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viernes, 6 de diciembre de 2024

La monstruosa práctica de la política corrupta

La amenaza de hábiles y tradicionales ladrones agazapados en falsa pulcritud

Por Bernardo Socha Acosta
Hoy cuando por fortuna se destapa uno de los más peligrosos monstruos que nos venía envolviendo en los últimos años en las garras de la ambición, poder y codicia, como es la corrupción, los padres o tutores de ese agazapado monstruo tratan de lavarse las manos para aparentar ante sus simpatizantes o mejor los colombianos, una falsa pulcritud, utilizando hábilmente medios de comunicación.

Una falsa pulcritud que solo se oculta tras las máscaras de la envidia, la trapisonda política y la sombra maquiavélica que esconde el afán por volver a recuperar el manejo del estado porque no se resisten haber perdido la gallina de los huevos de oro que representan los colombianos con el pago de BILLONES Y BILLONES por impuestos que no se reflejan en cuantía equitativa por culpa de esos millonarios desfalcos.

Gracias a los investigadores que lograron descubrir en este gobierno, que en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres – UNGRD - se escondía desde hace varios años, uno de los más peligrosos y viejos engendros convertido en bestia humana que devoraba el presupuesto nacional y que enriquecía a los más encopetados funcionarios, no solo de esa entidad, sino de otras ramas del poder, (y muchas) de una manera cómplice, razón por la cual nadie se denunciaba y así seguía el circulo vicioso campante, como un agresivo cáncer que venía socavando las bases económicas y morales del país. Ese cáncer solo se ve reflejado en el desempleo, el hambre, la inseguridad y la violencia que hoy agobia a Colombia, todo por esos malditos corruptos, que no solo estaban en la UNGRD, sino que se encuentran camuflados en muchas otras importantes entidades de todas las ramas del poder, como la peor amenaza para los colombianos.

Y como esas “ganancias” del asalto a los recursos del estado, beneficiaban a muchos cómplices, pues nadie tenía la valentía de hacer las denuncias, (en la UNGRD) hasta que llegó este gobierno y los descubrió porque ellos tenían sus fichas ahí para seguir cometiendo sus asaltos disfrazados y al amparo de los fenómenos naturales. Así transcurrieron largos años y nadie se percataba del inmenso robo.

Pero, para infortunio de los colombianos esos tutores de la arraigada corrupción, siguen actuando con la misma mala intención y mala fe para enlodar a funcionarios actuales y se rasgan las vestiduras en un ABERRANTE comportamiento que solo cabe en los ladrones de cuello blanco, para tratar de convencer a la opinión, de que ellos son los buenos y otro son los malos. Y por desgracia esos ladrones de cuello blanco que hoy hacen contradenuncias para sacudirse de la pestilencia corrupta, son más escuchados por algunos grandes MEDIOS DE COMUNICACIÓN, a quienes les abren sus canales para que sigan fortaleciendo su malintencionado juego ilícito. Hay algunos periodistas que se dejan engañar de esos falsos pulquérrimos y así lamentablemente siembran dudas y cizaña para posar como blancas palomas.

Los corruptos son los lobos más sanguinarios que tienen arruinado al país, y se disfrazan con piel de oveja, y así actúan para apoderarse anualmente de algo más de $50 BILLONES según cifras reveladas la Revista Portafolio. Es un dinero que pagamos los ciudadanos por impuestos y se lo roban esos delincuentes amparados por una cáfila de fracciones políticas hábilmente preparadas.

Si no se hubiera hecho ese hallazgo (el robo en la UNGRD) habría terminado el actual gobierno y seguramente los peligrosos politiqueros (diciendo que ellos son los buenos y otros los malos) se harían apoyar por el pueblo con argucias, patrañas y sofismas para recuperar el poder y seguir apoderándose del fruto del trabajo de los colombianos. Ahora, de los electores dependerá que el país después de 2026, siga transitando por piso firme, o por el contrario, navegando en la falsa ilusión que trae la politiquería y que finalmente conducirá al país al abismo de la destrucción, por hambre y violencia, como ya parece desembocar nuestra Colombia.

Las amenazas de un rampante globalismo

Mario González Vargas
No sorprende el pronunciamiento del secretario adjunto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el que reitera su inconformidad con las decisiones de la Corte Constitucional colombiana en las que “persiste la sanción de inhabilitación o destitución de funcionario público democráticamente electo por vía de autoridad administrativa y no por ‘condena, por juez competente, en proceso penal, contrariando el artículo 23.2 de la Convención Americana y su objeto y fin".

Esa norma, que fue introducida a las volandas y casi que subrepticiamente en la Convención en tiempos de gobiernos militares en gran parte de los países de las Américas, además de anacrónica y desueta, se ha convertido en ley incontrovertible, inapelable e inmodificable, que hace parte de un proceso de expansión y sometimiento de los países a un globalismo feroz que se ha venido consolidando en los distintos organismos internacionales y que constituye el mayor desafío a las instituciones democráticas de sus países miembros. Vano sería combatirla con acomodamientos o interpretaciones jurídicas propias de los estados-nación, sin entender que lo que está en curso es la imposición de una legitimidad globalista, encarnada por una tecnocracia elitista, no elegida, sino conformada por cooptación, supuestamente filantrópica, que apunta a la gobernanza de un mundo diseñado a la usanza de un saber técnico y científico que suponen no hallarse al alcance de las instituciones de la democracia. Hoy los miembros de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) y de la CIDH, si bien son postulados por los estados miembros, resultan escogidos por un panel de expertos, no previsto en la Convención, agentes ajenos a la voluntad de los estados miembros y que obran de conformidad con unos estándares diseñados por ellos mismos. La única excepción a ese procedimiento se logró con la elección a la CIDH del exmagistrado de la Corte Constitucional colombiana, Carlos Bernal Pulido, que dignamente rehusó someterse a ese procedimiento.

