Son reiterados los urgentes mensajes que la naturaleza nos viene dando con diferentes manifestaciones en las que se están presentando graves y grandes pérdidas de vidas humanas, bienes urbanísticos, materiales y de otras especies, pero parece que muchos no entienden ese lenguaje de la naturaleza y siguen aferrados a depredar el ambiente con distintas acciones.
Talvez es bueno recordarle a esas personas que la depredación o malversación y saqueo del medio ambiente, se comete con muchas acciones que seguramente se ejecutan por tradición pero que hoy cuando el planeta se encuentra en grave riesgo y estado de alerta, por el excesivo calentamiento, ya es bueno cambiar de actitudes, para que muchas comunidades no tengan, o tengamos, que padecer lo que ya se está viendo con los desastres por incontroladas lluvias, avalanchas, desbordamiento de ríos y quebradas, inundaciones, o grandes deslizamientos de la superficie. Y esto, sin decir nada sobre el lento rebosamiento de los océanos y mares que viene causando el descongelamiento de los trópicos de la Tierra, ubicadas en el hemisferio norte y en el hemisferio sur.
Las gravísimas acciones que se cometen contra el ambiente, unas por ignorancia y otras por maldad, están minando cada día las amenazas contra nuestros entornos. Y son aparentemente simples acciones, como las quemas llamadas controladas para la adecuación de sembrados de cultivos. Esas prácticas son del equivocado pasado y hoy perfectamente se puede preparar la tierra para los cultivos sin necesidad de quemar. Otra gravísima acción es la voladura de oleoductos con las cuales se está destruyendo todo un ecosistema que incluye contaminación del agua, muerte de peces y demás especies, destrucción de los bosques y la exposición de la tierra al cáncer de la erosión. Otras prácticas atentatorias y también suicidas como las anteriores, es arrojar basuras de toda clase a las quebradas y ríos.
Y, por qué es una acción suicida. Pues porque quienes lo hacen viven en esos entornos, cerca a los mismos caudales, y cuando sobrevenga una inundación seguramente van a ser los primeros en ser afectado hasta con su propia vida. Entonces, es hora de pensar antes de hacer las cosas mal, muchas veces pensando en afectar a los demás, pero las malas acciones del ser humano, se pagan con la propia vida de los actores.
Pero esta depredación ambiental no solo ocurre en los sectores marginados y por persona sin preparación intelectual.
Es increíble que, -con todo el respeto- el alcalde de Bogotá quien debiera ser un ejemplo de admiración ambiental para el país, armara una pataleta porque el Ministerio de ambiente, a propósito de los lineamientos tomados durante las deliberaciones de la COP16, pidiera a un alto tribunal, la revisión de un proyecto vial de alto impacto (tanto positivo como negativo) con el fin de asegurarse de que no hayan fallas que afecten la armonía del ecosistema capitalino, porque es el hábitat de más de 8 millones de colombianos. Con la posición agresiva de ese mandatario capitalino, se dejó la impresión de ser Bogotá una república independiente para unas cosa, pero parte de Colombia para otras. Si esa alta corporación del orden judicial y administrativo donde se instauró la querella, da un fallo, sea el que sea, habrá que respetarlo y sus razones tendrá, si se violó la normatividad ambiental o no, pero es algo más que patética la posición del alcalde. Esa soberbia y posición de altanería y prepotencia no le lucen. Esas salidas en falso de un político no son propias de dirigentes futuristas que piensen en grande. La humildad es la clave de los buenos dirigentes…