camino” y parece que no se equivocan. Es que ese ministro con la anuencia del presidente Duque, quiere saltar por encima de los 45 millones de colombianos y de los más de 18 millones de ciudadanos que participaron para decidir  en las urnas quién debía de ser el presidente de Colombia.
En este sentido, la voz y la decisión, la tendrá el Congreso de la república que ya tiene en su poder  el proyecto del azote y el descalabro del pueblo trabajador colombiano.  Esperemos cuál es la fuerza de los Padres de la patria, llamados a defender a sus electores de los abusos que se pretenden legalizar con el nombre de financiamiento, cuando a la luz de la verdad en una Reforma TRIBUTARIA  abusiva en detrimento del pueblo.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Se viene el cuatrienio negro para los colombianos con la Reforma Tributaria

Por Bernardo Socha Acosta
Con la nueva Reforma Tributaria que el gobierno pretende que el Congreso de la República apruebe, Colombia estaría a un paso de convertirse en la nueva Venezuela. Y entenderlo es muy sencillo. Si el 80% de los productos de la canasta familiar quedan gravados con el IVA, el consumo de esos productos bajará irremediablemente. Óigase bien, el CONSUMO disminuirá porque las familias no tendrán capacidad de compra, y si no hay igual demanda en el mercado de esos productos por el gravamen del IVA, pues lógicamente no se venderán y los comerciantes tendrán que no volver a adquirirlos porque no se venden al mismo ritmo que antes. Entonces la fuente primaria (el campo) tendrá que dejar de producir artículos que no se venden y el resultado será el temible fenómeno del hambre  que comenzará a rondas las ciudades, escasez  que desesperará a los más pobres de las ciudades, que no tendrán otra alternativa que emigrar a otro país donde se esté produciendo para encontrar alimentos. Pero ese no será el único problema, habrá otra situación que será el orden público generado por los fenómenos la inseguridad, y de la violencia no solo guerrillera, sino la violencia que generan los que pasen a integrar las franjas de la MISERIA  o pobreza extrema.
Ya los gremios del país  que son consecuentes de cómo se maneja la producción nacional, lo han advertido, pero parece que la ignominia  contra el pueblo colombiano y especialmente contra las clases bajas y media es la consigna del gobierno, consigna que parece más una teoría dictatorial, que la cacareada democracia de un país víctima de todas sus riquezas, al que solo los impuestos contra el pueblo son las fórmulas para reponer los saqueos que buena parte de la politiquería a través de los contratos y otras artimañas se roban y la disfrutan de frente a los ciudadanos.
Y aquí si habrá necesidad de confían en la sensatez y respeto popular de Representantes y Senadores que el pueblo ha elegido para que lo represente en esa gran junta directiva de gobierno que 10 millones de ciudadanos de buena fe escogieron. Entonces el Congreso de la república tendrá la última palabra y si no se remedia ese FANTASMA  que el gobierno a través de un Ministerio cuestionado por sus antecedentes, preparó con desaforada fanfarronada y apetito de arruinar a los colombianos de más escasos recursos.
De pasar ese proyecto de Ley de Reforma Tributaria, al que le ha puesto una máscara para engañar irrespetuosamente a los colombianos, (ley de financiamiento) el pueblo  tendrá que prepararse para afrontar el   cuatrienio más negro y azaroso que haya vivido un pueblo, después del intento alcabalero de la Corona española, en 1.781, cuando Manuela Beltrán rompió el edicto fijado en el Socorro con la nueva tabla tributaria, hecho que dio inicio a la Revolución de los Comuneros. Y si el proyecto de Ley pasa tal como fue redactado por el Ministerio de hacienda con la anuencia presidencial, los colombianos con qué ánimo quedarían para unas nuevas elecciones… Habrá que ahitar la idea para que ningún politiquero vuelva a las plazas públicas con promesas ignominiosas, mentirosas y de burla contra un pueblo cansado de las pretensiones por el abusos de poder.  

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