lunes, 29 de mayo de 2023

Algunos columnistas con su cátedra política

“La mentira gana partidas, pero la verdad gana el juego”: Sócrates

Por: Bernardo Socha Acosta
Es aparentemente normal encontrar en el mundo de la literatura virtual y tradicional (físico), centenares de escritos o columnas de opinión acerca de lo que hace o no hacen las administraciones gubernamentales de elección popular.

Eso es plausible y eso ayuda a construir y reflexionar. Pero lo que no es sensato ni constructivo, es convertir un tema en catedra de re-expresión que se vuelve harto leer y mucho más cuando lo que se intenta es destruir y de causar zozobra y miedo en el ambiente social económico y político.

Eso está ocurriendo con algunos columnistas que tratan de minimizar la importancia que tienen temas como, la urgente necesidad de alcanzar el don más preciado como sería la paz, tan anhelada desde tantos años atrás en Colombia.

Y se observa que no se había visto tanta tendencia crítica destructiva y violenta en el pasado, no precisamente porque los gobiernos hayan sido la lumbrera de la lámpara mágica con resultados de cambios en los que el país haya llegado al autoabastecimiento hasta ubicarse en los mejores peldaños del mundo desarrollado. Ojalá haya sido así. Pero no. Lo único que en los últimos 60 años hemos visto, es el crecimiento desbordado del cáncer de la corrupción que devora lo que los pobres pagamos como impuestos. Y como si esto fuera poco, la violencia, el hambre, la desigualdad, la concentración de la riqueza y los abusos de poder se han convertido en el trago amargo de cada colombiano.

Pero con sorpresa hoy han abundado esos críticos que antes se callaban y parecía cohonestar con hechos no muy claros. Parece entonces que esos férreos críticos de hoy han estado siendo observadores pasivos cómplices de la desgracia de un país, que cuando intenta salir a flote de las turbulentas aguas que ha dejado el pasado oscuro de la política, quieran que todo siga como era antes, donde solo los privilegiados tengan los beneficios del estado. Pero como buena parte de esos aguerridos críticos son apéndices de unas aparentes mayorías del poder, pues se solidarizan con el herido RESENTIMIERNTO de castas que comienza a decaer.

Ah… pero muchos dirán, para eso es la democracia y la libertad de expresión de los colombianos. Hasta ahí es correcto y no tiene discusión, pero debemos recordar que todo tiene su límite. Todos tenemos esos derechos. Lo que no tenemos derecho es a pretender a través del insulto y el vituperio, despertar ánimos violentos, revivir odios y pretender abrogarse la única verdad, frente a las generaciones que se están formando en el arte de la política y bien pueden pensar que eso es lo normal de una sociedad.

También podría decirse que esa reiterada clase de cátedra que intentan configurar como normal esos pensadores, no tiene futuro en las nuevas generaciones que quieren experimentar cambio hasta en la forma de expresión de quienes deben hacer las veces de orientadores de vida futura.

Pero, bien puede afirmarse que esas posiciones y opiniones se pretenden imponer, por saber, de quiénes provienen. Quienes opinan solo alrededor de unos pocos temas, del mismo momento, son quienes quieren de alguna manera, justificar con gratitud beneficios del pasado, como por ejemplo, las grandes pensiones que muchos de los férreos críticos devengan.
No podemos entender que, a estas alturas de la civilización y los avances del mundo, quede impregnado en algunas pocas personas el resentimiento de una confrontación de la vida política y que no sean capaces de superarlo. Pero aún más, esas mismas personas prevalidas de las altas posiciones y muchas en corporaciones públicas, pretendan aun someter a los colombianos a vivir privados de bienes y servicios, como ocurre con las reformas que se quieren hacer en muchos campos de la vida nacional. Tienen razón quienes afirman que hay pueblo que le rinde honores a sus VERDUGOS. Y también es el momento de aplicar el pensamiento de Sócrates: “La mentira gana partidas, pero la verdad gana el juego”. bersoa@hotmail.com

