Promesas incumplidas y tapen-tapen en vivienda
Jorge Enrique Robledo, Bogotá,
abril 25 de 2014
En todos los países se
construyen viviendas subsidiadas por el Estado. En Colombia ello ocurre desde
el BCH (1932) y el ICT (1939). Dichos subsidios obedecen a que muchos no tienen
con qué comprar casas o apartamentos que carezcan de aportes oficiales gratuitos,
recursos que también sirven para promover los negocios de la construcción
–tierras, materiales, capital financiero, constructores. Y son políticamente
muy eficaces porque aparentemente prueban lo mucho que quieren a los pobres los
mismos responsables de su pobreza: “Ustedes no saben que promovemos los TLC
–por ejemplo–, pero sí saben el nombre del partido y el número que hay que
marcar a cambio de darles o prometerles una casita”. El truco clientelista del
anzuelo y la carnada. Luego es una viveza presentar como si fueran una gran
cosa las viviendas con subsidios, cuando ello es apenas tan obvio como que el
Estado, con los impuestos de las clases bajas y medias que son las que los
pagan casi todos, gaste en salud, educación y vías. Son los detalles, entonces,
lo que hay que evaluarle al plan de las cien mil viviendas gratis de la
reelección.
Lo primero es señalar que la
política de vivienda aprobada en el Plan Nacional de Desarrollo no es la de las
cien mil gratuitas, proyecto que Santos solo le presenta al país en abril de
2012, ¡veinte meses después de empezada su administración! ¡Improvisaron con un
gasto de cuatro billones de pesos! Y lo hicieron cuando las cifras demostraban
que Santos no cumpliría su primera promesa. Leer más
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