Los visitantes de Trump y la carta de Uribe
Horacio Serpa
No es mucho lo que se conoce de la visita de los doctores
Pastrana y Uribe al Presidente Trump, celebrada en los Estados Unidos el
viernes de pasión. Se comenta que hablaron del proceso de paz en Colombia y de
la situación en Venezuela, y se supone que los expresidentes fueron largos en
hacer comentarios, nada edificantes, sobre el Presidente Santos. A eso fueron.
Sería importante saber quién invitó a quién. Si Pastrana y
Uribe gestionaron la cita fue porque consideraron que era hora de ponerle
quejas al Mandatario Estadounidense. ¿Para ello colaboró el doctor Pinzón,
Embajador ante la Casa Blanca? Si así fue, ¿estuvo enterado de la diligencia el
Presidente Santos? ¿Santos autorizó esas gestiones para que fueran a hablar mal
de él? Ni de fundas. Por eso es dable considerar que los expresidentes tienen
sus amigos en esas altas esferas y no necesitaron ninguna ayuda oficial. Las
relaciones entre gente importante de la derecha son cercanas, efectivas, y
abren todas las puertas.
Pero que el menú de esa reunión fue carne de Presidente, no
lo dude nadie. Debieron calentársele mucho las orejas al doctor Santos, pues
los cuentos, con seguridad, fueron interminables. Lo menos que dijeron los
acusetas fue que Colombia se había vuelto un régimen represivo,
maduro-castrista, en el que la prensa está amordazada y las cárceles se
encuentran llenas de partidarios suyos a los que la satrapía santista mantiene
abandonados, a pan y agua. También le dirían que tenemos una nueva Constitución
hecha por Timochenko y que sus muchachos, fusil al hombro, recorren de lado a
lado la carreta séptima gastando a manotadas los dólares que acumuló el cartel
narcotraficante más poderoso del mundo.
Parece una caricatura, pero eso es lo que ellos dicen aquí, a
diario. Fue la misma cantaleta de la carta al Congreso Norteamericano. Que
Colombia es una Venezuela al cuadrado, que el Presidente Santos es un
usurpador, que no tienen garantías para oponerse al neo-comunismo y que el
proceso de paz es solo un embeleco que se ha utilizado para aumentar el
narcotráfico y destruir a nuestra patria inmortal.
El expresidente insiste en que el gobierno usurpó el mandato
ciudadano y escamoteó los resultados que en el plebiscito negaron el Acuerdo
con las Farc. Mala memoria. La misma noche plebiscitaria los partidarios del NO
salieron a decir que también estaban por la paz y requirieron unas modificaciones
al documento de La Habana. Hubo muchas reuniones, a ciencia y paciencia de
todos, y finalmente se estructuró un conjunto de propuestas que fueron
discutidas en la Mesa negociadora, las cuales se aceptaron casi en su totalidad
Se hizo un nuevo Acuerdo.
Lo único que no se aceptó fue la orden de que se metiera a la
cárcel a todos los guerrilleros sin ninguna clase de análisis y que nunca
pudieran participar en política. Vale decir, los puntos vitales, según
experiencia internacional, para poner fin a un conflicto armado interno. ¡Así
no se puede!
Bogotá
D.C., 17 de Abril del 2017.
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