EL CAMBIO CLIMÁTICO. UNA
REALIDAD
Por Gonzalo Peña Ortiz*
En 10.000 años, la cantidad de
gas carbónico acumulado en el hielo del ártico y la Antártida no varió. En 114
años de desarrollo industrial este valor, se ha multiplicado por 100. Esta
evidencia nos demuestra que la modificación de ambiente se debe exclusivamente
a la actividad antrópica del hombre. La comprobación fue realizada por un grupo
de científicos interesados en conocer si era verdad o no, que el hombre estaba
causando las distorsiones climáticas que hoy nos acompañan.
El fenómeno del cambio
climático es la variación de los patrones del clima en todas las latitudes,
esto es veranos exageradamente largos e intensos, e inviernos mucho más
lluviosos que de costumbre. Por ejemplo, en Bogotá estudios recientes evidencian
que los aguaceros máximos estimados para el diseño de los alcantarillados de
aguas lluvias están un 50 por ciento por debajo de los valores encontrados hoy
día. Además, estos picos de caudal se presentan con frecuencias cada vez
mayores. Como consecuencia de lo anterior los sistemas de drenaje existentes,
para evacuar esta agua lluvias, colapsan generando inundaciones en sectores
bajos de la capital.
¿Qué lo causa? Los llamados
gases de efecto invernadero: gas carbónico, monóxido de carbono, compuestos
nitrosos, y metano o gas natural principalmente Estos productos son generados
por la combustión de los combustibles fósiles; carbón petróleo y todos sus
derivados y gas natural. El metano es generado en una gran proporción por las
flatulencias del hato ganadero mundial. A su vez el metano es 20 veces más
dañino que el gas carbónico.
¿Qué es el efecto invernadero?
Antes de la revolución industrial la cantidad de gases que llegaban a la
atmosfera no eran suficientes para generar problemas, pero a raíz del
desarrollo acelerado de nuestra civilización occidental las cantidades anuales
se volvieron infinitamente grandes.
Cuando los rayos del sol
llegaban a la tierra antes de la llamada revolución industrial, calentaban la
superficie y en buena proporción eran reflejados al espacio exterior
manteniendo la temperatura relativamente estable. Con la acumulación de los
gases ya mencionados en la atmosfera, estos actúan como un espejo y devuelven
la energía radiante. Esta se convierte en calor incrementado la temperatura en
el aire, sobre la superficie de la tierra y de los mares. Este efecto ha venido
cambiando los patrones, no solo de lluvias sino también de los vientos, razón
por la cual los huracanes, tifones o monzones según la latitud donde se
produzcan han venido creciendo en número y en intensidad en años recientes.
Recordemos el caso del huracán Karina, que destrozó a New Orleans, en Estados
Unidos.
¿Por qué el fenómeno se ha
acentuado? Fundamentalmente porque la deforestación en toda la tierra y
particularmente en nuestros países llamados en desarrollo y situados en América
latina, África y Oceanía ha rebasado todos los límites imaginables.
Existe una correlación entre
los bosques y la captación de los gases que provocan el efecto invernadero.
Como los bosques se están acabando, entonces no pueden captar el gas carbónico
en las cantidades que son producidos por las fábricas, las centrales térmicas
de gas, carbón o crudo, y los millones de vehículos que circulan por la tierra.
Las hojas de los arboles toman el gas carbónico y mediante el proceso de la
fotosíntesis fijan el carbono y a su vez expelen oxígeno a la atmosfera.
En Colombia de acuerdo a los
datos del IDEAM entre 2000 a 2007 según estudio publicado en el año 2010, se
han deforestado entre 310.000 y 380.000 hectáreas por año, mientras que en el
mismo período se han sembrado 15.000 hectáreas. Haciendo una extrapolación
tenemos que del año 2000 al 2014 se han arrasado 4.900.000 hectáreas y se han
sembrado 210.000, pero como la mayoría de estos bosques renovados son cultivos
industriales, en realidad queda la mitad de esta cantidad. Resumiendo solo
recuperamos el 2,14 por ciento del bosque.
PERSPECTIVAS SEGÚN VARIOS
EXPERTOS.
1. Según Naomi Oreskes, geóloga y profesora de
historia de la ciencia en Harvard.
