Colombia, miércoles 14 de octubre de 2009
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El Nóbel de Paz de la Academia Sueca tuvo este año entre sus candidatos a una de las mujeres más tenaces que ha producido la política colombiana. Piedad Córdoba compartió la lucha por ese galardón con el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien finalmente lo ganó por sus esfuerzos de reducción del arsenal nuclear y la agenda internacional por la distensión.
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El Nóbel de Paz de la Academia Sueca tuvo este año entre sus candidatos a una de las mujeres más tenaces que ha producido la política colombiana. Piedad Córdoba compartió la lucha por ese galardón con el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien finalmente lo ganó por sus esfuerzos de reducción del arsenal nuclear y la agenda internacional por la distensión.
El hecho de que Piedad haya estado entre los finalistas de tan importante galardón, que alcanzó un favoritismo de cinco a uno entre los apostadores, fue, sin duda, uno de los grandes momentos en la vida política de esta aguerrida luchadora por los derechos humanos, especialmente de las minorías étnicas, sexuales, políticas y religiosas.
Si algo ha marcado la vida de Piedad es la defensa de la democracia, el respeto de la Constitución, la solución política del conflicto armado, la democratización de los partidos políticos, el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBT. Pero sobre todo, la libertad de los compatriotas secuestrados por las Farc.
Esa causa ha sido la más dura de las tareas emprendidas, porque ha estado llena de sinsabores, desprecios, desplantes y todo tipo de ataques personales. En una sociedad tan polarizada, en donde a quien no está con el discurso oficial se le acusa de ser aliada de las Farc o marioneta de Chávez, la valiente senadora liberal ha persistido, navegando contra la corriente, soportando los más inclementes e injustos ataques, mucho de ellos provenientes de los líderes de la opinión pública.
El premio a su causa por la vida ha sido la liberación de una decena de compatriotas, que han logrado regresar del infierno verde al que las Farc los condenó en las selvas por años, incluso durante más de una década a algunos. Sin Piedad al frente de ese objetivo, todavía estarían pudriéndose en los lodazales en donde la guerrilla los conminó a morir, sin que nadie hiciera hacer algo por su libertad.
Haber formado parte de las personas que compitieron por el esquivo galardón debe servir para que Colombia entienda por fin el significado de la lucha que ella lidera, sobre todo para reconocer el enorme valor humano de una mujer que nunca renunciará a sus ideas, ni dejará atrás sus banderas ante las amenazas de los violentos, la incomprensión de sus compatriotas, el despreció de los poderosos, o los señalamientos de algunos medios.
Piedad hoy tiene más estatura moral y más incentivos externos para seguir en su batalla. El mundo la admira, la observa con esperanza y esta atento de las garantías a su actividad y a su vida. Los compatriotas que aún siguen en poder de las Farc saben que Piedad es la llave que logrará su liberación, ojalá con el beneplácito del Gobierno Nacional y la asistencia de la comunidad internacional.
Piedad es patrimonio nacional. Una mujer que está reescribiendo la historia de los derechos humanos. Una mujer destinada para grandes causas.
Bucaramanga, 14 de Octubre, 2009 - Más noticias de Santander >