Trafugario
Por: José Óscar Fajardo
Por lo menos en Santander. El
viernes 13 de marzo y en el marco del cuarto encuentro de gestores culturales
realizado en Bucaramanga, se efectuó la elección de consejeros departamentales.
Para el efecto los cultores se agruparon por disciplinas artísticas y sus
miembros procedieron a elegir su representante por voto libre y democrático, tal
como lo ordena la resolución 2756 de 2015 emitida el 16 de febrero del presente
para dar cumplimiento al Plan de Desarrollo 2012-2015 de conformidad a los
artículos 70, 71 y 72 de la Constitución Nacional, ley 387 de 1997, modificada
por la ley 1195 de 2008 que establece los integrantes del Consejo Departamental
de Cultura y los Consejos de Area conforme a la reglamentación expedida por los
gobiernos territoriales, siendo el Decreto 115
de junio 13 de 2006 el que crea el Consejo Departamental de Cultura.
Hasta aquí esta carreta es muy bacana. Pero “Ser pilo no paga” porque ningún mecanismo legal, de ley, establece cuáles
deben ser los requisitos idóneos para ser consejero y representante departamental
por cada disciplina artística. Se deja a voluntad y honorabilidad de los
artistas. Es decir, pintor es pintor; escritor es escritor, poeta es poeta. Pero
resulta que la delegación de Barranca venía “armada” para el fraude y, aunque
se evidenció que se cometieron varios desgreños, yo doy fe del Area de
Literatura.
Nos reunimos 17 cultores de
literatura y de entrada resultaron 18 votos. Ipsofacto detecté quienes estaban
“mafiando” la elección. Ganó el señor Carlos Vásquez del sector de danzas, como
lo demostró el testimonio de sus propios amigos. Se notaba que el tipo ni
siquiera era de danzas sino de boxeo, porque medía algo así de 1,80 metros y
pesaba no menos de 120 kilos. ¿Danzas de qué? ¿De zumo? Dicho sujeto estaba
secundado de varios secuaces (bandidos culturales) que le reunieron la votación
y fueron dirigidos desde el día anterior, como pudimos “oliscar” los asistentes
a la Asamblea General, por el “capo
cultural” Arnulfo Vasco, quien era a ojos vista el Director Técnico de la
delegación. El falso escritor, al verse descubierto, huyó con otros de la “bandola”.
Luego se escogió uno a dedo, de la misma ralea, para reemplazarlo, violando los
derechos de los verdaderos escritores. La doctora Luz Mary Hernández,
secretaria departamental de cultura, no tuvo la culpa. Eso es claro. Pero ha
debido anular la elección de esa disciplina y proceder a repetirla por mero
respeto y por el bien y la dignidad de la Secretaría de Cultura, incluso del
gobierno departamental. No fue así. Por el contrario y al final del evento, el
tal Arnulfo Vasco, jefe de la delegación, colmó de sendos regalos y elogios a
los organizadores del certamen. En vista de tan desparramada desfachatez, se
impugnó la anterior elección y se solicitó nueva elección de consejero del área
de literatura, invocando el Artículo 23 de la Constitución Nacional.
Lo más deprimente es que el certamen cultural se
inició con un precioso video invitando a todos los cultores, gestores, artistas
y asistentes en general, a “luchar y trabajar por la paz con la ayuda de dios y
a través de la cultura y las Bellas Artes”. ¿Así? ¿De esa descarada manera
deshonesta? ¿Con esos argumentos “intelectuales”?
De qué le sirve a la gente que ha escrito varios libros empeñando su alma y su
inteligencia. De qué la sirve al poeta la música de sus poemas. Entre otras
cosas, se supo que la elección general de consejeros departamentales,
legalmente ha debido realizarse tres años atrás y por lo tanto esta, no tiene
vigencia legal, ética y moral, sino por los 9 meses que quedan del actual
mandato. Dizque ser pilo paga.