---------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO
SIGA ASI PROFESOR MOCKUS
Esa sacada de rabo que le hizo el profesor Antanas Mockus a Enrique Peñaloza es el acto final de una escena que de no haber sido así, no sé que hubiera sido de la “deposición”, perdón, de la“oposición” colombiana. No digo que de la izquierda porque ahí sí que la acabo de embadurnar.
Para refrescarles el disco duro o memoria que llaman, hace exactamente quince días en esta misma tribuna periodística yo les conté por qué me gustaba el profesor Antanas Mockus, y a la vez por qué me disgustaba. Digo de gustos políticos porque de sexo, gracias a dios, no he cogido malas mañas. “Es un sapo grande que logré echármelo a la boca pero era tan grande que no me lo pude comer”. Ahí a esa altura del partido me acordé de mi difunta madre cuando correa en mano, como a Mafalda, nos hacía “tragar” la sopa a su santa voluntad. Esa frase de Mockus es lapidaria porque, como en una tabla de verdad, o tautología como dicen los matemáticos y Antanas sí que lo es, este tuvo que haber analizado todos los negativos y los positivos que aquella jugada política contenía. En este caso me refiero a los factores positivos y negativos, mas no a los falsos positivos ya que en eso sí no me meto porque me da miedo de que me hagan en serio tragar la sopa a la brava. Sostengo que la frase de Mockus es lapidaria porque creo que tanto Antanitas como Enriquito, poco más o menos, tuvieron el siguiente diálogo. Antanas Mockus: Enriquito, dígame una cosa. Usted tiene ideología o no. Enrique Peñaloza: Cuál ideología inocencio; la ideología de los partidos modernos es el capital. AM: O sea que usted lo que quiere es el poder a cualquier precio. EP: Pues claro Antanitas. No me imagino los dos en el poder. Usted matemático y yo especialista en ciudades modernas híjole manito. AM: ¿Y qué vamos a hacer con el político? EP: Cuál político hermanito. AM: Pues Alvarito; Alvarito Uribe y no se haga el pingo ¿O es que cree que la “empujadita” es porque verdad lo quiere mucho? No sea iluso hermanito, que en cuestiones de dinero, política y mujeres, amigo es Satanás de la cruz o el azúcar de la diabetes. ¿No se da cuenta que Alvarito lo que añora es ser césar de césares y en eso usted le está haciendo el cajón? EP: No Antanitas, usted es muy “joche” en política. Lo que pasa es que cuando estemos en el poder y tengamos la chequera en la mano, pues como hizo Juan Manuelito, le pegamos un chute en el jopo. AM: ¿Y usted cree que el tal Alvarito, así como usted le dice, le va a poner una pierna en el norte y la otra en el sur como una verdulera borracha para que usted le dé luz verde a sus instintos? ¿Usted verdad cree que porque hay pájaros carpinteros, también hay pájaros mecánicos, albañiles o talabarteros? No Enriquito; el que no sabe de política es usted. O no; borro. Usted sí sabe demasiado y lo que quiere es el poder a toda costa así le llegue el agua hasta las tetas y así tenga que empeñarle el alma a Lucifer. ¿O usted es de los que creen ciegamente en lo que dicen en los supermercados eso de que Ardila Lulle regala gaseosas y Sarmiento Angulo dona cuentas de ahorros con un plantecito para que el vaciado arranque? No hermanito. Usted lo que pasa es que se está haciendo el pelotas porque no creo que sea así de ingenuo ya con lo grande que está. Yo sí es que no trago sapos de ningún tamaño hermanito. Pero lo que más me duele es que yo le creí que de verdad usted sí quería la gente. Que usted sí quería a Bogotá. Que usted sí amaba a Colombia, pero no. Me toca ponerme a cantar esa ranchera que dice: “Yo creí que eras sinceroooo”.
Y decir como dicen los choferes de Vélez: “Me fui en volqueta y me di en la jeta por pendejeta”. Vaya y que dios lo perdone Enriquito, que yo me voy para donde Petrico.
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