Ella sitúa en 2093 el momento
histórico del título de su libro: El colapso de la civilización occidental.
Este libro lo publica junto a Erik Conway del Instituto Tecnológico de
California. Básicamente de seguir el mundo por el camino que vamos, la
Antártida se va a deshelar completamente en la zona oeste. Esto trae como
consecuencia una elevación del nivel del mar en unos 2.6 metros. Se inundarán
las ciudades más importantes del mundo. La única superpotencia que quedará es
la CHINA y esto por la aplicación, ya en ejecución de esquemas de energía
renovables alternativas con controles rígidos de población y un gobierno
central fuerte.
NO DISPONEMOS DE MAS DE 20
AÑOS A PARTIR DE AHORA. Ella estima que el año 2050 será el punto de no
retorno.
2. Antonio Nobre, científico brasilero. La
deforestación del Amazonas está cambiando el clima de todo el continente.
Fue el primero en hablar en el
III Encuentro Panamazónico realizado en Lima, entre el 6 y el 7 de agosto de
2014. Antonio Nobre, investigador del Instituto Nacional de Pesquisas da
Amazonia (INPA), cuenta en esta conversación cuál es la magia de la Amazonia, en
qué consisten sus secretos y por qué el cambio climático y la deforestación la
amenazan muy seriamente.
¿Estamos ya en ‘El día después
de mañana’ del cambio climático? Estamos en una situación demasiado grave. Al
punto que la comunidad científica, que no suele concordar entre sí, ha formado
un bloque de homogénea convicción sobre el tema. El cambio climático ya no es
más proyección.
¿Y cómo se manifiesta esta
gravedad en la Amazonia? En la deforestación, que remueve la capacidad del
bosque para mantenerse. Lo ha hecho por millones de años en condiciones
adversas. Pero hoy se ha reducido su capacidad. Antes había dos estaciones
amazónicas, la húmeda y la más húmeda. Ahora tenemos una estación húmeda
moderada y una estación seca. Y la seca tiene un efecto muy perverso. Porque,
cuando no llueve, los árboles se tornan inflamables, el fuego entra y ya no hay
más bosque tropical.
La Amazonia tiene aún cinco
secretos. Es algo que los pueblos nativos siempre supieron y que nuestra
civilización no percibió. Pero, en los últimos 30 años, la Ciencia ha revelado
estos cinco secretos.
El primero es cómo el bosque
amazónico mantiene la atmósfera húmeda a 3.000 kilómetros del océano.
¿Cómo hacer para que la lluvia
llegue hasta la Patagonia? ¿Y a los Andes, por 3.000 o casi 4.000 kilómetros? A
otras partes que están lejos del océano, como el desierto del Sáhara, no les
llega agua. En América del Sur eso no pasa y se debe al primer secreto: los
chorros verticales de agua.
¿Cuál es el secreto de ese
secreto? Que los árboles amazónicos son bombas que lanzan al aire 1.000 litros
de agua diarios. La sacan del suelo, la evaporan y la transfieren a la
atmósfera. Todo el bosque amazónico pone 20.000 millones de toneladas de agua
en la atmósfera al día. El río Amazonas, el más caudaloso del mundo, pone en el
Atlántico 17.000 millones de toneladas en el mismo lapso.
¿Cómo se descubrió? Midiendo
con torres de estudio, con satélites que detectaban ese transporte de vapor,
que es un vapor invisible.
La magia viene en el segundo
secreto. ¿Cómo es posible que, si el aire de la Amazonia es muy limpio, por qué
en la alfombra verde que cubre la tierra, haya tanta lluvia? El océano también
tiene un aire limpio, pero no llueve mucho sobre él.
Los científicos descubrieron
un misterio. Para formar una nube, que son gotas de agua en suspensión, hay que
transformar el vapor bajando la temperatura. Pero si no tienes una superficie,
sólida o líquida, de partículas para las semillas de nubes, el proceso no
comienza.
¿Qué hace el bosque entonces?
Genera lo que llamamos polvo de hadas. Son olores que salen de los árboles y
que en la atmósfera húmeda se oxidan para precipitar un polvo finísimo que es
muy eficiente para formar lluvia.
