Por: Bernardo Socha Acosta
Nadie, por más indignación que
produzcan los hechos, puede entender,
porqué, si tanto el gobierno como las organizaciones científicas de la medicina y la salud, repiten a cada minuto que para controlar el contagio
del Covid 19 se debe cumplir una serie de protocolos, como el tapabocas, por
qué no se encuentran para la venta en droguerías, farmacias, supermercados y
mucho menos en las tiendas de los barrios.
Cómo entonces las personas
pueden auto-protegerse de la pandemia, cuando ni siguiera el gobierno toma
medidas para que estos elementos, puedan ser adquiridos. Pero, si se logran
encontrar tras realizar operaciones de búsqueda por internet, se encuentran pero
a unos precios que no están al alcance de los consumidores y los distribuidores
que son muy pocos, alegan que son esos
los precios, porque tienen que ser importados. Pues los precios de los
tapabocas se convirtieron en un artículo de lujo. Por el momento se encuentran pero
después de hacer miles de maromas y pasando de costar, antes de la pandemia,
$12.000 la caja de 50 unidades, a un
costo de $50.000 y más, por la misma cantidad. Y hablando de tapabocas, hay empresarios de la
confección que viendo la situación en la que estaba el país y para mantener las
nóminas, cambiaron de línea de producción, por la de tapabocas, se endeudaron y
ahí están vía al fracaso, porque el gobierno prefiere importar los tapabocas, -que
hasta de mala calidad son-, que comprar la producción nacional. Y, repetimos,
los importa, pero aún no se encuentran a la venta por
ninguna parte. Entonces, cómo quiere que la gente se proteja.
Aquí, con estas acciones, es
donde, nos obliga a darle crédito a quienes aseguran a pie junto, que el
gobierno (o los gobiernos) y las organizaciones científicas de la salud, se
convirtieron en unos espectadores cómplices de la PANDEMIA, porque
lo único que al parecer protegen es, la gallinita de los huevos de Oro que está
enriqueciendo a los poderosos que fabrican todos esos elementos (por demás costosos)
para atender a la población infectada. Es que el maldito virus que se convirtió
en la desgracia de los pobres, ha sido el mejor invento para, por un lado acabar con un poco de seres
humanos quitándoles la vida y por otro,
quienes logran defenderse del ataque, son llevados a la mendicidad extrema,
para finalmente dejar un saldo muy privilegiado de ricos super-poderosos que han
venido aumentando sus fortunas en forma
incalculable, y todo con el sufrimiento y
la vida de una inmensa franja de población que tiene que soportar toda clase de
embates.
Pero, lo del refrán de la
gallinita de los huevos de oro, no se queda ahí. Porque llegó la pandemia y
tras muchas muertes en diversos países y sobre ellas la realización de muchos
estudios, diagnósticos y experiencias, un buen número de médicos con sentido humanitario
y gran nivel científico, hizo
reveladores dictámenes con medicinas de emergencia, sobre la forma que se podía atender a los
pacientes contagiados –ante la falta de una vacuna- y que no sufrieran otras
patologías, para poderlos aliviar del ataque del Covid 19, pero
estos médicos y sus recomendaciones farmacéuticas fueron subestimados por las organizaciones científicas
y detrás por algunos gobiernos que más que defensores de su pueblo se pusieron
del lado de quienes rechazaron una posible fórmula para salvar vidas. Y esos gobiernos prefirieron apartarse de
suministrar una ayuda a tiempo a los pacientes, para dejarlos que el virus
invadiera la mayor parte de los órganos, de manera que necesitaran ser llevados
a Cuidados intensivos donde necesitaran respiradores artificiales que debieron
ser importados a costos increíbles,
porque al parecer los que formularon, diseñaron y construyeron los laboratorios de muchas
universidades del país, (para el caso de
Colombia) no fueron avalados por la organización encargada de dar el visto bueno, en una
actitud -pareciera- cómplice para que la importación de esos elementos no quede
a mitad de camino y el propósito de los grandes fabricantes si cumpla sus
objetivos. De razón que versados críticos en la materia califican todas estas maniobras como la diabólica burla y subestimación por parte de los poderosos y sus
aliados, contra una sociedad que hoy con
la pandemia del Coronavirus le tocó la peor suerte y sin la menor posibilidad
de defenderse, porque quienes tienen la ‘sartén por el mango,’ aseguraron la
fórmula de cómo torturar y esclavizar
a un pueblo inerme que no tiene la mínima posibilidad de protestar
públicamente, sopona de morir humillado, con el peor arma del virus, Covid 19.
Y, finalmente digamos que, pareciera que la sentencia es morir envueltos en las perversas maniobras de quienes
todo lo pueden ante el mundo y sus aliados, porque las organizaciones
encargadas de velar por la salud y el bienestar de los pueblos, no dan una sola
muestra de avalar ninguna de las fórmulas farmacológicas que han propuesto prestantes médicos que han
visto factible que algo se puede hacer cuando la vida está en peligro, pero ante
la negativa de las altas esferas, nadie se atreve a contradecirlos de frente, ante la mirada afligido
de quienes claman mejoras de salud, que no les queda otra alternativa, sino, morir esperando un medicamento de ayuda, o
definitivamente auto-medicarse, porque no hay más que hacer. Triste final para los enfermos de Covid 19...
Correo: bersoa@hotmail.com