El globalismo, tan caro a los progresistas, se nutre de una concepción colectivista y totalitaria que exige una nueva ingeniería social que prescinda del pueblo, y cuya omnímoda voluntad condicione la legitimidad del poder y exija nuevas instituciones habilitadas para crear un ordenamiento jurídico para todos los ciudadanos del orbe. Esa maltrecha utopía parece haber perdido gran parte de su ímpetu en un presente que, por incierto, confía en la democracia como depositaria de la soberanía de los pueblos. Se observa una recuperación del estado-nación y de la soberanía que le es consustancial, como lo atestiguan las crisis e incapacidades que padecen las organizaciones internacionales que tendrán que volver y adaptarse a su papel primigenio de instrumento de colaboración para la paz y el desarrollo que han venido olvidando como consecuencia de la marchita pretensión de diseñar un mundo ajeno a la voluntad del “demos”. Las elecciones al Parlamento Europeo que arrojaron amplia mayoría de quienes reivindican la soberanía de los estados, y los resultados de los comicios que se han venido celebrando en Europa y los Estados Unidos constituyen inequívoca demostración de la primacía de los valores fundantes de las democracias y una confirmación de las ventajas que depara su ejercicio democrático.

El secretario de la CIDH tendrá que entender que las ordenes que imparte para que se modifiquen los ordenamientos constitucionales que consagren la supremacía de instituciones y burocracias apátridas con pretensiones de ignorar la voluntad de las naciones, lo condenan a arar en el desierto. Las constituciones son el alma misma de cada pueblo y la historia de sus crisis y dificultades. Por ello son diversas, pero no incompatibles, y ejemplo, si lo que se quiere es el fortalecimiento de las libertades y de los derechos que de ella se derivan.

Cualesquiera que sean los retos que depare el futuro difícilmente podrán ser resueltos sin el apoyo de la creatividad que dispensan las libertades y sus capacidades para resolver sus encrucijadas, apacentar la paz y fortalecer la cooperación internacional.

viernes, 29 de noviembre de 2024

¿Habrá un rudo giro en elección presidencial 2026?

Por Bernardo Socha Acosta
Con incertidumbre encontró el equipo de investigación de esta web, el pensamiento de muchos colombianos frente a lo que se vislumbra para las elecciones presidenciales y de congreso en los comicios de 2026.

El análisis realizado con diferentes sectores sociales relacionado con la crisis de inseguridad que está atravesando el país, sorprendió a los interlocutores, al recibir respuestas contundentes durante conversaciones con representantes de comunidades y gremio.

Los comentarios coincidieron, en que el comportamiento violento de grupos armados y delincuencia común, obliga a que los electores elijan a un presidente que sea capaz de enfrentar el fenómeno, a como de lugar, para frenar la anarquía de terror que los violentos quieren imponer contra el pueblo y contra el mismo gobierno que creyó de buena fe en la posible voluntad para adelantar unos diálogos que hoy son un fracaso.

Indicaron los entrevistados que los grupos armados desaprovecharon la oportunidad de la mano tendida que les ofreció el gobierno actual con la paz total, a la cual están respondiendo con más violencia, como una forma de rechazo.

Indicaron los consultados, que, así como en los estados Unidos, los electores prefirieron a un candidato que anunció mano dura y hasta la pena de muerte contra los asesinos de estadounidenses, podría ocurrir en Colombia frente a las propuestas que hagan los aspirantes al primer cargo de la nación.

Todos los comentarios fueron de rechazo total contra los violentos y hasta contra quienes con las llamadas protestas sociales quieren arrinconar a los colombianos que muchas veces ya no pueden movilizarse por las carreteras nacionales y hasta por las calles y carreras de las ciudades. En esas protestas parece que las autoridades defendieran la violación de las normas, a preferir la defensa de la institucionalidad, para garantizarle a todos la utilización de los bienes públicos como son las carreteras. EL bloque de vías, con la máscara de protesta social, es una violación de la Constitución Nacional, al mandato de garantías de la LIBRE LOCOMOCIÓN, hechos contra los cuales las autoridades no actúan como debiera ser.

Para finalizar los comentarios durante las conversaciones, donde se auscultó el pensamiento bien guardado de muchos colombianos, puntualizaron a manera de ejemplo, el por qué en el pasado reciente, surgieron las mal llamadas autodefensas, en momentos que el país se encontraba en la peor zozobra porque las guerrillas y la delincuencia común, mantenía encerrados a los ciudadanos de bien y hasta las mismas autoridades, sin que se viera una salida legal.