Parece un cuento. Es que el
bosque constantemente manipula la atmósfera y produce lluvias para sí, algo
casi mágico. Los gases salen de los árboles, son como perfumes y se
volatilizan.
Una suerte de gran fragancia
sostenible. Es un océano verde, distinto del azul. El azul no tiene ese
mecanismo porque carece de árboles. Tiene algas, que producen un poquito, pero
no como el verde.
Vamos al tercer secreto. En la
Amazonía, el aire que viene del hemisferio norte cruza el Ecuador, entra y va
hasta la Patagonia. Hasta ahí llega ese aire húmedo, que viene del Atlántico
ecuatorial.
Con los vientos alisios. Sí,
con los alisios que trajeron las carabelas de los europeos, 500 años atrás.
Pero ocurre que los alisios del océano sur fluyen hacia el norte. ¿Qué hace que
ese viento vaya contra la tendencia de la circulación global? Dos físicos rusos
resolvieron esa pregunta al estudiar el efecto del vapor del chorro vertical
amazónico.
Otra vez el chorro vertical.
Ellos descubrieron, por la física fundamental de los gases, que esas condensaciones
de vapor jalan el aire de los océanos para dentro del continente y crean una
especie de agujero de agua. Es como una bomba biótica. El bosque trae su propia
humedad del océano.
“Donde están los bosques no
tienen sequías, ni exceso de agua, ni huracanes, ni tornados. Es como una
póliza de seguros”
El cuarto secreto: es la
transferencia de esta humedad amazónica a otras regiones: los Andes en Perú,
los páramos en Colombia. Si miramos el mapa del mundo, encontramos que hay un
cinturón húmedo que pasa por el Ecuador, por el África y por el sureste
asiático.
Es la línea ecuatorial. Así
es, pero en la línea de trópicos, el de Cáncer al Norte y el de Capricornio al
Sur, están todos los desiertos. El de Atacama en Chile, o el de Namibia en
África. Sin embargo, esa parte donde está el 70% del PIB de América del Sur,
que va desde Cuiabá a Buenos Aires, de Sao Paulo hasta los Andes, ¡es húmeda! A
pesar de estar en la línea de los desiertos.
¿Y cuál es el misterio allí?
Se llama ríos voladores. Es una gran masa de aire húmedo bombeada por la
Amazonia contra los Andes, que son una pared de hasta más de 6.000 metros de
altura, y que la envía a las áreas donde debería haber desierto. Por eso llueve
en Bolivia o Paraguay.
Falta, finalmente, el quinto
secreto. El quinto secreto es que, si uno pone en un gráfico todos los
huracanes que ha habido en la historia, -la NASA lo ha hecho-, en la zona de
los bosques ecuatoriales no hay ni uno. Y esa región es la que tiene más
energía porque la radiación solar es muy intensa.
“El sistema terrestre es un
organismo y está muy enfermo"
Debería haber ciclones, como
en India y Pakistán. No los hay porque el dosel del bosque, donde están las
copas de los árboles, es rugoso y hace que los vientos sean forzados a disipar
su energía, con lo que se calma la atmósfera.
Pero hay tormentas. Claro,
aunque no suelen ser destructivas. Donde están los bosques no hay sequías, ni
exceso de agua, ni huracanes, ni tornados. Es como una póliza de seguros contra
los eventos extremos atmosféricos.
La guerra contra la ignorancia
Ahora, estos cinco secretos
están en riesgo… el problema se llama DEFORESTACIÓN. Si a un borrachín le
quitan la mitad del hígado, le va a ser difícil lidiar con el alcohol. Eso es
lo que está pasando con la Amazonía. Le estamos quitando un órgano al sistema terrestre.
- ¿Entonces la Amazonía no es
el pulmón, sino el hígado del planeta? Es el pulmón, el hígado, el corazón...
¡Es todo! Esa bomba biótica es un corazón que constantemente bombea. El polvo
de hadas también funciona como una escoba química frente a contaminantes como
el óxido de azufre. El mejor aire es el de la Amazonía.
