Ofertas Movistar para 2025

viernes, 29 de noviembre de 2024

¿Habrá un rudo giro en elección presidencial 2026?

Por Bernardo Socha Acosta
Con incertidumbre encontró el equipo de investigación de esta web, el pensamiento de muchos colombianos frente a lo que se vislumbra para las elecciones presidenciales y de congreso en los comicios de 2026.

El análisis realizado con diferentes sectores sociales relacionado con la crisis de inseguridad que está atravesando el país, sorprendió a los interlocutores, al recibir respuestas contundentes durante conversaciones con representantes de comunidades y gremio.

Los comentarios coincidieron, en que el comportamiento violento de grupos armados y delincuencia común, obliga a que los electores elijan a un presidente que sea capaz de enfrentar el fenómeno, a como de lugar, para frenar la anarquía de terror que los violentos quieren imponer contra el pueblo y contra el mismo gobierno que creyó de buena fe en la posible voluntad para adelantar unos diálogos que hoy son un fracaso.

Indicaron los entrevistados que los grupos armados desaprovecharon la oportunidad de la mano tendida que les ofreció el gobierno actual con la paz total, a la cual están respondiendo con más violencia, como una forma de rechazo.

Indicaron los consultados, que, así como en los estados Unidos, los electores prefirieron a un candidato que anunció mano dura y hasta la pena de muerte contra los asesinos de estadounidenses, podría ocurrir en Colombia frente a las propuestas que hagan los aspirantes al primer cargo de la nación.

Todos los comentarios fueron de rechazo total contra los violentos y hasta contra quienes con las llamadas protestas sociales quieren arrinconar a los colombianos que muchas veces ya no pueden movilizarse por las carreteras nacionales y hasta por las calles y carreras de las ciudades. En esas protestas parece que las autoridades defendieran la violación de las normas, a preferir la defensa de la institucionalidad, para garantizarle a todos la utilización de los bienes públicos como son las carreteras. EL bloque de vías, con la máscara de protesta social, es una violación de la Constitución Nacional, al mandato de garantías de la LIBRE LOCOMOCIÓN, hechos contra los cuales las autoridades no actúan como debiera ser.

Para finalizar los comentarios durante las conversaciones, donde se auscultó el pensamiento bien guardado de muchos colombianos, puntualizaron a manera de ejemplo, el por qué en el pasado reciente, surgieron las mal llamadas autodefensas, en momentos que el país se encontraba en la peor zozobra porque las guerrillas y la delincuencia común, mantenía encerrados a los ciudadanos de bien y hasta las mismas autoridades, sin que se viera una salida legal.

Luces y sombras de las elecciones presidenciales

Mario González Vargas
El prematuro salto al ruedo electoral de Vicky Dávila marca el inicio de una contienda electoral anticipada que pudiera, sin embargo, favorecer la comprensión de lo que se halla en juego para el país en las elecciones de congreso y presidencial del 2026.

El transcurrir de los días desde la posesión de Petro ha despejado con creciente claridad los objetivos políticos del gobierno y los instrumentos para realizarlos, fundados en la artera y pródiga compra de conciencias de una clase política en su mayoría acostumbrada a la veneración de las ventajas dispensadas por Don dinero que, rápida y cuidadosamente el presidente replicó sin tardar en sus propias filas, como si con ello confirmara el poder corruptor de la democracia y del capitalismo. Ello explica la aplicación del dogma progresista de la supuesta “deconstrucción creativa” con la que se pretende, a costa de las libertades individuales, entronizar el estatismo autoritario que siempre se ha traducido en favorecer la conculcación de los derechos y la generación de pobreza de la ciudadanía para someterla al arbitrio de un poderoso leviatán que se considera redentor.

No contento con la abrupta caída de todos los índices de crecimiento económico y social, Petro se ensaña ahora con el Icetex y la financiación de los estudios de la juventud colombiana con el propósito de marchitar la educación privada, aplicándole el mismo procedimiento con el que ha castigado con éxito al hoy moribundo sistema de salud. Sin compasión alguna por la vida y tranquilidad de los ciudadanos y de sus comunidades, ha prohijado sistemáticamente el deterioro de la seguridad y del control territorial, que se ha acompañado de laxitud y permisividad para con todas las estructuras armadas delincuenciales, a las que convoca en vez de combatirlas, favoreciéndolas con las purgas en los altos mandos de las Fuerzas Armadas y con las limitaciones que les son impuestas en sus capacidades de combate y protección de la población civil. Simultáneamente, pretende el control de todos los poderes del estado, tarea que paradójicamente se ha visto facilitada por quienes serán sus primeras víctimas.

