Por: Bernardo Socha Acosta
Seguramente los liberales no habían sentido tanta
desilusión, tristeza, sorpresa y rabia, al ver unos mal llamados “jerarcas” del
partido, que se entregaron arrodillados en actitud mendigante y lloriqueando,
luego del vergonzoso fracaso que
tuvieron en las elecciones del pasado 27 de mayo.
Lo que hicieron los falsos
jefes liberales, (esto incluye a los desprestigiados congresistas) de
entregarse al uribismo que tantas veces criticaron y combatieron en la plaza
pública, no le deja otra opción a quienes
son aguerridos liberales, (unos por convicción y otros por herencia de sus
antepasados,) que defender al país buscando una alternativa que desacate los vulgares y desaforados apetitos politiqueros
que tienen esos mal llamados liberales que en hora aciaga llegaron a, (vestidos
con piel de oveja) a dirigir la colectividad que nos heredaron los grandes hombres
más recientes, como Jorge Eliécer Gaitán y Luis Carlos Galán, víctimas también de los avaros y cicateros POLITIQUEROS
que solo pretendían el poder de la nación a costa de quienes querían un país
más equitativo y digno.
Hoy los verdaderos liberales ven
con asombro y desprecio, cómo unos políticos a quienes los electores llevaron
al Congreso de la república, traicionan las causas populares, movidos solo por la
voracidad desbordante de la llamada MERMELADA,
que acostumbran los que ya han demostrado en el pasado, cómo se compran los
votos en el mismo congreso de la república y se comercializa con el dinero destinados
al campo. Y por esas viejas y arcaicas prácticas,
seguramente todavía hay exfuncionarios detenidos y otros huyendo.
Y el partido liberal,
lamentablemente tendrá que acabarse. Si venía agonizando por las mediocres
acciones de sus dirigentes, ahora si acabó de auto-suicidarse con entierro de pordiosero. Ya vimos que los votos que el liberalismo
obtuvo en las elecciones del pasado 27 de mayo, los deja en la cuerda floja para
mantener la personería jurídica.
Los colombianos que con sus
votos mantenían la vigencia de ese partido (liberal) no podrán seguir siendo cómplices,
manteniendo en el poder a quienes sin un mínimo rubor entregaron al partido a
manos de quienes eran sus enemigos de la filosofía social, pensando única y
exclusivamente integrar un gobierno que para muchos tratadistas, es el retroceso en todas las ramas del
poder público, para convertir al presidente en el jefe supremo de los
PODERES públicos.
Lamentable entonces el extremo
al que llegó uno de los partidos fuertes, de entregarse de rodillas a quienes
fueron sus detractores. Y del conservatismo no hay mucho que decir, porque este
desapareció hace mucho rato y se sostenía de los cargos burocráticos que el
liberalismo le ofrecía. Ahora que le puede ofrecer. Solo la vergüenza y la
humillación de haberse entregado en bandeja a quienes eran sus enemigos.
Por eso los electores tendrán que dentro de 4 años, pasarles cuenta de
cobro a los congresistas tanto del liberalismo como del conservatismo. Hay que hacer una lista y mantenerla en el sitio más visible para las próximas elecciones.
Y para finalizar, solo hay que decir que lo que
hicieron los llamados jefes liberales,
no tiene, ni nombre ni antecedentes en la historia política. Es el exabrupto de
un partido político.
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