Y, sin embargo, la seguimos
destruyendo. Si vamos con una motosierra, un tractor o fuego, la Amazonía no
tiene defensa. Las invenciones del hombre pueden ser benditas, como la medicina,
pero también terribles, como la motosierra. Por eso propongo un esfuerzo de
guerra.
¿En qué consistiría? Es una
concentración para resolver un problema que lo amenaza todo. La ciencia hoy nos
permite saber que la situación es gravísima. Y lo que propongo es batallar
contra la ignorancia, el principal motivo de la destrucción del bosque
amazónico.
Las prioridades globales
parecen otras. En el 2008, los bancos fueron salvados en 15 días. Se gastaron
trillones de dólares en eso. La crisis financiera no es nada comparada con la
crisis ambiental.
“La ciencia hoy nos permite
saber que la situación es gravísima. Hay que batallar contra la ignorancia”.
¿Qué pasa? ¿Estamos
embriagados con la civilización? Es una embriaguez primitiva. Cuando vamos a un
médico y nos dice que tenemos una enfermedad avanzada, ¿Qué hacemos? ¿Seguimos
fumando? El sistema terrestre es un organismo y está muy enfermo. La
contaminante es la parte más degenerada del ser humano.
¿Podemos salvar a la Amazonia
de esa enfermedad? Yo creo que si tenemos una capacidad similar a la que
tuvimos para salvar los bancos, sí. Porque ella tiene un poder impresionante de
regeneración.
Debería importarle a todo el
mundo, además. La atmósfera tiene una cosa llamada teleconexiones. Un modelo
climático puede demostrar que los cambios en la Amazonía van a afectar los
ciclones en Indonesia.
El secreto mayor es despertar
entonces. Y saber que lo que hacemos ahora es determinante. Las generaciones
posteriores van a sufrir las malas elecciones de hoy. La generación que está en
la Tierra hoy tiene la conducción de un tren que puede irse al abismo o una
oportunidad de vivir mucho más.
¿Dónde se proveen las grandes
potencias de madera?: de Indonesia, Brasil, República Centroafricana y
Colombia.
¿En nuestra región andina que
se ha hecho? En 2010 con el subsidio del Banco Mundial y la Dirección de Walter
Vergara, científico colombiano, se evaluó el impacto del cambio climático en
los páramos peruanos. La conclusión es que en los próximos 20 años se reducirá
la cantidad de lluvia en un 18 al 21 por ciento sobre ellos.
En Colombia la disminución
según evaluación del IDEAM, será para el mismo período del 30 por ciento, en
nuestros páramos.
Otros hechos, por Alfredo
Molano
Durante el gobierno de Álvaro
Uribe Vélez se autorizó al billonario canadiense Frank Giustra el
aprovechamiento forestal autorizada por Codechocó en 2006 (Resolución 2293),
para explotar durante 15 años, más de 5 millones de metros cúbicos en madera;
la compañía REM Forest Products, concesionaria de la licencia es socia de
Pacific Rubiales, Medoro Resources, Alange Corp y Gran Colombia Gold. Es decir:
madera oro y petróleo. Lo grave del asunto aparte del despojo al país de este
recurso, es el hecho de hacerlo en una zona de reserva llamada Consejo
Comunitario de los Delfines. Este fue autorizado por la Ley 70 de 1993 y creado
en 1999. Este territorio colectivo es inembargable, inalienable e
imprescriptible, pero se convirtió por obra y gracia de la concesión en un 70
por ciento de su área total en propiedad de las empresas concesionarias.
Para protestar por la tala del
bosque y por su gente, Juan Ceballos se encadenó tres días a un árbol en Bahía
Solano. Pero a estas horas de grandes desfalcos en las EPS, hasta ahora
impunes, de los millonarios robos en el Distrito capital, de las edificaciones
que se caen como castillos de naipes en Medellín, de las valorizaciones
injustificadas en nuestras ciudades, ¿a quién puede importarle la suerte de un
ciudadano amarrado a un árbol por reclamar justicia, para su país?
Entonces la pregunta es: ¿qué
vamos a hacer para colaborar en la reversión de ésta espada de Damocles que
pende sobre toda la humanidad?
Gonzalo PEÑA ORTIZ
E: gopeor@gmail.com
Gonzalo PEÑA ORTIZ
E: gopeor@gmail.com
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