La nueva etapa política es cambiar a todos los congresistas amos y señores de la corrupción
Los medios de comunicación, aparte de informarnos del diario vivir, (muchas veces trágico) nos proporcionan luces para comprender por qué el país está en las condiciones nefastas en las que se encuentra y nos muestran aún los peores abismos por los que tendremos que pasar si no hay un oportuno giro de la política que se maneja desde los más altos escenarios del estado.
Y es preocupante, por decir lo menos. La cruda violencia que estamos padeciendo, es apenas un preámbulo de lo peor que está por venir, si la política TRADICIONAL sigue pretendiendo manejar al país a su arbitrio. O si no, porque vemos cada día más grupos rebeldes y hasta, masivamente jóvenes sumándose a ellos.
Lo que conocemos como guerrillas que protestan contra el estado, se fortalecen a medida que el poder se pretende concentrar en lo que conocemos como la rama legislativa, o el Congreso de la república, donde la hegemonía de los partidos tradicionales y sus apéndices pretenden imponer su voluntad y desaprobar iniciativas que buscan el bien común. Ya los congresistas -pagados por el pueblo- no parece trabajar por los colombianos, sino para sus intereses. Cada vez que habla por los medios un jefe político para fijar sus consignas, producen repugnancia. Demuestran que no han podido superar las derrotas en las urnas y entonces se desquitan con los 50 millones de habitantes, cargando así más tensión en el inconformismo social, que finalizará con más protestas populares como ya lo estamos viendo, en las cuales se mina aun más el resentimiento popular.
Y no es que a nuestro parecer los congresistas de la oposición tengan que aprobar todo lo que les presenten, porque entonces para qué sería esa rama del poder y dónde estaría el sentido de la existencia del congreso de la república, pero, es que en estos momentos tanto SENADORES como Representantes a la Cámara de los grupos dominantes, están en una actitud desafiante, no al gobierno, es a los colombianos, en la que sobre ellos nada se podrá hacer, tratando de arrodillar al gobierno, y lo que están es obligando al pueblo a reaccionar.
Y, a propósito, no puedo dejar pasar una perla de un periodista nacional que le preguntó con tendencia politiquera a un Senador, de los que le sigue instrucciones al señor Gaviaria. Dijo el periodista: “¿van a darle otra OPORTUNIDAD AL GOBIERNO con el proyecto de la salud?”… Qué estaría pensando el periodista… dentro de su actitud tendenciosa. Es que, si la reforma a la salud u otros proyectos se hunden, no es el gobierno el que pierde, el que pierde es el pueblo colombiano; el gobierno termina su mandato y el presidente puede irse del país y dejarle a quienes quieren devorarlo, que lo destruyan y que esclavicen al pueblo (si se deja).
Pero es que las noticias nos muestran en cada emisión, que unos cuantos grupos políticos, parece pretender irrespetar a Colombia con su arrogancia y deseos de hacer lo que a ellos les plazca, porque insisten en legislar, no para el bienestar nacional, sino en pro de sus avaros intereses.
Si los fervientes deceos de algo más de 11 millones de compatriotas por lograr cambios sustanciales en la política colombiana, son vulnerados por las clases dominantes de los partidos, que siempre han promovido la violencia en el país, las cosas empeorarán.
Es posible que estos padres de la patria, estén aplastando la GALLINITA de los huevos de oro… Claro que ellos ya no pierden nada. Pierden los colombianos, porque ellos ya lo tienen todo con lo que han usufructuado del país. Es que devengar salarios superiores a 34 millones de pesos mensuales ($34'417.000, es decir 34 salarios mínimos,) no es cualquier limosna. Y a eso hay que sumarle otras prerrogativas que salen igualmente de los impuestos de los colombianos. Por esos se oponen a los proyectos de ley que buscan un mínimo de equidad social.
El congreso de la república pierde aun más credibilidad, a medida que los políticos de las viejas mañas imponen su ley de capricho.
En este sentido, no parece que haya mucho por hacer, para liberarnos de esa clase política dominante y lo que nos toca por el momento es, prepararnos para darnos el sentido pésame, por la muerte de los viejos deseos frustrados de tantos compatriotas, e iniciar una nueva etapa nacional, cambiando definitivamente a esos congresistas amos y señores de la corrupción. bersoa@hotmail.com