La peor amenaza del Planeta
que en muchas ocasiones veíamos solo en documentales de la TV, hoy ya se ha
hecho una realidad en el territorio colombiano.
La mortandad de especies
silvestres y la física escases de agua dulce que todos hemos visto y escuchado
en los medios de comunicación en zonas
de los Llanos Orientales y las costas colombianas, donde ya se aprecia que la guerra
es por el agua, tanto para humanos como para animales y la vegetación, debe ser para gobernantes y gobernados una voz
urgente de alerta.
La emergencia en los Llanos. Foto: Pacific Rubiales Energy |
Seguí con atención un documental de televisión que
relata todo sobre el permanente aumento del calor por efectos del sol y al
mismo tiempo la evaporación de la poca agua que contienen los acuíferos en el
planeta.
En las zonas que han vivido el
drama por la falta de agua, no hablemos en el mundo, sino en Colombia para ser
más prácticos y concretos, como en Paz de Ariporo en los llanos orientales y en
la Costa Atlántica; las tomas de televisión en esas regiones demuestran que la
acción irracional en la tala de árboles ha sido frecuente y han dejado grandes
extensiones, incluso por donde quedan huellas de cuencas por donde pasó un caño
o quebrada, no queda un solo arbolito porque ha sido cortado y destruido con la
acción del fuego a raíz de las inveteradas prácticas de quemar.
Pero no nos limitemos a
comentar sobre el despoblamiento de la vegetación de esas zonas.
Es necesario revisar lo que
ocurre en los Páramos. Todos sabemos que
buena parte de los ríos y quebradas nacen en los Páramos, en los se han formado
unos ricos ecosistemas donde hay diversidad de especies.
Responsabilidad del estado
La responsabilidad del estado
en la conservación del agua, se hace cada vez más evidente. El Ministerio del
Medio ambiente y las Corporaciones Autónomas Regionales deben desprenderse en un alto grado de tanta
burocracia y fijar programas concretos para frenar las prácticas que destruyen
los acuíferos.
Estas campañas no son
solamente reprimir al campesino, sino
educarlo y de paso ofrecer incentivos para quien mejor establezca campañas
protectoras de las cuencas, cañadas y quebradas.
Igualmente el estado debe
adquirir algunos predios que son reconocidos como nacederos de agua, haciendo
al mismo tiempo convenios con los propietarios de predios adyacentes para que
se protejan las franjas de caños y quebradas que se hallan muy cerca a los
yacimientos del preciado líquido.
Y de la misma manera el estado
tendrá que fijarle parámetros a las empresas que exploran y explotan el
petróleo para que no se conviertan en factores de miseria y muerte de esas
zonas, donde el agua desaparece por las grandes y profundas perforaciones y excavaciones
que se hacen. La labor exploratoria
tendrá que seguirse realizando, pero urge la búsqueda de alternativas que
ayuden a conservar el agua, porque cuando ésta se agote por completo, el pueblo
no podrá sustituirla con petróleo o sus derivados. Creo que en esas zonas de
exploración habrá que construir grandes reservorios o estanques para almacenar
el agua lluvia y devolverle a la tierra parte de la que se le quita a través de
las perforaciones profundas.
En la actualidad es de
conocimiento público, que hay numerosas zonas potenciales en producción de agua
en toda Colombia, pero ni el estado ni los campesinos hacen nada para
protegerlos.
¿Será que se sigue esperanzo
que ocurran hechos tan desastrosos, desagradables, lamentables y de
emergencia para tomar las medidas
preventivas?