Volver http://www.bersoa.blogspot.com/
En nuestro país hemos perdido la capacidad de asombro; cada día nos sorprendemos menos ante las graves revelaciones de los medios de comunicación; cada escándalo es opacado y minimizado por otro escándalo más grave; así, a las terroríficas revelaciones sobre los campos de entrenamiento, donde los aprendices de asesinos recibían instrucciones técnicas descuartizando personas vivas, le precede el descubrimiento de cientos de fosas comunes repletas de los despojos mortales de miles de inocentes, hombres, mujeres y niños, víctimas de asesinatos en masa ordenados por los gestores y patrocinadores de la violencia desde sus impecables y mullidas oficinas en las grandes ciudades de Colombia.
Ahora, ante un país perplejo y atemorizado, gracias a la labor de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía General de la Nación, apenas se empiezan a producir las temidas confesiones de los jefes de los ejércitos exterminadores que, aupados, aplaudidos y patrocinados por la “gente de bien”, esparcieron con saña y crueldad inauditas la violencia y la muerte por todos los rincones de Colombia; desafortunadamente es apenas el comienzo, se requerirá mucha fortaleza y valor para que por fin se conozca la verdad y ésta rinda sus frutos purificadores llevando la denuncia y el castigo hasta los verdaderos culpables que se cobijan hoy bajo el manto de la impunidad.
El verdadero arrepentimiento de los caporales del paramilitarismo debe reflejarse, no sólo en la confesión de sus crímenes sino en la denuncia e identificación plena de los verdaderos autores de la matanza para que el país conozca la verdad y la calaña moral de quienes escudaos en el poder del Estado y las banderas de la Patria se lucraron y siguen lucrándose de tanto dolor y tanta iniquidad.
Los Colombianos tenemos derecho a la verdad y, así como se ha llamado a responder a los miembros del Congreso por su participación en el holocausto, es necesario que sean conducidos ante los jueces esos prominentes personajes que, como el Vicepresidente Francisco Santos y el Ministro de Defensa Juan Manuel Santos, tienen sus manos y sus conciencias manchadas de sangre de tantas víctimas inocentes.
REINALDO RAMIREZ
Bucaramanga, Mayo 16 de 2007.
Volver a http://www.bersoa.blogspot.com/
En nuestro país hemos perdido la capacidad de asombro; cada día nos sorprendemos menos ante las graves revelaciones de los medios de comunicación; cada escándalo es opacado y minimizado por otro escándalo más grave; así, a las terroríficas revelaciones sobre los campos de entrenamiento, donde los aprendices de asesinos recibían instrucciones técnicas descuartizando personas vivas, le precede el descubrimiento de cientos de fosas comunes repletas de los despojos mortales de miles de inocentes, hombres, mujeres y niños, víctimas de asesinatos en masa ordenados por los gestores y patrocinadores de la violencia desde sus impecables y mullidas oficinas en las grandes ciudades de Colombia.
Ahora, ante un país perplejo y atemorizado, gracias a la labor de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía General de la Nación, apenas se empiezan a producir las temidas confesiones de los jefes de los ejércitos exterminadores que, aupados, aplaudidos y patrocinados por la “gente de bien”, esparcieron con saña y crueldad inauditas la violencia y la muerte por todos los rincones de Colombia; desafortunadamente es apenas el comienzo, se requerirá mucha fortaleza y valor para que por fin se conozca la verdad y ésta rinda sus frutos purificadores llevando la denuncia y el castigo hasta los verdaderos culpables que se cobijan hoy bajo el manto de la impunidad.
El verdadero arrepentimiento de los caporales del paramilitarismo debe reflejarse, no sólo en la confesión de sus crímenes sino en la denuncia e identificación plena de los verdaderos autores de la matanza para que el país conozca la verdad y la calaña moral de quienes escudaos en el poder del Estado y las banderas de la Patria se lucraron y siguen lucrándose de tanto dolor y tanta iniquidad.
Los Colombianos tenemos derecho a la verdad y, así como se ha llamado a responder a los miembros del Congreso por su participación en el holocausto, es necesario que sean conducidos ante los jueces esos prominentes personajes que, como el Vicepresidente Francisco Santos y el Ministro de Defensa Juan Manuel Santos, tienen sus manos y sus conciencias manchadas de sangre de tantas víctimas inocentes.
REINALDO RAMIREZ
Bucaramanga, Mayo 16 de 2007.
Volver a http://www.bersoa.blogspot.com/