No “bestialicemos” tanto
Miguel de Cervantes |
Por Héctor Gómez Kabariq*
A veces los periodistas, (y
algunos dirigentes de cierta notoriedad), solemos inventar giros gramaticales o
emplear frases de cajón que alcanzan a hacer carrera así le estemos “dando
coces a don Andrés Bello”. Pero también
a veces es bueno hacer un alto en el camino para tratar de enmendar tales
bestialidades. Veamos algunos casos
frecuentes.
Aún se habla en los medios de
“pescas milagrosas” para relatar los secuestros masivos que los bandidos
realizan en las carreteras del país. Paradójica herejía acudir a pasajes
bíblicos para nombrar uno de los más repudiables y atroces delitos.
De un tiempo para acá a
algunos políticos se les metió en la cabeza hablar de “santandereanos y
santandereanas” o de “colombianos y colombianas”, cuando quieren referirse a todos
los habitantes del departamento o de la nación. La Real Academia de la Lengua
Española define esa práctica como una soberana estupidez dado que cuando se
trata de mencionar a los dos géneros, basta el masculino. (Se imaginan que en
el himno de Santander hubiera que cantar “santandereanos… y santandereanas”?).
Algunos colegas cuando dan
cuenta de un accidente no dudan en decir “…pérdidas millonarias y varios
heridos pero no hubo víctimas”. Acaso
los dueños de esos bienes perdidos y los heridos no fueron víctimas del
accidente?.
Otros emplean el vocablo
“parlamentarios” para referirse a nuestros senadores y representantes, como si
en Colombia tuviésemos Parlamento y no Congreso. Y a nivel parroquial hay quienes, para
referirse a la Asamblea Departamental de Diputados, hablan de “Duma”, como si
viviésemos en Rusia. Unos más, buscando sinónimos para “alcalde” apelan a
“burgomaestre”, soñando que se encuentran en Alemania o en los Países Bajos.
A una acción agradable como la
de pasear la toman de los cabellos y sin ruborizarse hablan de “paseo
millonario” y “paseo de la muerte” para dar cuenta de un atraco y de una
criminal omisión. De milagro cuando hay muertos en balaceras no hablan de “el
baile del plomo”.
Y los compañeros de deportes
hacen lo propio. En el fútbol, por ejemplo, cuando el balón da en el brazo o en
el antebrazo los narradores dicen que fue “mano”. Y al rectángulo donde se
concretan los goles le dicen “arco”.
Son apenas algunos ejemplos de
nuestras miles de diarias bestialidades. Lo peor es que, como lo oyen en los
medios de información o en boca de personajes de cierta notoriedad, muchos
creen que se trata de formas correctas de usar el idioma y las copian.
A propósito. Con alegría les
informo que, tras 42 años de cotizar como periodista, Colpensiones me acaba de pensionar.
Pero solo me habré de jubilar en un par de meses. Entretanto, me acojo a la
pequeña diferencia que existe entre estos dos vocablos.
* Presidente Círculo Periodistas de
Bucaramanga