Por: Bernardo Socha Acosta
El gobierno nacional va a
tener que modificar o cambiar la estrategia para el control de la pandemia del
Coronavirus, de lo contrario el pueblo colombiano que no va a morir del Contagio,
va a morir de otras patologías, como la mental por ejemplo y algunas otras que
pueden generar las ya, burdas y rústicas medidas.
Nadie puede demeritar o negar
los grandes esfuerzos que ha hecho el gobierno colombiano, junto con los
departamentos y municipios, por buscarle
de una u otra forma el freno a la enfermedad y de formular alternativas de
alivio a la zozobra social, pero las
medidas sancionatorias deben contar con alternativas en las que hagan tomar
parte a la población.
Ya es hora de que el gobierno
no se quede solo en reprimir totalmente a la población y si bien son necesarias
las medidas fuertes, no se puede
responder con atropellos económicos y sancionatorios cuando unas personas
desesperadas y FATIGADAS por el confinamiento pretenden salir en un puente
festivo a darse un descanso por el campo, una forma de Terapia, quizás de las mejores
que existen, para buscar un alivio a lo
que están o estamos viviendo, no por responsabilidad del gobierno, sino por irresponsabilidad, de no
se sabe quién… que puso con ese virus al mundo en apuros, que muchos han catalogado como peligrosa arma
biológica.
Pero, ante la situación del mal
que ya está hecho, como es la extensión mundial del Coronavirus, el
gobierno, si bien al comienzo eran válidas las fuertes medidas, no puede quedarse ahí. Tiene que evolucionar so pena de incurrir
en otro tipo de patología, quizás más
peligroso como son las enfermedades mentales que se derivan de
distintas causas, entre ellas el confinamiento,
el desespero económico, etc, etc.
Hay que considerar que, a una sociedad
desesperada, no se le puede tratar con violencia económica, que es en lo que
están cayendo las autoridades. Una familia que por su exaspero quiere irse a un
campo a descansar un fin de semana, donde encuentra abundantes alimentos, abundante
agua y alejados del desesperante, UNICO ruido de las motos, encuentra su mayor frustración cuando es atropellado
en su integridad con inmovilización de su vehículo, multa contra el vehículo y
multa contra las dos o cuatro personas que viajaban; aquí que le queda por hacer a esta frustrada
familia.
La actitud de quienes pretenden salir a descanso en un puente festivo,
a pesar de las restricciones y severas multas, no puede ser normal y alguna
patología grave puede estarse incubando.
A esas manifestaciones no se les
puede pretender corregir con violencia económica, porque si hay algo repudiable es la
humillación de quienes ostentan el poder del estado, con el uniforme y las armas,
como le ocurrió por estos días a un vendedor ambulante adulto mayor en una de las calles de Bogotá.
Y decía al comienzo de este
escrito, que el gobierno debe cambiar su estrategia, so pena de llegar al momento,
de que las medidas como remedio, resulten peor que la enfermedad.
Y es que, porque no se diseñan
medidas en las que se comprometa también la responsabilidad de los actores que
deseen hacer determinada acción. Por ejemplo, los casos que vimos en este
comienzo de puente festivo. Muchos querían salir quizás a muchas fincas cerca de
Bogotá; pues perfectamente podrían dejarlos salir, siempre y cuando se sometan
a un control en el que se compruebe en esos retenes, que son personas sanas, sin
ningún síntoma de la enfermedad, y lo mismo hacer cuando vuelva a regresar a Bogotá, o a cualquier otra ciudad. Que
estas personas comprueben que se encuentran
en perfectas condiciones. O aún, una
medida más fuerte y rigurosa, que sería el sometimiento a un AISLAMIENTO de quince
días, a su regreso. Esta medida comprometería a quien quera salir
fuera del perímetro urbano de su ciudad. Así quien quiera salir, lo piensa y
determina si cuando regrese se aislan por 15 días en forma obligatoria.
Estas son medidas que comprometen a las partes, en cambio de las humillaciones y
afectación económica que han tenido que pasar muchas familias.