Luces y sombras de las elecciones presidenciales

Mario González Vargas
El prematuro salto al ruedo electoral de Vicky Dávila marca el inicio de una contienda electoral anticipada que pudiera, sin embargo, favorecer la comprensión de lo que se halla en juego para el país en las elecciones de congreso y presidencial del 2026.

El transcurrir de los días desde la posesión de Petro ha despejado con creciente claridad los objetivos políticos del gobierno y los instrumentos para realizarlos, fundados en la artera y pródiga compra de conciencias de una clase política en su mayoría acostumbrada a la veneración de las ventajas dispensadas por Don dinero que, rápida y cuidadosamente el presidente replicó sin tardar en sus propias filas, como si con ello confirmara el poder corruptor de la democracia y del capitalismo. Ello explica la aplicación del dogma progresista de la supuesta “deconstrucción creativa” con la que se pretende, a costa de las libertades individuales, entronizar el estatismo autoritario que siempre se ha traducido en favorecer la conculcación de los derechos y la generación de pobreza de la ciudadanía para someterla al arbitrio de un poderoso leviatán que se considera redentor.

No contento con la abrupta caída de todos los índices de crecimiento económico y social, Petro se ensaña ahora con el Icetex y la financiación de los estudios de la juventud colombiana con el propósito de marchitar la educación privada, aplicándole el mismo procedimiento con el que ha castigado con éxito al hoy moribundo sistema de salud. Sin compasión alguna por la vida y tranquilidad de los ciudadanos y de sus comunidades, ha prohijado sistemáticamente el deterioro de la seguridad y del control territorial, que se ha acompañado de laxitud y permisividad para con todas las estructuras armadas delincuenciales, a las que convoca en vez de combatirlas, favoreciéndolas con las purgas en los altos mandos de las Fuerzas Armadas y con las limitaciones que les son impuestas en sus capacidades de combate y protección de la población civil. Simultáneamente, pretende el control de todos los poderes del estado, tarea que paradójicamente se ha visto facilitada por quienes serán sus primeras víctimas.

Ese insólito escenario en el que hasta un expresidente se abstiene de defender su legado, los certámenes electorales del 2026 serán inéditos en nuestra historia y exigirán estrategias nuevas, que permitan superar los peligros que encierran. Desuetos y contraproducentes serán los llamados a coaliciones entre los dos partidos históricos y la U, que no han ahorrado su apoyo subrepticio a las iniciativas del presidente, con el que ahuyentan al elector que sabe de las prebendas que se dispensan.

Los colombianos se aprestan a la búsqueda de nuevos liderazgos que interpreten las angustias ciudadanas y ofrezcan tesón y capacidad para la defensa de la democracia y la recuperación de las instituciones que la rigen. La candidatura de Vicky es la primera, pero no será la última, que opte por explorar y transitar nuevos esquemas de comunicación y de expresión que resalten su carácter independiente y privilegien más cercanas y confiables relaciones con los ciudadanos. Ese ejercicio ya asoma entre quienes se postulan en los dos partidos de oposición que deben dar ejemplo de consentir matices que favorezcan el debate plural al interior de sus filas. El dedazo les es prohibido. La construcción de un nuevo país es la mayor preocupación de los colombianos. Por ello los candidatos no serán juzgados solamente por sus virtudes, sino también por sus propuestas y la capacidad de sus equipos en la consecución de sus metas. Los enfrentamientos personales son naturales en la contienda, pero subsidiarios de las capacidades de las relaciones de confianza que deben tejerse con la ciudadanía. La ventaja está en el campo de la independencia. Eso parece entenderlo Petro que no halla candidatura viable en sus filas y tendría que optar por imponerse con una disrupción de las elecciones, o la de apoyar a alguien que no sea de su entorno partidista, que para ser viable tendrá que marcar diferencias con su malogrado legado.

miércoles, 20 de noviembre de 2024

Peripecias de Petro para alterar las elecciones del 2026

Mario González Vargas
La confiabilidad en el organismo encargado de dirigir el proceso electoral y determinar sus resultados es indispensable para la legitimidad del sistema democrático. En las últimas décadas han sido constantes los esfuerzos para mejorar las capacidades de la Registraduría y fortalecer los instrumentos que garanticen transparencia en las elecciones presidenciales, del Congreso y de gobernadores, alcaldes, diputados y concejales en los ámbitos departamentales, y municipales, y con ello asegurar la legitimidad de sus resultados. La expresión y concreción más certera de esos esfuerzos acompañaron la elección de Gustavo Petro a la presidencia de la República.

Por ello sorprende y preocupa que el gobierno lleve a cabo un hostigamiento reputacional y presupuestal encarnizado contra la autonomía e independencia de la Registraduría, sin asidero ni antecedentes en nuestra historia desde los tiempos del Frente Nacional. Pareciera que su objetivo sea el de minar la confianza en las reglas de la democracia, afectando su ejercicio mediante intervenciones que impacten las distintas etapas del proceso electoral.

Pero las intenciones de Petro no se reducen al ejercicio del control o debilitamiento de la Registraduría. Entiende que el debate electoral no pude versar sobre su calamitosa gestión de gobierno que la inmensa mayoría de los colombianos padece y rechaza, constatación que lo impulsa a la definición de un campo de batalla que induzca a extender una cortina de humo sobre su gestión, y sea lo suficientemente sugestiva para capturar la atención ciudadana y habilitar el despliegue de su intolerancia, el torrente de sus odios y de sus ridículas galácticas fantasías.