sábado, 27 de mayo de 2023

Lejos del cambio y cercanos al caos

Mario González Vargas
El gobierno de emergencia conformado con representación exclusiva de conspicuos miembros del autodenominado Pacto Histórico, solo logró multiplicar las improvisaciones del gobierno y ahondar la ineptitud en la coordinación y ejecución del cúmulo de políticas pregonadas por el presidente. No extraña que los problemas desatendidos aumentaran y se instalara la sensación de incapacidad de lidiar con las realidades que nos circundan. Intentar reformarlo todo a las volandas no resultó el mejor método para el cambio ofrecido.

Los proyectos de reforma a la salud, laboral y pensional han generado inmensas y fundadas inquietudes que se traducirán en cerradas resistencias ciudadanas. Los proyectos de ley relativos al sometimiento a la justicia, al sistema carcelario y penitenciario, entre otros muchos anunciados o en trámite para ser presentados, confirman los temores ciudadanos sobre el desparpajo del gobierno en destruir sin saber construir. Así lo demuestran todas las encuestadas conocidas, con el exponencial crecimiento de la desafección ciudadana al gobierno de Petro.

En el tema de la paz total no hay error que no se haya cometido. Empezando por su denominación. La ingenuidad o la inexperiencia, solo han conseguido fortalecer a esas organizaciones criminales enfrentadas entre sí por el dominio del narcotráfico, el usufructo de sus rentas, el control de los territorios y el sometimiento de comunidades allí asentadas. El cese al fuego decretado unilateralmente por el gobierno el 31 de diciembre es prueba suficiente de ese extravío, que la reciente masacre de niños indígenas víctimas de reclutamiento forzado confirmó. La suspensión del cese al fuego se convirtió en melodrama con la melosa y escandalosa carta del comisionado de paz a “Iván Mordisco” que corrobora la pérdida de la capacidad de disuasión del gobierno, y con ella su imposibilidad de recuperar control territorial y de defender y garantizar la vida de las comunidades sometidas al yugo de la criminalidad. Lo confirma el propio “Mordisco”, con su amenaza de desatar la guerra y multiplicar los muertos, los heridos y los prisioneros frente a una institucionalidad local y regional impotente y abandonada por el gobierno.

Nadie duda que en el mundo entero soplan vientos de cambio y que la urgencia por comprenderlo y construir nuevas escenarios sociales y políticos es apremiante. Legitimo es entonces emprender la ardua tarea de convertirlo en realidades. Petro y sus ministros deben entender que no se logrará con las recetas ideológicas del pasado que fenece, ni con la sumisión enmermelada de sus socios de ocasión. Es preciso descifrar el espíritu que emerge e interpretar el anhelo de las gentes. En Chile parecen haberlo comprendido Boric y Kast con la necesidad de converger en una nueva institucionalidad. Como carecemos de un Adenauer o un De Gaulle, nos corresponde a todos intentarlo de consuno. Lograr superar los retos más apremiantes con acuerdos nacionales, como ya lo hicimos en el pasado, distintos al sugerido por Iván Cepeda, sino fundados en las exigencias que demandan el momento que vivimos y el futuro que anhelamos, es mandato inaplazable.

Ese sí sería un “Pacto Histórico”. La otra opción es el caos, al que ningún gobierno sobrevive.

sábado, 20 de mayo de 2023

Nuevo Paramilitarismo en un Estado agónico

Mario González Vargas
Resulta difícil hallar en el gobierno de Petro ejemplos de políticas que respondan a cuidados de preparación y sindéresis en los trámites de su aprobación. Toda iniciativa parece contaminada de improvisación, de caprichos ideológicos y de muy pobre correspondencia con las realidades que vivimos y las esperanzas que aún nos alientan. Todo el arsenal de sus proyectos de reformas y sus posturas sobre los temas de urgente resolución aparecen como el fruto de apresuradas reflexiones o de desuetas concepciones que no guardan correspondencia con las realidades que nos circundan, ni con los remedios que otros países logran aplicar con mayores índices de éxito. Con ello, sólo se han acrecentado los temores ciudadanos por amenazas de un caos que difícilmente se logrará confrontar con éxito.

