TRAFUGARIO
Por: JOSE OSCAR
FAJARDO
Entre tantas definiciones, la Depresión nerviosa es un estado emocional durante
el cual la persona va perdiendo interés por todas las cosas que piensa y que
hace y que si se deja avanzar, puede inducirla al suicidio. Las endógenas
vienen de adentro y el mismo individuo no sabe qué se la produce. Las
adquiridas o exógenas vienen de afuera y son producidas por el uso de drogas sicoactivas
o por el alcohol, por problemas económicos, muerte de un familiar y muchas otras
causas. Cuando la Depresión
es sicótica, presenta estados demenciales y en muchos casos la persona tiene
frecuentes episodios suicidas que generalmente consigue si la enfermedad no es
tratada médicamente.
Los estados anímicos como la ansiedad, la tristeza, la melancolía
o lo que los ingleses llaman Splin, los franceses Surmenage y los colombianos
malp… existencial, tradúzcase angustia existencial, pueden conducir a estados
de Depresión severa o suicida. De todas maneras, se trata de un corto circuito
que ocurre en el sistema nervioso central por la carencia o baja producción de
unas biomoléculas, entre las cuales se citan la Endorfina , la Oscitocina , y la Dopamina entre otras, que
son consideradas coloquialmente como las hormonas de la felicidad. O sea que no
es un estado del alma, como dicen los poetas, sino un estado físico-químico del
cerebro humano.
Hasta allá han llegado las neurociencias y tan bacano que es oír
hablar a Rodolfo Llinás de este tema. Algunas depresiones son congénitas y
otras adquiridas. Lo cierto es que cualquiera de las dos, la pueden llevar al cadalso
si la persona no le pone bolas al asunto. Se ha comprobado estadísticamente que,
por la época de diciembre, por nuestra herencia cultural periodo navideño, no
se sabe a ciencia cierta pero a una gran mayoría de personas les aflora la Depresión que llevan por
dentro como Pambelé, por nombrar a alguien que ya es de conocimiento público, y
se les re-produce la enfermedad. La música de los villancicos y todas esas melodías
como los 50 de Joselito, Bobea y sus vallenatos, de Alejo Durán, y otras
melodías decembrinas, en medio del trago navideño a muchas personas las pone a pasar
aceite, a tal grado que no pocas llegan a suicidarse. Entonces lo que yo quería
era recordarles, ya que soy tan buen amigo de ustedes, es que como está tan de
moda el suicidio, al colmo que hoy ya la gente se suicida viendo el minuto de
dios o un episodio del Chapulín Colorado, es para que le echen mucho ojo a sus
familiares y/o amigos que ustedes le hayan pillado la vaina de que han tenido
intenciones de autoeliminarse.
El
peligro es que, en sano juicio pueda que no lo intente. Pero déjelo o
déjela que se meta unos diez traguitos, ojalá
de jugo de tarántula o de guarilaqui con ácido de batería, y verá que, en plena
navidad o a media noche del 31 de diciembre, se pone a chuzarle las orejas con
un palito o a pisarle las pelotitas a un
león con dolor de muela para que éste, malintencionadamente se lo trague. Y vaya vaya vaya lío. Y ojo que hasta hoy se
han suicidado 196 niños en Colombia, incluido el de Barbosa hace 15 días. Por otra
parte, querido amigo, si usted piensa en serio suicidarse, procure hacerlo
antes del 24 de diciembre para que su familia no gaste su platica vanamente en
zapatos que por lo chiquitos sólo le quedan buenos a usted, o en calzoncillos
bombachos y con ventana a la calle que por la moda sólo se los pone usted.
Tome
las cosas con calma, y si ve que está muy deprimido, hágase el pendejo y no
jarte más trago porque si usted llega a matarse, es muy probable que, tal y
como está la situación económica, su familia llegue a beneficiarse. Sí hombre.
Porque usted ya viejo, amargado, con diarrea, flatulencia, insomnio y pecuela, y no hace sino joder, es capaz de
sacarle la piedra a San Martín de Porres. Así también su familia puede llegar a morirse,
pero de alegría.
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