Por
Gerardo Delgado Silva
La
cuna de nuestra civilización es Grecia, y en materia de deportes fueron los
griegos los que mejor penetraron en el valor humano de los ejercicios
físicos.
Estos
se convirtieron en institución que, incorporada a la vida nacional, tiene
significado educativo, estético y religioso.
En Grecia, se logró el doble fin del deporte que es dar esparcimiento al
espíritu, ejercitar la voluntad, y dar belleza pujante al cuerpo. El desarrollo conjunto del alma y del cuerpo
humano lo encontramos por primera vez en Grecia. Se degenera y pierde al fin del Imperio
Romano.
La
perfección humana se logra cuando se alcanza una mente sana en un cuerpo
también sano.
Uno
de los filósofos más excelsos de la humanidad, Platón, nos legó su manera de
pensar en esta imagen: “El hombre es el conductor de un carro que arrastran dos
caballos. Uno de ellos tiene alas y
busca continuamente llevar el carro por el camino del cielo, que es de donde
procede. El otro, aferrado a la tierra,
de donde ha salido, clava en ella sus cascos como garras. Es preciso que el conductor logre dominar
estas dos fuerzas discordantes que tenga en sus manos estas energías
contradictorias, y que, finalmente, obligue a los caballos a llevar el carro, sin
sacudidas ni choques, hasta el final del camino de la vida”.
En
otro lugar añade: “El cuerpo humano, que encierra nuestra alma, es un templo en
el que se aloja un destello de la divinidad.
Hay que embellecer este templo por medio de la gimnasia, para que Dios
se encuentre bien en él”.
Para
Platón los deportes, la educación física, eran una parte esencial de la
educación integral, como la concibe hoy el hombre moderno.
Ya
el filósofo griego definió la educación perfecta así: “La educación es el arte
de conducir al niño por los caminos de la razón. Su deber consiste en fortalecer el cuerpo
tanto como sea posible y en elevar el alma a su más alto grado de
perfeccionamiento”.
Tanto
los ingleses como los franceses y los italianos, hacen del derivar el futbol
del harpaton griego: Según los ingleses, ese juego había sido llevado a las
islas británicas por los legionarios de Julio César. Hasta la edad media se jugó con gran
entusiasmo en Inglaterra, pero más tarde disminuyó la afición.
En
cambio, el moderno juego de “asociación”, que prohibía a los jugadores el uso
de las manos, es creación original de los ingleses, fue conquistando muchísimos
adeptos. La primera sociedad inglesa de
fútbol data de 1850. En 1863 se creó la “Football Association” de Inglaterra,
que redacto el reglamento oficial del juego, cuya modificación más importante
de carácter internacional fue la relativa
a las reglas del Off Side (Fuera de Juego) – como le
acontece a la FIFA- que lleva fecha del año 1925.
Ahora
bien. Es claro que los hechos punibles
de la mafia de integrantes de la FIFA, es una verdadera emboscada moral contra
el deporte. Se ve el alud producido por
unos sujetos corrompidos en el narcotráfico, el lavado de dinero, los sobornos,
la intriga. Todas las triquiñuelas
rastreras de esos bribones que no pareciera tener límites el repertorio de
atrocidades.
¿
A dónde nos pueden llevar estos delitos desatados como un tornado por la FIFA,
que toma las proporciones de las bandas armadas o grupos paramilitares?.
El
drama del Fútbol, deporte maravilloso, nos muestra que estamos en un mundo de
indiferencia, sumidos en un profundo letargo moral. Los delincuentes de la FIFA, constituyen en
ese ámbito, la morralla de la historia.
En
estas circunstancias, la pregunta obvia es: ¿ Cómo se defiende la sociedad
mundial, cruelmente atacada por algunos miembros del organismo rector del
fútbol, que busca socavar sus fundamentos y derrumbarlo?. No permitiendo la impunidad es la respuesta
elemental, que corrige la codicia, velando por el derecho.
Esta
peste así desapareciera, como uno de los desgarrados testimonios de nuestro
tiempo, evitando una catástrofe total del deporte del Fútbol. Y para todos los seres del mundo, llegó el
momento de combatir a los repugnantes mensajeros del mal, la grave enfermedad
moral que nos aqueja. Es una
convocatoria la que están haciendo los organismos judiciales, a la solidaridad
colectiva de los grandes principios que han enriquecido la historia espiritual
del deporte del Fútbol.
Sobrecogidos
por esta iniquidad que indigna, lo que importa, frente a este panorama, es no
desfallecer, ardientes de fe y esperanza por los mejores destinos de la FIFA.
Ahora
bien. Se torna perentorio aludir a la
fascinación que se experimenta ante un gol, es una descarga emotiva,
estrechamente ligada a las energías erótico – sexuales, como lo comprobaron
hace años unos eminentes psicólogos y psicoanalistas. El gol en el inconsciente equivale de acuerdo
con estos científicos, a la penetración sexual,
una maravillosa satisfacción para la humanidad, un éxtasis que entona un
canto de esperanza a la vida.
La
FIFA, literalmente está rabiando por estar en falta, por sus incontables hechos punibles, por
encontrarse ante el mundo, en la imposibilidad de recibir ni de darse un
certificado de virtud.
Quienes
tuvimos el regalo inapreciable de Dios de practicar el fútbol, de niños, de
jóvenes y tal vez de viejos – aun cuando el fútbol no nos deja envejecer –
nunca pensamos que los vendavales de la inmoralidad, que envuelven a tantos
políticos de nuestra patria, amenazaban también la transparente existencia de
la Federación Internacional de Fútbol Asociado.
Produce
infinita tristeza.