Trafugario
Por: José Oscar Fajardo
Para la mayoría de gentes del
país, no caídas del zarzo, de ninguna manera es un secreto que la empresa
Isagen estaba en venta. Que el citado negocio debió aplazarse y que ello generó
versiones encontradas en las más altas esferas del gobierno sobre la necesidad
de acudir al plan B, cual era el de vender el 10% de Ecopetrol para conseguir raudamente recursos
con destino al programa de carreteras del país. Por otra parte, estimaciones de
comisionistas de bolsa señalan que, tomando como referencia el precio actual de
la acción de Ecopetrol de $3.135.oo, a martes 19 de agosto del corriente, la
venta de ese 10% de la empresa le
representaría a la nación, ingresos por unos 13 billones de pesos, valor muy
arriba de los 5 billones que es el mínimo esperado por la venta del 57.6% de
Isagen. Pero según indicaciones de la agencia comisionista Colcorp, la
rentabilidad que ofrece Ecopetrol es tan atractiva como la presidencia de Crazy
Port, dado que por cada 10% de participación que tiene el Estado en la
petrolera, recibe 800 mil millones de pesos según cálculos, para el 2015. No
obstante, por la participación de Isagen para este mismo año, se proyectan
recibir 125 mil millones de pesos. Y no crean que son chifladuras de algún
brujo de Crazy Port. No. Son datos de EL TIEMPO sección económica, del 14 de
agosto del corriente.
Ahora bien. Según una
entrevista periodística del último 24 de agosto, el ministro de Minas Tomás
González Estrada, dijo que al país le entran al año 10 billones de pesos por
concepto de regalías, 8 de petróleo y gas y dos de minería. Hace unos dos años
la revista Semana dijo, y yo lo repliqué en mi columna, que en el 2012
Ecopetrol había facturado $15.4 billones de beneficio, y que la producción
había ascendido a algo así como a un millón 76 mil barriles diarios. Esos datos
tan fantásticos no son extraídos de la lámpara de Aladino. Pero señor santo de
los cielos ¿Qué se hace la plata? Qué razón tiene vender Isagen y el 10% de
Ecopetrol. Además, cómo es posible que la educación secundaria del país sea una
de las peores del planeta, que la salud sea una tragedia como en La casa de los
muertos, de Dostoievski. Que, según el PNUD, más de la mitad de colombianos
vivan en la miseria. Cómo es posible que en Barrancabermeja, donde tiene
asiento la refinería más grande del país y donde está el motor del desarrollo
nacional por la producción de combustibles, exista tanta desigualdad y haya
tanta miseria que a la vez es el combustible de todo tipo de violencias, de
prostitución en todas las edades, de drogadicción. Y lo peor de todo es que no
haya carretera a Bucaramanga, o la que hay, parezca esos vestigios de vía que
quedan después de los terremotos. Si con
esa empresa allí en sus entrañas, Barranca debía ser el paraíso terrenal de
Colombia. Y Santander, el Departamento más progresista y con el menor índice de
desempleo, sin problemas graves de violencia y con los claustros universitarios
mejor dotados del país. Con muchos millones de pesos para la investigación
científica en la UIS y un presupuesto enorme para el deporte en general y el
cultivo de las Bellas Artes que generen una verdadera paz. Alguien me decía en
alguna ocasión, y me gustaría que alguno de los lectores me ayudara a despejar
esta terrible duda, que la Concesión Barco recibía diariamente 25 millones de
pesos de Ecopetrol. ¿Es esa una mentira pavorosa? O una verdad igualmente
pavorosa. ¿Será cierto que existe tal concesión, y de golpe otras que como
ésta, desangran siniestramente el tesoro de los colombianos? O será invento de un
orate de Crazy Port.