----------------------------------Por Pedro Gerardo Tabares C
Al desaparecer el maestro Jorge Villamil C., (grafica izquierda) esa estela dorada que inundó al país con la producción de obras de música folclórica, aquella que lleva el sentimiento, la ilusión, los amores, los dolores y la ardentía del pueblo colombiano, reunidos alrededor de la belleza de sus mujeres: se pierde a un colombiano inigualable. Muere el aedo que nos legó mucho más de un centenar de obras con la transformación espiritual que da la música, cuando el pensamiento va más allá del materialismo y de las cosas banales.
No solamente es el autor de la belleza musical, sino del sentir de nuestros conciudadanos, quien registró la historia colombiana con las expresiones de situaciones que encarnaron y lo siguen haciendo, con dolor para almas nobles, sin discriminación.
Su desaparición no es solamente la de un cultor del pentagrama, sino la calidad del autor hasta el avance de irradiar nuestra música folclórica en Méjico, país con el cual tuvo nexos muy importantes.
Este recuerdo permite darle relieve a nuestras canciones autóctonas que debemos decirlo, les ha faltado lo que Méjico le dio a Villamil: una interpretación trascendente con la fuerza que le dan los mejicanos, en donde la orquesta imprime grandeza a la interpretación y entre violines, trompetas e instrumentos de gran calidad interpretativa, transforman la producción musical para tiples guitarras y bandolas, en esa imponente calidad de la canción con sentimiento y alarde del conocimiento del leguaje musical por parte de los intérpretes.
Que el recuerdo quede indeleble en todos los colombianos, como queda en el nuestro al pasar por San Gil, por el Tolima o el Huila y en fin por las diversas regiones de Colombia que honró con sus canciones y que a los creadores de obras folclóricas les sirva de paradigma para sus producciones dignas de llevar a las grandes orquestas del mundo, con el sello del folclor colombiano que se hace grande cuando muchos interpretes lo sacan de su ostracismo, distinguido porque si se quiere oír la profundidad de nuestros compositores, debe haber silencio alrededor del intérprete, lo cual no ocurre cuando la orquesta domina el ámbito de la alegría y la nota ejecutada con maestría. La evolución de las ayudas instrumentales y digitales, no pueden ser ajenas al folclor como nos dio el ejemplo el médico que departió con los intérpretes y productores de las canciones y películas que tienen profundo arraigo en generaciones pasadas de nuestro territorio.
PD
Jorge Villamil Cordovez
Jorge Augusto Villamil Cordovez nació en Neiva, Huila, el 6 de junio de 1929, en la Hacienda de El Cedral, gigantesca plantación cafetera de propiedad de su padre, don Jorge Villamil Ortega, uno de los fundadores de la Federación Nacional de Cafeteros.
Las difíciles condiciones del parto de doña Leonor Cordovez, quien antes había tenido seis hijas, hicieron temer por la vida de la señora y la criatura, pero los cuidados de una veterana partera de la región lograron salvarlos. Por eso patronos y trabajadores aceleraran los preparativos de las fiestas de San Juan y San Pedro celebradas desde tiempos coloniales en el antiguo Tolima Grande y lo que antes parecía un velorio, se transformó en una fiesta colectiva en la que la música de flautas, cuerdas y tamboras, el consumo de licores ilegales y el baile de bambucos y rajaleñas interpretados por recogedores de café fueron las auténticas atracciones. LEER MÁS