TIENE GÜEVO LA SEÑORA INGRID
Aunque se haya echado pa’tras, vade retro Satanás. Aunque hayan ocurrido sucesos de gran importancia para Santander, como las sucesivas reuniones cumbres de los doctores Horacio Serpa y Fernando Vargas, gobernador de Santander y alcalde de Bucaramanga respectivamente, con toda la plana de congresistas del Departamento con el fin de unificar criterios, trazar caminos y buscar metas en el próximo periodo presidencial bajo el timón del doctor Juan Manuel Santos, hubo un hito borrascoso que me dejó fuera de base: la fantasmagórica desfachatez de Ingrid Betancourt. Claro que de antemano quiero decirles, al doctor Horacio y al doctor Fernando, que es toda una jugada de “Gran Maestro”, de ajedrez, el que se haya logrado esta unificación política porque ha de ser la ciudad capital y el Departamento quienes se beneficien de tamaño proyecto político y social. Muchos arribas para este combo de mundialistas.
Debería dedicarles una columna a cada mandatario y para cada congresista que es lo que Dios manda cuando se hacen bien las cosas. Pero las fantásticas agallas de dinosaurio sideral de misiá Ingrid me dejaron fuera de combate. Sería capaz de comprobar físico-matemáticamente, que la dama en mención tiene una pegada más demoledora que la de Mike Tyson. Que se gasta la frescura de cien mil millones de toneladas de lechugas. Aclaro a mis también súpitos lectores que no estoy mamando gallo, cosa que no acostumbro a hacer. Salvo una vez cada domingo. Lo que pasa es que esta dama se me parece, no he podido establecer muy bien si es a Cleopatra, a Doña Clota, la suegra de Condorito, o a Remedios La Bella en Cien años de Soledad. De todas maneras es una mujer de leyenda. Y de una leyenda mitológica como la Epopeya de los Nibelungos de la literatura alemana.
Y lo que lo deja a uno perplejo es que Ella ha sido y fue el personaje que más logró solidaridad no solamente en Colombia, sino en otras naciones y en muchos rincones del mundo. Plegarias se elevaron por miríadas y muchas oraciones en todos los idiomas se dijeron para que la vida de Ella no fuera almuerzo de pirañas. Cuántos colombianos, sobre todo del sexo femenino, anegaron sus pañuelos con lágrimas furtivas por la salud de Ella y Ella resultó más campeona mundial que la gloriosa España. Ella resultó más “goleadora” que Forlán, Higuaín, Villa y Sneider que entre todos metieron 19 pelotas.
Dentro de la red y jugando fútbol, sobra decirlo. Y fue que en varias ocasiones, durante su cautiverio del que de todas maneras es una cosa lamentable, mostraba una cara de madre superiora en las mazmorras romanas, de tal tamaño “conmovedoras”, que a uno le daban ganas de ponerse el uniforme godo de Superman para volar a salvarla. Y miren con la cocadita de piña con que nos salió la mucahachita. Un periodista muy serio escribió un artículo comentando sobre su personalidad agresiva, taciturna y déspota con un psicoanálisis bastante acertado y yo se lo creí ipsofacto. Claro porque ya había leído las declaraciones de su ex esposo sobre el trato recibido desde el primer momento posterior a su liberación. “Su saludo fue simple, frío y lejano, como si no hubiera estado secuestrada durante cinco años”, dijo. La codicia de esta mujer no tiene límites. Lo puso a “parir borugos”, como decía mi tía Citoplasma, por 30 mil dólares que al hombre ya le eran imposible conseguir, y por lo que se ve, no le quiso dar ni siquiera un beso de gula. Si no me creen, pregunten cuánto se ha ganado hasta el momento solamente por cuenta del libro narrando su odisea y lo de la película y otros entuertos de televisión refiriéndose a los mismos aspectos.
Y al demandar a la Nación pidiendo la bicoca de 15 mil 400 millones y un pico de pesos “por haber cometido el delito de rescatarla” sana y refulgente como sor Teresa de Calcuta y muerta de la risa como la Señorita Somondoco, lo inducen a uno a gritarle con todo el fuelle de los dos pulmones: “Usted lo que tiene es mucho güevo, madame Ingrid”, y bien durito para que entiendan todos los galos porque ella es ciudadana francesa.