La migración venezolana
Columna Institucional de la Fundación Participar
E-mail: fundparticipar@yahoo.es
Posiblemente el fragor de la
contienda electoral, en desarrollo, nos ha impedido percatarnos de la magnitud
del impacto social generado como consecuencia de la desbordada migración
venezolana hacia Colombia. Los que manejan esta información hablan del ingreso,
a la fecha, de aproximadamente seiscientas mil personas, quienes
desesperadamente buscan comida, medicamentos y libertad. El asunto comporta una
gran complejidad: razones de orden humanitario nos imponen el deber moral de
brindarles solidaria asistencia, circunstancia que inevitablemente estimula el
ingreso de nuevos migrantes, que se sienten atraídos por un país que los acoge
y les ofrece una oportunidad de vida digna; lo cual demandaría cuantiosas
inversiones, que no están a nuestro alcance, menos cuando asistimos a un fenómeno
de incidencia regional, que concierne a todos.
Como siempre, fiel a su estilo
ambiguo y calculadamente silencioso, en función de su proyecto de paz, el
gobierno nacional llega tarde a encarar semejante problemática; solo cuando las dificultades lucen salidas de
cause, el Presidente anuncia medidas
tendientes a: preservar la seguridad en la frontera; la creación de un centro
de atención con capacidad para 2.000 personas; el diseño de un nuevo sistema de
identificación de los venezolanos, con la exigencia del pasaporte, entre otras.
Sus inconsistencias son ostensibles: 2.000 albergues para millares de
migrantes; pasaportes expedidos por la dictadura, como si fuese necesario su
beneplácito.
El flujo migratorio y su crecimiento
exponencial, permiten predecir la incapacidad del país para absolverlo sin
comprometer su propia estabilidad social. Entonces, preguntamos: ¿qué ha hecho
el Presidente para convocar a sus colegas de Suramérica, en procura de una
solución regional?, porque la lastimosa crisis humanitaria que padece el pueblo
venezolano terminará irradiándolos a todos; es impostergable acordar los cupos
migratorios que cada uno de ellos debe
asumir.
A propósito de nuestras elecciones,
es oportuno preguntar a los aspirantes ¿cuál es su propuesta concreta para
afrontar el drama social de los vecinos, que ya perforó las
fronteras?
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