Maestro de la falacia, con el supuesto animo de aportar a la construcción de la paz el presidente sorprende al país con la designación como gestores de paz de los 18 más connotados exjefes paramilitares, todos perpetradores de delitos de lesa humanidad, incluyendo aún a los que todavía se encuentran en las cárceles de los Estados Unidos pagando las condenas que con la severidad que ameritaban no supimos o no pudimos imponerles en Colombia. Concederles verdad a sus pronunciamientos equivale a una abierta denegación de justicia y a una insoportable e intolerable revictimización de las innumerables personas y estamentos sociales que padecieron su violencia y salvajismo. Suponer que quienes no han entregado verdad ni reparación sean capaces de contribuciones a la paz mediante “su conocimiento y experiencia en actividades de construcción de paz y garantías de no repetición, estructuración de procesos de paz y estrategias de acercamientos con actores armados ilegales", no deja de ser una crueldad sin límites para sus innumerables víctimas y un insoportable cinismo, además de un desafiante insulto y un maligno reto a los más elementales principios de la justicia. No extraña entonces que la Corte Suprema de Justicia haya denegado toda posibilidad de libertad para Mancuso y cuestionado que se le tuviera como gestor de paz. Rechazó el beneficio de la libertad por querer favorecerlo “sin contraprestación y contención alguna, pese a la ausencia de contribución real a la verdad y la reparación de las víctimas por parte del postulado”. Nuevamente la justicia cumple con su deber y señala las exigencias que son ineludibles en un estado de derecho.

Los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles, no toleran amnistías ni indultos y exigen además de verdad, la severidad de las penas que merecen y la reparación integral de sus víctimas. El que los integrantes del M-19 hayan escapado a la aplicación de esos principios no liberan las conciencias de los que perpetraron esas conductas. Muchos honraron sus compromisos, contribuyeron a la construcción de la Constitución de 1991 y se granjearon el respeto de los colombianos que hoy no debe sacrificarse por el dogmatismo ideológico del presidente. El país anhela paz y reconciliación, sentimientos que el presidente no debe subestimar ni atropellar, si quiere perdurar, aunque sea tímidamente, en la historia de Colombia.

viernes, 15 de noviembre de 2024

La causa eficiente de la Paz

Mario González Vargas
En medio del creciente desconcierto que ha generado la mentada Paz Total con el exponencial crecimiento de las acciones militares y masacres y el consiguiente poder territorial de los distintos grupos armados ilegales, se pensó ingenuamente que la toma del Plateado por las fuerzas militares, en ejercicio conjunto, implicaba retomar la estrategia de garrote que fortaleciera la seguridad y favoreciera negociaciones que languidecían al ritmo impuesto por los delincuentes en las más de 9 mesas instaladas a las volandas y sin mayores consideraciones estratégicas.

Por el contrario, el gobierno, no solo redujo en más de 20.000 los efectivos de las fuerzas, tarea que acompañó con la devolución por el ministro de defensa de más de 800.000 millones de pesos de su presupuesto, sino que procedió a desmantelar los comandos conjuntos de excelentes resultados, con lo que aceleró la desarticulación de las estrategias de seguridad e inteligencia con las que se afectaron sensiblemente las capacidades de planeación y operacionales de las Fuerzas Militares.

El presidente y su ministro de defensa parecen no haber entendido que están obligados, si pretenden resultados favorables, a actuar en medio del enfrentamiento armado y tener como principal objetivo la recuperación del control territorial. Ajenos a cualquier consideración estratégica a largo plazo que permita nuevas lecturas políticas y los ajustes consiguientes en las acciones militares, han optado por mantener los ceses al fuego con cada organización convocada a mesa de dialogo, y a abstenerse de cualquier intervención en los enfrentamientos entre las distintas organizaciones criminales por las rentas del narcotráfico, la minería ilegal, la extorsión y el dominio territorial, sin importarles los confinamientos y desplazamientos a las que los criminales someten a las comunidades indefensas.

A nadie extraña entonces las actitudes despreciativas del Eln, o la suficiencia de alias Mordisco, o la concesión de la tarea de gestores de paz a quienes a ciencia y paciencia de la Fiscalía delinquen en libertad sin que se conozcan sus aportes a la tranquilidad de los colombianos. El resultado perverso se ha venido traduciendo en la aparición de nuevas estructuras de los diferentes grupos armados organizados, que se confrontan por el control territorial y por los negocios del narcotráfico en plena libertad, y además usufructuarios de las gabelas que desde las autoridades se les conceden.

Más grave aún resulta la continua rogatoria al Eln, que se considera a sí misma como una organización de carácter binacional, que recibe protección del régimen de Maduro, para que se decida a aceptar todas las concesiones que se le han propuesto y que implicarían una Reforma Constitucional que abarcaría el sistema económico, hipótesis que no deja de entusiasmar por igual al Clan del Golfo y a la Nueva Marquetalia, y que increíblemente no han suscitado las inquietudes que merece en las fuerzas políticas y en la propia opinión de los colombianos.

