Fuente: elnuevosiglo
Colombia, miércoles 19 de agosto de 2009
HORACIO SERPA
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Barrancabermeja fue la semana pasada el centro del análisis sobre el constitucionalismo colombiano. Durante cinco días se comentó, reflexionó y discutió a fondo sobre el contenido de la Constitución, las jurisprudencias de la Honorable Corte Constitucional, las diversas doctrinas sobre ciencia tan especial y los asuntos públicos a la luz de las sentencias proferidas por la mencionada Corporación.
Mucho bombo se hizo de los discursos que en la sesión inaugural pronunciaron el señor Presidente de la República, doctor Álvaro Uribe Vélez, y el señor ex Presidente Cesar Gaviria Trujillo. Sin duda dos valiosas intervenciones sobre alta política: una crítica dura y bien argumentada del Director del Partido Liberal al gobierno, y una seria defensa del mismo, con observaciones fuertes a la Constituyente de 1991, por parte del Jefe del Estado.
Para el Presidente Uribe la Constituyente no tuvo mayor legitimidad, por la poca votación con la que fueron elegidos sus miembros, razón que siempre han argumentado los Congresistas que perdieron la curul cuando se convocó a elecciones para ajustar la Corporación a los nuevos preceptos. El argumento no es válido, pues se trató de un certamen legal, transparente, con reglas que no permitieron fraude, ni clientelismo. Fue una elección ejemplar, en la que se pudo participar con garantías y plena libertad.
Dijo el señor Presidente, para restar trascendencia a la Gran Asamblea, que la legalidad de la convocatoria fue definida en la Honorable Corte Suprema de Justicia por un conjuez. Hubiese sido válido porque lo permiten las normas de procedimiento, pero no fue así. La determinación de la Corte sobre aplicación del Decreto que abrió el proceso constituyente fue asumida por los Magistrados titulares, sin excepción.
También manifestó que la Constituyente excedió sus facultades cuando decidió elaborar una Carta distinta, siendo que solo podía reformar la Constitución de 1.886. Tampoco es cierto. El decreto ejecutivo convocó, efectivamente, a una Asamblea Constitucional, para reformar las normas vigentes, pero la Corte Suprema de Justicia al hacer el examen de constitucionalidad fue terminante al expresar que se trataba de conformar una Corporación elegida por el pueblo, lo que le daba el carácter de Constituyente, por lo cual su poder, derivado del soberano, le permitía elaborar una nueva Constitución.
Estos y otros argumentos dejaron la sensación de que el Presidente quiso bajarle el perfil al homenaje que la Corte Constitucional ofreció a la Asamblea Nacional Constituyente en las personas de quienes la integraron y en el doctor Cesar Gaviria Trujillo, quien fue pilar esencial para su convocatoria, integración y funcionamiento. Vaya uno a saber si fue la manera de sacarse el clavo por el discurso opositor del ex Presidente Liberal.
En todo caso, fueron poco comprensibles las observaciones del Presidente Uribe a la Carta, cuyas normas le han permitido gobernar, impulsar el proyecto político que representa y ejecutar los derroteros de la seguridad democrática. Tan amplia y definitivamente, que al amparo de sus reglas fue dable reformar el artículo que prohibía la reelección presidencial. Visite Cadena Radiofónica Virtual CRV >
Colombia, miércoles 19 de agosto de 2009
HORACIO SERPA
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Barrancabermeja fue la semana pasada el centro del análisis sobre el constitucionalismo colombiano. Durante cinco días se comentó, reflexionó y discutió a fondo sobre el contenido de la Constitución, las jurisprudencias de la Honorable Corte Constitucional, las diversas doctrinas sobre ciencia tan especial y los asuntos públicos a la luz de las sentencias proferidas por la mencionada Corporación.
Mucho bombo se hizo de los discursos que en la sesión inaugural pronunciaron el señor Presidente de la República, doctor Álvaro Uribe Vélez, y el señor ex Presidente Cesar Gaviria Trujillo. Sin duda dos valiosas intervenciones sobre alta política: una crítica dura y bien argumentada del Director del Partido Liberal al gobierno, y una seria defensa del mismo, con observaciones fuertes a la Constituyente de 1991, por parte del Jefe del Estado.
Para el Presidente Uribe la Constituyente no tuvo mayor legitimidad, por la poca votación con la que fueron elegidos sus miembros, razón que siempre han argumentado los Congresistas que perdieron la curul cuando se convocó a elecciones para ajustar la Corporación a los nuevos preceptos. El argumento no es válido, pues se trató de un certamen legal, transparente, con reglas que no permitieron fraude, ni clientelismo. Fue una elección ejemplar, en la que se pudo participar con garantías y plena libertad.
Dijo el señor Presidente, para restar trascendencia a la Gran Asamblea, que la legalidad de la convocatoria fue definida en la Honorable Corte Suprema de Justicia por un conjuez. Hubiese sido válido porque lo permiten las normas de procedimiento, pero no fue así. La determinación de la Corte sobre aplicación del Decreto que abrió el proceso constituyente fue asumida por los Magistrados titulares, sin excepción.
También manifestó que la Constituyente excedió sus facultades cuando decidió elaborar una Carta distinta, siendo que solo podía reformar la Constitución de 1.886. Tampoco es cierto. El decreto ejecutivo convocó, efectivamente, a una Asamblea Constitucional, para reformar las normas vigentes, pero la Corte Suprema de Justicia al hacer el examen de constitucionalidad fue terminante al expresar que se trataba de conformar una Corporación elegida por el pueblo, lo que le daba el carácter de Constituyente, por lo cual su poder, derivado del soberano, le permitía elaborar una nueva Constitución.
Estos y otros argumentos dejaron la sensación de que el Presidente quiso bajarle el perfil al homenaje que la Corte Constitucional ofreció a la Asamblea Nacional Constituyente en las personas de quienes la integraron y en el doctor Cesar Gaviria Trujillo, quien fue pilar esencial para su convocatoria, integración y funcionamiento. Vaya uno a saber si fue la manera de sacarse el clavo por el discurso opositor del ex Presidente Liberal.
En todo caso, fueron poco comprensibles las observaciones del Presidente Uribe a la Carta, cuyas normas le han permitido gobernar, impulsar el proyecto político que representa y ejecutar los derroteros de la seguridad democrática. Tan amplia y definitivamente, que al amparo de sus reglas fue dable reformar el artículo que prohibía la reelección presidencial. Visite Cadena Radiofónica Virtual CRV >