Por Bernardo Socha Acosta
Con la nueva Reforma
Tributaria que el gobierno pretende que el Congreso de la República apruebe,
Colombia estaría a un paso de convertirse en la nueva Venezuela. Y entenderlo
es muy sencillo. Si el 80% de los productos de la canasta familiar quedan
gravados con el IVA, el consumo de esos productos bajará irremediablemente. Óigase
bien, el CONSUMO disminuirá porque las familias no tendrán capacidad de compra,
y si no hay igual demanda en el mercado de esos productos por el gravamen del
IVA, pues lógicamente no se venderán y los comerciantes tendrán que no volver a
adquirirlos porque no se venden al mismo ritmo que antes. Entonces la fuente
primaria (el campo) tendrá que dejar de producir artículos que no se venden y
el resultado será el temible fenómeno del hambre que comenzará a rondas las ciudades,
escasez que desesperará a los más pobres
de las ciudades, que no tendrán otra alternativa que emigrar a otro país donde
se esté produciendo para encontrar alimentos. Pero ese no será el único
problema, habrá otra situación que será el orden público generado por los
fenómenos la inseguridad, y de la violencia no solo guerrillera, sino la
violencia que generan los que pasen a integrar las franjas de la MISERIA o pobreza extrema.
Ya los gremios del país que son
consecuentes de cómo se maneja la producción nacional, lo han advertido, pero
parece que la ignominia contra el pueblo
colombiano y especialmente contra
las clases bajas y media es la consigna del gobierno, consigna que parece más una teoría dictatorial,
que la cacareada democracia de un país víctima de todas sus riquezas, al que
solo los impuestos contra el pueblo son las fórmulas para reponer los saqueos que
buena parte de la politiquería a través de los contratos
y otras artimañas se roban y la disfrutan de frente a los ciudadanos.
Y aquí si habrá necesidad de confían
en la sensatez y respeto popular de Representantes y Senadores que el pueblo ha
elegido para que lo represente en esa gran junta directiva de gobierno que 10 millones de ciudadanos de buena fe escogieron. Entonces
el Congreso de la república tendrá la última palabra y si no se remedia ese FANTASMA que el gobierno a través de un Ministerio cuestionado por sus antecedentes, preparó
con desaforada fanfarronada y apetito de arruinar a los colombianos de más
escasos recursos.
De pasar ese proyecto de Ley de Reforma Tributaria, al que le ha puesto una máscara para engañar irrespetuosamente a los colombianos, (ley de financiamiento) el pueblo tendrá que prepararse para afrontar el cuatrienio más negro y azaroso que haya vivido un
pueblo, después del intento alcabalero de la Corona española, en 1.781, cuando
Manuela Beltrán rompió el edicto fijado en el Socorro con la nueva tabla
tributaria, hecho que dio inicio a la Revolución de los Comuneros. Y si el proyecto
de Ley pasa tal como fue redactado por el Ministerio de hacienda con la
anuencia presidencial, los colombianos con qué ánimo quedarían para unas nuevas
elecciones… Habrá que ahitar la idea para que ningún politiquero vuelva a las
plazas públicas con promesas ignominiosas, mentirosas y de burla contra un
pueblo cansado de las pretensiones por el abusos de poder.
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