Alcanzar la paz, sumidos en esos escenarios, resulta una meta lejana para el gobierno de Petro, como se comprobó después de que la delegación del gobierno nacional y la delegación del Eln se reunieran en Caracas para discutir la situación de la Mesa de Diálogo en búsqueda de salidas a una solución pacífica entre las partes, que terminó en el anuncio de un paro armado indefinido en el Chocó, con el argumento de que la Armada Nacional patrullaba en el Chocó con lanchas artilladas y Buque de Guerra.

Llegó la hora de desprenderse de la narrativa que nos han impuesto los progresistas atinentes al conflicto armado que tantos réditos procura a los inveterados “pazólogos”, que abundan y se lucran con las negociaciones intemporales. No se puede seguir hablando de conflicto armado para justificar negociaciones cuando el narcotráfico no es un delito político, sino el combustible de la violencia y el instrumento para crecer en riqueza, en poder y control territorial que son los que blindan hoy el lucrativo negocio.

Entenderlo puede ser la causa eficiente de la paz definitiva.

martes, 5 de noviembre de 2024

Perecer o innovar, las opciones de la civilización occidental

Mario González Vargas
La comprensión de los tiempos transcurridos desde el final de la Segunda Mundial nos remite a Oswaldo Spengler y su obra la Decadencia de Occidente, en la que sostuvo la tesis de que las civilizaciones en su devenir no escapan a las etapas que son propias de la vida humana, desde su nacimiento hasta el último estadio de su existencia. Los tiempos que vivimos parecieran corresponder al declive de los valores que marcaron el génesis, el desarrollo y el eventual decaimiento de la cultura occidental y de sus fundamentos y valores que perduraron por centurias, porque se edificaron sobre elementos que recogieron a la vez enseñanzas del pasado y valores nacientes que sembraron las semillas de la nueva sociedad.

Esos nuevos tiempos se inspiraron en los mejores legados de las civilizaciones que los antecedieron, el racionalismo griego, el derecho romano y el monoteísmo judeo-cristiano. Paulatinamente, se consolidaron los elementos esenciales que han presidido desde entonces la vida de la nueva civilización: la separación de los poderes temporal y espiritual, el imperio de la ley, el pluralismo social; fundamentos de la sociedad civil que desde entonces hemos procurado conservar y mejorar a lo largo de la historia.

El respeto al individuo fomentó y perfeccionó la observancia de los derechos humanos y el reconocimiento y defensa de las libertades individuales, que ninguna otra civilización ha alcanzado en la historia y que permitieron la abolición de la esclavitud y la igualdad de género que no se observan ni se reconocen en las demás civilizaciones del planeta. Introdujo la democracia y las libertades que la sustentan y prohijó el progreso social en proporciones nunca vividas en la historia, estimuladas por la libre empresa que consolidó la creatividad y el ingenio con los que se dignificó la vida de los ciudadanos. Hoy, esa civilización prevalece en Europa, las Américas y la Oceanía y encuentra réplicas en Asia y el África, cuyos aportes son susceptibles de enriquecer nuestra civilización, hoy bajo asedio y amenazada desde el interior de sí misma por las expresiones colectivistas y estatizantes que suponen la antítesis de los fundamentos que han prevalecido en la civilización occidental.

Pareciera que occidente ha venido perdiendo la capacidad de oponerse al asalto de las civilizaciones revanchistas que la asedian, o a las imperfecciones propias que se han multiplicado por desidia propia, o por el resurgimiento con fuerza, en su propio seno, de las tesis que en el pasado reciente carecieron de aceptación, pero que hoy regresan con nuevos ropajes e identidades sugestivos, como las de “progresismo”, o de la cultura “woke” (despertar) para sumar incautos a su tarea de deconstrucción a la que ellos le confieren capacidad creativa.

A su amparo se estimula la violencia en sociedades, aún atónitas e indefensas por obra del supuesto derecho de protesta con el que se justifica y legitima el vandalismo como un derecho necesario para erradicar las inequidades enraizadas en un supuesto régimen opresor de las libertades. En el ejercicio de la política el populismo rampante se ha traducido en la desvalorización de los partidos, transformándola en vil negocio, sin relación alguna con el bien común.

Al contagio que afecta a la América Latina y golpea a una Europa dividida, se suma la incertidumbre de la elección presidencial en Estados Unidos signada por la retórica incierta y desabrochada del candidato y por los silencios de la candidata sospechosos de ocultamientos sobre sus reales propósitos.

Podemos encontrarnos en el umbral de la profecía de Benjamín Franklin: “Los pueblos de occidente tienen que permanecer unidos hasta la tumba, o labrarse la tumba por separado”. Predicción que nos concierne porque el futuro pertenece a quienes entiendan que el mestizaje se está convirtiendo en el rasgo común de las sociedades occidentales.

viernes, 1 de noviembre de 2024

Escuche los mensajes de la naturaleza para que no lo sorprendan


Por Bernardo Socha Acosta
Son reiterados los urgentes mensajes que la naturaleza nos viene dando con diferentes manifestaciones en las que se están presentando graves y grandes pérdidas de vidas humanas, bienes urbanísticos, materiales y de otras especies, pero parece que muchos no entienden ese lenguaje de la naturaleza y siguen aferrados a depredar el ambiente con distintas acciones.

