TRAFUGARIO
-----------------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO
Como estaba en mis dulces
vacaciones quiero comentarles que he regresado. Y he regresado para quedarme. Uno
llega a querer tanto su profesión que
parece que esta tuviera su génesis en las mismas células madre del tuétano de
sus huesos. Uno puede llegar a pensar que el periodismo y la literatura son una
enfermedad congénita que los que la padecemos estamos condenados a vivir como
vivió Florentino Ariza después de que se enamoró de Fermina Daza en el fantástico relato del “Amor en los tiempos del cólera”: muerto de tanto amor
que hasta se le oían gorgoritar las lágrimas en el corazón. Porque el
periodismo es así. Ingrato pero hermoso a la vez. Afirmo que hermoso porque no
hay cosa más bella que sentarse uno en su computador a escribir sus letras que
uno sabe que le van a gustar a mucha
gente pero que también le van a disgustar a mucha gente.
Yo procuro no
indisponer a nadie. Por eso voy a ponerme a observar cómo le va a ir a nuestros
nuevos gobernantes. Antes de sentarme a
escribir yo consulté con el Oráculo de Delfos y me dijo personalmente y no en
griego sino en un muy claro español, que al doctor Richard Aguilar y al doctor
Luchito Bohórquez les iba ir muy bien. Me dijo, por ejemplo, que el señor
gobernador iba a remendar todos los huecos viales que ha dejado el ciclo
invernal en todo el Departamento porque eso estaba matando las economías de los
pueblos.
Que iba a hacer hasta lo imposible para que en la UIS se ofreciera
preparación profesional de gran calidad y a la vez se fomentara, en serio, con
criterio filosófico, la investigación científica. Porque es que cuando a uno lo
ponen a estudiar un poco de problemas propuestos en un libro de Estequiometría,
por decir algo, o de Fenómenos de Transporte, o de Fluidos, y luego le hacen un
examen de lo que está en el libro, en realidad a lo que lo ponen es a “copietas
panderetas cazoncillos de balletas”, porque a ojos vistas no está creando nada
en absoluto. También me dijo el Oráculo que el doctor Richard Aguilar se va a
enverracar en serio para que no les mamen gallo, ni humillen ni irrespeten a
los pacientes en el Hospital Universitario porque es que allí la atención,
sobre todo por urgencias, en ocasiones es tan deprimente que a los atribulados
pacientes les da ganas de morirse más bien. Por lo menos para que les respeten
su integridad física y moral, dijo el Oráculo.
Y del doctor Luchito me dijo
el Oráculo, del alcalde Bucaramanga, que a este le va a ir muy bien porque él
personalmente va a ponerle el cuerpo al problema de la movilidad que tanto
aqueja a la ciudad, Dios mío. Y que además el doctor Luchito se va a poner el
overol pero con el látigo del Zorro en una mano para que los contratistas del
puente de la 45 no le vayan a mamar gallo con los cronogramas de la obra como
ha sucedido en tantos casos. Ah, y que además las obras de los intercambiadores
y otras obras civiles de importancia para la ciudad, no iba a ser materia de
ficción como las mentiras ladinas que escriben los escritores, sino que muy en
serio iban a ser una realidad. Que él se iba a comprometer con eso.
Y por último me dijo el
Oráculo de Delfos, eso sí con mucha seriedad, que ambos mandatarios se van a
portar muy bien con los descuartizados periodistas y les van a respetar su
dignidad, y sobre todo su preparación profesional e intelectual, y que no los
van a someter a tratos humillantes ni a situaciones degradantes y mucho menos a
obligarlos indirectamente a “poner la totuma” para poder sobrevivir. Y que van
a reconocer que ellos, los periodistas, son los encargados de informarle a la
comunidad todo lo que los gobernantes hacen y que son los principales
reproductores de la cultura. Que el trabajo social de los periodistas está por
encima de las repudiables prácticas antipolíticas. Eso dijo el Oráculo.