No obstante, el tema de la seguridad, si bien no escapa a la contaminación ideológica, se ha venido caracterizando por una planeación cuidadosa que inquieta por sus contenidos y finalidades. Varias voces han alertado sobre la conversión de organizaciones de carácter comunitario en milicias de corte militar. El reconocimiento por la Comisión de la Verdad de las guardias comunitarias (indígenas, campesinas y cimarronas) “como mecanismos autónomos de convivencia y protección y cuidados de las comunidades”, se complementó en el PND con la presunción de legalidad para “responder a las amenazas y vulneraciones de los derechos a la vida, libertad, integridad y seguridad de esas comunidades”, y se procura con el empoderamiento de esas organizaciones en las formas propias del control territorial. La política de Seguridad y Defensa del gobierno “reconoce a las guardias como actores estratégicos para protección de la vida y naturaleza en sus territorios”. El proyecto de ley del partido Comunes legaliza sus autonomías y las reviste de facultades extraordinarias en materia de seguridad, de ceses al fuego, como actores fundamentales para la paz y la vida. Y las nuevas normas de contratación con organizaciones de economía popular les abren la puerta para su financiación, lejos de todo escrutinio sobre sus gastos, como ha venido ocurriendo con las organizaciones indígenas.

Algunos se preguntan si el gobierne alienta la privatización de la seguridad en cabeza de las guardias comunitarias que debilitaría aún más el precario control territorial del gobierno por la fuerza legítima del Estado. Los recientes acontecimientos en los Pozos (Caquetá), las sucesivas “retenciones” de destacamentos de la Fuerza Pública y la cooptación por las disidencias de las Farc de las guardias comunitarias sucedida en el Yarí, se duplicarán en otros territorios bajo la consigna de colaborar o desaparecer. Ninguna democracia ha cedido a la privatización de la seguridad ciudadana. Hacerlo es poner en vilo la legitimidad y continuidad del Estado, su propia existencia. El gobierno no puede ignorar que las actividades ilícitas del narcotráfico ocurren mayoritariamente en los territorios con presencia de las guardias comunitarias, ni tampoco despreocuparse por la cesión que les hace para influir en los certámenes electorales en los territorios en los que ejercerán su amenazante “autoridad”.

Presenciamos la aparición de un nuevo paramilitarismo, prohijado por el gobierno, ante la aparente neutralización de la Fuerza Pública, de una opinión pública adormecida y de un gobierno ideologizado al extremo. Así será imposible cumplir con el mandato de “Libertad y Orden” en defensa de nuestra democracia.

lunes, 15 de mayo de 2023

Los Caín y los Judas, están causando estragos en Colombia

El gobierno muerde el anzuelo sin darse cuenta


Por: Bernardo Socha Acosta
No es un simple refrán popular. El refrán tal vez sea una alerta que no puede echarse en saco roto. Es necesario abrir bien los ojos y agudizar los oídos porque las trampas están armadas y el asecho de los pescadores, o cazadores, quieren torpedear y devorar todo a su paso.

Eso le está pasando ingenuamente a muchos sectores en Colombia, inclusive (con el mayor respeto) a muchos jefes de gobierno, lejos de imaginarse que dentro del sistema se han infiltrado los llamados Caín y los Judas, para aprovecharse de los buenos propósitos, la buena fe y hasta de la inocencia política.

También otro de los sectores que está cayendo fácil en la trampa, son los señores de la guerrilla que están desechando la mano tendida del proyecto de la paz total, porque detrás de esa iniciativa están los que buscan que eso no ocurra, (los enemigos de la paz) para que fracase el plan y así esos enemigos, poder subir al poder en las próximas elecciones y entonces sí, habrá la mano fuerte, no la mano tendida.

