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jueves, 12 de diciembre de 2024

El proyecto no se le cayó al gobierno; se le cayó al pueblo

Así le pagan las mayorías del congreso de la república al pueblo que los eligió

Por Bernardo Socha Acosta
Nadie tenía en su agenda de fin de año, que los “honorables” congresistas fueran a sorprender a los sectores más necesitados de Colombia, con un inesperado regalo NAVIDEÑO. Así le paga el diablo a quien bien le sirve.

Si, un regalo representado en la peor BOFETADA que colombiano alguno haya recibido de uno de los “grandes” poderes públicos, donde se hace lo que le convenga a sus integrantes y a quienes amasan grandes fortunas y posiblemente financian las campañas políticas que hoy mantienen a esos congresistas en el poder, olvidados de quiénes los eligieron.

Quiénes son los damnificados de esta absurda decisión

Pues nada más que los sufridos usuarios de la energía de la región Caribe, el deporte, los campesinos que necesitan contar con maquinaria para arreglar las vías terciarias; los pensionados, los subsidiados de la salud entre otros. En esta lista hay una interminable franja de la población damnificada por esa decisión de los PADRES DE LA PATRIA. Son muchos más los sectores afectados, como la población vulnerable

Es que, las llamadas mayorías de representantes a la cámara y los Senadores, que el pueblo en mala hora eligió dio el peor golpe a muchos colombianos.

Y para los colombianos que no están muy al tanto de esta otra TRAGEDIA, pues les decimos que, las mayorías de congresistas TORPEDEARON y sepultaron un proyecto de Ley denominado de Financiamiento que creaba mecanismos para arbitrar recursos que serían destinados a esas necesidades que afectan más a los sectores marginados de la mano oficial. Los CONGRESISTAS mayoritarios, sepultaron la iniciativa porque creaba tributos dirigidos a los sectores que manejan los inmensos capitales y que son los que muchas veces pagan menos tributos, comparados con los que paga el pueblo, por, ejemplo en el IVA, donde está, una de las peores injusticias, porque la población vulnerable tiene que pagar ese tributo si quiere comer.

Por eso, hoy los damnificados, no son solo los que la naturaleza con los fenómenos naturales ha dejado en la miseria, sino otros sectores como los millones de usuarios de la energía de la Costa CARIBE y los usuarios de los servicios públicos (estratos 1-2 y 3) que recibían un alivio a través de un subsidio. Pues por decisión de esos CONGRESISTAS en adelante tendrán que pagar las tarifas plenas, todo por el FLAMANTE REGALO de esos voceros del pueblo que devengan mensualmente MILLONES Y MILLONES DE PESOS, con un trabajo que solo va en detrimento de los colombianos.

Y muchos se les llena de agua la boca ignorantemente diciendo que se le cayó el proyecto al gobierno. El proyecto no se le cayó al gobierno (Brutos). Se le cayó el proyecto a los colombianos, que era una iniciativa social y estaba orientada a beneficiar muchos sectores populares. Ya no se beneficiarán, sencillamente porque hay unos congresistas que así le pagan a quienes erráticamente los eligieron. Y téngalos en cuenta para las próximas elecciones. Y si quieren premiarlos, elíjanlos y si quieren olvidarlos, pues ni recordar sus NEFASTOS NOMBRES y menos aquellos ilusos que dicen ser precandidatos presidenciales. Sería un pueblo de masoquistas, si los premiara con su voto.

El fuego amigo y la debacle ética del petrismo

Mario González Vargas
Todo parece indicar que el gobierno del cambio se ha complacido en el ejercicio de procurar el paroxismo de los defectos y pecados que han venido envenenando el ejercicio de la política y deslegitimando el accionar de las instituciones del régimen democrático. Sin dubitaciones ha caído en el uso permanente de las herramientas que solía combatir y descalificar en el ejercicio de la oposición, sin sonrojos, pero valido del rabioso entusiasmo que semejante piñata despierta entre sus incompetentes activistas hoy encumbrados en el gabinete presidencial.

