Romper así la montaña es como
cortarse las venas
Autor: Jorge Ortiz Prada,
Movimiento Cívico Conciencia Ciudadana
La primera gran amenaza que
tiene el páramo de Santurbán hoy es la destrucción de su territorio en caso de
que llegara algún proyecto de minería a gran escala.
La empresa Minesa-Sociedad
Minera de Santander S.A.S.-, que de santandereana no tiene nada, es la que
lidera en pretensiones la explotación de oro, plata, cobre, manganeso y 50
elementos más que se encuentran en territorio de Soto Norte.
Minesa lleva varios días
convocando a las comunidades de California y Suratá, especialmente, con el
propósito de “socializar” su Estudio de Impacto Ambiental -EIA- que requiere en
el proceso para obtener su licencia de explotación en California.
Pero ha encontrado poblaciones
en las que sus habitantes no creen a pie juntillas el mensaje incompleto que la
empresa transmite. La empresa presenta bellezas de tipo económico y social, y
advierte que los daños ambientales son mínimos. Cuando se les indaga por las
características técnicas del proyecto, los funcionarios de la minera señalan
que no las pueden dar a conocer.
La gente en Soto Norte se
pregunta: ¿qué pasará con el agua si se construye un túnel de 10 kilómetros de
largo que la empresa necesitaría para transportar el material entre la mina La
Bodega, en California, y el sector conocido como Padilla, en Suratá? La misma
gente se contesta: se nos acaba el agua, se secan los nacimientos, se rompen
las corrientes subterráneas.
A modo de comparación, un
túnel de esa longitud sería mayor que el de La Línea, que mide 8.6 kilómetros.
Adicionalmente, para que se justifique la inversión de la minera, el túnel
tendría que tener un ancho mínimo de 12 metros, si bien las volquetas que
transportarían el material y que cargan hasta 300 toneladas, tienen un ancho
que puede llegar a ser de 6 metros, similares a las que se emplean en la mina
de carbón en el Cerrejón. La razón de estas dimensiones es simple: mientras una
volqueta lleva el material, la otra regresa desocupada. Las dos se encuentran
en determinado punto del trayecto y ello implica el ancho señalado o uno
similar.
Más grave aún, en opinión de
los californianos, es saber que no será el único túnel, sino que la montaña
será perforada de manera infinita, hacia los lados, hacia abajo y hacia arriba
en busca del mineral, así los taladros inicien su trabajo en la cota de 2.640
metros, como lo ha anunciado la propia empresa.
Por eso, la decisión de los
pobladores en Soto Norte es rechazar el megaproyecto minero. Con firmeza, mujeres
y hombres han cuestionado ante los ingenieros de la empresa las “conveniencias”
del proyecto y han rechazado las medidas intimidatorias que las mismas
autoridades comenzaron a ejercer contra los mineros artesanales de la zona que
buscan y rebuscan su sustento en minas de la región, en una actividad llamada
galafardeo y quienes la practican son denominados galafardos.
Al menos 30 mineros
artesanales o pequeños y medianos mineros se encuentran judicializados hoy por
esa práctica. De acuerdo con los testimonios de la misma comunidad, a los
galafardos se les plantea la posibilidad de declararse culpables de algunos
delitos para recibir como beneficio la casa por cárcel, situación que rechaza
la ciudadanía.
Mientras avanzan los procesos, cada día se siente y
evidencia un mayor rechazo ciudadano frente a la llegada de la gran minería.
Aunque la empresa MINESA siga convocando a los ciudadanos, y en las reuniones
se tomen fotos y se hagan videos para “demostrar” que se cumple con los
requisitos, estos ciudadanos anuncian de viva voz que no están de acuerdo.
“Romper así la montaña es como cortarnos las venas”, puntualizan.
MCC Movimiento Cívico
Conciencia Ciudadana
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