Cain y abel
Gráfica: YouTube
El mismo gobierno, sin imaginarse la maldad que se camufla, está cayendo en la trampa de esos enemigos, que todos conocen, a los que muchos le hacen venia, a pesar del látigo y la burla de su ingenuidad. Ya los falsamente llamados sabios, le hicieron creer al presidente Gustavo Petro (a través del Ministro de hacienda) que el reajuste de los precios de la gasolina es estrictamente necesario porque el país puede derrumbarse. Ese no es cierto. Eso de encarecer el valor de los combustibles para que en estos 4 años quede saneado el famoso FONDO de Estabilización, (que otros dejaron en bancarota) es una forma de tirar el anzuelo para ver quién cae. La idea, no es más que una patraña para que, estando saneado el fondo, el entrante gobierno congele esos precios y, farisaicamente saque pecho ante la opinión y ante el mundo, diciendo que si se puede suspender esa ola alcista de la gasolina. Ahí es donde está el gobierno mordiendo el anzuelo sin darse cuenta y echándose al pueblo encima.

La astucia de los Caín y los Judas no tiene límites y está comenzando a causar estragos en Colombia, sin que el gobierno del señor Petro se de por agredido.

Judas 
Sin duda que el objetivo de las políticas puestas en ejecución en tan solo 9 meses del actual mandato, han logrado reorientar la brújula de un país que se hallaba a la deriva, pero a sus enemigos no les gusta y por eso buscan desviarlo. Y, si esos enemigos no metieran zancadilla, sería mejor y más productivo el resultado.

A esos que han manejado al país por tantos años les DUELE y les incomoda, que los colombianos puedan conquistar un mejor estándar de vida. Por eso con mentiras y toda clase de artimañas, aprovechando los escenarios de las corporaciones públicas de elección popular, y hasta del sector privado, y quieren hacer fracasar a este gobierno. Pero, si eso llega a ocurrir, el pueblo es la voz de Dios, con sabiduría, tesón y trabajo se encargará de buscar salidas mejores.

Recuerden, la astucia de los Caín y los Judas, está comenzando a causar estragos en Colombia.

bersoa@hotmail.com

domingo, 14 de mayo de 2023

Estamos advertidos

Mario González Vargas
El pueblo chileno dio muestra de su inteligencia política. En más de un año derrotó significativamente las delirantes pretensiones de la izquierda continental en la deconstrucción institucional que se quiso llevar a cabo con la elección de Boric a la presidencia y con la aprobación de una nueva constitución que recogiera los desvaríos de una supuesta nueva sociedad. Resulta hoy ejemplo para las demás naciones que empezamos a sufrir los efectos del engañoso cambio que se nos ofrece.

El objetivo del progresismo continental consiste en la abolición de la arquitectura constitucional democrática que aún prevalece precariamente en los países hemisféricos. Para conseguirlo, elaboró conceptos destinados a la consecución de un régimen constitucional sin los pesos y contrapesos balances, equilibrios y garantías propios de las democracias liberales. El pregonado por López Obrador, Petro y Castillo, con la insólita tesis de que el programa de gobierno del vencedor se torna obligatorio para todos los poderes instituidos, borra de un tajo su independencia y autonomía y la separación de poderes, insoslayable en cualquier régimen democrático. El intento del presidente Petro de imponerlo se frustró por la férrea y razonada oposición de las Cortes y del Fiscal, a falta de la protesta de un Congreso con sus mayorías en camino al abyecto sometimiento. No sorprendería que la paz total se convierta en artimaña para acoger a todas las organizaciones narcotraficantes que hoy se articulan alrededor de la consecución de sus rentas y de sus delitos, y que ejercen control territorial, político y social con tolerancia del gobierno en amplias zonas del país, en trance de convertirse en actores electorales.