Los cupos indicativos, ideados por Juan Manuel Santos, desde el ministerio de hacienda, para permitir el canje de dineros por gobernabilidad, se incrustaron de manera progresiva en las relaciones del ejecutivo con el congreso hasta alcanzar los niveles delincuenciales que han minado la democracia y hoy estremecen la contrita conciencia ciudadana. La práctica recurrente de ese artificio se deshizo de toda confidencialidad porque se fue convirtiendo en herramienta de elegibilidad a las instituciones de elección popular y en instrumento necesario de gobernabilidad del ejecutivo que con el tiempo alteró la ética, el equilibrio de poderes y la propia independencia de los poderes del Estado.

Petro no tardó en identificar los constreñimientos que suponían la continuidad de cierta tecnocracia, que aún se resistía a los continuos embates de los usufructuarios de las nuevas destrezas, y procedió a su progresivo desmantelamiento en las instituciones del estado en las que tuviera oportunidad de intervenir, ministerios, y planeación nacional, que hoy extiende a las entidades adscritas y vinculadas a los ministerios, con el deleznable argumento de que “la técnica neutra, vuelta tecnocracia, solo es un engaño mental, no es más que poder de los más ricos de la sociedad y del mundo”.

Con pocas excepciones, los ministros y las cabezas de los organismos del estado son predominantemente reconocidos activistas, con equipos que se les parecen, inexpertos que solo comprenden los soliloquios del presidente e ignoran la complejidad inherente a sus tareas y el peligro que los circunda en cada decisión que les corresponda, y del que suelen percatarse cuando son llamados por la justicia. Con ello, solo se ha logrado introducir conductas que se pretenden legitimar y justificar con las promesas del presidente, así sean violatorias de la ley y acreedoras a las sanciones que para tal efecto contempla el ordenamiento jurídico. A nadie debe extrañar esta situación si el propio presidente estima que su ministro Bonilla resultó víctima del “mismísimo sistema político y de un relato periodístico que “busca destruir alternativas políticas”, esguince con el que pretende ocultar la avasalladora podredumbre que se esparce por gran parte de las entidades del gobierno del cambio.

El desastre ético que alimenta la hecatombe y amenaza el desempeño de muchas de las agencias del gobierno, ha desatado un fuego amigo, que no se logrará extinguir con procedimientos como el que tiene hoy a Benedetti en la oficina contigua a la del presidente. Por el contrario, aunados a las confesiones de Olmedo López y Sneyder Pinilla, se verán replicados en otras dependencias en una migración que parece incontenible. A los testimonios de Sandra Ortiz y María Alejandra Benavides se sumarán muchos otros más, en búsqueda de beneficios procesales, así como señalamientos inesperados, pero repetitivos, como los del exministro Bonilla que abrió fuego amigo contra el ampliamente cuestionado presidente de Ecopetrol y el hijo adoptivo de Petro, recogiendo sindicación ya conocida pero aún huérfana de confirmación judicial.

Tardías las advertencias del embajador en Londres, curtido en el manejo de estos escenarios, que reclama poner fin a un ejercicio que califica de autodestrucción, como si fuera a estas alturas posible, cuando ya se ha caído en las deleznables prácticas políticas que ataño se denunciaban, magnificaban y se acompañaban de estallidos de violencia para pavimentar el sendero hacia el poder. La apurada propuesta de Petro de un pacto por la transparencia total resulta una distracción similar a la inalcanzable paz total. El país clama por el rescate de la ética como pilar insustituible en el ejercicio del poder, indispensable a la legitimidad del régimen democrático y reto imprescindible para la restitución de sus valores que exige capacidad de innovación y mayorías que la respalden.

viernes, 6 de diciembre de 2024

La monstruosa práctica de la política corrupta

La amenaza de hábiles y tradicionales ladrones agazapados en falsa pulcritud

Por Bernardo Socha Acosta
Hoy cuando por fortuna se destapa uno de los más peligrosos monstruos que nos venía envolviendo en los últimos años en las garras de la ambición, poder y codicia, como es la corrupción, los padres o tutores de ese agazapado monstruo tratan de lavarse las manos para aparentar ante sus simpatizantes o mejor los colombianos, una falsa pulcritud, utilizando hábilmente medios de comunicación.

