Pretender negar,
o ignorar, que los colombianos necesitamos
mejorar los procesos de prestación de los servicios de salud, es cerrar los
ojos a la realidad y convertirse en
sordos del clamor de tantos pacientes que hoy sufren las deficiencias de un sistema
ya anacrónico.
Y, también entendemos
las obvias razones que tienen esos dirigentes que se oponen a mejorar la salud,
porque no quieren desagradar a su jefe o patrón, pero están defendiendo una ley
que si bien transformó la salud en su época, hoy es una norma que con cerca de 30 años, resulta obsoleta e
inaplicable, y solo afecta gravemente a los que necesitamos de la atención
salud. Se trata de la ley 100 de 1.993 que ya está desactualizada, rancia y
mandada a recoger. La ley 100 de salud, frente
a los procesos de crecimiento poblacional, avances tecnológicos y avances en la
medicina, es urgente reformar como lo ha planteado el actual gobierno. Por qué
oponerse a mejorar las cosas que ya están ocasionando tropiezos en la
prestación del servicio. Esas actitudes negativas podrían interpretarse no solo
como retrogradas, sino como una actitud de defensa de lo malo, y presuntamente la
defensa de un negocio que podría estar
beneficiando a unos pocos. O, por qué esa férrea oposición… ¿por simple y equivocada
interpretación de respeto a quienes formularon esa ley? Pues eso debiera representarle a esos congresistas,
o mal llamados padres de la patria, el rechazo popular para próximas contiendas
políticas e impedirles que vuelvan al congreso. Quien se oponga a las propuestas que buscan
mejorar los servicios a la población, no debe estar en un escenario donde se
formulan las leyes, y menos estar devengando una jugosa mesada, o sueldo que
paga el pueblo y para, qué. ¿Para mantener
a unos representantes y senadores que a medio descuido meten la zancadilla para
burlarse de sus electores? Bastante osados los ciudadanos que los eligen.
Es innegable
desde cualquier punto de vista que la salud para los colombianos hoy resulta un
calvario.
Un solo
ejemplo de tantos, puede ilustrarnos de la necesidad de una mejor atención. Ese
ejemplo es cuando un paciente debe acudir hasta 4 o 5 veces a la EPS para
conseguir un insumo o medicina, ya sea porque se lo negaron, o por error de sus funcionarios que no están
capacitados para tramitar los documentos que manejan internamente y entonces el
pagano es el paciente.
Esta denuncia
es real y la podríamos sustentar en cualquier momento y ante quien la necesite
para conocer la realidad del calvario que tienen que padecen centenares de pacientes.
Y esta
posición de algunos congresistas, obedece al cansancio que muchos de ellos, herederos
de grandes fortunas y otros cansados de hacer lo mismo, quieren ufanarse del
equivocado poder que ostentan, con dominación popular.
Esa despectiva
actitud contra la población colombiana más necesitada, la están demostrando
algunos congresistas y sus cortesanos, porque no son capaces de disimular la
ira y la envidia, cuando otros triunfan contra sus intereses mezquinos con los
que han ejercido su dominación política.
Entendamos
que hoy la salud debe ser un servicio moderno y oportuno, porque para eso sufragamos
las cuotas mensuales.
bersoa@hotmail.com
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