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domingo, 10 de agosto de 2014

Llega la vuelta a crazy port

                                                            Trafugario 
Por: José Óscar Fajardo
                                        La última vez que el presidente Juan Manuel Santos tomó posesión de la presidencia de la República, es decir el jueves 7 de agosto, también la vuelta a Colombia se tomó a El Manicomio más grande del mundo, hoy conocida como Crazy Port. Ese mismo día, en otras latitudes del mundo, nuestro orgullo futbolístico James Rodríguez recibió el trofeo que lo acredita como el hombre que más goles metió en el campeonato mundial de Brasil. Pudieron haber sido muchas más cosas las que ocurrieron el mismo día a manera de efemérides por así decirlo, pero yo estoy seguro que, con estas tres nos bastan, por ahora, para empezar a entender que los colombianos sí somos capaces de ser felices. No en una totalidad del cien por ciento porque eso no se da ni en el cielo, pero sí en un alto porcentaje si tenemos en cuenta y hacemos un inventario aproximado de los factores que tenemos a favor para lograr ese objetivo. En primer lugar el presidente Santos se comprometió con su palabra de hombre decente y culto, a quitarle todas las posibilidades a los luciferes que no quieren, o que se le atraviesen en la tarea de conseguir la Paz de Colombia, dele el agua adonde le dé. Después que eso suceda, comienza el turno ahí sí de todos, incluidos los luciferes, de elaborar la Cultura de la Paz. Y esa es la parte más verraca porque implica cambios socio-culturales que, todos sabemos, solo se dan a largo plazo.
Por qué digo que la cosa va a estar verraca. Porque los latinoamericanos, y los colombianos no nos quedamos atrás, somos milagreros e inmediatistas por herencia cultural, y tenemos en el ADN una endemia que en más de las ocasiones se ha tirado muchos proyectos esenciales. La teoría y práctica del milagro que, entre ceja y ceja, lo llevan la mayoría desde que nacen. Yo, no. Y la dialéctica histórica ha demostrado a través de los siglos que los cambios sociales, positivos o negativos, únicamente los percibimos cuando ya la suerte está echada. Esa misma noche del jueves el presidente Correa, de Ecuador, dijo entre otras, una frase lapidaria que ojalá la hayan escuchado, o de suerte la lean en esta columna los enemigos de la Paz: “Si Colombia ha hecho tantas cosas con la violencia, cómo sería sin la violencia”. En mi novela que acabo de publicar, dice Nabucodonosor Cristanchi, el protagonista: “Si Crazy Port tuviera solamente el 99 por ciento de la enfermedad sociológica que tiene, sería más bacana que el paraíso terrenal”. Y yo le creo a ciegas a Nabucodonosor Cristanchi porque es un político de avanzada que, siendo de la alta burguesía de Crazy Port, y además parasicólogo mentalista, piensa como si no tuviera riqueza y fuera un campesino descuadrilado.

Pero más verraca va a estar la elaboración de la Cultura de la Paz. Esa que nos va a enseñar a no odiarnos mancomunadamente así hayan las diferencias que hayan. Para eso necesitaremos de James, de Falcao de Cuadrado, incluso de Pekerman. De Shakira, de Juanes, de Botero, de Llinás y además que García Márquez ayude desde su gloria eterna que es Macondo. Y que la vuelta a Colombia regrese a Crazy Port. Y que la guerrilla deje de volar oleoductos y darle chumbimba a los transeúntes. Y que la gente tenga derecho a enfermarse y a no morirse de una simple pecueca. Que los niños no se mueran de miseria y que tengan acceso a la educación. Que nunca más vuela a haber desplazamientos forzados y falsos positivos. Los colombianos no podemos seguir siendo mendigos sentados en barras de oro por cuenta de una guerra que se plantean unas minorías. Con la Paz lograda ahora, seremos los próximos campeones mundiales de fútbol.