Una falsa pulcritud que solo se oculta tras las máscaras de la envidia, la trapisonda política y la sombra maquiavélica que esconde el afán por volver a recuperar el manejo del estado porque no se resisten haber perdido la gallina de los huevos de oro que representan los colombianos con el pago de BILLONES Y BILLONES por impuestos que no se reflejan en cuantía equitativa por culpa de esos millonarios desfalcos.

Gracias a los investigadores que lograron descubrir en este gobierno, que en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres – UNGRD - se escondía desde hace varios años, uno de los más peligrosos y viejos engendros convertido en bestia humana que devoraba el presupuesto nacional y que enriquecía a los más encopetados funcionarios, no solo de esa entidad, sino de otras ramas del poder, (y muchas) de una manera cómplice, razón por la cual nadie se denunciaba y así seguía el circulo vicioso campante, como un agresivo cáncer que venía socavando las bases económicas y morales del país. Ese cáncer solo se ve reflejado en el desempleo, el hambre, la inseguridad y la violencia que hoy agobia a Colombia, todo por esos malditos corruptos, que no solo estaban en la UNGRD, sino que se encuentran camuflados en muchas otras importantes entidades de todas las ramas del poder, como la peor amenaza para los colombianos.

Y como esas “ganancias” del asalto a los recursos del estado, beneficiaban a muchos cómplices, pues nadie tenía la valentía de hacer las denuncias, (en la UNGRD) hasta que llegó este gobierno y los descubrió porque ellos tenían sus fichas ahí para seguir cometiendo sus asaltos disfrazados y al amparo de los fenómenos naturales. Así transcurrieron largos años y nadie se percataba del inmenso robo.

Pero, para infortunio de los colombianos esos tutores de la arraigada corrupción, siguen actuando con la misma mala intención y mala fe para enlodar a funcionarios actuales y se rasgan las vestiduras en un ABERRANTE comportamiento que solo cabe en los ladrones de cuello blanco, para tratar de convencer a la opinión, de que ellos son los buenos y otro son los malos. Y por desgracia esos ladrones de cuello blanco que hoy hacen contradenuncias para sacudirse de la pestilencia corrupta, son más escuchados por algunos grandes MEDIOS DE COMUNICACIÓN, a quienes les abren sus canales para que sigan fortaleciendo su malintencionado juego ilícito. Hay algunos periodistas que se dejan engañar de esos falsos pulquérrimos y así lamentablemente siembran dudas y cizaña para posar como blancas palomas.

Los corruptos son los lobos más sanguinarios que tienen arruinado al país, y se disfrazan con piel de oveja, y así actúan para apoderarse anualmente de algo más de $50 BILLONES según cifras reveladas la Revista Portafolio. Es un dinero que pagamos los ciudadanos por impuestos y se lo roban esos delincuentes amparados por una cáfila de fracciones políticas hábilmente preparadas.

Si no se hubiera hecho ese hallazgo (el robo en la UNGRD) habría terminado el actual gobierno y seguramente los peligrosos politiqueros (diciendo que ellos son los buenos y otros los malos) se harían apoyar por el pueblo con argucias, patrañas y sofismas para recuperar el poder y seguir apoderándose del fruto del trabajo de los colombianos. Ahora, de los electores dependerá que el país después de 2026, siga transitando por piso firme, o por el contrario, navegando en la falsa ilusión que trae la politiquería y que finalmente conducirá al país al abismo de la destrucción, por hambre y violencia, como ya parece desembocar nuestra Colombia.