Ese insólito escenario en el que hasta un expresidente se abstiene de defender su legado, los certámenes electorales del 2026 serán inéditos en nuestra historia y exigirán estrategias nuevas, que permitan superar los peligros que encierran. Desuetos y contraproducentes serán los llamados a coaliciones entre los dos partidos históricos y la U, que no han ahorrado su apoyo subrepticio a las iniciativas del presidente, con el que ahuyentan al elector que sabe de las prebendas que se dispensan.

Los colombianos se aprestan a la búsqueda de nuevos liderazgos que interpreten las angustias ciudadanas y ofrezcan tesón y capacidad para la defensa de la democracia y la recuperación de las instituciones que la rigen. La candidatura de Vicky es la primera, pero no será la última, que opte por explorar y transitar nuevos esquemas de comunicación y de expresión que resalten su carácter independiente y privilegien más cercanas y confiables relaciones con los ciudadanos. Ese ejercicio ya asoma entre quienes se postulan en los dos partidos de oposición que deben dar ejemplo de consentir matices que favorezcan el debate plural al interior de sus filas. El dedazo les es prohibido. La construcción de un nuevo país es la mayor preocupación de los colombianos. Por ello los candidatos no serán juzgados solamente por sus virtudes, sino también por sus propuestas y la capacidad de sus equipos en la consecución de sus metas. Los enfrentamientos personales son naturales en la contienda, pero subsidiarios de las capacidades de las relaciones de confianza que deben tejerse con la ciudadanía. La ventaja está en el campo de la independencia. Eso parece entenderlo Petro que no halla candidatura viable en sus filas y tendría que optar por imponerse con una disrupción de las elecciones, o la de apoyar a alguien que no sea de su entorno partidista, que para ser viable tendrá que marcar diferencias con su malogrado legado.

miércoles, 20 de noviembre de 2024

Peripecias de Petro para alterar las elecciones del 2026

Mario González Vargas
La confiabilidad en el organismo encargado de dirigir el proceso electoral y determinar sus resultados es indispensable para la legitimidad del sistema democrático. En las últimas décadas han sido constantes los esfuerzos para mejorar las capacidades de la Registraduría y fortalecer los instrumentos que garanticen transparencia en las elecciones presidenciales, del Congreso y de gobernadores, alcaldes, diputados y concejales en los ámbitos departamentales, y municipales, y con ello asegurar la legitimidad de sus resultados. La expresión y concreción más certera de esos esfuerzos acompañaron la elección de Gustavo Petro a la presidencia de la República.

Por ello sorprende y preocupa que el gobierno lleve a cabo un hostigamiento reputacional y presupuestal encarnizado contra la autonomía e independencia de la Registraduría, sin asidero ni antecedentes en nuestra historia desde los tiempos del Frente Nacional. Pareciera que su objetivo sea el de minar la confianza en las reglas de la democracia, afectando su ejercicio mediante intervenciones que impacten las distintas etapas del proceso electoral.

Pero las intenciones de Petro no se reducen al ejercicio del control o debilitamiento de la Registraduría. Entiende que el debate electoral no pude versar sobre su calamitosa gestión de gobierno que la inmensa mayoría de los colombianos padece y rechaza, constatación que lo impulsa a la definición de un campo de batalla que induzca a extender una cortina de humo sobre su gestión, y sea lo suficientemente sugestiva para capturar la atención ciudadana y habilitar el despliegue de su intolerancia, el torrente de sus odios y de sus ridículas galácticas fantasías.

