Por Gerardo Delgado
Silva
En
tiempo no muy lejano, cuando fue Presidente el Señor Uribe Vélez, se puso de
moda hablar de fatiga industrial del país, para indicar el desánimo por la
inversión de capitales, todo como fruto del clima político y social, con para
políticos y paramilitares, con la entrega no solo a la violencia sino a la
pecaminosa especulación, y olvido de los proyectos a largo plazo, el rechazo de
lo que representara riesgo inevitable y, en síntesis, de todo lo que significa construir
con honestidad para el futuro.
Esa
fatiga material, es el reflejo de otra mucho peor, la moral, responsable de nuestros males de hoy. Porque nos hemos percatado que la fibra
indispensable, la del sentido ético, se aflojó, cuando no desapareció, como en
ese gobierno, lo que se aprecia por ejemplo en los genocidios eufemísticamente
llamados “falsos positivos”. Así mismo, las interceptaciones a los magistrados
y altas personalidades, los seguimientos a éstos, a sindicalistas y opositores
al régimen. La lucha sin frenos del Ex
Ministro Andrés Felipe Arias por el
enriquecimiento sin causa de sus amigos coaligados para estar en el poder.
Entre
tanto, el Presidente, ¿Le puso un valladar infranqueable a la marcha ominosa
del delito?.
Andrés Felipe Árias |
Las
famosas palabras de Talleyrand, sobre la ejecución del Duque de Enghien por los soldados de Napoleón: “Más que un
crimen, es una estupidez”. Podrían aplicarse
a muchos episodios de ese gobierno del Señor Uribe Vélez, con lívido demando.
El
tema de la corrupción ha invadido a todo el organismo nacional, y las artimañas de la politiquería han
horadado la estructura de todo el poder público en perjuicio del país y sus
instituciones. El señor Ex Ministro Arias, a través de Agro
Ingreso Seguro, pagó el apoyo a su futura campaña, desde el gobierno, con los
recursos públicos.
Es
indispensable e ineludible que un giro de ciento ochenta grados restablezca el
imperio de la ética, como lo está haciendo el Señor Presidente Santos, en la
conducción de los negocios públicos, ya que la sola legislación, si no se
cumple, es insuficiente para conjurar la intención dolosa, con la cual unos y
otros burlan las prohibiciones consagradas en los textos vigentes.
Se
requiere, de todos modos, que el espíritu de la Ley esté complementado por una
disciplina que se sujete al respeto que los principios deben inspirar para que
el orden social no se quebrante, ni el orden jurídico se resquebraje como hasta
ahora.
La
nación toda, está en la obligación de tener conciencia de que sin Dios, Ley y
Moral, no puede haber progreso, fe ante los desafíos y fuerza para sortear
todas las dificultades que se derivan de la corrupción.
Hay
muchas formas de corrupción. Lo que
implica en este caso del Ministro Arias es el pragmatismo puro. Adiós principios. El derecho no tiene cabida en estos pasos.
El
campo ha sido origen, escenario y víctima del conflicto armado que hoy define
la propiedad, los precios de la tierra y la ubicación del campesinado. El latifundio ganadero no ofrece trabajo
suficiente, y el campesino minifundista se muere de hambre. La ONU nos advirtió pasmada de la crisis
humanitaria.
En
conjunto, el país comienza a reconocer que la frágil institucionalidad política
y económica colombiana ha sido presa de los caprichosos intereses de para militares
– electores de Uribe -, y narcotraficantes.
Sin embargo, parece que todavía no existe una conciencia nacional de que
no se trata solamente del poder corruptor del narcoparamilitarismo, sino de la
irrupción en el anterior gobierno de un verdadero Estado de Facinerosos que se
cernió como una amenaza sobre todas las fuerzas sociales y políticas empeñadas en construir una Colombia
Democrática y que rechaza la operación impunidad que encabezó ese gobierno, en
relación con miles de crímenes cometidos por los desalmados paramilitares, que
contaron con el apoyo, la aquiescencia, o la tolerancia del Estado, enviando
desafortunadas señales al mundo.
“La
Corrupción es lo mejor de lo peor”, sentenciaban los romanos.