Las amenazas de un rampante globalismo

Mario González Vargas
No sorprende el pronunciamiento del secretario adjunto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el que reitera su inconformidad con las decisiones de la Corte Constitucional colombiana en las que “persiste la sanción de inhabilitación o destitución de funcionario público democráticamente electo por vía de autoridad administrativa y no por ‘condena, por juez competente, en proceso penal, contrariando el artículo 23.2 de la Convención Americana y su objeto y fin".

Esa norma, que fue introducida a las volandas y casi que subrepticiamente en la Convención en tiempos de gobiernos militares en gran parte de los países de las Américas, además de anacrónica y desueta, se ha convertido en ley incontrovertible, inapelable e inmodificable, que hace parte de un proceso de expansión y sometimiento de los países a un globalismo feroz que se ha venido consolidando en los distintos organismos internacionales y que constituye el mayor desafío a las instituciones democráticas de sus países miembros. Vano sería combatirla con acomodamientos o interpretaciones jurídicas propias de los estados-nación, sin entender que lo que está en curso es la imposición de una legitimidad globalista, encarnada por una tecnocracia elitista, no elegida, sino conformada por cooptación, supuestamente filantrópica, que apunta a la gobernanza de un mundo diseñado a la usanza de un saber técnico y científico que suponen no hallarse al alcance de las instituciones de la democracia. Hoy los miembros de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) y de la CIDH, si bien son postulados por los estados miembros, resultan escogidos por un panel de expertos, no previsto en la Convención, agentes ajenos a la voluntad de los estados miembros y que obran de conformidad con unos estándares diseñados por ellos mismos. La única excepción a ese procedimiento se logró con la elección a la CIDH del exmagistrado de la Corte Constitucional colombiana, Carlos Bernal Pulido, que dignamente rehusó someterse a ese procedimiento.

El globalismo, tan caro a los progresistas, se nutre de una concepción colectivista y totalitaria que exige una nueva ingeniería social que prescinda del pueblo, y cuya omnímoda voluntad condicione la legitimidad del poder y exija nuevas instituciones habilitadas para crear un ordenamiento jurídico para todos los ciudadanos del orbe. Esa maltrecha utopía parece haber perdido gran parte de su ímpetu en un presente que, por incierto, confía en la democracia como depositaria de la soberanía de los pueblos. Se observa una recuperación del estado-nación y de la soberanía que le es consustancial, como lo atestiguan las crisis e incapacidades que padecen las organizaciones internacionales que tendrán que volver y adaptarse a su papel primigenio de instrumento de colaboración para la paz y el desarrollo que han venido olvidando como consecuencia de la marchita pretensión de diseñar un mundo ajeno a la voluntad del “demos”. Las elecciones al Parlamento Europeo que arrojaron amplia mayoría de quienes reivindican la soberanía de los estados, y los resultados de los comicios que se han venido celebrando en Europa y los Estados Unidos constituyen inequívoca demostración de la primacía de los valores fundantes de las democracias y una confirmación de las ventajas que depara su ejercicio democrático.

El secretario de la CIDH tendrá que entender que las ordenes que imparte para que se modifiquen los ordenamientos constitucionales que consagren la supremacía de instituciones y burocracias apátridas con pretensiones de ignorar la voluntad de las naciones, lo condenan a arar en el desierto. Las constituciones son el alma misma de cada pueblo y la historia de sus crisis y dificultades. Por ello son diversas, pero no incompatibles, y ejemplo, si lo que se quiere es el fortalecimiento de las libertades y de los derechos que de ella se derivan.

Cualesquiera que sean los retos que depare el futuro difícilmente podrán ser resueltos sin el apoyo de la creatividad que dispensan las libertades y sus capacidades para resolver sus encrucijadas, apacentar la paz y fortalecer la cooperación internacional.

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