Las constantes diatribas del presidente contra el actual régimen institucional, pletóricas de manifestaciones bélicas, de acusaciones extravagantes, pero ignominiosas contra los poderes instituidos, la prensa y la libertad de expresión, no deben menospreciarse, en tratándose de una persona que no oculta sus pensamientos ni sus metas. El presidente sabe de la adicción de los congresistas a privilegios y gabelas que el Min Interior prodigará con largueza para encontrar apoyos a sus reformas, sus acuerdos y a su incorporación a la Constitución mediante procedimientos menos burdos que los usados en el acuerdo con las Farc.

El presidente es astuto como también los es su cercano alter ego Iván Cepeda. Valerse de la sumisión digestiva del Congreso, de los temores del empresariado, del desinterés del escéptico y de la desarticulación de la oposición, le dará tiempo para convocar y lograr un “Acuerdo Nacional” que ya parece elaborarse en las negociaciones con el Eln, que luego servirá de inspirado insumo a la nueva Constitución del régimen soñado. Petro sabe que juega contra el reloj. Su desaprobación crece al ritmo de sus improvisaciones e ineptitud de la mayoría de sus ministros.

El desenlace de las reformas que cursan en el Congreso influirá en el resultado de las elecciones y las nuevas designaciones en el Poder Judicial en la posibilidad de la sustitución del régimen democrático. No es de poca monta la decisión que nos espera, aún más incierta por la desconfianza que ronda al sistema electoral. De ella dependerá nuestro futuro.

Estamos advertidos.

sábado, 6 de mayo de 2023

¿Tendrá Colombia futuro?

Mario González Vargas
La proximidad de las elecciones de octubre desencadenó la sucesión de hechos políticos que aún no han sido analizados en las dimensiones que corresponden, a pesar de sus consecuencias sobre el escenario del próximo certamen electoral. El tímido cuestionamiento de los partidos, distintos al Pacto histórico, a las diferentes reformas que se propone el gobierno, desató la ira del “mesías” del palacio de Nariño, que prefirió hacer trizas la coalición de gobierno y conformar un gabinete de estricta obediencia ideológica que garantice el veloz transito al modelo económico, social y cultural del progresismo socialista.

Constreñido a acudir al Congreso para la aprobación de las reformas y del plan de desarrollo, apostando a que apetitos inconfesables determinarán la desobediencia de cualquiera disciplina, procura ese entreguismo que se empieza a notar en los ánimos de rebelión en las distintas bancadas, suscitado por el abierto menudeo con cada congresista para garantizar la veloz aprobación de su agenda legislativa.

El momentáneo traspié sufrido con la reforma a la salud y las fundadas observaciones a los textos de las reformas pensional y laboral, serán prontamente superados con la aprobación de la mayoría de las facultades extraordinarias contempladas en el proyecto de Plan de Desarrollo, que amenazan los cimientos de la institucionalidad democrática. Se esmeró el gobierno de introducir en este plan normas que revivirán las cuestionadas en los proyectos de reforma, además de asegurar las estrategias y los instrumentos para su aprobación.

No son de poca monta algunos de los artículos del plan de desarrollo. Se insiste en la eliminación del aseguramiento por las EPS para culminar la estatización del sistema de salud y garantizar las debacles que ella suscitará. El art 8º revive las conclusiones de la “comisión de la verdad” para cada entidad del estado concernida, como si ellas no fueran solo la verdad de un sector minoritario e ideologizado de la sociedad colombiana, e imposición de una versión sesgada de nuestra historia. No extraña entonces que se proponga desplazar a la Fuerza Pública de sus funciones constitucionales para atribuírselas en los territorios a las guardias indígenas, campesinas y cimarronas, “como mecanismos autónomos de convivencia, protección y cuidado”, cuyas complicidades con las disidencias de las FARC se evidenciaron en el secuestro y muerte de policías en la toma de instalaciones petroleras en San Vicente del Caguán y en la manifestación pública en el Yarí de “Ivan Mordisco”. Ello explica su presencia amenazante en las escalinatas del Congreso, armados de machetes, mientras se apruebe el plan de desarrollo, con la complacencia manifiesta de congresistas del pacto histórico. Si a ello se suma autorizar la expropiación “express”, y la entrega de la contratación sin controles a las entidades llamadas “de economía popular”, se estaría favoreciendo un escenario electoral amenazante y con financiación ilegal, conveniente para un gobierno en pérdida de respaldo popular.

