Movistar

Mostrando las entradas con la etiqueta pobreza. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta pobreza. Mostrar todas las entradas

lunes, 16 de mayo de 2022

Pobreza y literalidad de las letras de las canciones

Sobre lo que hacemos con el lenguajes

Por: Manuela Vera (Tomado de, 'Artezblai'
Podría decirse que una de las maneras de usar el lenguaje, que nos deja la posmodernidad del siglo XXI, es el de implementar metáforas deshumanizantes a la hora de expresarnos en una conversación. Y este acontecimiento se ha venido diseminando de una manera virulenta, hasta el punto de su “naturalización”. Realmente desconozco cuántos de nosotros repararemos en este asunto con extrañamiento, incluso cuando, como en mi caso, he de reconocer que, yo también he repartido a diestra y siniestra ese tipo de metáfora.

Así que decidí tomarme un momento para meditar sobre el asunto intentado comprender por qué, últimamente, me genera desgarbo pues me parece falto de poesía y hasta cómodo. Y me pregunto si acaso esto tendrá que ver con la ya señalada pobreza y literalidad de las letras de las canciones de los nuevos ídolos musicales, cuando se comparan con las letras compuestas por los músicos de otros decenios, por ejemplo cualquier grupo representativo del rock de los años sesenta y setenta, cuyas composiciones a veces resultan “encriptadas” debido a la implementación de metáforas y alegorías, aunque no por eso sean menos bellas y conmovedoras.

Una frase como esta: “tienes que cambiar el chip para que podamos conectarnos mejor”, propone una metáfora en la que se deshumaniza a una persona, cambiamos la idea de una mente o de un cerebro para reemplazarlo por una pequeña pieza electrónica, y valoramos del mismo modo las palabras “chip” y “mentalidad” como si fueran cosas semejantes, aun cuando la diferencia es la que hay entre la vida y la muerte. Y ni qué decir de la palabra “conexión” o de la idea de “conectarnos”… Ya no sé si al usarla se alude al vínculo emocional o existencial que un ser vivo puede tener con otro, o a la idea de navegar por internet. En fin, creo que los casos abundan y si uno se pone al acecho mientras conversa con otros, seguramente encontrará este tipo de metáforas y por montones.

Y bueno, como una se ha declarado en miles de ocasiones humanista, pues no es de sorprender que esta tendencia hacia la idea de un ser humano que cada vez es menos humano y más ciborg, más máquina, genere repelús porque, después de todo, las máquinas no se conmueven, ni sienten la compasión o la empatía que suele provocar el arte. Y en un mundo sin humanos, en un mundo gobernado por robots, el teatro y el arte ¿qué pitos tocan?

Viernes 13 de mayo 2022

martes, 31 de marzo de 2009

50 AÑOS ES DEMASIADO TIEMPO


Jorge Enrique Robledo
Bogotá, 30 de marzo de 2009

Si se considera que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) no solo presta plata, sino que, como sus semejantes, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, condiciona sus recursos a que los países “favorecidos” actúen según sus indicaciones, un balance de sus cinco décadas exige juzgar la economía colombiana en ese lapso, cuando solo se presentó una diferencia importante entre lo que deseaba Washington y lo que se decidió en Bogotá durante el gobierno de Carlos Lleras Restrepo.
--
Así, el conjunto de la gestión del BID no tiene cómo defenderse aun si se acepta, pero solo en gracia de discusión, lo adecuado de los proyectos y que se financiaron con créditos de auténtico fomento al progreso de los países “beneficiados”. Carece de defensa, porque el nivel de vida de Colombia avergüenza a las gentes civilizadas y porque la atrofia de la economía nacional solo puede verse como inevitable si se ignoran las mejores experiencias de otras latitudes. ¡Y es en términos del desarrollo del capitalismo como se plantea el debate!
--
Las instituciones extranjeras que han orientado a Colombia evaden explicar por qué un país con más de un millón de kilómetros cuadrados de enormes riquezas naturales y 42 millones de habitantes trabajadores, inteligentes y creativos languidece en el atraso y la pobreza. ¿Por qué el capitalismo de Estados Unidos, Europa y Japón funciona con desempleos de un dígito y pobrezas del orden del 10%, en tanto aquí los cesantes y los empleados en la informalidad pasan del 60% y la pobreza tortura a un porcentaje similar? ¿Por qué las economías de allá se basan en la producción de bienes de alta complejidad científica y tecnológica, mientras que la de aquí importa lo complejo y sobrevive de exportar materias primas agrarias y mineras, recordándonos a la Colonia española? ¿No requiere el progreso de Colombia configurar un vigoroso mercado interno y que sus trabajadores, con todos los derechos laborales, les agreguen valor a las materias primas nacionales e importadas?
--
Además, ¿cómo justificar que se importen ocho millones de toneladas de bienes del agro, cuando hay nueve millones de hectáreas con vocación agrícola y gentes de sobra para trabajarlas? ¿Constituye un triunfo para Colombia que, con la apertura, sus principales fuentes de acumulación de capital pasaran a manos foráneas? ¿No es el colmo del despilfarro formar a millones de colombianos para luego expulsarlos a que contribuyan con el progreso de otros países? La peor crisis de la historia del país, entre el siglo XX y el XXI, ¿no la causaron las políticas del Consenso de Washington? ¿No da grima oír que el país está “blindado” o “preparado” frente el tsunami económico que precipitó el estallido de la burbuja especulativa de Wall Street, burbuja con la que se aplazó el veredicto sobre el rotundo fracaso de la globalización neoliberal? ¿Es serio afirmar que las políticas de “libre comercio” modificarán positivamente la economía nacional, hasta hacerla similar a las que, sin razón, se dice que imita?
Y la tendencia del país ha sido y es a empeorar, como lo prueba que el producto per cápita de Estados Unidos fuera 5 veces mayor que el de Colombia en 1900, 11 veces superior en 1960 y 15 veces más alto en 2007. Volver a Inicio >

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...