Sobre
tantas amarguras de diez millones seiscientos mil campesinos pobres, de un
total de doce millones doscientos mil compatriotas, surge la componenda del
Ministro Arias, quien convirtió la pobreza en simple dato estadístico, sin
rostro humano, ni compasión por quienes la sufren en amargo silencio. Se desataron sobre la Colombia Campesina las
furias del Averno, las humanas de los paramilitares y guerrilleros con la
siniestra política ya citada de los “falsos positivos”, la mentalidad
abominable del Ministro Arias, quien aumentó la desigualdad. También las furias de la naturaleza, por
igual destructoras, con impacto tenebroso que ha cortado en dos la historia
nacional.
Así
las cosas, lo que se contempló en el Ministerio de Agricultura del Dr. Arias,
fue la feria de los avivatos, las triquiñuelas rastreras de los altos bribones.
Y
bien. Agro Ingreso Seguro, no fue
diseñado para redimir ese ejército de pobres campesinos de la patria. Fue implantado por el Gobierno de Álvaro
Uribe Vélez, y diseñado por el Ex ministro Arias, para amortiguar – se dijo - ,
los efectos de los Tratados de Libre Comercio,
con los productores del campo colombiano.
Este
programa regula los subsidios a los agricultores y buscaba reformar el programa
de Desarrollo Rural con Equidad (DRE), como también, el Instituto Colombiano de
Desarrollo Rural (INCODER), que hizo entrega indebida de tierras a para
militares, como es el caso de Eleazar Moreno, alias “Comandante Jaime”, Jefe
Político del Bloque Centauros, quien admitió haber recibido tierras en la Finca
La Argentina de Puerto López, Meta.
Empero,
Arias contrató la administración del Programa Agro Ingreso Seguro, con el Instituto Interamericano de Cooperación
para la Agricultura (IICA), de
manera directa, eludiendo la licitación; otorgando beneficios indebidos a
terratenientes, con evidente detrimento del erario público.
Es
pertinente recordar, que la Revista Cambio de Colombia, en 2009, informó que
Agro Ingreso Seguro había entregado millonarios subsidios a
narcotraficantes.
En
este camino de hechos punibles, resultaron beneficiadas familias poderosas del
Magdalena Medio y Valle del Cauca, aportantes a las campañas de Uribe.
Es
el caso de la Señorita Colombia Valerie Domínguez. Se supo, que las tierras de
su suegro, fueron fraccionadas, para recibir más subsidios de los permitidos
por la Ley, entre otras prestantes familias beneficiadas, se encuentran los
Vives Lacouture, Lacouture Dangond y Lacouture Pinedo. En el Valle del Cauca,
María Mercedes Sardi de Holguín, prima del Ex ministro Carlos Holguín Sardi.
Frente
a éstos hechos punibles, tenebrosos,
gigantescos, la Corte Suprema de Justicia, con carácter independiente, soberano
e imparcial, sujetando su decisión a la Constitución y la Ley, profirió
sentencia condenatoria contra Andrés Felipe Arias bajo los cargos de Peculado por apropiación en favor de
terceros y Celebración indebida de contratos.
Lo
único que faltaba: al tétrico panorama de corrupción de Agro Ingreso, hay que
sumarle ahora, que según las noticias el señor Ex ministro Arias se evadió de
la acción judicial, como cualquier vulgar facineroso, lo cual es un símbolo de
escarnio y befa al orden jurídico, como también, un comportamiento contrario a
las normas éticas que rigen la conducta de la dignidad humana.
El
señor Uribe, entonces, aprovechó la coyuntura para conspirar abiertamente
contra la Corte S uprema, con
manifestaciones de inconformidad malintencionadas con respecto al fallo, que se
infiere, no entiende ni tiene porque entender.
Colombia sabe del desafecto que le ha profesado a la Ley y al Estado de
Derecho. Esto está enquistado en él, de
tiempo atrás.
El
testimonio de la historia ha demostrado que la peor desgracia que puede
acontecerle a un pueblo es la de destruir, desarticular o vejar a su justicia, porque se instaura la
modalidad malsana de hacerse justicia por mano propia que es la máxima
expresión de la anarquía y el desorden que imposibilita la anhelada paz.
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