La expulsión del conservatismo, el liberalismo y la U de la coalición de gobierno suscitó cierto alivio, que se ha ido disipando en el trámite de las reformas y del plan de desarrollo. De su conducta dependen su existencia, pero también el futuro de Colombia.

jueves, 4 de mayo de 2023

Los judas que apoyan reajuste de la gasolina

Por: Bernardo Socha costa
Luego de conocer diferentes conceptos sobre el reajuste de los precios de la gasolina, nos faculta para no cansarnos de decir que el peor de los errores de este gobierno fue haberle puesto un excesivo incremento mensual al precio de ese producto.

Y a juicio de cualquier colombiano, nadie ignora que el famoso Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles esté en emergencia, primero por la improvisación del gobierno que antecedió al actual, y segundo por la pandemia del que todos conocemos, pero eso no era justificación valedera para pretender de un tajo dar solución el problema, a costa de todos los colombianos. Y digo de todos, no porque en general tengamos vehículo, pero sí, todos estamos siendo VÍCTIMAS del encarecimiento de la canasta familiar. Los altos costos, unas veces con razón y otras veces por el apetito desmedido y desaforado de algunos sectores que aprovechan cualquier pretexto para abusar reajustando los precios  de los artículos para ellos llenar los bolsillos; y por cuenta de quién. Pues de un gobierno que se dejó manipular de los más poderosos para fijar reajustes excesivos a la gasolina, pretendiendo sanear de un todo el citado FONDO. Con esta absurda y sumisa actitud del gobierno, no se está sino facilitando que el próximo mandato, reciba el Fondo en bandeja de plata, para que vuelva a congraciarse diciendo quizás, que él si acaba los reajustes a la gasolina que había impuesto Petro.

Eso es lo que va a ganar el actual gobierno. Primero echándose encima al pueblo y con razón por los desmedidos incrementos mensuales de la gasolina, y segundo dejar un Fondo hasta con SUPERAVIT, para que el sucesor vuelva y lo endeude estabilizando los precios del combustible automotor.

Y talvez nadie se habría inmutado, si los reajustes se hubieran hecho de una forma gradual que no lesionara los escasos presupuestos, especialmente de los que tienen un vehículo para trabajar, o poder desarrollar sus labores diarias. Si hubiera sido un reajuste gradual, el Fondo sin duda se iría reponiendo de una forma más lenta, pero segura ante la opinión de los colombianos, no importa que esos bajos reajustes tuvieran que seguirse haciendo en el entrante mandato, hasta llegar a un punto de equilibrio.

Craso error, repetimos, pretender buscar ese equilibrio del Fondo de Estabilización de Combustibles, sumándole el acumulado de la vigencia anterior, más lo correspondiente a este gobierno. Dónde está la planeación que ayude a las clases menos pudientes.

Sin duda que quienes están felices, dentro de este gobierno (los judas) de haber impuesto esos reajustes a los combustibles, saben que es un arma de doble filo, con el cual desgastan la gestión Petro, y se mal entonan quienes le están haciendo la guerra y están poniendo a los colombianos bajo su yugo esclavizante de forma indirecta, para que estos enemigos puedan volver a resurgir en próximas elecciones, gracias a la amnesia retrógrada de muchos ciudadanos que van a las urnas felices de una palmadita en el hombro de sus verdugos que se burlan a sus espaldas.

bersoa@hotmail.com

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