Talvez es bueno recordarle a esas personas que la depredación o malversación y saqueo del medio ambiente, se comete con muchas acciones que seguramente se ejecutan por tradición pero que hoy cuando el planeta se encuentra en grave riesgo y estado de alerta, por el excesivo calentamiento, ya es bueno cambiar de actitudes, para que muchas comunidades no tengan, o tengamos, que padecer lo que ya se está viendo con los desastres por incontroladas lluvias, avalanchas, desbordamiento de ríos y quebradas, inundaciones, o grandes deslizamientos de la superficie. Y esto, sin decir nada sobre el lento rebosamiento de los océanos y mares que viene causando el descongelamiento de los trópicos de la Tierra, ubicados en el hemisferio norte y en el hemisferio sur.

Las gravísimas acciones que se cometen contra el ambiente, unas por ignorancia y otras por maldad, están minando cada día las amenazas contra nuestros entornos. Y son aparentemente simples acciones, como las quemas llamadas controladas para la adecuación de sembrados de cultivos. Esas prácticas son del equivocado pasado y hoy perfectamente se puede preparar la tierra para los cultivos sin necesidad de quemar. Otra gravísima acción es la voladura de oleoductos con las cuales se está destruyendo todo un ecosistema que incluye contaminación del agua, muerte de peces y demás especies, destrucción de los bosques y la exposición de la tierra al cáncer de la erosión. Otras prácticas atentatorias y también suicidas como las anteriores, es arrojar basuras de toda clase a las quebradas y ríos.

Y, por qué es una acción suicida. Pues porque quienes lo hacen viven en esos entornos, cerca a los mismos caudales, y cuando sobrevenga una inundación seguramente van a ser los primeros en ser afectado hasta con su propia vida. Entonces, es hora de pensar antes de hacer las cosas mal, muchas veces pensando en afectar a los demás, pero las malas acciones del ser humano, se pagan con la propia vida de los actores.

Pero esta depredación ambiental no solo ocurre en los sectores marginados y por persona sin preparación intelectual.

Es increíble que, -con todo el respeto- el alcalde de Bogotá quien debiera ser un ejemplo de admiración ambiental para el país, armara una pataleta porque el Ministerio de ambiente, a propósito de los lineamientos tomados durante las deliberaciones de la COP16, pidiera a un alto tribunal, la revisión de un proyecto vial de alto impacto (tanto positivo como negativo) con el fin de asegurarse de que no hayan fallas que afecten la armonía del ecosistema capitalino, porque es el hábitat de más de 8 millones de colombianos. Con la posición agresiva de ese mandatario capitalino, se dejó la impresión de ser Bogotá una república independiente para unas cosa, pero parte de Colombia para otras. Si esa alta corporación del orden judicial y administrativo donde se instauró la querella, da un fallo, sea el que sea, habrá que respetarlo y sus razones tendrá, si se violó la normatividad ambiental o no, pero es algo más que patética la posición del alcalde. Esa soberbia y posición de altanería y prepotencia no le lucen. Esas salidas en falso de un político no son propias de dirigentes futuristas que piensen en grande. La humildad es la clave de los buenos dirigentes…

miércoles, 30 de octubre de 2024

Petro no se tumba, se derrota

Mario González Vargas
Los colombianos, treinta meses después de la posesión presidencial de Petro se interrogan, con marcada desilusión, sobre los alcances y resultados de un cambio que se suponía redentor y que hoy, en vez de satisfacer esa ilusión, compite ventajosamente en corrupción, ineptitud y desgreño administrativo con el pasado, en proporciones inauditas, que desafían el entendimiento y confinan a los ciudadanos a padecer en escenarios de desesperanza.

En dos años se han deteriorado todos los índices sociales, de seguridad, de productividad y crecimiento, en razón a la realización de postulados ideológicos que solo practican los estados fallidos que se hunden en la miseria, y en los que sus ciudadanos agonizan bajo la amenaza de las bayonetas con las que sus gobernantes acallan todos sus lamentos. Un tinglado de la infamia que pocos acompañan, pero muchos no perciben, o se niegan a reconocer, sin capacidades aún para controvertir la paulatina erosión de nuestras libertades y el continuo desmonte del régimen democrático.

En ese contexto Petro es rey, porque desde los inicios de su gobierno, con retórica populista, alimenta la esperanza de acuerdos nacionales de sugestivos contenidos, cuya realización confía a personas con credibilidad, de los que sin embargo se desembaraza sin motivos justificados, o procura dinamitar sus trabajos antes de que se conviertan en realidades. El presidente es dueño de la agenda política, introduce los temas y alimenta las controversias, con las que suele direccionar el debate político hacia los tópicos y en los momentos por él escogidos, muchas veces sin relación con las angustias de los colombianos. En esa trampa ha caído la oposición que, por denostar, ha olvidado ilusionar e innovar en un país ávido de futuro, pero que requiere dirección y unidad.

Esas deficiencias de las diversas voces de la oposición, le han permitido al presidente convertir cada escándalo que lo afecta, que no son pocos, pero siempre recurrentes y atinentes a sus familiares y a sus más cercanos colaboradores, en sospecha de golpe de estado, urdido por los sectores que identifica como huérfanos de poder y adalides de todos los males que afectan de tiempo atrás a la nación.

