LOS CANDIDOS CANDIDATOS (II)
Venía diciéndoles que, sin que vaya a ganar y sin ningún sesgamiento ideológico como lo afirmé en la columna publicada el miércoles anterior, el más preciso y el más brillante de los cándidos candidatos fue Gustavo Petro. Les dio sopa y seco a todos. Sus respuestas categóricas a la no poco petulante Vicky Dávila, a quien dejó noqueada con sendos “derechazos” al mentón y tal cual “jab de izquierda”, son más que categóricas: “Si el Estado no hubiera asesinado a Carlos Pizarro, en este momento él les contaría toda la verdad”. (Plop, Vicky a la lona). Y esta otra qué les parece: “Los del M-19 que participaron en la toma del palacio no están en la cárcel sencillamente porque están muertos; ellos pagaron con la vida”. (más Plop y otra vez Vicky a la lona). Y así sucesivamente, como dice un modesto profesor de vereda. Este hombre de origen político izquierdista demostró, con lujo de detalles, que es uno de los colombianos que más conoce el país desde el punto de vista histórico, económico y socialpolítico.
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En todas sus respuestas le quedó tiempo de sobra después de contestar y hasta puso a los periodistas a reflexionar. Exacto, categórico y preciso. Si la oligarquía colombiana le perdonara el pecado, para mí no lo es, de haber sido guerrillero, estaría pensando y contando con el hombre adecuado para ponerle freno al desbarajuste económico y social por el cual atraviesa el país. Ya en la columna anterior dije que el problema en Colombia no es tanto la riqueza estruendosa de los ricos sino la pobreza paupérrima de la mayoría de los colombianos. Y ese puede ser el principio del fin porque la guerra es el fracaso de la inteligencia.
Germán Vargas Lleras es otro candidato típico de la política colombiana pero se cae de su estrado precisamente por veintejuliero. Me explico. “Yo no soy antiuribista; lo que pasa es que soy anti-reeleccionista”. Chanfle. Qué autocalificativo tan aparatoso. Y sigue diciendo: “Voy a continuar con la política de la seguridad democrática”. Yo colijo que, como el orden de los factores no altera el producto, entonces se trata de más de lo mismo y entonces eso es continuismo y además eso es uribismo. Verriondo con la marrana pero con la choriza si no. Cómo les parece este parasicólogo mentalista de la política. No puedo negar que el doctor Varguitas, como se autodenomina Vargas Llosa en “La tía Julia y el escribidor” en que él es el personaje central, tiene una facilidad de expresión y un discurso fluido y pegajoso que le permite convencer a todo el que se le ponga de frente. Eso no quiere decir que todo el mundo se coma su cuento porque, entre otras cosas, está incitando a la guerra y las guerras no se hacen con pétalos de rosas ni con bellos poemas de amor. Las guerras se hacen con bombas, balas y muertos y de eso estamos ya mamados los colombianos. Lástima que una columna fuera tan corta para tantas cosas que tiene uno para opinar. Por ejemplo: que el doctor Varguitas también tiene una enemistad bastante tuberculosa con los vecinos de Venezuela y Ecuador y esto para nada le conviene el país por lo menos desde el punto de vista económico y por lo menos a la oligarquía que es la dueña del billete. A los pobres qué carajo.
A mi “primo” Sergio Fajardo le fue bien en el debate y demuestra que le cabe Colombia entre los sesos. Pero como es otro candidato atípico, le fue como a los perros en misa en las parlamentarias. No tiene maquinaria oficial y el peor de sus “defectos” es que no reparte plata y eso lo lleva al desprecio político de los más jodidos que son los que a la hora de la verdad eligen. Da grima decirlo pero esa es la mera verdad. Si deja la prepotencia política y se foguea más en la realidad colombiana, es decir, si le aprende algo a los liberales, no tanto por lo buenos sino por lo abejas, puede llegar a ser presidente y cómo le caería de bien al país que ya está remamado con la misma perorata de siempre. Para eso debe unirse con Antanas y Petro y verán cómo se pone la fiesta. Santander hoy