Maestro de la falacia, con el supuesto animo de aportar a la construcción de la paz el presidente sorprende al país con la designación como gestores de paz de los 18 más connotados exjefes paramilitares, todos perpetradores de delitos de lesa humanidad, incluyendo aún a los que todavía se encuentran en las cárceles de los Estados Unidos pagando las condenas que con la severidad que ameritaban no supimos o no pudimos imponerles en Colombia. Concederles verdad a sus pronunciamientos equivale a una abierta denegación de justicia y a una insoportable e intolerable revictimización de las innumerables personas y estamentos sociales que padecieron su violencia y salvajismo. Suponer que quienes no han entregado verdad ni reparación sean capaces de contribuciones a la paz mediante “su conocimiento y experiencia en actividades de construcción de paz y garantías de no repetición, estructuración de procesos de paz y estrategias de acercamientos con actores armados ilegales", no deja de ser una crueldad sin límites para sus innumerables víctimas y un insoportable cinismo, además de un desafiante insulto y un maligno reto a los más elementales principios de la justicia. No extraña entonces que la Corte Suprema de Justicia haya denegado toda posibilidad de libertad para Mancuso y cuestionado que se le tuviera como gestor de paz. Rechazó el beneficio de la libertad por querer favorecerlo “sin contraprestación y contención alguna, pese a la ausencia de contribución real a la verdad y la reparación de las víctimas por parte del postulado”. Nuevamente la justicia cumple con su deber y señala las exigencias que son ineludibles en un estado de derecho.

Los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles, no toleran amnistías ni indultos y exigen además de verdad, la severidad de las penas que merecen y la reparación integral de sus víctimas. El que los integrantes del M-19 hayan escapado a la aplicación de esos principios no liberan las conciencias de los que perpetraron esas conductas. Muchos honraron sus compromisos, contribuyeron a la construcción de la Constitución de 1991 y se granjearon el respeto de los colombianos que hoy no debe sacrificarse por el dogmatismo ideológico del presidente. El país anhela paz y reconciliación, sentimientos que el presidente no debe subestimar ni atropellar, si quiere perdurar, aunque sea tímidamente, en la historia de Colombia.

viernes, 15 de noviembre de 2024

La causa eficiente de la Paz

Mario González Vargas
En medio del creciente desconcierto que ha generado la mentada Paz Total con el exponencial crecimiento de las acciones militares y masacres y el consiguiente poder territorial de los distintos grupos armados ilegales, se pensó ingenuamente que la toma del Plateado por las fuerzas militares, en ejercicio conjunto, implicaba retomar la estrategia de garrote que fortaleciera la seguridad y favoreciera negociaciones que languidecían al ritmo impuesto por los delincuentes en las más de 9 mesas instaladas a las volandas y sin mayores consideraciones estratégicas.

Por el contrario, el gobierno, no solo redujo en más de 20.000 los efectivos de las fuerzas, tarea que acompañó con la devolución por el ministro de defensa de más de 800.000 millones de pesos de su presupuesto, sino que procedió a desmantelar los comandos conjuntos de excelentes resultados, con lo que aceleró la desarticulación de las estrategias de seguridad e inteligencia con las que se afectaron sensiblemente las capacidades de planeación y operacionales de las Fuerzas Militares.

El presidente y su ministro de defensa parecen no haber entendido que están obligados, si pretenden resultados favorables, a actuar en medio del enfrentamiento armado y tener como principal objetivo la recuperación del control territorial. Ajenos a cualquier consideración estratégica a largo plazo que permita nuevas lecturas políticas y los ajustes consiguientes en las acciones militares, han optado por mantener los ceses al fuego con cada organización convocada a mesa de dialogo, y a abstenerse de cualquier intervención en los enfrentamientos entre las distintas organizaciones criminales por las rentas del narcotráfico, la minería ilegal, la extorsión y el dominio territorial, sin importarles los confinamientos y desplazamientos a las que los criminales someten a las comunidades indefensas.

A nadie extraña entonces las actitudes despreciativas del Eln, o la suficiencia de alias Mordisco, o la concesión de la tarea de gestores de paz a quienes a ciencia y paciencia de la Fiscalía delinquen en libertad sin que se conozcan sus aportes a la tranquilidad de los colombianos. El resultado perverso se ha venido traduciendo en la aparición de nuevas estructuras de los diferentes grupos armados organizados, que se confrontan por el control territorial y por los negocios del narcotráfico en plena libertad, y además usufructuarios de las gabelas que desde las autoridades se les conceden.

Más grave aún resulta la continua rogatoria al Eln, que se considera a sí misma como una organización de carácter binacional, que recibe protección del régimen de Maduro, para que se decida a aceptar todas las concesiones que se le han propuesto y que implicarían una Reforma Constitucional que abarcaría el sistema económico, hipótesis que no deja de entusiasmar por igual al Clan del Golfo y a la Nueva Marquetalia, y que increíblemente no han suscitado las inquietudes que merece en las fuerzas políticas y en la propia opinión de los colombianos.