Insistir en esa especie de oposición al detal carece de poder de convocatoria y no ofrece soluciones ni esperanzas en medio de un caos que supera todos los anteriores, que este gobierno supuestamente se proponía erradicar. Repetir errores es la mejor receta para el desastre.

La nueva opción debe ser incluyente, creativa y no reactiva, y símbolo de unidad. En el 2025 el régimen de inhabilidades para competir por la presidencia provocará renuncias en el alto gobierno que muy posiblemente facilitarán el carácter hegemónico de los nuevos gabinetes que no podrá ya ocultarse, como hasta ahora se ha pretendido desde el primer día de gobierno. Polarizar será el instrumento del gobernante, en espera de una oposición fragmentada por militancias en esas categorías caprichosas y volátiles de centro y derecha, que son herramientas fútiles e inútiles de discordias que anticiparían derrotas inevitables. La tontería asoma ya entre quienes consideran que la solución se halla en el centro-centro.

El país espera una propuesta que le permita escapar al desastre que implica un poder hegemónico de una izquierda estatista que, al amparo de promover derechos, los conculca. Se necesitarán altas dosis de creatividad para superar los errores del pasado y del presente que convoquen la esperanzada confianza de los colombianos en su porvenir, y no dejarse distraer por los supuestos golpes blandos que tanto fascinan a Petro y a los suyos. Petro no se tumba, se derrota en las urnas.

domingo, 27 de octubre de 2024

(Cita Bíblica) No solo de pan vive el hombre


Por Bernardo Socha Acosta
Para quienes tengan y tengamos el privilegio de asimilar con verdadero sentido humano, las acciones propuestas Y fijadas durante la Cop16, podríamos poner un granito de arenas para contribuir en la salvación del planeta y por ende de la vida, no solo de las personas sino de todo cuanto nos rodea y que se denomina ecosistema.

Luego de algunas de las conferencias en las que participaron representantes de 190 países buscando fórmulas de salvación del planeta, se fijaron directrices que se conviertan en mandato ineludible para todos.

Con razón diferentes gremios, opinaron que, mientras unos trabajan y luchan de manera desinteresada por cuidar el agua, el aire, los bosques y la fauna, otros paradójicamente y de manera completamente ignorante, realizaban marchas y bloqueos en las vías de Colombia, afectando al mismo pueblo y el futuro de ellos mismo y sus descendientes.

Alguien no se demoró en afirmar que, esos llamados lideres, erráticamente promocionan su propia época de hambre y muerte, por el azaroso porvenir de la tierra que dicen defender, talvez para el presente, pero no para el futuro.

Con estas paradojas, aquí se podría hacer un paréntesis para recordar el pasaje Bíblico: NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE… Ampliacion aquí

Los manifestantes del presente parece no mirar sino la comida de hoy, pero no miran el inmediato futuro que está en riesgo por sus acciones erróneas. Todos recuerdan que, por los cierres de vías, centenares de productores de frutas, legumbres y leche, debieron botarlos, porque no había otra alternativa. Seguramente esos alimentos le pasarán cuenta de cobro a los responsables.

Es que ya la misma naturaleza ha comenzado a dar signos de cansancio que se refleja con el calentamiento del planeta y los cambios atmosféricos bruscos, (cambio climático) donde un poco se acentúa el verano y en otra época sobrevienen heladas y lluvias descontroladas que causan inundaciones y desastres.

Pero muchas personas que seguramente no ven más allá de su frente, no realizan acciones sino para empeorar su propia existencia y la de los demás. Parece que se empeñaran con afán en precipitar las catástrofes que no están lejos de presentarse, si no hay una acción conjunta por la salvación de los bienes que tenemos (la naturaleza).

Analizando las apreciaciones de muchos críticos, hasta ahora buena parte de las llamadas marchas sociales, algunas positivas, pero otras, no han sido sino, el inicio de un erróneo camino que lleva al lugar de la excavación misteriosa del pozo suicidio, de sus actores y de las generaciones futuras.
Foto: National geographic España
Con razón muchos afirman que, el síndrome de las llamadas protestas sociales ya se salió de los objetivos humanísticos y se convirtió en, actos atentatorios que se devuelven contra sus actores para llevar ruina y más desgracia de la que ya tiene el país, atizada desde muchos años atrás por la PESTE de la politiquería y la infame corrupción.

Y ya que se habla de la politiquería e infame corrupción, los que hoy promueven esos actos con bloqueos de carreteras, debieran más bien promover y organizar un cambio estructural del congreso de la república para reducir la llegada de tantos elementos que en nada benefician al país, poque lo único que las mayorías en el legislativo hacen es absorber billones y billones del presupuesto nacional, que se debiera utilizar para inversión social de Colombia. Quizás, cuando estas personas se den cuenta de las necesidades de cambio, ya no sea demasiado tarde.

viernes, 25 de octubre de 2024

Añoranzas

Carlos Ibáñez Muñoz
E
n el horizonte observo gigantes de cemento unos más altos y voluminosos que otros que obstruyen el paisaje de colores y el verdor de nuestras cordilleras. 

