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sábado, 14 de marzo de 2009

No permitamos que los delincuentes trafiquen con los órganos de los niños


Por: Martha Clemencia González M

Desde España, especial para bersoa.com

Aunque han pasado ya algunos meses desde su estreno, hasta hace tan solo unos días pude ver la última película protagonizada por la actriz Angelina Jolie. En "El Intercambio" (nombre de la película en España), una madre se ve enfrentada al durísimo, penoso e insuperable hecho de perder a su hijo que desaparece de su casa y del que no quedan evidencias ni de fallecimiento ni de supervivencia.

El sentimiento que me ha dejado la película, basada en hechos reales, es el de compasión profunda por esa madre y ese hijo que se vieron separados, por siempre, de manera tan brutal e inhumana.

Por otra parte y no solo en mi calidad de ser humano, sino de madre, la película me recuerda la inquietud y la preocupación constante de ver que la desaparición de los niños es algo con lo que también debemos convivir…algo monstruoso que forma parte, infortunadamente, de nuestra realidad y que ha llevado a establecer el 25 de Mayo como el Día Internacional de los Niños Desaparecidos, en solidaridad con las familias de estos pequeños.

Las cifras sobre el número de menores desaparecidos en algunos países de la Unión Europea no terminan por coincidir y por lo tanto, parecieran no ser precisas.

Las autoridades argumentan que en un altísimo porcentaje de los casos, es habitual recibir varias denuncias por la desaparición del mismo niño. Por otra parte, muchas de estas denuncias se ocasionan porque un menor desaparece y resulta que horas después los padres se enteran que está en el pueblo de al lado con algunos amigos, pero se olvidan de retirar la denuncia; con lo cual, el caso sigue abierto. En otras oportunidades, es uno de los padres (madre o padre) el que ha decidido llevarse al menor sin dar aviso a su pareja con la que, por lo general, mantiene un litigio.

A pesar de ello, cabe decir que en España se producen cerca de 8 mil denuncias al año por desaparición de menores, de las cuales, hasta el año anterior 200 seguían abiertas por casos considerados como de alto riesgo (niños de los que verdaderamente ni sus padres, ni su entorno vuelven a saber nada). Vale mencionar los casos de los niños de Gran Canaria SARA MORALES y JEREMI VARGAS, ambos desaparecidos hace más de un año.

Los gobiernos, las clases políticas y los organismos de seguridad, no cesan en realizar propuestas para mejorar las condiciones y medidas de protección de los niños. Además, analizan, aplican y replantean los protocolos de alarma y actuación inmediata cuando un menor desaparece.

Para muchos, la desaparición de menores tiene relación directa con el tráfico de órganos, los ritos satánicos o las adopciones ilegales. De hecho, en el 2006, 800 niños desaparecieron en Mozambique y aunque, oficialmente, no han terminado de aclararse las causas de esta dura eventualidad, los más cercanos al tema, afirman que estos menores fueron presa fácil para los traficantes de órganos.

Como quiera que sea, creo que este tema nos compete absolutamente a todos por igual…tengamos o no hijos. La labor, por supuesto debe comenzar en casa. Hablando con nuestros niños pequeños o adolescentes sobre los peligros y situaciones de riesgo en los que pueden verse inmersos y advirtiéndoles sobre la necesidad de prestar atención y dar mucha seriedad a estas circunstancias.

Igualmente los colegios e instituciones educativas, donde no sólo cabe mencionar las charlas sobre el tema; y aquí quiero llamar la atención sobre un punto en particular. En algunos países y voy a hablar del caso concreto de España (aunque por supuesto no es el único donde esto ocurre); se tiene la costumbre de entregar a los adolescentes, rifas para que ofrezcan en sus vecindarios o donde ellos estimen, con el objetivo de recaudar fondos para su viaje de fin de curso. Hasta aquí, todo bien (aparentemente). Pero la pregunta y sin el ánimo de caer en la paranoia es: ¿qué saben estos adolescentes de la gente que hay detrás de las puertas que tocarán para vender sus rifas?....

Y si me refiero al caso latinoamericano y en concreto a Colombia, podría resumir escribiendo la siguiente frase: “mi niño?...ese "chino" es muy "espabilo"…ese ya con cinco años, va a la tienda solito a comprar la leche y el pan!!".

¿Hay necesidad realmente de correr este riesgo?...de hacerles correr este riesgo a los menores?

Para muchos puede sonar cursi y claro, ahora mismo algunos dirán: "pero si tampoco podemos tenerlos en una burbujita o en una urna de cristal…deben salir y aprender a resolver sus cosas"!!!...esto es verdad. No se trata de esconderlos ni de sobreprotegerlos, pero tampoco de facilitar las ocasiones para que quienes no merecen estar dentro de la sociedad, hagan su "trabajo", mientras nosotros nos portamos como "valientes" enfrentando a nuestros hijos con el mundo, para que "aprendan a buscarse la vida".

Creo que debemos ser consecuentes con la realidad y no esperar (Dios no quiera) a llorar en nuestras propias carnes por algo que, quizás, hubiésemos evitado siendo un poco "cursis" al no permitir determinadas circunstancias. Volver a Inicio > O Ir a página de España >

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