Alcanzar la paz, sumidos en esos escenarios, resulta una meta lejana para el gobierno de Petro, como se comprobó después de que la delegación del gobierno nacional y la delegación del Eln se reunieran en Caracas para discutir la situación de la Mesa de Diálogo en búsqueda de salidas a una solución pacífica entre las partes, que terminó en el anuncio de un paro armado indefinido en el Chocó, con el argumento de que la Armada Nacional patrullaba en el Chocó con lanchas artilladas y Buque de Guerra.

Llegó la hora de desprenderse de la narrativa que nos han impuesto los progresistas atinentes al conflicto armado que tantos réditos procura a los inveterados “pazólogos”, que abundan y se lucran con las negociaciones intemporales. No se puede seguir hablando de conflicto armado para justificar negociaciones cuando el narcotráfico no es un delito político, sino el combustible de la violencia y el instrumento para crecer en riqueza, en poder y control territorial que son los que blindan hoy el lucrativo negocio.

Entenderlo puede ser la causa eficiente de la paz definitiva.

martes, 5 de noviembre de 2024

Perecer o innovar, las opciones de la civilización occidental

Mario González Vargas
La comprensión de los tiempos transcurridos desde el final de la Segunda Mundial nos remite a Oswaldo Spengler y su obra la Decadencia de Occidente, en la que sostuvo la tesis de que las civilizaciones en su devenir no escapan a las etapas que son propias de la vida humana, desde su nacimiento hasta el último estadio de su existencia. Los tiempos que vivimos parecieran corresponder al declive de los valores que marcaron el génesis, el desarrollo y el eventual decaimiento de la cultura occidental y de sus fundamentos y valores que perduraron por centurias, porque se edificaron sobre elementos que recogieron a la vez enseñanzas del pasado y valores nacientes que sembraron las semillas de la nueva sociedad.

Esos nuevos tiempos se inspiraron en los mejores legados de las civilizaciones que los antecedieron, el racionalismo griego, el derecho romano y el monoteísmo judeo-cristiano. Paulatinamente, se consolidaron los elementos esenciales que han presidido desde entonces la vida de la nueva civilización: la separación de los poderes temporal y espiritual, el imperio de la ley, el pluralismo social; fundamentos de la sociedad civil que desde entonces hemos procurado conservar y mejorar a lo largo de la historia.

El respeto al individuo fomentó y perfeccionó la observancia de los derechos humanos y el reconocimiento y defensa de las libertades individuales, que ninguna otra civilización ha alcanzado en la historia y que permitieron la abolición de la esclavitud y la igualdad de género que no se observan ni se reconocen en las demás civilizaciones del planeta. Introdujo la democracia y las libertades que la sustentan y prohijó el progreso social en proporciones nunca vividas en la historia, estimuladas por la libre empresa que consolidó la creatividad y el ingenio con los que se dignificó la vida de los ciudadanos. Hoy, esa civilización prevalece en Europa, las Américas y la Oceanía y encuentra réplicas en Asia y el África, cuyos aportes son susceptibles de enriquecer nuestra civilización, hoy bajo asedio y amenazada desde el interior de sí misma por las expresiones colectivistas y estatizantes que suponen la antítesis de los fundamentos que han prevalecido en la civilización occidental.

Pareciera que occidente ha venido perdiendo la capacidad de oponerse al asalto de las civilizaciones revanchistas que la asedian, o a las imperfecciones propias que se han multiplicado por desidia propia, o por el resurgimiento con fuerza, en su propio seno, de las tesis que en el pasado reciente carecieron de aceptación, pero que hoy regresan con nuevos ropajes e identidades sugestivos, como las de “progresismo”, o de la cultura “woke” (despertar) para sumar incautos a su tarea de deconstrucción a la que ellos le confieren capacidad creativa.

A su amparo se estimula la violencia en sociedades, aún atónitas e indefensas por obra del supuesto derecho de protesta con el que se justifica y legitima el vandalismo como un derecho necesario para erradicar las inequidades enraizadas en un supuesto régimen opresor de las libertades. En el ejercicio de la política el populismo rampante se ha traducido en la desvalorización de los partidos, transformándola en vil negocio, sin relación alguna con el bien común.