domingo, 2 de diciembre de 2012

En diciembre llega la depresión


                                               TRAFUGARIO
Por: JOSE OSCAR FAJARDO  
Entre tantas definiciones, la Depresión nerviosa es un estado emocional durante el cual la persona va perdiendo interés por todas las cosas que piensa y que hace y que si se deja avanzar, puede inducirla al suicidio. Las endógenas vienen de adentro y el mismo individuo no sabe qué se la produce. Las adquiridas o exógenas vienen de afuera y son producidas por el uso de drogas sicoactivas o por el alcohol, por problemas económicos, muerte de un familiar y muchas otras causas. Cuando la Depresión es sicótica, presenta estados demenciales y en muchos casos la persona tiene frecuentes episodios suicidas que generalmente consigue si la enfermedad no es tratada médicamente. 
Los estados anímicos como la ansiedad, la tristeza, la melancolía o lo que los ingleses llaman Splin, los franceses Surmenage y los colombianos malp… existencial, tradúzcase angustia existencial, pueden conducir a estados de Depresión severa o suicida. De todas maneras, se trata de un corto circuito que ocurre en el sistema nervioso central por la carencia o baja producción de unas biomoléculas, entre las cuales se citan la Endorfina, la Oscitocina, y la Dopamina entre otras, que son consideradas coloquialmente como las hormonas de la felicidad. O sea que no es un estado del alma, como dicen los poetas, sino un estado físico-químico del cerebro humano.
Hasta allá han llegado las neurociencias y tan bacano que es oír hablar a Rodolfo Llinás de este tema. Algunas depresiones son congénitas y otras adquiridas. Lo cierto es que cualquiera de las dos, la pueden llevar al cadalso si la persona no le pone bolas al asunto. Se ha comprobado estadísticamente que, por la época de diciembre, por nuestra herencia cultural periodo navideño, no se sabe a ciencia cierta pero a una gran mayoría de personas les aflora la Depresión que llevan por dentro como Pambelé, por nombrar a alguien que ya es de conocimiento público, y se les re-produce la enfermedad. La música de los villancicos y todas esas melodías como los 50 de Joselito, Bobea y sus vallenatos, de Alejo Durán, y otras melodías decembrinas, en medio del trago navideño a muchas personas las pone a pasar aceite, a tal grado que no pocas llegan a suicidarse. Entonces lo que yo quería era recordarles, ya que soy tan buen amigo de ustedes, es que como está tan de moda el suicidio, al colmo que hoy ya la gente se suicida viendo el minuto de dios o un episodio del Chapulín Colorado, es para que le echen mucho ojo a sus familiares y/o amigos que ustedes le hayan pillado la vaina de que han tenido intenciones de autoeliminarse. 
El peligro es que, en sano juicio pueda que no lo intente. Pero déjelo o déjela  que se meta unos diez traguitos, ojalá de jugo de tarántula o de guarilaqui con ácido de batería, y verá que, en plena navidad o a media noche del 31 de diciembre, se pone a chuzarle las orejas con un palito o a pisarle  las pelotitas a un león con dolor de muela para que éste, malintencionadamente se lo trague.  Y vaya vaya vaya lío. Y ojo que hasta hoy se han suicidado 196 niños en Colombia, incluido el de Barbosa hace 15 días. Por otra parte, querido amigo, si usted piensa en serio suicidarse, procure hacerlo antes del 24 de diciembre para que su familia no gaste su platica vanamente en zapatos que por lo chiquitos sólo le quedan buenos a usted, o en calzoncillos bombachos y con ventana a la calle que por la moda sólo se los pone usted.
Tome las cosas con calma, y si ve que está muy deprimido, hágase el pendejo y no jarte más trago porque si usted llega a matarse, es muy probable que, tal y como está la situación económica, su familia llegue a beneficiarse. Sí hombre. Porque usted ya viejo, amargado, con diarrea, flatulencia, insomnio  y pecuela, y no hace sino joder, es capaz de sacarle la piedra a San Martín de Porres.  Así también su familia puede llegar a morirse, pero de alegría.    

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