Ya no veo el hilillo de humo o fumarolas que se desprendían del techo de las casas campesinas, ni la estela de pájaros, canarios, periquitos, gaviotas, cotorras y loros que con gran algarabía en la puesta del sol regresaban a sus nidos a empollar a sus pichones, ni la luz en lontananza que alumbraban los portales de los ranchos campesinos, ni las luces mágicas que como ojos brillantes y parpadeantes salían como un chorro de las linternas que alumbraban el camino.

Ya no escucho ni veo a las luciérnagas, ni los grillos, ni las ranas que en los estanques y en la oscuridad nos proporcionaban conciertos de ruidos y luces destellantes que las manos tiernas de los niños deseaban atrapar: No veo los recitales eléctricos en el firmamento, que en las tardes de lluvias precedidas por el estruendo de los truenos que nos intimidaban y nos obligaban a buscar refugio en el alero de nuestra casa y en las enaguas de nuestra madre. Ya no oigo el ruido de los radios transistores que mezclaban ruidos, voces y lenguas como el pasaje bíblico que nos confundió con dialectos, no escucho la tertulia ni el tiple de los mayores alrededor de la cena, ni sus vozarrones, ni las leyendas de la llorona o del cura sin cabeza, o del jinete en caballo negro brioso que despedía candela por sus ojos a media noche. Todo eso que contemplaba y percibían mis sentidos de niño se esfumó, los fulmino el PROGRESO.

Solo observo al frente de mis ojos moles de hierro y cemento que atrapan a seres humanos en el aire suspendidos en gajos escalonados de gran altura; solo ventanales donde asoman ojos desorbitados escudriñadores de inquilinos que quisieran escapar del encierro donde en sus diminutas terrazas añoran la montaña sembrando dos o tres matas que riegan en las mañanas y les hablan con nostalgia.

Son almas en pena llenas de dolor e incertidumbre agobiadas por sobrevivir en medio del caos y del miedo luchando por el mendrugo diario. Seres despiadados insensibles al dolor de los demás y ausentes de civismo y solidaridad, absorbidos por el tecnicismo que los enmudece para darle paso a las falanges de los dedos que se comunican digitalmente haciéndolos ausentes e introspectivos en el hogar donde no cruzan palabras de amor y comprensión.

Y para completar hace rato se les perdió la luna, las estrellas y los serpeantes y fugaces luceros de colores que cruzan el espacio en las noches limpias,porque el chorro de luz ascendente de sus estatuas de hierro y masas de cemento eclipsó el firmamento. Añoro mi pasado y mi niñez y tratare de sobrevivir mientras regreso al campo de mis mayores.

CARLOS IBAÑEZ MUÑOZ desde el balcón de mis pensamientos. 

miércoles, 23 de octubre de 2024

Piden regulación al abuso del bloqueo de carreteras

Estos actos violan la constitución sobre la libre locomoción, dicen voceros gremiales

Por Bernardo Socha Acosta
No se equivocan ni un ápice, quienes opinan acerca de los flagrantes delitos contra el sagrado derecho de la protección ambiental como fundamento del derecho al futuro de la humanidad.

Entonces, ¿quiénes se convierten hoy en los violadores de los derechos de la naturaleza y, del futuro de los seres humanos?

Pues a partir de la realización de la Cop16 y de varios pronunciamientos hechos por las altas Cortes de justicia, quienes insistan en apropiarse del suelo protegido como reserva del agua y del conjunto que incluye el ecosistema ambiental, están incurriendo en gravísimos delitos que tanto los gobiernos como los legisladores deberán pronunciarse para hacer cumplir las normas, por encima de intereses particulares.

A propósito de los violadores del derecho de los demás, los gremios y consumidores colombianos se pronunciaron duramente, contra los que han venido bloqueando las vías e impidiendo la libre locomoción y afirmaron que eso no podrá seguir ocurriendo en el país. 

Foto: W Radio
Pidieron a quienes les corresponde, velar por la normalidad de los colombianos, quienes están siendo víctimas de unos pocos, que sin respeto deciden cerrar la libre locomoción, que es uno de los derechos FUNDAMENTALES que consagra la constitucional. (artículo 24 de la Constitución Política. Este artículo establece que los colombianos pueden circular libremente por el territorio nacional, entrar y salir de él, y permanecer y residenciarse en Colombia).

Los juristas, enfatizaron que quienes han bloqueado la libre locomoción, no solo han transgredido la normatividad, sino que han atentado contra los derechos del sustento y la salud, porque el bloqueo de las vías cierra toda posibilidad de llevar alimentos y medicinas a donde se requieren.

En tal sentido, las opiniones generalizadas piden al gobierno, cualquiera que sea, y al Congreso de la república, ponerle regulación al abuso que comete cualquier comunidad al determinar cerrar la movilidad del país, sin que haya autoridad alguna que proteja la subsistencia y la vida de la mayoría de colombianos.

Los observadores gremiales y consumidores de alimentos y medicamentos, sostuvieron que quienes cierran las vías para propender por las explotaciones mineras en zonas protegidas, están incurriendo en varios delitos, como son: atentar contra los derechos de la naturaleza (ya establecidos) y contra el futuro de la humanidad y contra la libre locomoción.

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