Al contagio que afecta a la América Latina y golpea a una Europa dividida, se suma la incertidumbre de la elección presidencial en Estados Unidos signada por la retórica incierta y desabrochada del candidato y por los silencios de la candidata sospechosos de ocultamientos sobre sus reales propósitos.

Podemos encontrarnos en el umbral de la profecía de Benjamín Franklin: “Los pueblos de occidente tienen que permanecer unidos hasta la tumba, o labrarse la tumba por separado”. Predicción que nos concierne porque el futuro pertenece a quienes entiendan que el mestizaje se está convirtiendo en el rasgo común de las sociedades occidentales.

viernes, 1 de noviembre de 2024

Escuche los mensajes de la naturaleza para que no lo sorprendan


Por Bernardo Socha Acosta
Son reiterados los urgentes mensajes que la naturaleza nos viene dando con diferentes manifestaciones en las que se están presentando graves y grandes pérdidas de vidas humanas, bienes urbanísticos, materiales y de otras especies, pero parece que muchos no entienden ese lenguaje de la naturaleza y siguen aferrados a depredar el ambiente con distintas acciones.

Talvez es bueno recordarle a esas personas que la depredación o malversación y saqueo del medio ambiente, se comete con muchas acciones que seguramente se ejecutan por tradición pero que hoy cuando el planeta se encuentra en grave riesgo y estado de alerta, por el excesivo calentamiento, ya es bueno cambiar de actitudes, para que muchas comunidades no tengan, o tengamos, que padecer lo que ya se está viendo con los desastres por incontroladas lluvias, avalanchas, desbordamiento de ríos y quebradas, inundaciones, o grandes deslizamientos de la superficie. Y esto, sin decir nada sobre el lento rebosamiento de los océanos y mares que viene causando el descongelamiento de los trópicos de la Tierra, ubicados en el hemisferio norte y en el hemisferio sur.

Las gravísimas acciones que se cometen contra el ambiente, unas por ignorancia y otras por maldad, están minando cada día las amenazas contra nuestros entornos. Y son aparentemente simples acciones, como las quemas llamadas controladas para la adecuación de sembrados de cultivos. Esas prácticas son del equivocado pasado y hoy perfectamente se puede preparar la tierra para los cultivos sin necesidad de quemar. Otra gravísima acción es la voladura de oleoductos con las cuales se está destruyendo todo un ecosistema que incluye contaminación del agua, muerte de peces y demás especies, destrucción de los bosques y la exposición de la tierra al cáncer de la erosión. Otras prácticas atentatorias y también suicidas como las anteriores, es arrojar basuras de toda clase a las quebradas y ríos.

Y, por qué es una acción suicida. Pues porque quienes lo hacen viven en esos entornos, cerca a los mismos caudales, y cuando sobrevenga una inundación seguramente van a ser los primeros en ser afectado hasta con su propia vida. Entonces, es hora de pensar antes de hacer las cosas mal, muchas veces pensando en afectar a los demás, pero las malas acciones del ser humano, se pagan con la propia vida de los actores.

Pero esta depredación ambiental no solo ocurre en los sectores marginados y por persona sin preparación intelectual.

Es increíble que, -con todo el respeto- el alcalde de Bogotá quien debiera ser un ejemplo de admiración ambiental para el país, armara una pataleta porque el Ministerio de ambiente, a propósito de los lineamientos tomados durante las deliberaciones de la COP16, pidiera a un alto tribunal, la revisión de un proyecto vial de alto impacto (tanto positivo como negativo) con el fin de asegurarse de que no hayan fallas que afecten la armonía del ecosistema capitalino, porque es el hábitat de más de 8 millones de colombianos. Con la posición agresiva de ese mandatario capitalino, se dejó la impresión de ser Bogotá una república independiente para unas cosa, pero parte de Colombia para otras. Si esa alta corporación del orden judicial y administrativo donde se instauró la querella, da un fallo, sea el que sea, habrá que respetarlo y sus razones tendrá, si se violó la normatividad ambiental o no, pero es algo más que patética la posición del alcalde. Esa soberbia y posición de altanería y prepotencia no le lucen. Esas salidas en falso de un político no son propias de dirigentes futuristas que piensen en grande. La humildad es la clave de los buenos dirigentes…

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...